043
—Al parecer seguirá así.—comento al apreciar el paisaje que me ofrecía la ventana, la tormenta era verdaderamente terrorífica.
Y cuando creí que la situación no podía ser peor, un trueno se hizo oír acompañado de un relámpago que me hizo temblar y me obligó a cerrar los ojos con fuerza.
—Tal parece durará todo la noche. —comentó Umji al ver por la ventana. Yoongi asintió para llevar su taza de café hacia su boca.
—Pequeña, ¿cómo estuviste en Busan? —preguntó Sojung si mal no recuerdo.
—Fue acogedor. —una sonrisa debil que no paso desapercibida para la mayor la acompaño, porque tomó su mano acariciándole con una sonrisa reconfortante.
—Debiste avisarme de tu regreso, si no fuera porque Jin recibió el mensaje de Yoongi, nunca hubiese sabido que estabas aquí. —se quejó verdaderamente dolida.
—Has crecido tanto pequeña. —comento con una sonrisa Jin, mientras sostenía una taza de té entre las manos.
La conversación de ellos prosiguió con naturalidad, cualquiera notaría que es una reunión de ex amigos...
Un relámpago retumbo en el oscuro firmamento, por mi parte me encuentro sentada a la cercanía de la puerta principal. En verdad me sentía fuera de lugar, deseaba irme con prontitud, anhelaba que Sinb estuviera aquí conmigo.
Ante la reaparición de otro trueno, temble nuevamente pegando un leve gemido debido al temor que estos me provocan.
Nada de esto ayuda...
—¿Estás bien? —conocía dicha grave voz, perfectamente. Asentí con rapidez pero los ruidos provinientes del cielo no me respaldaban. Aprecie su gesto de tomar asiento a mí lado— ¿Le temes a la lluvia? —negué— ¿Entonces?
—Me gusta la lluvia, es sólo que... —otro ruido de la naturaleza que me hizo asustar— me dan mucho miedo los relámpagos. —observé por la ventana con preocupación.
¿Cuándo acabará?
Sentí el suave tacto de su mano sobre la mía, volvi a verlo, con una sonrisa en sus labios, una sonrisa hermosa.
—No tengas miedo. —ante el rugido de otro relámpago, cerré los párpados con fuerza, cuando sentí su voz susurrante— Shh~...
Su mano acariciando la mía dulcemente, cuando sentí como su brazo derecho comenzaba a acomodarse detrás de mis hombros, pegándome asi más a él.
—Estoy aquí, no estás sola. —apesar de poseer un timbre de voz tan varonil, ante mis oídos era un dulce y tierno cántico de cuna. De esos que te calman e inducen a confiar.
Ante los siguientes relámpagos, me aferre fuerte a su pecho, cuando sentí salir de su boca nuevamente aquel cántico, generando un hormigueo en mi oreja izquierda, por su cercanía.
—Te prestó mi hombro, mi mano o mi pecho las veces que lo necesites, Yerinah. —su voz se convirtió en una hermosa melodía en la que podría fácilmente sentir todo el reconfort, todo el respaldo.
Mis ojos cayeron en un precioso sueño.
••••••
Luego de encontrar al sunbaenim Lee en la sala de profesores, enlistado para irse, nos dirigimos apresurados al zom, para encontrarnos con la nada misma.
—¿Pero qué paso aquí? —se pregunto horrorizado por la imagen del suelo, la mezcla entre la sangre y el agua, siendo esta lavada.
Frunci el ceño para voltear a ver por los alrededores, no podían esfumarse dos muchachos grandes. Mis oídos apreciaron la bulliciosa platica entre unos estudiantes. Comentando acerca del muchacho en enfermería, volvi para ver al superior el cual asintió confirmando que también los escuchó.
Nos dirigimos hacia la sala de enfermería, observando en la camilla descansando al menor que se encontraba discutiendo con él. Ambos jóvenes menores que yo al menos por dos años.
—Kai, dime qué fue lo que ocurrió con Taehyun. —el mayor se dirigió al azabache que se encontraba sentado al lado de la camilla de su amigo.
—Hyung... —no me quedé para terminar de escuchar su declaración, solo salí de la habitación en busca de una persona fija en mi mente, Hoseok.
