052
Ingresé demasiado contenta al estudio para poder finalizar todas las seciones pendientes, lo único raro a mi parecer, resultó ser la ausencia de oppa dentro de estas.
—¡Unnie~! —sonrió levemente Yuqi.
—Hola pequeña. —correspondi a su sonrisa— ¿Cómo fue tu cita?
—No quiero hablar de eso... —se sonrojo, por lo cual reí.
La puerta se abrió dejando ver a una Jihyo realmente preocupada.
—¿Qué ocurre?
—Jin, oppa... —no pude contenerme, por lo que me levanté con prontitud para correr hacia el despacho de Irene.
En frente de la puerta, ingresé al mismo sin pena alguna, recibiendo una mueca de desagrado por su parte, quien rodo los ojos irritada. Restándole importancia, mis ojos se concentraron en la nuca del castaño, sentado frente a ella, y me acerque ante la figura de su espalda.
—Oppa... —pose la mano sobre su hombro para obligarlo a voltear, aprecie su labio, el cual se encontraba partido y levemente morado.
—So Jung, ¿no sabes tocar? —reprendió con la singular ironía y despreció Irene.
—¿Qué fue lo... —un fuerte nudo se apodero de mi garganta— que te pasó? —mis ojos comenzaron aguar, y mi visión a empeñarse en cuanto el se forozo en esquivarme la mirada— Jin, háblame... por favor... ¡Seok Jin!
••••••
—Dejame decirte una sola cosa. —sonrió— La vida es injusta la mayor parte del tiempo, no vale la pena guardar rencores y callar sentimientos. No prometas nada cuando estás feliz, no respondas si estás enojado y no decidas nada cuando te encuentres triste. —palmeo mi espalda con suavidad— Se fuerte, ¿bien pequeño?
Una sonrisa se apodero de mis labios al pensar en ella.
¿Quién es realmente Kim Ye Won?
—Perdona... —volteé para ver a esa muchacha sobre el suelo, mientras el chico que la chocó desprevenidamente se apresuraba en reverenciar y solo avanzar.
No te metas Jimin. No lo hagas. —me reprendi mentalmente más de una vez.
—¿Jimin? —aprecie el susurro de su voz. Y es que ahi me encontraba yo, estirando la mano para ayudarle a ponerse de pie— Gracias. —sonrió levemente para esquivarme la mirada.
—¿Te encuentras bien? —asintió, y una vez estuve seguro de su condición, me encontraba dispuesto a voltear para irme.
—¡Espera! —senti su mano sobre el borde mi buzo. Volteé a verla, y esta se apeno completamente.
••••••
—Namjoon debemos reagendar la cita del miércoles.
—Si, creo que... —la puerta del estudio se abrió repentinamente, dejando al descubierto el rostro sonrosado y levemente hinchado de una So Jung totalmente, destruida.
—¿Qué esta...? —interrumpi a mi compañero para ponerme de pie y salir detrás de ella.
Observé su delegada espalda encamonarse delante de mi, hasta llegar fuera del estudio.
—Amor, ¿puedes decirme qué ocurre? —me preocupe con tan sólo tener que ver la palidez de su semblante y una mirada fija sobre sus ojos, inexplicable para mi.
La misma mirada, el mismo brillo en sus ojos que aprecie una sola vez. Cuando Eunbi partió.
—¿En serio? —su timbre depende de un hilo, al borde del quiebre— ¿en qué piensas Namjoon? —su voz dolía tan profundo, tan solo oírla podría derribar al hombre más fuerte.
—¿De qué hablas amor? —me acerce para acariciar su brazo en un dulce gesto para tranquilizarle.
—Estas semanas fueron las mejores de mi vida. Verte, tomar tu mano, sentir tu calor, confiar en ti, son sensaciones de las cuales no puedo ni siquiera describir en palabras. —relamio sus labios al borde de las lágrimas— Anoche estuvimos juntos, sonreiste y me tomaste de la mano luego de besarme, para mi fue mágico pero... —mi pecho oprimido al borde del colapso— al parecer no fue suficiente para ti.
—Cariño... —alejó su brazo de mi alcance, no me permitió acercarme nuevamente.
—Te dije que te amaba, por primera vez me anime a decirlo... —mordio sus labios y las primeras lágrimas descendieron— y tú solo podias golpearlo.
Cerré la boca al comprender por dónde se abordaba el asunto.
