068
—Lamento molestarte a estas horas...
—Ni lo digas. —se acercó para poder sentarse enfrente.
—Namjoon esta en una cita con Ailee y... —no podía decirlo— Sojung no responde mis llamadas. —termino de comentar cabizbajo.
—Descuida, ¿cómo esta tu hermano? —le extendió una taza de té caliente.
Negó— No lo sé... ¿sabes? a veces pienso que lo superó, que todo estará bien, pero luego... Todo vuelve a comenzar. Un maldito ciclo que no termina.
Sonrió reconfortandolo— Entiendo, haces todo lo posible para que él lo noté, quizás lo valore, sin embargo... sólo quiere estrellarse contra aquel muro. Es algo duro. —su timbre se podía apreciar ambigua, y en sus ojos se mostraba la nostalgia, era muy consciente de lo que decía.
—Ya no se que hacer, el juega con mi mente. —negó sin palabras, se encontró desesperado.
—No, no juega con tu mente. Seok, te dolera lo que voy a decir, pero debo hacerlo. Tu ves lo que quieres ver, realmente quieres que Jungkook sea el de siempre, el mismo de antes. —nego— Pero te dejas manipular por tus propias emociones, y él lo sabe muy bien, solo se aprovecha de tu vulnerable corazón.
—¿Pero que más puedo hacer? Jisoo, es mi hermano pequeño. —suspiro— Su madre me pidió encarecidamente que lo cuide, que lo ayude a seguir, por eso me dio la libertad de llevarlo conmigo, ¿qué puedo decirle a ella? —se acercó a tomar su mano y negar— Yo le di me palabra, la última vez que fue consciente de si misma. Antes de perder la razón por completo...
—No, en primer lugar, quita toda esa responsabilidad de tus hombros. Jin, tú no puedes obligarlo a dejar las drogas, esa meta es suya. Tu solo puedes brindar apoyó, nada más.
—¿Y cuál es mi papel entonces?
—Debes darle el empujoncito que le hace falta, tu eres aquel que pone la iniciativa. —el timbre de su voz, el tacto para con su mano, él no queria entenderlo.
—Me dices que....
—Yo tuve problemas con los vicios, entiendo perfectamente a tu hermano e incluso a ti. —bajó su cabeza avergonzada para soltar su agarre— Mis padres, mi hermano pequeño... nunca vi la desolación a tal grado como aquella vez que mi Jong-in me encontró en una sobredosis de quetiapina... —su garganta termino seca de pronto, sentia el herdor en ella, las inmensas ganas de llorar volvian, no queria recordar pero tampoco podia olvidar con facilidad aquellas heridas.
—Jisoo, lo siento... —nego para evitar llorar.
—Se a lo que te enfrentas, mi tia habia fallecido poco antes de empezar con los vicios, ¿sabes? puede sonar estúpido pero... ella era más que una simple tía. —sonrio tristemente, nostalgica— Ella era como una madre para mi... puedes estar furioso con él ahora, pero dejame decirte, las drogas no son un fetiche, ni una moda. —nego— Aveces, son la única escapatoria que muchos jovenes inmaduros creen tener a sus realidades, tú no entras en aquel juego por simple diversión —nego— entras para encontar un mínimo de paz, volver a sonreir, a fingir por un momento que todo esta bien... claro, solo es pasajero. —sobo su nariz— Todo se desmorona cuando necesitas más y más, aquellos quince minutos se vuelven insuficientes, la hora ya no sirve, nada logra saciarte... empiezan los temblores, la abstinencia se vuelve insoportable. No logras pensar con claridad, piensas que todo siempre sera igual, los tuyos siempre terminan por estorbarte. —sus lágrimas escaparon sin más de sus ojos.
—Jisoo...
—Pero no es verdad, nunca logras entender que tus actos dañinos no son más que actos de egoísmo y por más que la persona que más ames en la vida te este viendo convulsionar, vos... te encuentres despidiéndote de ella con el último esfuerzo que emana de tu pulmón, tan solo por respirar con dificultad... viendo sus lágrimas caer en cada mejilla, escuchando sus gritos desesperados, implorando que no te vallas, que abras los malditos ojos...
