055

—Creó que debería irme. —esbozó una sonrisa burlona con respecto al estado de estupor por el cual se encontraba transitando el muchacho— Hayoung me necesita para acomodar su falda larga... —volteó para comentarle a ella— Estaré apoyandolas. Adiós oppa, adiós Yennie. —le guiño un ojo a su amiga para marcharse.

—Woah, estas... te ves hermosa Yerin. —comentó con una boba sonrisa, un vacilante Taehyung, por lo cual agradeció una apenada Yerin.

—Tae, ¿en dónde esta Yuna? —se animo a preguntar, pero antes de que el más alto pudiera responder fue interrumpido por una voz femenina.

—Yerinie. —ambos voltearon para encontrarse con Sowon— Te estuve buscando por todos lados, estás preciosa. Mira ese vestido, tu peinado alto en definitiva... —sin perder mucho más tiempo, la mayor se abalanzó sobre ella para abrazarla y entregarle un ramo de flores en brazos. Ambas mujeres tuvieron afinidad en el acto de su primer encuentro.

Taehyung apreciaba la escena desde un costado, como el mal tercio, un simple personaje secundario. Pero en su mente sólo podia repetirse una y otra vez la belleza que portaba su amiga.




—No aparece... —la respiración de Eunbi era cada vez más irregular, la preocupación comienza a usurpar e invadir por completo su paz.

—Calmate, de seguro y ya llega. —Jimin se esforzaba en tranquilizarla, quien no se despegaba del teléfono esperando alguna señal de vida de su mejor amigo.

—¿Y?, —cuestionaba a la expectativa— ¿contestó? —exasperada, el contrario negó poniendo más nerviosa a la joven.

—Maldición... —susurro Park al recibir el contestador una vez más.

—Jimin, ¿crees qué vendra, cierto? —pregunto aterrada, y sin poder responder, el contrario fue interrumpido por la voz de la vicedirectora.

—“Queremos darlas gracias por compartir de su tiempo...” —podria oírse el discurso a través de aquel micrófono en pleno salón de artes.

El mayor se acercó hasta ella para depositar su mano en su hombro.

—Descuida Sinb, él vendra. —afirmó con convicción, puesto que su mejor amigo era un chico de palabra, cumplidor y jamás la plantaria.

La intención de Jimin era incentivarla para que esta se acercará al salón principal de artes, en donde daba comienzo el primer acto, acaparando la atención de todos los presentes.




La presentación de ambas amigas transcurrió conmocionando a los presentes.

"Eres el único, único, único.
No es fácil dejarlo ir,
no te dejarán ir fácilmente.
Esta noche me llevará a casa de nuevo."

Las miradas de todos se posan embelesados en dicho dúo que desciende a su final.

"Estoy bien, estoy bien, estoy bien, soy lo suficientemente buena.
Pasaré y no lo olvidaré aunque llegue el mañana."

Al culminar la balada, recibieron fuertes aplausos de parte de los presentes.

Yuna y Yerin sonrieron al verse para acto seguido tomarse de las manos y dar una gran reverencia ante el público, con esto ambas bajaron del escenario dando lugar al siguiente acto. Night Drive fue muy bien ovacionada.

—¡Lo hicieron increíble! —Sowon sonrió para acercarse hacia ambas— ¿No es asi Jin? —volteo a su lado para ver a su amigo, el cual asintió con una sonrisa y un aplauso.

—Fue increible mis niñas.

—Gracias oppa. —sonrió agradecida la pequeña Yuna, realmente muchos recuerdos se movilizaron internamente, muy a dentro de ella pero por sobre todo, el sentimiento de calides al tenerlos a todos tan cerca y presentes en su vida.

—¡Yunnie! ¡Rinnie! —aquel timbre de voz era fácil de reconocer para ambas, Yewon se acercaba hasta ellas con una gran sonrisa adornando sus voluptuosos labios, de la mano de Yoongi, quien simplemente la seguia con su típica cara inexpresiva.

—Unnie viniste. —los ojos de Yuna comenzaron a nublarse, instantaneamente recibió el gran abrazo de su mejor amiga.

—¿Dónde esta Sinb? —por otro lado, Yerin se encontraba realmente preocupada buscando en cada dirección, y a lo lejos logró divisar a su amiga la cual se acercaba entre la multitud— ¡Yah! —corrió acortando la distancia entre ambas— ¡Idiota me preocupaba que no fueras a verme! —su voz tambaleante se quebró cada tanto, clara evidencia de un desconsolador llanto.

La realidad sobrepasa las primeras impresiones. Yerin se hizo ver segura y relajada con anticipación pero obviamente fue una clara victima del pánico. Y es que a pesar de su enérgica personalidad, no puede manejar las inseguridades que le sobrevienen con respecto a la opinión pública. Realmente necesitaba a su mejor amiga y le enfurecía no poder ser su propio ejemplo de “seguridad” como aparento ante ella.

—Ya idiota... —sonrió la contraria quien se encontraba siendo atacada por los mocos de su inseparable y emocional mejor amiga— ¿Cómo podría perdermelo? —le rodeo en un fuerte abrazó para acariciar su espalda reconfortandola.

Aquella escena generó mucha empatia y cariño a la vista de los demás, pero sobre todo revolucionó algo en el interior del pequeño Kim quien miraba atento a la azabache de vestido celeste cielo.

Los ojos de Jimin se posaron sobre la niña alta que se encontraba aún en brazos de su pequeña amiga, y entonces logró diferenciar a la pequeña figura una vez se alejó levemente de Yuna para voltear a pedirle a Yoongi aquella bolsa que este cargaba entre sus manos.

—Yewon... —susurro asombrado al reconocer a su “mayor”.

