069

—Este número no se encuentra dispo...

—Mierda. —cortó la llamada, ya era miércoles, y aún no lograba comunicarse— Yewon, ¿dónde estás?

El mensaje de voz que fue recibidos el viernes por la noche, aún rondaba por su cabeza, valla que le dolió. Podía imaginar el brillo inconfundible de sus lágrimas, descendiendo por sus pequeños y hermosos ojitos color cafe, el timbre de su voz le resultó mucho más suave que de costumbre, entonces si, lo admitía, le atemorizaba perderla.

Él necesitaba verla para poder aclarar las cosas sin duda alguna.

Apresuró sus pasos para así poder acercarse hasta la sala directiva, quería corroborar si la institución estaba al tanto de alguna situación particular con la joven, desgraciadamente no tuvo suerte.

Sin perder mucho más tiempo, Yoongi decidió saltarse las últimas clases, no podia concentrarse, sus mensajes no eran contestados, ni siquiera vistos por la menor, las llamadas eran redireccionadas al buzón de voz... sólo quedaba un lugar antes de acercarse a su casa.

El sonido dulce y claro de la campana se hizo escuchar al mismo instante en que la puerta fue abriendo, volteó su mirada por toda la tienda en busca de aquella niña que le robaba el sueño, y lo inspiraba a crear líricas nunca antes pensadas, las mismas que nunca penso volver a entonar.

Pero sin resultado favorable, se dirigió hacia la caja, encontrando la mirada perdida del "cachorro" favorito de su pequeña.

—¿Sanha? —no lo negaría, se preocupó al verlo, el resultado de la falta de sueño en su semblante, sus ojeras y la palidez en su rostro lo delataban— ¿estás bien?

Negó— Hyung... —sollozo destrozado.

—¿Qué ocurre? —fruncio el ceño— ¿Sabes algo de Yewon? —al nombrarla, los ojos del contrario comenzaron a titilar y su pecho a bombear con mayor fuerza.

—Hyung... nonna, ella... —sollozo para soltar en llanto.

Veo el final en tus ojos, e inevitablemente, el dolor me sacude por completo, una vez más... acaso, ¿esto puede ser real?

••••••

—Vamos...

—No lo sé, Jungkook no estoy de humor. —respondio cabizbaja, pero sus manos fueron elevadas por las contrarias, para así poder acariciarlas.

—Se que estas mal por Yewon, pero debes confiar en que todo saldrá bien. Ey, —se agacho un poco para verla mejor— sonrie un poco, ¿si? —ella asintió.

—¡Chicos! —sonrio Tae, en un intentó de optimismo para acercarse acompañado de su novia, quien aún tenia sus ojos llorosos.

—Hola. —el pelirrojo volteó a ver a Yerin— ¿Estás bien? —asintió para sobar su nariz, no queria llorar más, pero no podía dejar de hacerlo.

—Vinimos del hospital... —Tae contuvo mediante un abrazó a su novia, Jungkook comprendió, y Eunbi soltó la mano de su novio para ir abrazar a su mejor amiga.

La pareja comprendía a la perfección el sentimiento de los recién llegados, era mutuo. Ayer por la tarde cuando ambos fueron a visitar a su amiga, no pudieron evitar toparse con su familia, y para ser honesta, el corazón de Eunbi termino debastado.

—Nos encontramos a Yuna y a hyung ahí... —balbuceo Yerin conteniendo el llanto.

—Ella estará bien, parece débil pero... es demasiado fuerte. —Jungkook intentó brindar ánimo para ambas, claramente no estaba funcionando por lo cual su amigo intervino.

—Escuche algo respecto a una salida... —comentó en busca de aminorar el pesado ambiente entre ambas.

—Si, el curso quiere salir a divertirse, trataba de convencer a mi novia para ir, creo que...

—¡Eso es lo que estamos necesitando! Niñas vamos. —sonrio Tae al captar la idea.

—No lo se, ratón...

—Amor, necesitas dejar de mortificar tu pobre cabecita, —volteo para acunar su pequeño rostro— ¿no tienes suficiente con tu pobre corazón?, sólo por un rato, ¿si? —ambas se miraron dudosas pero la insistencia de ambos jóvenes pudo más.

••••

—Ve por un café, yo me quedaré. —animo Hoseok, después de tanto incistir logró que ella se pusiera de pie y diera un último vistazo a la cama donde se encontraba su mejor amiga.

Para ser honestos, la noticia le tomo como balazo directo hacia el pecho, inesperado. Yewonie no sé merecía nada de lo que estaba transitando eso era una maldita obviedad.

Y es que verla ahí, recostada y ahogada con cada uno de esos tubos, máquinas y cables alrededor de la camilla, con sus párpados cerrados, impidiendo ver el hermoso brillo de su rostro, la estaba matando lentamente.

¿Por qué debía...?

—Yuna. —ese timbre lo reconoció a la perfección, solo había dado unos pasos fuera de la habitación, en medio de ese casi interminable pasillo sus ojos se encontraron. Al verlo de frente, no pudo contenerse.

—Jimin... —corrió hacia él para fundirse en un fuerte y desesperado abrazo— ella, ella no puede irse. N-no ella... —sollozos destrozados al fin lograron ser destrabados de su garganta oprimida, dicho sentimiento reprimido desgarro aún más al contrario.