Inevitablemente la imágen de Yoongi volvía a la mente de Seok Jin, era consciente de lo que ella relataba, ¿por qué las personas que más amamos son las que más daño se hacen?
Nego— ¿Sabes qué hay ahí? nada... no hay nada. Te encuentras realmente solo... Y por más que no entiendas a tu hermano, no lo hace porque quiere, no sabe como hacerlo, —limpio sus mejillas— no tiene las herramientas ni sabe como pedirlas.
—Pero... internación me parece... —nego— quitarle su libertad por completo. No puedo, el no es un adicto, no está completamente perdido, él...
—Jin de tantas caídas aprendi una pequeña pero gran verdad. El mundo te quiere rápido, solo para que llegues a tiempo. Te quiere veloz, para recordar sólo el sonido de tus pasos pero no deja un valor de huellas. Por eso muchas veces, simplemente precionas ese acelerador, para olvidarte de todo y todos, para soltar este afán cotidiano... para ir en contra de las reglas. —nego— Porque un día despiertas y te das cuenta de que no terminas por llegar a ningún lado. —se puso en pie para dirigirse hacia él y sentarse a su lado, tomando sus manos— No te quieres dar cuenta de lo que pasa a tu alrededor, pero de repente aparece alguien que te dice que aflojes, pataleas, reniegan, peleas con todas tus fuerzas... pero cuando aflojas, te das cuenta de como son las cosas verdaderamente. —él bajo su cabeza con su alma abatida, sin más se dejó caer en el pecho de ella, quien lo rodeó entre sus delicados brazos— Lo mejor que hicieron por mi, fue haber tomado la iniciativa que yo no tenía el coraje. Haberme bajado de aquella penumbra que no me permitia ver correctamente... ¿Qué si me enoje? Tsk, mucho. Pero valió la pena.
••••
—Amor, ¿qué pasa?
—Siento a Sinb algo rara...
—¿Más de lo usual? —fruncio el ceño preocupado por su novia.
—No lo se, —suspiró— quedamos en hacer pijamada todo el finde, pero... ella sólo me corto.
—Tal vez estaba cansada o quizas su novio la distrajo. —comentó picaro, pero aquello no saco una sonrisa en la contraria— Yerin, vamos animate...
—Es que eso también me preocupa, ¿no la notas demasiado apegada a Jungkook?
—¿Mhm?, ¿Y eso no es normal?
—No, ella no es asi. Es más como si hubiera algo que la asustara, nunca vi a Eunbi asi, de hecho, ella no es tan seria... ni tan controladora.
—Princesa, ella es la reina de la seriedad. Y tu, mí princesa del drama.
Nego— No asi, su mirada cambio, y tengo miedo de que...
—Deja de pensar tanto. —la abrazo dulcemente— Ellos se aman...
—¿Lo hacen? —susurro preocupada, pero Tae sintió el timbre de su voz desanimado.
—Claro que si, Sinb es la unica que logró devolverle una sonrisa a Kookie, es mucho decir. ¿Sabes lo dificil qué es eso? —sonrio para animarla— fue la única que le dio fuerzas para volver al instintuto y aun más, ¡al departamento de danzas! —nego asombrado— no lo veia asi de motivado desde que Eunbi ya no esta... —susurro nostálgico, Yerin prestó suma atención a lo que dijo.
Eunbi, ella debio ser demasiado especial para él... ¿su primer amor quizá?
—Tae... ¿cómo falleció Eunbi? —dudaba en preguntar, porque era consciente de que era una buena amiga suya, pero necesitaba saber, más él se tardo en responder.
—Un accidente automovilístico. —fue lo único que salió de su boca, pero la tristeza en su timbre no pasaba desapercibida.
El dolor de perder a alguien, solo se experimenta, cuando verdaderamente lo querias más que a ti mismo. Jungkook, tú la amaba, estoy segura de eso.
••••••
—Disculpe, ¿vió a la jóven Kim Ye Won? —negó— Lo siento... ¿sabe de Yewon?
