037
—Es... —mis ojos se llenaron de un brillo que reconocería en cualquier momento.
—¿Te gusta? —sentí sus manos rodear mi cintura y su mentón apoyarse en mi hombro.
No podía despegar la vista de aquellas luces, el parque de diversiones deslumbra generosamente esta noche.
Luces de colores y música por todos lados. Buena energía y hermosa vibras.
—Namjoon... —susurre— ¿Preparaste esto por mi?
—No, solo es el comienzo, ¿que dirías de un yate? —fruncí el ceño, para escucharlo reír— Tsk, no te gustaría ¿cierto?
—No me digas que compraste ese paseo. —señale el río frente nuestro, con aquel barco aparcado en una pequeña orilla improvisada cual puerto.
Para sorpreda mía, sentí el dulzón aroma que desprendía de su colonia en cuanto se acercó para depositar sus labios sobre mi cuello, en un tierno y avergonzado beso por su parte.
—Nop, aunque debo admitir, ganas no faltaron. —sonrió mostrando sus hermosos hoyuelos.
—Joonie... —sonreí agradecida.
—De todos modos, tengo planeado toda una noche con tu perfecta compañía. Claro que, si me lo permites. —sus mejillas se tiñeron de un precioso rosado.
Es en momentos como estos que comprendo porque me duele tanto sentirte lejos, no se trata del paseo y el dinero, más bien del interés y la compañía. Es por tu ternura y timides que te quiero tanto, que comienzo a extrañarte a los tres minutos luego de separarme de ti. Y es que te quiero para siempre.
Sonreí para voltear y acercarme hasta sus labios, en ligeras puntitas de pies, con sus manos sobre mi cintura, brindandole asi un tierno y gratificante beso.
—Muchas gracias, oppa~. —tomó de mis manos para depositar un dulce beso en estas que me hizo sonreír, y no dudo en enrollar nuestros dedos a la par.
Te necesitó aqui conmigo, porque me siento segura entre tus ojos.
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—Eres menor, no tengo dudas.—sonrió a mi par.
—¿Me conoce? —soltó una leve risa al oírme, una risa que me resulto tan tierna.
—¿Ni siquiera me tuteas? woah~, ¿deberia sentirme decepcionada? la edad si que se nota. —elevo sus manos para rodear sus propias mejillas con un leve mohin.
—No, no me malinterprete. —cerré los ojos apenado, relami los labios antes de continuar— Es sólo que... siento que te he visto antes.
Con una sonrisa descendió sus brazos para guardar sus manos en los bolsillos de su tapado, y elevar la mirada hacia el cielo.
—La luna no es muy visible, es triste. Sabes, a veces me pregunto cuán solitaria debe sentirse. Pero así y todo, es hermosa, tan brillante.
Fruncí el ceño para ver el cielo, este se encontraba completamente despejado, bastante oscuro. Al acecho de una futura lluvia.
—Pero se encuentra rodeada de estrellas, y por lo general... las personas la admiran. —una sonrisa entristecida no se despegó de sus labios.
—¿Eso crees? Yo pienso que la luna es todo un misterio. El más grande de nuestra cotidianidad. Sus formas varían, acontecimientos únicos le rodean en momentos y lugares específicos. Ya sea una estrella fugaz al pasar, una preciosa lluvia de meteoritos, un eclipse o incluso la belleza de la aurora boreal.
Hay tantas cosas ocultas dentro de mi, lo se muy bien porque son...
—De igual modo, creó que vivimos en base a estos dos tipos de días. Los días tristes y los días cuando sentimos aquella compañía, tan importante, la que quita un poco el peso de soledad a nuestro lado.
... las piezas de tiempo perdido. El tiempo dejado atrás, solo tengo esa memoria. Sólo quedan las carcasas exteriores.
—Asi y todo, no creó que la belleza que le rodea y la admiración que recibe, lleguen hasta ella. La naturaleza necesita del sol y la luna, pero no somos conscientes y la mayoría la desprecia como si fuera cotidianeidad.
Volvi la mirada hacia ella, sus ojos fijos en las alturas, permitiendome asi apreciar su perfil, ella sonreía.
—¿No lo crees? —susurró cual contadora de historias fantásticas, de esas que nos contaban de niños y amabamos. De las mismas que tanto necesitamos ahora de grandes, para no terminar perdidos por mucho más tiempo— Jimin.
—A veces... nos merecemos los días tristes.