—No lo hará, estas aqui para ella. —la rodeó entre sus brazos, acariciando su cabello, ninguna merecia lo que les estaba sucediendo. Yewon era un verdadero ángel, con todas las letras, Yuna por su parte, un amor de persona, no merecia revivir esto, no otra vez.

—Este triste hueco... me esta ahogando y-y no puedo... ¿por qué tantas amarguras? —logro atinar a negar con su cabeza mientras su pecho ardía profundamente, y en silencio contenerla en un abrazó mayor al anterior.

Unos fuertes pasos se hicieron escuchar, ambos voltearon para ver de donde provenían, una persona sin ánimos y deseos de continuar.

—Hyung... —susurro el menor.

—¿Dónde, dónde esta? —apenas recuperaba el aliento, se encontraba alterado, su postura en modo alerta, la respiración desnivelada, varias gotas de sudor recorrían su frente y nunca.

—Oppa... —los ojos de Yuna desgarraban a cualquiera con tan solo tener mero contacto con ellos.

Yoongi lo comprendió, paso de ellos para ingresar a pasos temblorosos hasta aquella habitación, encontrando a Hoseok sentado en una de las dos sillas cercana a la camilla.

—¿Hyung? —la preocupación invadió su rostro al instante en que se percato de la presencia de su mayor, este simplemente lo ignoró, no podia prestar atención a nadie más.

Sus ojos se enfocaron en aquella delicada flor, la misma que se encontraba recostada sobre la maldita camilla de un hospital, artefactos por doquier, invadiendo su cuerpo, brazos y rostro, todo su ser atrapados en un maldito limbo.

Un gran silencio lo invadió todo a su alrededor, no podía comprender aquello que decían los labios de Hoseok al moverse, sintió la caricia de una mano sobre su brazo bajo, era Yuna, la misma no dejaba de llorar, pero sus oídos no lograban interceptar el llanto.

Sus pies lograron moverse por si solos, a unos cuántos y escasos pasos cerca suyo, logrando así poder divisar cada una de las fuertes heridas predominantes en su delicado rostro, aprecio lo morado y quebradizos que se encontraban día bellos labios y sin poder contenerse acarició su cabello, entonces fue ahí, cuando lágrimas saladas brotaron de sus ojos, para sentir el hervor en sus mejillas.

La pena, la furia, la frustración, cada sentimiento que se encontraba abordando su pecho en ese preciso momento, se encontraban devorándole, lento y progresivamente. Destrozando todo a su paso.

—¡Yoongi!

—¡Hyung detente!

—Oppa...

Los gritos, el forcejeo que se generó entre los tres muchachos, el desconsuelo reflejado en el rostro de la menor ante dicha escena. Yoongi se desconectó de si mismo, y por segundo de arrebato, simplemente arranco y alejo con fuerza los conductores y maquinarias del cuerpo de su pequeña.

El escándalo advirtió a los enfermeros, quien tardaron poco en llegar a las corridas para evitar que el cuerpo de Yewon comenzara a colapsar mediante espamos y ataques cardíacos.

—Pequeña... —ambos amigos lo sostenían de cada brazo para que no avanzará e interrumpiera el labor de los profesionales— qui-quisiera brindar contigo, —susurraba por lo bajo— por todo aquello que ayer te dolió y, —su sangre hervía literalmente, sus puños eran oprimidos con fuerza y castigo— hoy ya no tienen mayor importancia...

—Yoonie, debes intentarlo. Por favor, tranquilo. —susurro la dulce y preocupada voz de Hoseok aferrándose con fuerza.

Por favor... te lo suplico... resiste.

••••••

El reloj marcaba las 00:45 am, el boliche era un caos, cada compañero reía y bailaba frenéticamente en medio del descontrol, pero Yerin y Eunbi se encontraban completamente ajenas a dicha fiesta.

Sus novios hacian todo lo posible por distraerlas, de tanto insistir Yerin accedió y salió a la pista de la mano de Tae, ambos empezaron a sonreír embobados al verse.

Sinb por su lado seguía en la barra con su trago en mano, Jungkook le sacaba plática para que dejara de volver a la misma situación, mientras el alcohol hacía de las suyas.

—JungKook deja de tomar, ya es demasiado... —pidió al verlo desenfrenado, pero recibió un beso como respuesta, lo cual la obligó a sonreír para remontar a verlo con preocupación.

Con cada sorbo, trago tras trago, uno detrás de otro, tal y cual lo predijo Eunbi, este terminó por emborracharse.

—Chicos... —se acerco a ellos en medio de la pista— nos iremos primero.

—¿Eh? —Yerin sonrojada por el alcohol fabricó un torpe puchero— ¿por qué? —hizo berrinche mientras Tae evitó que cayera, y la rubia miro al chico.

—Jungkook se paso de tragos, lo llevaré a su casa, por favor has lo mismo con Yerin. —ordeno y este asintió, ambos se despidieron, Yerin queria impedir que su amiga se alejara, entonces Tae rodeó su cintura en un cálido abrazo para balancearla de un lado a otro, ocasionando una estúpida sonrisa en ella.

Ambos jovenes esperaban un taxi, Eunbi sostenía fuertemente a su novio evitando que este cayera, al parar dicho auto, ambos subieron, ella indicó la dirección y el viaje fue en completo silencio.