—Lo lamento, no. —avanzo, el joven peli negro suspiró preocupado.
—¿Por qué no vienes al conservatorio? —tomo su celular nuevamente y marco aquel número que ya conocía de memoria pero termino siendo el primero en su lista de marcado rápido.
—Buenas tardes, usted se comunicó con... —el maldito contestador nuevamente, el fin de semana no pudo comunicarse con ella, ya que no respondia sus mensajes.
La verdad es que ni siquiera se preocupo, después de todo, se verian el lunes en las clases de primer hora o en el pasillo, pero esto no ocurrió.
—Yewon, ¿dónde estás? necesito habar contigo... lamentó lo que paso, yo-yo se que quieres una respuesta... pues... sólo, solo llámame, por favor. —colgo avergonzado.
—Yoongi, no nesecitamos magia para transformar nuestro mundo. Llevamos todo aquel poder dentro de nosotros mismos. —sonrio— Creo que somos como las hojas de un gran árbol.
—¿Comienzas con tu apología barata a la filosofía? —se burló más está negó sonriente.
—Creo que el árbol es la humanidad, —nego— no podemos vivir sin el árbol, vivir los unos sin los otros... —sonrio para mirar el cielo— es una locura.
—Yewon...
¿Donde estás ahora?
Elevó su mirada al cielo mañanero.
Porque al parecer, tu eres mí árbol.
••••••
—Oppa, ¿estás...?
—Deja de preguntarlo —sonrio agradecido— has estado muy pendiente de mi, te lo agradezco Yuna.
—Oppa...
—Se lo que sientes, pero no puedo ser egoísta. Jungkook la necesita, más que yo.
—No es asi, eso no es lo correcto, ¿quién te asegura que ella lo sacara de su propia fosa oscura? en la que él mismo se dejo caer, por cierto y vale recordarte.
—Él se equivocó mucho lo sé, pero —nego— no merece esto, lo sabes bien. Las personas se equivocan diariamente, ellas...
—Lo hacen, se equivocan si, pero —rio levemente— las personas no te hacen cosas, ellas solo hacen cosas y uno decide si le afecta o no. Ahí radica la diferencia, la responsabilidad de cada uno como individuo.
—Exacto, pero, ¿qué haces si aquella persona termina llendose, y justo la última vez en verla con vida, sólo dijiste cosas horrendas?
—Hoseok...
—Se que él es el único que puede sacarse de allí, pero necesita toda la ayuda posible, y no pienso rendirme con él.
—Para mi... sólo ve el reflejo de Eunha en Sinb. —susurro cabizbaja Yuna.
—Eso no es posible, ambas son muy distintas. —aseguro.
—Lo sé, pero... —tocó su pecho— lo siento, lo siento tan fuerte y claro aqui dentro. —volteó a verlo— ¿En serio piensas qué Jungkook ama a Eunbi, a Hwang Eunbi? yo siento que sólo quiere ganar, él...
—No hay ganadores aqui, una vez que Eunbi partió, se llevó una parte de todos nosotros con ella.
—Solo quedaron heridas, seguimos en la repetición, una y otra vez. Tres años... crecimos enfermos. —su voz se entre cortaba, seguia culpandose por no estar a su lado, aún asi, no se dejaba caer como aquél idiota, y por esa razón no estaba dispuesta a ser tan considerada como todos los demás— Quiero que se detenga, yo... quiero que termine de una vez. —una lágrima resbalo por su mejilla, Hoseok se acercó para abrazarla fuertemente.
—Lo sé, lo sé... pero llegamos demasiado lejos, ¿no lo crees mi pequeña Yuniee? —aquel apodo cariñoso que ella alguna vez le regalo, basto para que se fundiera en un mar de lágrimas.
Y es que algo que Yuna no podía entender, era el simple hecho de que llorar estaba bien. Porque llorar no es de vulnerables, es de fuertes, es de humanos. Todos necesitamos un descargo emocional y a veces, solo decidimos esquivarlo.