Una incógnita sigue rondando y dando vueltas en mi cabeza, se que no será Jungkook quien la responda.
¿Qué rayos había pasado entre ellos?
Sino me han fallado los oídos, escuche al muchacho decir una descripción específica al respecto. “El de cabello rojo.”
Creo que resulta una obviedad el pensar que nadie más en este instituto lidia con dicho tinte en su cabello, aparte de una sola y única persona que figura en mi mente.
—Hoseok... —no negaré que me siento preocupada, demasiado.
¿Realmente era él? Tal vez me preocupó de más; quizás no es el único con ese color de tinte.
—Ashh... —bufe aturdida al respecto, cuando los relámpagos comenzaron a sonar, terroríficamente.
La marcación sigue llevandome a la misma cruda realidad. El celular de Hoseok se encuentra apagado. Por lo que tome la decisión de arriesgarme, e intente con el número de Jungkook esta vez.
—Maldición... —lo intenté, marque una y otra vez, pero siempre me llevaba al maldito buzón de voz. Hasta que por fin logre escuchar la línea— ¿Jungkook? —frunci el ceño involuntariamente, lo único que se escuchaba con claridad era la lluvia caer desde el otro lado de la linea— ¿Estás todavía aquí, verdad?
Solo recibi silencio de su parte, pero me encontraba más que segura que se encontraba ahí. Entonces, qué sentido tiene contestar una llamada sino piensas responder al transmisor del otro lado.
—Jungkook... ¿¡Dónde estas!? Maldita sea... ¡Contesta!
Admito que comenzaba a sentir como la desesperación me consumía, y es que este chico si que sabia como robarme la calma.
¿Por qué es tan jodidamente problemático?
—Mierda, ¡dime algo!
—¿Para qué? —débil, se oía tan débil.
Mi corazón dolió de pronto, le sentí estremecerse por dentro.
—¿Dónde estás? —si, me aflige su condición— Hablemos.
—¿Para qué... que ganas con eso? —nose como, pero lo sentí, sea su voz, sus ojos, pero se que se encuentra perdido.
Los relámpagos resuenan, con el aumento de la lluvia sobre mi oído. —mis ojos se abrieron— Debido al claro sonido de autos avanzando, y el ruido que provocan sus ruedas con los charcos de agua lo entendi.
Está aqui, fuera de la institución, por algún sector de la avenida principal, mojándose.
—Quedate donde sea que estes. —maldito roedor... juro que me las pagarás.
Corrí hasta la puerta principal, dirigiendo la mirada para ambos costados, sin obtener respuesta. Debía de salir, era una obviedad pero la noche se encontraba horrible en verdad.
Observé mi uniforme con desconcierto, una tonta pollera y un simple buzo a juego, sin paraguas me ganaría un resfriado asegurado. ¡Al diablo!
—¡No cortes! —exclame desesperada a la otra línea, de la cual, simplemente se oían sollozos.
Todo esto me traía un muy mal presentimiento, podía sentir como la respiración se aceleraba, mi pulso y ritmo cardíaco se volvían inestables de un segundo al otro.
Recuerdos venían a mi mente. Un rostro y una sonrisa, una persona.
Moonbin.
Por el constante sonido de charcos, volvi a pensar con claridad. ¿Avenida?
—Lo siento... —preste mayor atención al teléfono— Perdoname... —claramente, un mal presagio.
¡La parada de bus!
—Jungkook, —comence a correr con todas mis fuerzas— ¿qué diablos dices? —reedirigiendome a la misma parada de bus que se encontraba a unas ocho cuadras. Lo escuchaba balbucear— Esta bien, descuida...
—Fui un idiota...
—¡Está bien! —aseguro eufórica.
Maldito idiota, espero no hagas ninguna estupidez.
Sentí cada una de mis lágrimas brotar y descender por mis mejillas.
Por favor...
••••••
—Si sigue así no podremos salir hasta media noche. —comento Jin.
—Pero el local cierta a las veintidós, —preguntó Sowon— ¿qué haremos?
—Pueden venir a casa por esta noche. —comenté recibiendo la atención de los presentes, a excepción del de una Yerin completamente dormida sobre el hombro de Taehyung.