Jungkook reía como tonto mientras jugaba con sus dedos en la ventana empañada del asiento trasero, haciendo todo tipo de figuras, entre ellas corazones rotos, Eunbi veía al pelirrojo con notoria desaprobación por su estúpida condición, este lo notó y recostó su cabeza sobre su regazo.

Se supone que ella debía despejar su cabeza de la horrible situación en la que se encontraba padeciendo su amiga, ya de por si haber aceptado ir al maldito antro con sus compañeros le resultó reprochable por su parte, pero ya era peor. ¿¡Por qué mierda se encontraba haciendo de niñera!?

—Sinbie~ —llamaba con un tierno ageyo que derretiria a cualquiera, inclusive a su corazón de hielo, un suspiró rendido ante tanta insistencia se escapó de sus labios y renunció a su frialdad por un segundo, para apoderarse con sus dedos de cada mechón rojizo que desprendía alborotado por su cabeza, este sonrió para acurrucarse mejor entre sus piernas.

—¿Por qué tomaste tanto? —cuestionó suavemente— idiota, ¿no debia haber sido al revés? —recrimino para recibir una risita como respuesta, de pronto, una pregunta rondo por su cabeza— ¿por qué rojo?

—¿Mhm? —musito aún con sus ojos cerrados.

—Tu cabello, ¿por qué ese tinte?

Ella amaba el rojo. —comentó con claridad, de pronto su semblanza decayo, era evidente que el alcohol hizo efecto, después de todo, seguía sonriendo como tonto.

—¿Ella? —repitio por lo bajo.

—Eunbi...

—¿Mhm? —musito en modo de pregunta, este negó sin bajar la comisura de sus labios.

—Jung Eunbi... —Sinb presto atención a cada una de las facciones de su rostro— ella era mi galaxia. —denotaba nostalgia, dolor, amor, amargura.

La rubia reconoció aquel sentimiento de ensoñación y su corazón valla que se encogió debido a el dolor.

¿De esto hablaba Yuna? e incluso... ¿Rinnie?

—Eunbi, mi Eunbi... —balbuceaba mediante algunos brotes de lágrimas para quedar por completo dormido.

Todo comenzó a dar vueltas en la cabeza de la menor, pero por sobre todo, sobre su pecho domino la incertidumbre y el estúpido estigma de comparación no tardo en hacer acto de presencia.

Lo único claro era el lugar que ocupó ella en su vida.

Su mejor amiga, por quien contemplaba el cielo nocturno en el campamento aquella madrugada.

La excusa que utiliza para dejarse caer en dicha etapa de rebeldía.

El resentimiento por el cual sigue sufriendo en silencio.

Ella no era ni más ni menos...

Que triste es querer a alguien que no sabe querer, pero aún más triste es el no poder dejarlo de querer.

—Creo en lo nuestro... —acarició su cabello mientras lo observaba en silencio.

Lucharé por ti, lucharé por nosotros, porque yo... Confió en ti.

... Que su primer gran amor.

Se que también lo harás, podrás soltarla. Solo debes intentarlo.

Ardió saber que cargaba con el peso de su mismo nombre de pila, pero sin deseos de continuar pensando, cerró sus ojos, evitando así aquellas lágrimas silenciosas próximas a caer.

•••••

Las semanas pasaban, Yewon seguía recostada en aquella cama, recibiendo visitas, pero principalmente, tres personas no lograban ser despegadas de su lado.

Yoongi la cuidaba sin descanso alguno, incluso habló con sus padres para quedarse en su lugar y respaldar la guardia de la noche, podria decirse que ambos comprendieron la mirada del jóven, era indudable los sentimientos que poseía por su hija; recordaban las duraderas charlas que mantuvieron con ella, y realmente lo caracterizó bien. Su hermano mayor empezó a entablar una relacion con él, la familia Kim veía con ojos agradables al jóven, e inclusive lo consideraban familia al recordar los comentarios embobados de su pequeña.

Por otro lado Yuna, quien no se despegaba del lado de su madre, la señora Kim la veía como a una hija más y agradecía su cuidado, pero le pedia que también descansará, que cuidará su salud, más ella negaba, de igual modo lo hacía con Hoseok y Jimin.

Yuna no podía, no queria y no iba a repetir la historia, ella no estuvo para su amiga Eunbi en aquel entonces, esta vez estaría ahí para cuando Yewon abriera los ojos. Porque mantenía la esperanza firme.

Jimin, él se encontraba ahí por su nonna, pero por sobre todo para contener a Yuna, no debía ser muy inteligente para notar que sólo podía bajar la guardia a su lado, y aunque no lo entendia, seria su consuelo.

—Me quedaré.

—Oppa...

—Yuna, vamos a tomar aire. —pidió encarecidamente Jimin, a pesar de aquella resistencia, logró sacarla de la habitación, dejando a Yoongi solo con Yewon.

El mayor se encontraba haciendo leves masajes en sus piernas y manos, no quería que sus músculos quedarán rígidos. Se había tomado el tiempo de leer las formas en que podia tratar con pacientes en coma, debía tener tacto y calidad, hablarles servía bastante aunque sus ojos no lo vieran así, después de todo, ella se encuentra respirando, con ayuda pero lo hacía, solo era incapaz de moverse o responder a su entorno.

Para la mente vulnerable del joven, solo se encontraba en un largo y profundo mal sueño.