•••••
—Sinb que bueno que te encuentro. —sonrio pero rapidamente su sonrisa se desvaneció al ver el rostro de su mejor amiga— ¿qué te paso?
—Nada...
—No parece nada, ven —tomó su mano y la llevó a sentarse en unas bancas— dime algo, ¿estuviste todo el dia pendiente de Jungkook? —volteó a verla pero está no respondió— no te veo bien, creo que...
Suspiró— No empieces, te digo que estoy bien, ¿qué más quieres escuchar?
—Me preocupo por ti, no se nada de vos desde el viernes que cortaste el telefono y... hoy en clases no te separaste de él, ¿ocurrio algo entre ustedes?
—Yerin, sólo porque corte los planes que tenia contigo no significa que tenga problemas con mi novio.
—Pero, ¿por qué estas tan a la defensiva? calma fiera, sólo me preocupas, es más, hasta te veo más palida de lo normal y eso que...
—Es tu imaginación, ¿qué deberia decir de vos entonces?
—Amiga... —sin poder terminar fue interrumpida por Yuna quien se acercó a penas las vió.
—Chicas —sonrio, ambas volvieron su mirada y notaron la hinchazón en sos ojos, pero ninguna se atrevió a comentar nada— ¿qué pasa aca? ¿Están discutiendo? —preguntó preocupada.
—Para nada. —nego Sinb— ¿verdad? —cuestionó a su amiga, quien suspiro para negar.
—Me alegro, ya me preocupaba al verte tan pálida Sinbie. —sonrio para querer sentarse a su lado, pero la actitud de la menor la asombro.
—¿¡Pero qué les pasa a todos hoy!? ¿en serio estoy tan palida? —tocó sus mejillas.
—Tranquila no quise...
Suspiró— Lo siento Yuna, no quise alzar la voz contigo. —observó de mala manera a Yerin.
—Descuida, sabes que si quieres hablar con alguien, estoy aqui. —la rubia la miró frustrada.
—Anda, dilo, ¿también vienes por el lado de mi novio, no? —Yuna bajó su mirada— en serio, ¿qué les pasa a ustedes dos? ¿no estan feliz por mi?
—No es eso...
—Sabes que te amo, eres mí mejor amiga y si eres feliz lo soy contigo.
—No parece Yerin, tu estabas feliz por mi al principio, —negó— pero ahora no parece, yo si apoyó tu relación con Tae. Aunque sienta que es nociva y dañina para ti salud mental. —el comentario más afilado que se estuvo conteniendo en la garganta al fin culminó entre sus labios.
—No, no es eso, no es lo que piensas... —el ceño de la peli negra se unificó, no podía creer lo que oía. Su mejor amiga estaba cayendo bajo, ella si sabía diferenciar entre uno y otro, porque su aspecto físico era totalmente diferente a la responsabilidad afectiva que cada uno de ellos portaba.
Uno era un idiota si, pero porque ella lo dejo pisar su dignidad, el otro era un verdadero caballero.
—¿Entonces?
—Nos preocupamos por ti Eunbi. —intervino Yuna.
—¿Tu le dijiste algo, verdad? —la cuestionó.
—¿De que hablan? —indago Yerin sin comprender.
Nego— Eunbi. —la miró obvia, esta volteó a ver a su mejor amiga, su rostro reflejaba claramente frustración al no poder entender de que hablaban, y solo suspiro para voltear— Queremos cuidarte, y que tu tambien te cuides.
—Gracias por el dato, ¿saben? iré a urgencias, quizás mi estado anímico bajo. —se notaba la ironía y frustración.
—Sinb no es eso... ¡ashh! —se quejó Yerin, la rubia había avanzado, alejandose de ambas— Yuna, ¿qué es eso que no queria que me dijeras? —volteó a verla con el ceño fruncido, el celular de esta sonó.
—Hola... —atendió ante la fatiga de su amiga— ¿qué? espera no entiendo, habla más despacio... ¿dónde esta unnie? —sus ojos se cristalizaron.
******
Estes donde estes, no podras escapar de mi.
—Calla...
Soy todo lo que tienes.
—Para...
Soy tu obsesión. Tu amor es tan impredecible como yo.