—So Jung, —intente tomar ambas manos, pero ella se negó con la cabeza— escuchame. No es lo que...
—¿No es qué? Toda lo noche estuvimos juntos y ni siquiera fuiste capaz de decirme lo que hiciste o si quiera el porqué. —una torpe risa de asombro se escapo de sus labios, agitando su pecho.
—Lo siento... —me disculpe apenado.
—¿Conmigo debes disculparte? —bajé la mirada— Namjoon, ¿qué ocurre contigo?, ¿por qué lo hiciste?
Guardé silencio, cabizbajo, porque la realidad es que ni siquiera yo mismo lo sé con certeza.
—Él es tu mejor amigo, es como tu hermano.
—Lo sé...
—¿Entonces? —negué sin poder elevar la mirada— ¿En serio no dirás nada? —su voz se desvaneció— Nam Joon.
Tragué en seco para tomar el impulso necesario e intentar abrazarla, ella se quedo quieta.
—Necesitamos tiempo... —susurro acurrucada entre mis brazos y oculta sobre mi pecho, senti mi alma romperse en mil pedazos con tan solo dos palabras.
Levanté el rostro, alejandome levemente para poder verla, pero solo esquivo la mirada.
—So Jung... ¿qué es lo que estas diciendo? —mis ojos ardían de pronto. Intenté tomar su mano, pero esta vez, ella no me lo permitió— Amor, ¿por qué haces esto?
—No lo entiendes, pero lo necesitamos... —podia sentir su respiración entrecortada.
—¿Es por hyung?, —me anime a interrogar, frunciendo el ceño— ¿en serio es por Seokjin? —la indignación se apodero de mis cinco sentidos. Me encontraba dolido, me sentía oprimido— Amor...
—¿En serio crees eso? —negó con su cabeza— Namjoon, no confiaste en mí, la calida mano que me sostuvo por tanto tiempo, me brindo seguridad y confianza... me abandono por la desconfianza que aborda sobre tu pecho.
—So Jung yo...
—No me duele nuestra lejanía, justo ahora, me destroza el sentir como te alejas cada vez más sin siquiera darte cuenta.
Dolió escucharlo, porque no lo pense de dicho modo, creí que se trataba de mis inseguridades y me olvide de las suyas.
—Es suficiente para mi. —sorbio su nariz— Quiero tiempo oppa... —elevo su mirada con seguridad, destrozada al igual que yo— realmente no puedes verlo, pero nuestra relación no es estable, no estamos bien. —y no logro contener por mucho más tiempo aquellas lágrimas que desbordaban por sus hermosos ojos.
—So Jung yo... —intente acercarme pero me lo negó, frotando su rostro con ambas manos para poder alejarse.
El dolor y el sufrimiento me sobrevino por completo, cual huracán desprevenido, llevándose todo a su paso. Porque me lo prometí una vez, no hacerla llorar, cuidarla con todas mis fuerzas y únicamente robarle sonrisas, día trás día pero... ¿fallé sin más?
••••••
—¡Oppa! —su timbre se volvió mucho más agudo de pronto.
—¿Por qué tienes que gritar? —indague sin ánimos de bromas tontas, la falta de sueño y la fría mañana no ayudaban a este horrible temperamento que poseo.
—¿Sera por qué ultimamente no me escuchas? —volteo la mirada para verla acomodar su bolso y apreciar el tenor de su juguetona risa— En serio eres cute. —sonrió como de costumbre, colmando mi paciencia.
—Tonterias. —suelto un gruñido sin animos de ofenderla solo para voltear y retomar mi caminata. No tardó mucho en acortar los pequeños pasos que nos separaban.
—¿Sabes qué es lo que más me gusta de ti? —guardé silencio, no estaba de humor para oir su cliché romántico de parloteo de dramas koreanos. Solo queria avanzar, y de hecho lo haría— Puedo hablar todo lo que quiero sin decir nada en lo absoluto. —mis pies se detuvieron, estaba por interrumpir— Porque se que me entenderias, solo con una simple mirada. —pero guarde silencio.
—Yewon...
—Creo que cada vez me cuesta un poco más respirar, —sonrió — y estoy segura que no tiene algo que ver con mi asma. Solo se que... te necesito aqui conmigo. —sus mejillas se tiñieron de un rosado precioso que la hacian ver mucho más adorable de lo normal. Era una imagen digna de apreciar y guardar bajo llave, únicamente para mi— Porque eres mi seguridad, —una risilla tonta y avergonzada se le adelanto— mejor que mi paff~.