Las personas en dicho estado han perdido su capacidad de pensar y percibir su entorno, pero conservan la función no cognoscitiva y los patrones normales de sueño.

—¿Sabes? —sonreía triste al ver sus piernas inmóviles algo hinchadas por la retención— No soy de demostrar sentimientos, pero estoy lleno de ellos, recientemente lo he comprendido. Yo... sufro en silencio, amó con miradas y habló con sonrisas. —se encargó de estimular estas— recuerdo esa vez que te vi, no entiendo como no lo noté al instante... eres el reflejo que quiero mirar. —sobo su nariz— Eres la vida que me falta, por quien deseo continuar.

Decidió que era hora de taparala y asi lo hizo, volteó a verla y pudo ver una pequeña y diminuta sonrisa en sus labios, rápidamente se acercó a su rostro conmocionado.

—Yewon... ¿Yewon me oyes? —su voz se quebraba, ya habian transcurrido cuatro semanas sin recibir ningún tipo de respuesta por su parte, era desalentador.

Había leído que pueden ocurrir movimientos espontáneos y los ojos pueden abrirse en respuesta a los estímulos externos. Las personas pueden incluso arrugar el ceño, llorar o reír ocasionalmente pero no habia pasado, no hasta ahora, y que lo haya hecho con él, realmente lograba quebrar capa por capa su sensibilidad.

—Yewonie —tomó su mano para besarla y acariciarla— quiero un pedacito de tu cuerpo en mis sueños, un poquito de tu piel en mis besos. —relamio sus labios — sabes que odio bailar... pero quiero bailar contigo para no despertar —sonrio entre lágrimas— te diré toda la verdad. Tú eres a quien anhelo, y no aguantó más esta espera. —besaba su delicada mano— Me pediste una respuesta, ¿lo recuerdas? tengo la respuesta lista, abre los ojos para oirla, por favor...

Una lágrima recorrió la mejilla de Yewon, esto provocó dolor en el contario, quien lloró en silencio al verla cada vez más pálida.

Rápidamente la maquina comenzó a sonar con fuerza, desesperando a Yoongi quien no podia hacer nada más que gritar por los médicos, una vez llegaron lo sacaron de la habitación.

—¡Oppa! ¿qué paso? —Yuna se encontraba deseperada, Yoongi negaba sin poder responder, Jimin abrazó con fuerza a Yuna, el hermano mayor de Yewon se acercó corriendo hacia ellos, al ver a las enfermeras correr por los pasillos, se preocupó rápidamente.

—¿Qué paso? —palidecio al ver llorar a Yuna.

—¡Doctor, la paciente esta entrando en paro! —se escuho el gritó de una enfermera.

—¡No! —su hermano se abatato directo hacia la puerta de aquella habitación— ¡Hermana! —lloraba entre gritos desconsoladores, Yoongi y Jimin apenas podian retenerlo para que dejara avanzar al médico.

No pasaron muchas semanas para que la puerta se abriera y al fin dieran el pronóstico del nuevo estado de la menor.

—Lo lamentamos mucho...

—No, ustedes no pueden decirnos eso.

—Lo siento señor Kim.

—No... —la señora Kim se desvaneció en brazos de su hijo.

—¡Madre! —sollozo mientras la sostenia en brazos.

—Dijo que era normal, que fueramos pacientes, la condición de mi hija es delicada y podria pasar años hasta que abra los ojos... Lo sé, pero estamos dispuestos a esperar lo que ella necesite.

—Lo se, pero la condición de su hija se volvió más compleja...

—Doctor... —el mayor se abalanzo sobre la bata del médico— ¡doctor! —repitio con un timbre quebrado al ver la condolencia en los ojos contrarios.

—La paciente Ye won, lleva una gravedad alta en sus funciones cerebrales superiores —el llanto de la madre era desgarrador delante de los oídos del grupo profesional presente detrás de su superior.

—¿Qué nos está pidiendo? —indago llorando el padre— ¿qué renunciemos a nuestra hija?

Su hijo negó— La causa más común de muerte para alguien en estado vegetativo persistente es una infección, como la neumonía por ejemplo... —el muchacho se encontraba en su estadía como residente, comprendía el lenguaje y se negaba a lo limitada que podía resultar la medicina— Mi hermana aún tiene posibilidades... —sus ojos titilaban conteniendo las lágrimas— solo pasaron dos meses y medio, ¡algunas personas duran años! —el neurólogo asintió pesadamente.

—Pero el daño que sufre el cerebro después de un traumatismo craneoencefálico se debe... por una parte a la lesión primaria, esto es una contusión directamente relacionada con el impacto sobre el cráneo y por otra parte, a la lesión secundaria, aquella hemorragia que se desarrolla a raíz de la lesión primaria durante los primeros días tras el accidente y que puede conllevar graves consecuencias en el pronóstico funcional.

—¿Entonces...? —pregunto confundida la señora Kim.

—Su hija, según los estudios y el seguimiento médico... —bajo la mirada titubeando.

—¿Qué? —el neurólogo no quería decirlo, entonces fue el médico clínico quien tomó iniciativa.

—La señorita Kim cuando llegó podía respirar por si misma... —suspiro.

—Hable, por favor. —rogo encarecidamente el hermano, este volvió a suspirar con pesar para proseguir.