—Vete...
No te engañes, soy imprescindible para ti.
—No tengo nada que ver contigo...
Claro que no, porque soy parte de vos, soy tu reflejo, en el frío soy quien te da abrigo, y se que tarde o temprano volveras a mi, tanto como las primeras veces, porque me necesitas para seguir. Porque eres débil.
—¡Vete! —gritó eufórico para golpear aquel espejo con su puño, las gotas de sangre que caían sobre este derramandose en el suelo eran néctar para aquél corazón abatido.
Las ganas incontrolables de consumir lo inundaban, no quería recordar, no quería volver a recapitular, aquella lucha tenía miedo de perderla. Necesitaba aquel maldito éxtasis y no dudaría en obtenerlo a como de lugar.
Con aquella tira de analgésicos sobre la mesa, decidió molerlos, dejando un rastro de polvo blanco en su lugar.
Su piel sudaba frío, sus labios se agrietaban con las constantes mordidas y lamidas que él mismo se provocaba, el pecho bombeaba con fuerza.
Era un asunto de poder y capacidad mental, uno que no tenía.
Entre manos volvio a dudar, ¿a cuantos más lastimaría? ¿Cuándo lo dejaría?
Su respiración se ente corto, era el momento indicado, nadie se encontraba en la casa, él podría simplemente hacerlo pero... ¿por qué no lo hacia?
Un rostro se lo impedia, unos ojos vidriosos volvian, el recuerdo de ella... Lo consumía.
Tomó su celular, con todas sus fuerzas imploraba que no atendiera su llamado, pero en algún rinconcito muy en el fondo, aquel Jungkook sincero gritaba, rogándo e implorando porque lo hiciera.
—¿Jungkook? —al escuchar su nombre comenzó a llorar detrás de linea, turnando a la contraria— Jungkook, ¿qué ocurre?
—Yo-yo...
—Tranquilo, tranquilo, dime, ¿dónde estás? —se le oia preocuada, casi al borde de las lágrimas— ¿dónde estás? Jungkook, ¿cómo estás? —este comprendio la última de sus pregunta.
—No estoy drogado. —sobo su nariz e intento regularizar la respiración— yo no...
—¿Estás en tu casa?
—S-si... pero...
—Bien, ya salgo. ¡No cortes el telefono! —y sin más se apresuró en tomar sus llaves para salir de su casa, este se dejó caer sobre su espalda, para terminar sentado en el suelo oyendo a su novia quien simplemente le hablaba de cualquier cosa para que no colgase.
Ya estaba oscureciendo.
—Jungkok estoy aqui, abreme por favor, abre... —ante las súplicas, se levantó y fue hasta la sala para dirigirse a la puerta— ¿Jungkook? se que estas ahí, abre la puerta por favor... déjame pasar, hablemos... ¡Jungkook! —aquel timbre en su voz pudo más que él, y sin más, abrió la puerta, ella al verlo simplemente lo abrazó con fuerza.
—Sinb...
—¿Qué...? —vió la sangre cayendo en el suelo— oh por dios... ¿dónde esta el botiquin? —negó— Jungkook necesito tratar esa mano. —pidió procupada.
—En mi habitación... —sin dejarlo terminar, ella tomó su muñeca sana para llevarlo hasta las escaleras y subir a esta.
Una vez ahí, EunBi se encontró con una habitación desordenada y distinguió aquella bolsa con cierre, dentro suyo aquel polvo blanco tirado aún costado en el suelo, sin perder tiempo empezó a desinfectar la herida para poder vendarla, en el proceso pudo ver aquel espejo roto, logró comprender un poco mejor la situación, e intentó regularizar su respiración.
—Diras que enloquecí pero... no creo en mi... Y no deberías creer en mí. —su voz bajo gradualmente, sus ojos se humedecían, ella negaba para acariciar su mano suavemente.
—Yo si creo en ti, después de todo, me llamaste ¿o no? —sonrio para dejar aun lado el botiquin— tengo mis esperanzas puestas en ti.