—¡Umjie! —una chica alta la llamó, por lo que esta volteó con una sonrisa para corresponder y correr hacia ella, no sin antes despedirse de mi con un verdadero y espontáneo cariño al que aun me cuesta acostumbrarme.
—Adiós oppa~. —y con una encantadora sonrisa la vi marchar.
Últimamente, solo logró oirte decir todo aquello que quisiera escuchar. Dime algo, ¿eso no te averguenza ni siquiera un poco? Niña descarada.
Una estúpida sonrisa me fue imposible de ocultar, me encontré apreciando su pequeña contextura desde atrás, y como todo un idiota esboce mis más sinceros deseos en una plegaria al viento.
Solo quiero ser feliz, pero espero poder portar el valor suficiente para alcanzar tu felicidad como prioridad. Y temo fallar antes de intentar.
Negué con un movimiento de cabeza, guarde mis manos respaldandolas del frio en mis bolsillos, y retome mi camino, la clase contemporánea sigue a la espera de que apruebe para generar una sonrisa en sus bellos mofletes.
••••••
—Taehyung. —volvio su vista hacia mi, ladee la mirada y este sonrío apenado.
—Perdona... ¿me hablabas? —el muchscho que tengo enfrente nose parece en nada al Taehyung que conozco.
Nos encontramos de pie en medio del pasillo, pero de un segundo a otro, nos encontramos sentados debajo del bello árbol del jardín trasero, ambos con un yogur de banana entre las manos.
—Ahh, ¡que refrescante! —sonreí al haberle dado un profundo sorbo a la pajita. Sonrió apenado.
—Gracias por esto Yerin. —negué.
—Descuida. —volví a darle otro sorbo a mi yogurt.
—¿No preguntarás? —note la confusión en su timbre.
—¿Quieres contarme? —bajó su mirada apenado ante mi pregunta, asentí con la cabeza para seguir con lo mío.
El silencio era agradable, tal vez sea porque el tener su compañia me era suficiente para envolver mi día en un sentimiento de plenitud.
—Más allá de lo que creas, o de lo que sientas... si hay un gran dolor en tu pecho el cual crees no desaparecerá con facilidad.
Me fuerzo en intentarlo, quiero ocultarlo pero se que sera descubierto de cualquier modo... por lo que decido darte el mejor consejo que una amiga sincera pueda. Porque te lo mereces.
—Solo cierra los ojos y respira profundo, sino es suficiente, tan solo ven y búscame. Prometo darte muchos de estos. —removí aquel potesito que sostenía ocasionando una hermosa sonrisa en sus labios.
Sigo cayendo tan profundo... y sólo por ti, Kim Tae Hyung. Mi niño de preciosa sonrisa cuadrada.
—Salud por eso. —ambos chocamos lad botellitas.
••••••
—Otra vez. —volvió a repasar el mismo paso— Una más. —sus brazos y pies cordinaban perfectamente— De nuevo. —se que el paso encajaba sin ningún tipo de conflicto— ¡Vamos! —pero no era suficiente.
Logre divisar en su rostro el cansancio y la fatiga, el brillo singular de la frustración. Y sin más solo me acerqué hasta él para poder colocarme detrás suyo y reorientar sus pasos.
—Recuerda no solo analizar tus pasos, también canaliza con tus...
—Emociones. —completo la oración para voltear, sus ojos profundos y fijos sobre los míos en una fuerte lucha que aún no logro descifrar.
Su mirada no era lo único que conseguia embelezarme, la cercanía de su cuerpo ocasionaba una intranquilidad severa para mi pobre sistema nervioso. Nos encontrabamos tan cercas, que podría sentir el choque de su respiración y pongo en duda que mi ritmo cardíaco pasase desapercibido.
Su aroma varonil y sigiloso, viaja desprendiendose de su piel para terminar de penetrar sin previo aviso e impregnar sobre mis fosas nasales.
Aprecio el vaivén de su pecho, subiendo y bajando con desdén, las gotas de sudor cayendo desde el centro de su frente hasta rodear el contorno de su mejilla no pasa desatendido. Como si solo se tratase de un segundo, un segundo en cámara lenta.
¿Qué diablos es esta sensación? Sinb, ¿qué demonios ocurre contigo? ¡Te estás volviendo loca!
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