—La muerte es un hecho único e irreversible al que se puede llegar de dos maneras. Por cese irreversible de la función cardiorespiratoria, osea del corazón y pulmón... o por cese irreversible de la función cerebral, muerte del cerebro.

—¡No! —sollozaba su madre en brazos de su hijo.

—La muerte cerebral se produce cuando una persona tiene destruido todo el cerebro de forma completa e irreversible, con cese de toda actividad. Este no recibe sangre ni oxígeno y se muere. En estos casos los órganos pueden funcionar durante un tiempo si la persona fallecida está conectada a un respirador, que es el caso de su hija. —su madre negaba entre el llanto, mientras ambos hombres lloraban en silencio— Sin embargo, la función del corazón y del pulmón cesan si se desconecta el respirador.

—La muerte cerebral está aceptada como una manera de morir desde el punto de vista médico, ético y legal... —comento el segundo médico— se que es una decisión dolorosa pero... los criterios para determinar la muerte cerebral son muy estrictos médica y legalmente. 

—¿Nos dice... qué nuestra pequeña... ella esta... muerta?

Reverenciaron los tres médicos presentes que certificaron aquel veredicto, dos de ellos eran médicos del equipo que atendieron a Yewon a penas ingreso al hospital, junto a un neurólogo y residentes observando unos ligeros pasos detrás.

—Lo sentimos mucho. —se disculparon mientras recibian los golpes de una madre desesperada y abandonada por la ciencia.



—Aun no puedo creerlo...

—Amor~. —Tae la rodeo en un abrazó con fuerza.

—Hasta el dia se encuentra triste. —comentó Eunbi apreciando el cielo gris que cubría sobre ellos, Jungkook tomó su mano sin vacilar..

Por otro lado, Yuna se veía devastada, ya no tenia más lágrimas que derramar, Jimin no se despegó de su lado en ningún momento; Hoseok por su parte contenía a Yoongi, quien guardaba en silencio toda aquella rabia muy mal contenida que indudablemente, escaparía de su control y el menor temía.

La desición fue dura, los padres no querian desconectarla, y tardaron en aceptarlo.

El velatorio fue triste, doloroso y desgarrador.

—Ella era muy dulce... la mejor amiga que podrias tener. —Yuna no pudo continuar, Jimin tomó el control para sostenerla.

—Era la mejor nonna, amable, amiga, compañera... era Umji, nuestro pulgar arriba. —su voz comenzó a quebrar— Y... la vamos a extrañar. —podía sentir el frágil cuerpo de Yuna temblando a su lado.

La familia Kim agradecía desvastados la presencia de cada amigo, conocido y  familia.

—Yoongi... —se acercó sin fuerzas hasta él, que estaba de pie frente a su foto, sosteniendo una flor blanca entre sus manos.

—Soy un cerdo, una bestia, un animal... yo. . —negó entre lágrimas para abrazarlo.

—Ella te amaba. —aseguro— No querría que te trataras asi, que sus sentimientos fueran un peso para ti. Gracias por cuidar de mi hermanita, por darle felicidad... cuando hablaba de ti, sus ojitos brillaban, hace tiempo no la veia asi, gracias. —se alejó de él para ir con sus padres.

Pero de que servía haber sido motivo de sus sonrisas, cuando no logro valorar la mujer que tenía en frente, dispuesta a lidiar con cada una de sus heridas.

Dime cómo hago, para seguir... Si fui un cobarde, y por mí culpa, este amor nunca comenzó. Yo no supe pelear por vos, ¿Cómo hago? Dime...

•••|•••|••••|

—Sinb no cuelgues...

—Adiós.

—Sinb, ¡Eunbi! ashh —miró la pantalla de su celular, ya habia colgado— ¿qué pasa contigo? —susurro preocupada, llamó a Jungkook, pero este no respondia— Maldición..

Se dirigió a la casa de su novio, a quien encontró en una cena familiar, e incluso Ailee unnie estaba en la mesa.

—Lamento ser molestia...

—Nunca lo eres, —sonrio su madre— eres de la familia Rinnie.

La cena acabó, Namjoon se ofreció a llevarla a casa, para después dejar a su novia, ella aceptó para ir acompañada por Tae en los asientos traseros.

—Lamento mucho lo de Yewon. —dio el pesame Ailee con delicadeza.

—Aun no puedo creer que ya pasara una semana..  —susurro cabizbaja Yerin, Tae tomó su mano enrollandola entre sus dedos.

Ailee y Namjoon cambiaron de tema, hablando de la empresa, y la futura boda que se aproximaba, realmente darían el gran paso, aunque no querian hacer público el compromiso, claro que no, no después de tremenda y triste noticia.

Yerin se encontraba totalmente turbada, aislada de aquella conversación, y sin más, decidió cuestionar a su novio.

—¿Qué sabes de Jungkook? —este negó, no podia comunicarse con él, y sabia que Jin hyung se encontraba en pláticas para una posible internación— Taehyung...

—¿Por qué preguntas?

—Eunbi esta desolada, la notó demasiado consumida en estos dias, apenas habla conmigo, ella...

—Es dificil para todos, nonna.

Negó— No se trata sólo de ella, algo pasa con Jungkook, y si no me lo dices yo... —soltó su agarre con brusquedad.