La sonrisa de Yuna... la entonada risa de Jungkook... el rostro de Eunha, todo vuelve a mi cabeza como un recordatorio de lo que destroce, aquello que ya nunca más sera genuino y verdadero. Una utopía lejana.
—No creo que la distancia sea el problema, más bien se trata de la confianza. Creo que... cuando perdemos esa confianza es muy difícil volver al principio. —volvió sus ojos sobre mi— Pero no es imposible.
—No estoy tan seguro...
—Existen personas que te abrazan a la distancia cuando las extrañas y te besan cuando te leen. —frunci el ceño, porque aunque no lo dijera, habla como si conociera mi pena en profundidad— No te canses de escribirles, vale la pena, es un encuentro personal. Empiezas a descubrir que hay debajo de esa coraza gigante llamada, soledad.
—¿Quién eres tu?
—Solo... una buena amiga. —sonrió para reverenciar y avanzar— Hasta luego, Park Jimin. Espero que nos volvamos a ver pronto.
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—Diablos... —suspiré luego de recibir el timbre cálido de otro buzón de voz.
—Deja de intentar. —escuche detrás de mi espalda.
—Yoongi. —Hoseok negó reprendiendo al mayor.
—¿Por qué no atiende? —cuestionó por lo bajo.
—Porque no quiere.
—Yoongi basta. —frunció el ceño para acercarse hasta mi y volver a verme— Hyung, tal vez si deberías parar. —con calma tomar mi celular, alejandolo de entre mis manos y sonreír a duras penas.
—¿Por cuánto tiempo seguirá así? —Hoseok negó cabizbajo, sin poder verme a los ojos— ¿Qué se supone que esta haciendo?
—¿No es obvio Seokjin? —cuestionó Yoongi para sentarse en el sofá.
—Llamaré a la policia.
—Hyung, te estás apresurando. —Hobi intento detener mi proceder.
—Necesita entrar en razones, le daré el susto de su vida. —extendi la mano hacia él como petición del aparato— Hoseok no intervengas.
—Hyung... —pero el timbre de Yoongi nos obligo a voltear.
—A veces quien te hace sonreír, es la misma persona que después te induce a morir. —con el control remoto en sus manos continuó—Debes darle su tiempo.
—¿Tiempo Yoongi? Deja de juntarte con Hoseok; tu mismo lo dijiste. ¿Cuánto tiempo más? Hasta que muera de una sobredosis ¿quizás?
—¿Quieres asustarlo? Muy bien, —apagó el televisor para voltear a vernos— pero conozco otra forma. —volvimos a vernos con Hoseok, preocupados por su pequeña sonrisa— Mucho mejor. Más eficaz.
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—Gracias por traerme hasta casa. —sonreí en la cuadra de enfrente.
—No sabia que podías ser educada.
—Tch tch tch. —chasque la lengua para golpearlo— Eres un idiota. Un simple “descuida” era más que suficiente.
—Mhm. —asintió con su mirada perdida— Descuida.
—Tsk. —negué para sonreír— Jungkook, lo siento... —guardó silencio por un momento.
El viento soplaba con voracidad, apreté mis brazos con fuerza, la simple chomba del instituto no era de ayuda alguna. Pero sentí un peso cálido y acogedor sobre mis hombros, su campera.
Volteé para verlo, cargaba con una camisa manga larga debajo de la chomba, pero aun así, se encontraba igual de desabrigado que yo.
—No, Jungkook... —intente devolversela pero fui ignorada.
El pelirrojo se posicionó delante de mí para subir el cierre apesar de que no la tenia puesta como correspondía. Mis brazos se encontraban pegados por debajo, en cada lateral de mi cuerpo; prácticamente, un saco de papas.
Mi boca quedo debajo del cierre, entonces volteó para comenzar a caminar, el viento se hizo presente y junto con el, logré divisar como su piel se erizaba por el frio. Me fue inevitable no sonreír debajo de aquél cierre.
Jeon Jung Kook, realmente eres un chico considerado.
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—Unnie. —reprendi con el ceño fruncido. La mayor sonrió dulcemente para acercarse.
—Perdona, me retrase un poco, pero... —arrugo su nariz— ¿por qué estas aquí a fuera?
—Estaba muy preocupada por ti. —recrimine— ¿Sabes qué hora es?
—Son las... ommo. —la sorpresa se plasmo en su rostro en cuanto observó la hora en su celular.
