Era una mañana lluviosa y Adrien estaba en la casa de Nino pasando su tarde libre.

Por la lluvia, el maestro de chino de Adrien no pudo asistir a dar clases, por lo que le dieron la clase libre a nuestro Idiot... a nuestro rubio favorito.

El chico estaba en la mesa del comedor, esperando el plato estrella que su amigo le había prometido preparle.

Tenía que ser fabuloso porque Nino llevaba 4 horas en la cocina.

La puerta se abrió y con ella mucho vapor. Un cansado Nino salió finalmente por la puerta que daba a la cocina, con el platillo tapado con un tasón plateado.

Nino destapó poco a poco el tasón. Ganando la desesperación de Adrien.

Mientras lo destapaba salía vapor, cosa que le impedía ver el platillo. La baba de Adrien caía de a poco.

Ni cuando veía a Marinette vestida de croissant babeaba tanto.

Nino finalmente lo destapó completamente y el vapor se disipó.

La cara de Adrien fué indescriptible.

-¡4 horas esperando y me trajiste cereal con leche! Y lo peor ¡Leche fria!- dijo el chico intentando descifrar de donde salió el vapor que le impidió ver antes.

-Esque calenté agua y se me quemó, entonces me puse a llorar, luego me llamó Alya y tuvimos una llamada de 3 horas, después me acordé de ti cuando Alya me dijo Idiota y agarré el primer cereal que encontré- respondió honestamente.

Adrien no sabía que le molestó más, si ser recordado por Idiota o que Nino no le haya preparado nada.

-Nino ¡Tengo hambre!- gritó el rubio quien estaba claramente de mal humor.

Nino se estremeció al oir la palabra "hambre". Miró asustado a su amigo y con la mano le pidió que guardara silencio.

Eso desconcertó a Adrien.

Unas pisadas se escucharon por el pasillo, en ese preciso momento, Nino supo que ya no había nada que hacer.

Adrien despertó a la bestia.

-¿QUIÉN TIENE HAMBRE?- dijo dulcemente una señora de edad avanzada, un poco pasada de peso y con un mandil que decía "Nino ama a su abuelita".

-¡Él!- Nino señaló a su amigo con voz chillona extrañamente ¿Palido?

¿Por qué será? Solo era una dulce abuelita que se preocupaba por su nieto.

Adrien no entendía que pasaba en ese momento, pero sentía que Nino lo había traicionado gravemente.

La abuelita de Nino tomó del hombro de Adrien y lo dirigió a la mesa. Mientras eso sucedia, Nino se había quitado su gorra y bajó su mirada en señal de luto.

Okey, eso si preocupó a Adrien.
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Un palido Adrien estaba recargado en la superficie de la mesa con su estomago claramente adolorido viendo como su amigo lo veía de lejos sintiendose culpable.

Si se quería vengar de él por comerse su comida, pero ese era otro nivel.

-Mijo, te voy a poner otros 13 tacos- avisó la abuelita de Nino con una sonrisa amplia.

-Muchas gracias pero ya estoy lleno- dijo Adrien con un poco de dificultad para hablar pues estaba repleto, literalmente.

-¡Pero mijo! Escuché que tenías hambre, ademas solo llevas 18 tacos- dijo la abuelita mientras buscaba un poco de su salsa extra picante, misma que hizo cuando Nino la hizo enojar.

Adrien sintió como todo le dió vueltas y cuando se dió cuenta, ya estaba sobre el frio piso.

Nino corrió a ver al soldado caído, sus lágrimas calleron rápidamente.

Alya y Marinette iban entrando a la casa de Nino después de pasar la tarde en un spa de chicas.

Esperaban ver a sus novios y ver una pelicula los cuatro, pero al entrar quedaron desconcertadas con lo que vieron.

Adrien tirado en el suelo roncando, Nino siendo un mar de lágrimas y a una señora robusta haciendo tacos como si nada estuviera pasando.
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Despues de un rato.

Marinette y Adrien estaban dormidos en el sofá de la sala abrazados, mientras que Alya y Nino estaban sufriendo, siendo alimentados por la abuelita de Nino, quien tenía una chancla en su mano, justo cerca de la oreja del chico, motivandolo a comer más.

Continuara....

Jajajaja.

Mi abuelita es como la abuelita de Nino.

Cuando viene a visitarme, engordo como 3 kilos.

Y recuerden, no tomen coca porque les dañan los riñones ;D.