—No es asi, y ¿por qué sabria yo algo de eso? —si, lo sabia, su amigo le contó hace tiempo que Sinb lo descubrió consumiendo y que intentaba ayudarlo, le dijo que lo estaba logrando pero era dificil, cada vez con mayor frecuencia queria caer en la rutina viciosa, y eso los llevaba a largas y desgastantes discusiones.

Claro, Yerin no era tonta, conocía a su novio, sabia que algo le escondia, su rostro lo delataba, él no podia verla a los ojos pero tampoco hablaba.

—Tae, vos no me mentirías, ¿verdad? —bajó su mirada en silencio para negar— porque si fuera asi... si mi amiga llega a salir herida por algo que tú sabias y no me avisaras... —nego contrictada— no te lo perdonaría.

•••

—Yoongi, por favor come algo. —Jin fue ignorado, con pesar dejó la bandeja con alimentos en la mesa de luz y salió de la habitación.

—¿Cómo sigue? —preguntó Hoseok recibiendo una negativa.

—Pasaron quince dias... Hobi, —su voz se quebró, sus ojos empezaron a desbordar— no quiero que se repita.. —Hoseok lo abrazó— no otra vez, no él...

—Tranquilo hyung... Yoongi es fuerte... tranquilo. —lo abrazaba fuertemente, y a lo lejos, en las escaleras Jungkook oía todo en silencio, pero no solo él, Jimin de igual modo.

•••

Noches de ensueño, cada recuerdo vuelve, me destrozan en mil pedazos, es tan dificil, este espacio vacio.

Fue tan dificil dejarte, ahora fuiste a otra parte...

—Fuiste mi gran amor. Kim Yewon... —susurro por debajo de las sabanas.

Ya no puedo herirte pero... ¿aun recuerdas las falsas expectativas que deje en ti?

También me mataste a mi.

—Nunca respondí a tu pregunta... No pude.

Yoongi se levantó pesadamente para pegarse un baño y alistarse lo mejor posible, bajó a desayunar en silencio, cada uno de ellos sabia que esa mañana se cumplia un mes desde su fallecimiento.

—Termine. —se puso en pie.

—¿Dónde vas? —preguntó Jin, y este dudo.

—A caminar... —se alejo del comedor para salir de la casa, el mayor quiso seguirlo pero la voz de Jimin se lo impidió.

—Ira a verla...

—Es mejor dejarlo —aseguro Hoseok cabizbajo, recordando la primer y segunda semana de duelo, Yoon se mantenía al margen, aislado por tantos ojos encima de sus reacciones.

Jin suspiró, comprendía que debían dejarlo llorar y sabía que su hermano no lo haría delante suyo. Así que lo dejaría ir a visitarla por hoy y hablaría con el por la mañana, volteo a ver al pelirrojo.

—Jungkook, aún no terminamos de hablar sobre...

—¿En serio?, ¿ahora? —cuestionó para negar— eres tan insensible hyung.

—No me vengas a manipular, tu necesitas ayuda urgente y la tendrás.

—No es manipulación, se llama consideración. —este dejo caer los palillos sobre la mesa al ponerse en pie— Sinb me ha estado ayudando mucho mejor que ustedes y no está certificada. —nego para retirarse.

—¡Jungkook!

—Hyung... —nego Hobi— no ahora.

••••

—Yewon... —dejo aquellos hermosos claveles enfrente de su foto, el viento soplaba con fuerzas— me equivoque contigo... Nunca quise ser tu amigo, pero no sabía cómo decirlo.

No podia sacar de su cabeza aquel mensaje de voz, el timbre que empleo, la extrañaba. Quería verla de nuevo, aunque sea un ratito.

No empaque mis sentimientos por temor, sólo, por orgullo... porque no quería alejarme. Confundi mi corazón y te falle.

—Nunca tuve el valor de decírtelo, pero... cuando estaba contigo, deseaba que no te fueras nunca y rezaba por no separarnos jamás. No lo esperaba pero pasó, te conocí y ahora te extraño como nunca imaginé... porque te quiero como a nadie.

Dicha foto, esa hermosa sonrisa, cada uno de sus bellos rasgos, todo generaba dolor en su pecho pero mayor era la amargura al contemplar en aquella placa el año presente de su defunción.

Kim Ye Won, era tan joven, tan brillante, demasiado para este mundo.

—Fuiste el breve instante que durará una eternidad en mi alma, mi Yewonie... —sus lágrimas caían— Tú eres el te extraño más sincero que he podido llegar a sentir. —volvió a ver su bello rostro en la imagen— Te ame Yewonie. Yo te amo...

La tarde pasó más rápido de lo normal, Yoongi deambuló por aquel crematorio todo el día, no podia creerlo, le dolía aceptarlo, ya no quería, no quería más...

Su teléfono sonó y sonó, sin fuerzas lo recogió.

—Hyung... vuelve a casa, por favor. —suplico Jimin.

—Tenias razón...b—susurro casi en un hilo de voz.

—¿Eh?

—Yo fui el cobarde, otra vez... —su voz se desvaneció y el pecho del castaño se estrujó.

—Yoongi, no es cierto, yo... estaba demasiado ebrio no me prestes atención. —reía nervioso, angustiado, más el pelinegro negó.

—Estuve equivocado, vivi equivocado.

—Yoongi...

—Me equivoque, Eunbi se fue, y no dejó nada, porque ella amaba a Jungkook, yo calle mis sentimientos. —lagrimas caían.