—¿Qué te distrajo tanto? —me crucé de brazos por el frío— Unnie es peligroso andar sola por estas horas. Además, la lluvia no tarda en caer. ¿Y si te resfrias? —sonrió para abrazarme.
—Ay mi Yuju, Yuju linda y adorable~. No seria tan tonta si pezco un resfriado, ¿verdad?
—Unnie, no lo digas ni en broma. —la rodee con mis brazos— No quiero poner aprueba el refrán.
—Sabes, siempre crei que el amor es fuerte... pero creo que nunca supe cuanto. Y es demasiado fuerte. —me aleje para verla sin poder comprender el porqué de lo que decía.
—Umjie unnie, ¿te sientes bien? —una risilla se escapo de sus labios para observar el cielo.
—La luna no nació para estar sola entre tanta lejanía. —sonrió— Pero valla que es hermosa, como la primera vez que la puedes apreciar sinceramente...
Levanté la mirada al cielo, un solo nombre viajando por mi mente, un solo rostro vagando en mi tristeza.
—Yuju... —volvi a verla, y sus mejillas estaban repletas de lagrimas, se abalnazo para abrazarme con fuerza.
Fui débil, nuevamente predispuesta para él, siempre que lo necesitaba pero... ¿y yo? —la primer gota cayó— ¿Cuándo estuvo él dispuesto ahí para mi? —el cielo rugio.
Me quieres solo cuando tú quieres y es por eso que no puedo ni olvidarte, ni quererte como quiero...
—Unnie, comenzo a llover.
—Mentirnos es tan fácil, nos auto convencemos para protegernos.
—Unnie... —se alejo de mi para sonreír entre lágrimas, y así ingresar a la casa e incentivarme a seguirla.
Jimin... Eunbi... cada uno de nosotros los necesitan de regreso.
Ingrese a su casa detras de ella, para cerrar la puerta.
Chicos... ¿por qué nos destruimos haste este punto?
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Luego de todo un recorrido por todo el parque de atracciones, de una pequeña cena casera en el lago Han, la lluvia descendió aplacando el buen ambiente. Pero en medio de risas y bromas, volvimos en hora.
El viaje de regreso fue ameno, al menos conseguí que apreciará la pirotecnia antes de que el clima empeorara.
En un segundo nuestra pequeña manta a las orillas del rio, se convirtió en un espectáculo de primera fila para un hermoso juegos de luces personales.
Senti el calido tacto de su mano sobre la mía, la cual se encontraba sobre la palanca de cambios. No pude evitar sonreír tontamente por su gesto.
Ella era tan hermosa. Sea casual, elegante, sport, o arrreglada, simplemente es hermosa.
Mi dulce Sojung... tan simple y de buen corazón.
No logro quitar de mi cabeza la sonrisa de emoción que adorno su rostro en toda la noche y eso me era tan gratificante.
Apesar de la ironía y las bromas, lo cierto es que perdi el dinero en ese viaje en bote al que nunca fuimos. Pero no importaba, después de todo yo ya sabia que Sojung es simplemente única. Me encuentro agradecido con ella, y solo por haberme elegido a mi, sobre todo, por dejarme encontrarla.
—Gracias. —sonrió para voltear a verme, nos encontramos de vuelta en la puerta de su departamento. Negué sonriendo.
—Gracias a ti.
—¿Mhm~? ¿por qué? —por elegirme a mi.
—Por todo. —acaricie su cabello y sonreí avergonzado debido al silencio repentino que se formó entre ambos— Debería... ya sabes.—trague con dificultad— Es tarde, yo debería...
—¿Quieres entrar... —sus mejillas se sonrojaron, y su timbre bajo avergonzado— oppa? —sus dedos jugaban incómodos entre si.
—¿Es-estás segura? —asintió sin verme a los ojos para voltear y entrar, dejando la puerta abierta a sus espaldas.
Me cuestionó... ¿esto estará bien?, ¿o me estoy aprovechando?
Siempre soñé con una oportunidad así, desde que la conozco ella a sido mi crush, desde niños pero... al llegar a la adolescencia lo entendí, ella no solo me atraía por su personalidad sino también sexualmente. Fue la protagonista de muchas noches libres a mi imaginación...
—Maldición. —cerré mis ojos gruñendo— Soy un maldito pervertido...
—¿Nam? —su timbre de voz tan suave y llena de pena. Tragando en seco y aptetando mis puños, entre casi con las rodillas flaqueando, y mis piernas temblando.
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