Muchos pensamientos y cuestiones merodeando por la cabeza del jóven castaño, le turbaron. Como por ejemplo, el simple, “¿se conocen?” “¿qué buscaba al acercarse a mi?” entre tantas otras, que fueron irrumpidas de golpe por la voz chillona de Jung Yerin.

—¿¡Qué aun no llega!? —cuestionó al terminar de limpiar sus mejillas, Sinb bajó la mirada, cabizbaja.

En ese momento los ojos de Yuna y Jimin se conectan por unos cortos segundos que fueron irrumpidos por el accionar del chico, quien metiendo su mano en el bolsillo tomo su celular para volver a marcar, siendo nuevamente atendido por el contestador.

—Hoseok, ¿dónde diablos estas? —susurro preocupado para alejarse de ellos, siendo seguido por la mirada atenta de aquella jovencita alta y de cabello largo que caía cual cascada en un arroyo precioso de ondas.




No hay nada más triste en la vida que creer que no estás solo y darte cuenta de que es así, verdaderamente estas solo... completamente solo.

El joven pelirrojo se encontraba con aquel cigarrillo entre sus dedos, cada calada traía memorias perdidas consigo, recuerdos preciados que nunca antes vio, diversas situaciones que le obligan a cuestionarse asi mismo. Que le incitan a aborrecerse continuamente.

Su madre, aquellas viuda que siempre se esforzó y trabajo duramente día tras día por el bienestar de su familia o lo que quedaba de ella.

Él simplemente fue un ingrato, uno que internamente siempre le guardó rencor por no haber resguardado el lugar que consideraba, le pertenecía a su padre, y era consciente del egoísmo que reflejaba en si mismo.

Eunbi, Jung Eunbi, aquella niña que conoció de pequeño, aquella amiga de sonrisa y mejillas adorables, su confidente, la que nunca le falló, quien siempre estuvo presente... la que desgraciadamente llegó amar con locura, pero no llegó al demostrarlo propiciamente.

Si, realmente era un completo imbécil.

Odiaba su sola existencia, simplemente odiaba ser quien se encontrará respirando, malgastando su vida cuando realmente no lo valía, no como ellos. Nunca igual a ellos.

El humo era envolvente, unificaba todo a su paso, le inducia a ser uno en este. Sentía su insignificante vida como aquella calada tenue, así de pasajero, así de efímero era él para este mundo, para este solitario gran mundo.

—Que desperdicio. —sonrió ladino para arrojar el corto cigarro al suelo y pisarlo sin duda alguna.

En su campo visual logró observar aquel castaño que conocía perfectamente, Park Jimin corría delante de sus ojos con notoria desesperación.

El entrecejo del pelirrojo fue invadido por un ceño completamente de desagrado.

Su celular vibró en el bolsillo trasero de su pantalón, pesadamente lo tomó para apoderarse de aquella caja de cigarrilos y tomar otro llevandolo hasta la punta de sus labios, pero antes de poder encenderlo se digno a revisar aquel mensaje.

Hoseok...




Solemos creer que la despedidas son dignas de una gran tristeza, pero ningún adiós duele tanto como el que alguna vez llegas a pronunciar, cuando no te quieres ir realmente.

El corazón del joven Jung dolía en profundidad, él no quería dar un paso al costado, no quería renunciar sin siquiera haberlo intentado, sin al menos... haber sido honesto con ella.

Pero debía hacerlo, era consciente de la necesidad de su querido primo, era consciente de que aquel pequeño sacrificio podría volver a traer la mejor versión de él mismo; podría devolver el sentido a Jeon Jungkook.

Lo anhelaba, lo deseaba tanto que se encontraba más que dispuesto a mantenerse al margen. A costa de si mismo, de sus propios sentimientos.

—Perdóname Eunbi... —susurro cabizbajo mientras apreciaba, cabizbajo, la misma pulsera que la menor le había obsequiado.

—Oppa, realmente estoy feliz de que nos tocara juntos. —aseguró con una sonrisa, mientras le extendía aquel obsequio— Yo tengo una igual. —comento al mostrala, un poco apenada— Podrían creer que se trata de un conjunto de parejas pero... ya sabes, seremos un dúo después de todo.

—¡Hoseok! —el gritó de su mejor amigo era bien conocido para él, Jimin tomó de su brazo una vez le tuvo de frente, mientras inclinado intentaba regular su respiración— ¿Qué... demonios planeas? —ante el constante silencio y falta de atención de su amigo se enalteció— Sinb esta esperando, ¡Hoseok!

Los sollozos del mayor detuvieron al menor, quien guardó silencio impactado al ver aquellas lágrimas brotando de sus ojos sin control alguno. Su puño comenzo a cerrarse con fuerza al sostener dicha pulsera en el hueco de su mano, el mayor era perfectamente consciente de lo que significaba esta presentación para ella, y aún lo que valía para él mismo.

Unos cazadores de talento se presentarían en su institución, sus profesores lo comentaron hace poco generando mayor motivación en los estudiantes.

Era consciente del sentimiento que generaría en ella, pero a pesar de ello, debía hacerlo, debía fallarle y realmente lo odiaba, se odiaba asi mismo por no poder ser un poco egoísta. Pero su primo ya había sufrido suficiente, al menos, eso pensaba.

Jimin solo pudo abrazarlo con fuerza, apesar de que no lograba comprenderlo, apoyaría la decisión que tomará su amigo. Sea cual fuera, él seguiría ahí, de su lado, tal cual él estuvo y sigue estando.

“Créanme cuando uno dice que una mujer puede llegar a llorar por un hombre, y sera porque lo extraña. Pero cuando un hombre llora por una mujer es porque realmente la ama.”

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