040
—En serio eres agradable. —comentó mientras sostenía la taza de té helado entre sus manos.
—¿Por qué sigues apareciendo frente a mi?
—¿No crees en el destino? —cuestionó sonriente para darle un sorbo a su bebida.
Esta niña es adorable, demasiado para ser mi mayor.
—Kim...
—Nonna. —suspiré resignado para tomar mi taza, escuchando su agradable y sencilla risa.
Mi mente divaga, a pesar de los momentos agradables como estos, sigo pensando y dando vueltas en círculos...
—¿No crees qué el amor es lindo? —volví la mirada hacia ella, quien observaba a una pareja de la mano por la vidriera del local.
—No lo sé, puede ser devastador. —recuerdos carcomen mi cabeza, una y otra vez.
Arruine tantas vidas juntas y solo porque soy un cobarde.
—Si, puede ser. —asintió con nostalgia— Pero sabes una cosa. Si yo pudiera regresar en el tiempo, no escondería lo que siento.
—¿A qué te refieres?
—El silencio fue el engaño más violento que pude albergar por tanto tiempo. Mis heridas daban verdaderamente miedo.
No espero nada... porque se que mi dolor no es nada a comparación de lo que realmente merezco.
—Jimin, ¿conoces a Yuna? —volví mis ojos hacía ella; pero esta vez mucho más confuso que antes, con mayor tristeza.
Las palabras que le exigí en su momento, retumban en mis oídos con tanta claridad.
"Finge que no me cones. Si me ves, ignorame, si me acercó a ti, huye. Si te preguntan por mi..."
Asentí en un leve movimiento de cabeza, confirmando su duda. Y con una pequeña y triste sonrisa comentar.
—Si, pero de eso hace mucho tiempo.
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—Nam...
—Lo siento Sojung, hablamos luego.—se despidió con un corto beso sobre mi coronilla para correr detrás de sus compañeros.
Suspiré resignada mirando la bolsa entre mis manos, hoy planeaba comer con él. De hecho preparé toda la vianda pero...
—¿Qué haces parada a mitad del camino? —escuche un timbre burlón, y volteé para ver a Jin— ¿Por qué esa cara? —junto a su intriga, su semblante de bromista cambió drásticamente por el ceño fruncido.
Sonreí para mostrar mi bolsa.
—¿Ya comiste, oppa? —la mirada en sus ojos fue de sorpresa, sonreí para tomar su mano.
—So-Sojung, ¿a dónde vamos?
—A comer oppa. —forme una dulce sonrisa.
••••••••••••••••
Me encontraba en el jardín del instituto, Sinb desapareció valla a saber por donde, dejándome completamente sola.
Obviamente traté de ganar tiempo leyendo el material que nos dejó el profesor Chen...
Suspire con cansancio, para dejar caer el libro sobre mi rostro.
—¿A quién engaño? —un inconsciente y leve mohin se formó entre mis labios. Pero una risita acaparó la atención de mis oídos.
No es como si me importara ser el bufón de alguien, después de todo, se muy bien que soy un payaso.
—¿Estudiando? —pero aquel inconfundible timbre de voz me turbo, sentí mi corazón acelerarse dentro de mi pecho.
¿Realmente era él? Acaso... ¿lo escuche reír?
—Yerin...—puedo jurar que presenti la sonrisa en su boca— ¿Yerin-ah? —mis mejillas ardiendo, senti como se apodero de mi libro, alejandolo de mi cara.
Dejándome por completo al intemperie, separada de este mini escudo que conforme. Aprecie su rostro a la misma altura de donde me encontraba, de cuclillas con el libro entre sus manos y una gran, hermosa y perfecta sonrisa cuadrada.
—¿Oh? —la sorpresa era reflejada en su semblante— Es el material que dejó sumbae para la próxima semana. —elevo su mirada— ¿Por qué lo lees ahora? ¡Woah! no sabia que eras tan disciplinada.
—Ni yo... —susurre todavía aturdida, completamente pérdida en eo brillo de sus hermosos ojos, entonces su sonrisa volvió a reaparecer.
—¿Puedo leerlo contigo? Soy muy malo para esta materia, ¿quizás puedas ayudarme?
Pero antes siquiera de que pudiera responder, tomo asiento a mi lado como si de un niño pequeño se tratase. Volvió a abrir el libro pero esta vez frente de mi, para asi ambos poder leer. Juntos.
Su perfume llegó hasta mi nariz, y lo miré inconscientemente. Lo aprecie tan concentrado en su lectura...
¿Cómo una persona puede verse tan perfecta sin hacer nada al respecto?