—Hyung...

—Fuiste valiente, por lo menos tú se lo dijiste. —sonrio sin vida.

—No, yo...

—Yewon me amaba, ella me amó mi... a Jeon Yoongi, tsk. —rio entre lágrimas ahogadas— No, en realidad, supo ver a Min Yoongi, al hijo de un padre alcohólico y de una madre adicta.

Resultaba raro que Yoongi hablara de si mismo, de su origen hereditario. Que pudiera expresar sus sentimientos, pero por la importancia de la fecha, Park agradecía que pudiera hacerlo.

—Pero no dudó en decirlo ni una sola puta vez, yo en cambio... no perdí el miedo a volver a enamorarme y ahora... ahora quisiera despertarme de un sueño...

—Apesta, lo sé. Pero ella sabía que valias la jodida pena.

—Tch. —tasquio su lengua— Me gustaría abrir mis ojos, verla ahí, enfrente de mi, —nego dejando caer sus amargas y saladas lágrimas— con esa sonrisa tan brillante...

—Hyung, ella aún esta aqui, ella...

—Ya no, sabes que no. —el menor trago con dificultad, su voz enmudeció— Ella me dió tanto, no tenía que competir con nadie. Merecia rosas, pero sólo pude darle espinas.

—Yoongi... —cortó la llamada para poder así, fundirse en lágrimas.

Él nunca fue bueno para odiar, porque no sabia llorar, ella se lo enseñó de la manera más cruda, más dura. Ahora se odiaba asi mismo y por eso sus lágrimas.

Ya no quería más, nadie habla de lo que se aproxima luego de una pérdida, las noches en dolor, la soledad y el desvelo a causa de los sueños o mejor dicho, pesadillas. El paso de acostumbrarse a la ausencia, la nostalgia y la culpa que se internaliza, no, claro que nadie habla de eso.

El viento soplo con fuerza, Yoongi logro sentirse débil, al fin vió su vulnerabilidad y reconoció que si el mes fue difícil, no podría... No, no quería lidiar con otro mes.

Tomaría la desición de ya no sentir, la desición del cobarde.

Paso con paso se acercó hasta aquellas vías, la campana sonando, alarmando a detenerse detrás de las barandas. Avisando la proximidad del tren, sus ojos captaron el cielo nocturno que cubría aquella tarde oscurecida, su celular vibrando, inundado en mensajes y llamadas, que sólo decidió ignorar, —con una sonrisa agridulce— dio un último paso.

—Yewon, lo siento...  —la luz del tren le encandiló— yo también te amé. —el pitó de este sonó con fuerza y desesperación por parte del conductor al verlo.

Seok, Hobi... Lo siento.

—Te amó... —susurro al cerrar sus ojos, para sentir el impacto del metal duro contra su cuerpo frágil, la sangre comenzó a esparcirse por doquier.

Ella se convirtió en un recuerdo que nunca más lograría olvidar.

(...)

—¡Yoongi! —aquel gritó alarmó a cada miembro de la casa— ¿disculpe? si, soy su hermano mayor, ¿qué esta... diciendo? —sus ojos se inundaron en lágrimas.

—¿Hyung? —Hoseok fue el primero en acercarse hasta el mayor. Jimin lo siguió con el pulso acelerado.

—Vo-voy en camino... —susurro sin fuerzas para colgar, casi cayendo al suelo de golpe, sino hubiera sido por Hoseok y Jimin se hubiese lastimado con la punta de las escaleras ante la mirada preocupada de todos por la palidez de su rostro decaído.



El cielo se encontraba completamente apagado, gris y lluvioso.

En Corea creían cierto augurio, un triste rumor que pasó de generación en generación, supuestamente la lluvia en un descenso, era símbolo de que la persona falleció llena de enojo, ira y resentimientos.

El funeral de Yoongi fue terrorífico para todos, no sólo se baso en su muerte, sinó en la forma violenta en la que decidió terminar con su corta y joven vida.

Yerin contenía a Taehyung quién lloraba desolado, Eunbi sostenía con firmeza la mano de Jungkook, quién se mantenía al margen, aislado y perdido en si mismo.

Namjoon junto a Yejin daban consuelo a Seok Jin quien a penas lograba quedar en pie, Jisoo llegó para brindarle un fuerte abrazo que este no pudo resistir, a lo lejos un corazón se partia en silencio.

El corazón de So Jung aún lloraba por la pérdida de su amiga, por la pérdida de su amigo, y por la perdida de Jinnie.

Este logró divisarla a lo lejos, cuando cabizbaja decidió dar la vuelta limpiando su rostro bajó aquel paraguas oscuro, Jin intentó correr hacia ella, la necesitaba en gran manera a su lado, pero el ataque de furia que Jimin sufrió se lo impidió; no sabia que hacer para tranquilizarlo, le desgarraba verlo en aquella condición, ni siquiera Hoseok que era su mejor amigo podia sostenerlo. Y no tenía fuerzas de voluntad para lidiar con tanto.

Yuna corrió hasta ellos para pegarse a la espala de aquél castaño en un fuerte abrazo, aún debajo de aquella dolorosa y fría lluvia, aún en medio de aquella desolación, no lo dejaría solo.

—Suéltame... —pidio sin fuerzas, su respiración desnivelada debido a la impotencia que lo invadía.