Negó cabizbajo— Pierde la esperanza... aunque busques y rebusques, —sus ojos brillaban de tristeza— no podrás hallar en esta montaña que cargo nada más que soledad. Ya nada vale la pena, —dejo caer su cabeza sobre su propio eje— soy un alma muerta...
Negó con ojos titilantes— Naci en un abismo... ¿y tu crees qué la altura de aquella montaña va a marearme?
—Soy un desierto Sinb, no hay agua en mi... puedo devorarte y llevarte conmigo en cualquier momento.
—Yo pesco en el desierto... —acariciaba sus mejillas con amor, acunando así su rostro.
—Este dolor —golpeaba con fuerza su pecho— es mi condena. No va a desaparecer. —esta sujeto su mano evitando más golpes.
—No trates de cansarme Jungkookie. Es un jodido proceso, lo tengo claro, más que nadie. —negó— Yo no me canso. —apoyó su frente junto a la suya, ambas respiraciones eran desniveladas debido a sus recientes lágrimas, la misma conmoción.
—Esto es imposible yo...
—Shh, no digas estupideces. —nego aun con su rostro encima suyo— no hay imposibles aqui.. tus ojos son mi guía personal, mírame fijamente. —abrio sus ojos para verlo frente a frente.
—Sinb... —sollozo con fuerzas— tengo tantas personas detrás... a las que debo cumplir mil promesas... yo... mi corazón, mí mente, estoy hecho mierda.
—Bienvenido al club. Me sobra todo el tiempo para guardar cada uno de tus dilemas. —lo abrazó con fuerza y desesperación— Así que hundete en mi pecho las veces que creas necesarias.
—Llevó oscuridad dentro de mi..
—Puedes tomar mi mano para salvarte y secarte las venas. —susurro, este se dejó caer en aquel cálido abrazó. Se rindió, ella le transmitía paz.
Conocía aquel lugar, la necesitaba, ambos estaban conectados... podían volverse uno, se entendían.
—Despierta del sueño, deja de soñar... —susurraba acariciando su cabello rojizo.
—Esta es la realidad, —sollozaba— te encontré... aún aquí, aún asi, yo te encontré... —se escondia con fuerza en el pecho de su novia.
Te quiero aquí, estés donde estés. Pienso en ti, vayas a donde vayas. Confío en ti, digan lo que digan...
—Jungkook. —susurro.
... Porque te amo, hagas lo que hagas.
Poco a poco el pelirrojo comenzó a besar su cuello, comenzando desde su clavícula hasta la longitud de este, largo y delicado, ella no podía contener sus pequeños gemidos.
Nadie podra salvarte...
—Espera, ya lo veras. —susurro con desdén a su propia voz interior.
—Jungkookie~... —este separó lentamente sus labios de su cuello para verla— entregame cada fantasma, voy a espantarlos por ti.
—Sinb... —susurró afónico, asustadizo.
—Los muros están hechos para ser derribados, hoy —su voz se quebró— derribaste uno al no caer en esa mierda de tentación... estoy orgullosa de ti.
¿Cuándo fue la última vez que escuchó la palabra orgullo en tono a él?
Ella realmente estaba descendiendo al mismo infierno para rescatarlo, nadando hasta lo más profundo, regresando en el tiempo... y devolviendole su mundo.
Ambos se acercaron en un tierno y apasionado beso que subia de intensidad, la sincronía de sus labios, las respiraciones entre cortadas, el calor de sus cuerpos al tocarse...
—¿Estás segura? —cuestionó preocupado al estar encima suyo a punto de penetrarla, pero esta asintió con sus mejillas sonrosadas.
—Confio en ti. —respondio con timidez y seguridad a la vez.
—Eres hermosa Eunbi. Mí Eunbie... —luego de pronunciar su nombre por primera ve, beso sus labios para ahogar aquel quejido de dolor y detenerse lentamente para convertirlo en gemidos de placer.
“Te amo sin saber como, ni de donde. Te amo directamente sin problema ni orgullo; asi te amo, porque no se amar de otra manera.”
“El amor verdadero hace milagros, porque el mismo ya es un milagro.”
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