—¿Eso no sería mucho Yewon? —se disculpó Jin como el mayor, pero negué con una sonrisa.
—Vivo sola y la casa es grande, no tengo problema, además, queda solo a unas dos cuadras de aquí.
—¿Estás segura? —preguntó en esta ocasión Sowon, y asentí.
—¿Verdad Yujunnie? —volvi a mi lado para verla, ella sonrió luego de observar la imagen tierna y de novela de la bella y durmiente Yerin.
—¿Deberíamos despertarla? —indago, pero Tae negó al apreciar el dulce y apacible semblante de ella.
—La llevaré cargando. —aseguró mientras sus dedos reacomodaban su flequillo, y una sonrisa en sus labios se acento. La misma sonrisa en los labios de mi dulce Yuna, que no pasa desapercibida ante mis ojos.
El local cerró sus puertas mucho antes de lo esperado, cortesía de nuestro preciado clima y la benevolencia del dueño. Nos encaminamos hacia mi casa cabe resaltar que Tae no mintió cuando dijo que la llevaría entre sus brazos en el transcurso de esas dos cuadras.
—Sientanse cómodos, —comenté al pasar la llave y abrir asi la puerta— como en su casa. —sonreí para ingresar primera— Iré por unas toallas. —me apresure en separarme de ellos, puesto que en la esquina de casa la finita llovizna se convirtio en una torrencial lluvia.
—Pondre el agua. —escuche comentar a Yuna, por lo que sonreí ante su familiaridad, mientras los demás se acomodaban en el living.
Tomé las toallas apilandolas en fila y cerré ligeramente la puerta del placar, para dirigirme hacia ellos cuando logre sentir la presencia de alguien más detrás de mí. Al voltear me encontre con la grata sorpresa de oppa, este tomó más de la mitad de las toallas, arrebatandola de entre mis manos para así poder adelantarse, sonreí por su tierno accionar.
Me encamine detrás suyo, acercandome hasta ellos, Yuna había preparado té caliente para todos. La televisión se encontraba encendida, mostrando el pronóstico como noticia de último momento.
—Al parecer seguira así por toda la noche. —comentó Jin.
—¿Qué haremos? —cuestionó preocupada Sowon— podemos pedir un taxi...
—Quedense a dormir~. —voltearon a verme, mis ojos fueron hacia la pequeña Rinnie quien hace rato yacía en el regazo de Tae, sonreí.
—¿No es más molestia? —los ojos de Jin realmente se encontraban apenados.
—Claro que no. —sonreí para entregarle una de las toallas de mano.
••••••
Mi celular apagado, la lluvia cayendo, mi corazón asustado.
—“¿Si te dijera que me gusta?, ¿qué harías entonces?”
Jungkook... reconozco el brillo que se apagó en tus ojos.
Me encontre recorriendo los alrededores del instituto, no tarde en acercarme hacia la parada del bus, a la espera de poder encontrarme con él.
Se muy bien el duro proceso que te envuelve, en menos de dos años, no sólo perdiste a tu gran amor...
Mis pies se detuvieron al llegar, las gotas de agua recorren mi cabeza, descendiendo por mi rostro. Te encontré, Kook. Rodeado en los brazos de Eun Bi.
... perdiste la cordura, juntamente con la tía Nayeon.
Entre la lluvia y el movimiento, mi corazón se partió en dos.
Me lo pregunto, tontamente. ¿Realmente la quieres? Porque si al menos, sientes una pequeña pizca de ternura por más pequeña que sea, por la increíble persona que es ella en verdad... puedo depositar mi esperanza en ustedes.
Podría entenderlo... y quedarme con la desesperanza enterrada muy profundo, bajo llaves y candados que no rompere por tu propio bien.
Su cabello caía libremente, mojandose por la mala posición de ambos. Sus mechones dorados, enredandose entre sus brazos, los cuales la rodean con desesperación.
Mis ojos comenzaron a nublarse, volviendose uno junto a la triste melodía de la lluvia. Burlándose de este tonto corazón que poseo.
La lluvia es la unión, que acerca mucho más todo aquello que ya estaba cerca desde un principio, pero aleja a todos los que están lejos y genera un sentimiento de soledad a los que en verdad se encuentran solos.
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