Sonreí para desviar la mirada de él hacia el libro, senti sus ojos elevarse para verme y solo pude sonreír.
No se que es lo que verdaderamente sientes Taehyung, pero no importa. Porque se muy bien lo que significas ahora para mí. No estoy confundida, no eres un reemplazo para mí, porque tú... eres el único.
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El director me mandó a llamar, y es que otra vez quiso hablar conmigo, de hecho... creó que comienzo a odiar a ese molesto hombre.
¿Qué más quiere de mi? Ya me teñi de un color "más apropiado".
Caminé en dirección al pasillo luego de cerrar la puerta de su despacho.
¿Dónde diablos estás Yerin?
Dirigi mi atención por los alrededores, pero no había rastro alguno de su presencia. Me encuentro molesta, y es que ese hombre si que sabe como sacarme de mi sano juicio.
—¡Oh! —reconozco ese timbre de voz— ¿Estamos enojada? —voltee para poder verlo con mi ceño fruncido, pero este me recibió con la misma sonrisa, tan grande y sincera que nunca desaparece.
Deje escapar un suspiro agotada.
—¿Qué pasa Eunbi? —encogió sus hombros y bajó su cabeza para poder verme mucho más de cerca— ¿un mal día?
—Si lo sabes, ¿por qué preguntas algo tan obvio, Hoseok? —dejo escapar su distintiva y brillante risa.
Le observe con fijeza, expectante y es que taramente podía mantener mi compostura con este chico.
—¡Vamos! ¿a mal día buena...? —con su mano hacia un ademán que me invitaba a terminar su frase, pero me negué— Anda~... —comenzó a mover su cuerpo, generando el ageyo más perturbante que haya visto en mi corta vida. Pero lo consiguió, y mi risa ganó.
Hobi no dudo en intensificar su tonto y tierno ageyo, mientras tironeaba levemente de mi brazo.
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Las peores semanas vuelven a resurgir, aprisionandome dentro de una cárcel profunda y oscura.
En serio pensé que las cosas mejorarían. Pero veo que me equivoqué, nuevamente.
Malditos idiotas... —la silueta delgada de mamá no deja de merodear por mi cabeza. El timbre de su voz débil, su pequeño rostro mucho más delgado, perdiendo las preciosas mejillas que tanto le caracterizaban...
Mi corazón se aflige cada vez más.
Y es que no puedo evitarlo, recuerdo mi viejo hogar. El mismo lugar que era tú hogar. Porque siempre fue nuestro. Eunbie... te recuerdo jugar en el pateo trasero luego de las horas de clase, tomando la merienda e incluso pidiéndole galletas a mamá.
Tú... fuiste tan indispensable para mi. Tú fuiste quien supo encender mi corazón por primera vez; e igualmente... supiste como apagarlo descaradamente.
Puedo sentir como mis ojos comienzan a nublarse.
—¡Yah! —gritos eufóricos perturban mis oídos.
—¡Eunbiee~! —y no me puedo contener. Volteo a ver de quien se trata.
—Jung Hoseok, aléjate... hablo en serio. —su dedo separando y respetando la poca distancia entre ellos, suena amenazante, como de costumbre— ¡No, aléjate!
—¡Eunbieeee~! —siendo ignorada por la dulce actitud de Hoseok, quien se abalanzó sobre ella para picar sus mejillas y los costados de su abdomen.
Mis ojos comienzan a picar gradualmente. Mis oídos sintonizan sus risas enlazadas.
El mayor la sujeta de su cintura para realizar un movimiento de un lado hacia el otro, en forma de vaivén; mientras ella golpea sus brazos riendo escandalosamente.
Sigo queriendo caminar sobre este dolor, a pesar de las posibles heridas en mis pies descalzos.
Yo prometí cuidarte, pero fui yo mismo quien te causo tal dañó. Fui el idiota que te traicionó, que desconfío, el mismo idiota que te alejo de mi.
—Hoseok, ¡eres un tonto~!
—Eunbie no golpes... espera, duele, duele. ¡Auch~!
Porque tu formaste parte de mi todo. Tú eras mi galaxia... —las mejillas sonrosadas de Eunbi regresan a endulzar mi corazón— mientras que ella era mi orbita. —la sonrisa de mamá mientras acariciaba mi cabello aparecen para recordarme al punto que llegue.
—Eunbie... —una sonrisa amarga se formo en mis labios— te fallé. —mi pecho comenzo a oprimirse— Mamá... —la primer lágrima descendió— estrope tu vida, lo siento...
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