—No lo haré. —aseguro ejerciendo más fuerza en el abrazó, pegando más sus cuerpos— No te dejaré solo, estaré aqui para ti.

Jimin sollozo, no queria dañarla más, y le dolia mucho más tenerla cerca, más que extrañarla, pero la necesitaba y decidió ser egoísta, dejandose consolar por su ternura y lloró desgarradoramente en sus brazos.

••••••|••••••••

A la salida del instituto ignoró a su amiga y corrió desesperada en busca de su novio.

Estás últimas semanas fueron infernales, dos pérdidas juntas, entre ellas, su hermano mayor.

Jungkook no lo estaba sobrellevandolo bien, y cada uno de sus intentos y esfuerzos por mantenerse limpio estaban siendo en vano, todo se iba por el drenaje, arrojado a la basura, y ella no lo podia permitir.

No contestaba sus llamadas, se encontraba más aislante, poco q poco volvia a ser el muchacho frio y engreído del principio.

—Mierda... ¿dónde estas? —recordó aquel callejón cerca de la parada de bus y corrió hasta él.

Jungkook, por favor, regresa...

Al llegar recuperó el aliento, poco a poco se acercó, implorando fuertemente para si misma, que él no estubiera ahí, pero no fue el caso.

—¿Estás... drogado? —volteó a verla para sonreír y negar.

—No. —comenzó a reír frenéticamente, sus ojos se encontraban perdidos, su rostro relajado y no lograba coordinar su cuerpo por cuenta propia.

—¿Qué consumiste ahora? —sollozo.

—Eunbie, Eunbie~ —sonreía tontamente para ponerse en pie y acercarse hasta ella apoderandose de sus mejillas— mí adorable Eunbie~ —sonreía.

—Jungkook... —aquel nombre le dolía, podía sentir que no era a ella a quien llamaba.

—Tan hermosa mi Eunbie —reía, era la segunda vez que la llamaba por su nombre de pila, la primera vez fue cuando ambos hicieron el amor por primera vez.

Él acariciaba sus mejillas y su cabello, entonces se acercó para pode besarla, pero ella apartó su rostro, este se alejó riendo torpe y tambaleando.

Nuevamente se dejó caer en el suelo, recostado su espalda contra aquella pared para poder verla y sonreir.

—Te amo... —sollozo entre susuros, aquella frase la hizo estallar en lágrimas.

—¿Por qué? Jungkook... —se acercó hasta él.

—Porque... no puedo olvidarte —bajó su cabeza, ella detuvo sus pasos, está vez una sonrisa de tristeza adornaba en sus labios— ¿Cómo podría olvidarte? cuando duermo sueño contigo, cuando lloró es por tu ausencia, me haces tanta falta... fuiste la única en dejar una huella tan grande en mi corazón. —sus ojos desbordaban un brillo especial, uno de nostalgia, aún cuando sus labios reian— sólo tú fuiste mi todo... mi Eun Bi... mi linda galaxia, Eunha. —cerró sus ojos para quedarse dormido.

Aquellas palabras rompieron en mil pedazos el corazón de Eunbi, ¿ella sólo era un reflejo de aquella galaxia? Sólo... la veía como si fuera ella.

—No soy ella... idiota.

Enamórate”, decían... “Es lo más bonito del mundo” también decían...

Eunbi volteó alejándose de aquél lugar, alejándose de él; su corazón dolía, se encogia con fuerza y por más fuerte que ella aparentara ser, sus lágrimas caían. Porque en el juego del amor, te vuelves vulnerable y patético.

Para amar hay que saber perder, ¿verdad?

—Hoseok... Jungkook esta a unas cuadras cerca del instituto, en la calle Paris y Watson, en un callejón... consumiendo. Por favor, hazte cargo. —pidio detrás de línea, conteniendo el lamento.

¿Estuve equivocada contigo?

••••

—Jimin~ —sonrio levemente.

Las personas que amamos nos dicen quiénes somos..

—Estoy...

Deteriorado, agotado, frustrado, rendido.

—Demasiado asustado.

—¿De qué? —preguntó suavemente, sentándose a su lado.

—De que al final... me dejes, igual que todos a los que amó. —sollozo cabizbajo, ella lo rodeó en sus brazos para cantar una dulce canción.

—“Adiós, es una palabra que no he aprendido aún, pero ahora lo empiezo hacer, estaba esperando sola, llorando en silencio... aún soy muy joven y no puedo manejarlo bien, no podía creerlo, tú eras para mi, mi único consuelo, desapareciste en esa nube... por favor estrella les pido ayúdenme... you are my star, espero que esto no acabe aquí, no puedo olvidar los recuerdos, para mí son el presente... quiero volverte a verte, aunque no sea real..  quiero que nuestros recuerdos nunca me dejen.” —acarició su nuca en aquel abrazo.

—Me da miedo decir algo equivocado... —susurro.

—Solo dilo. —le dió confianza con su dulce y suave voz, este se aferró aquel cuerpo delgado con miedo a que no haya un mañana.

—Te amo... —susurro.

Hay cosas que se arreglan y después se dañan.

—Vuélvelo a decir, por favor.

Pero nunca vuelven a como eran.

—Te amo...

—Nunca dejes de decirlo. —lagrimas caían de sus ojos mientras su pecho bombeaba, él también sollozaba rendido.

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