031
Caminé en dirección a la cancha de basquet, la cual quedaba a la vuelta cercano al río, y al pasar por ahí, logre verla.
De pie con sus manos en los bolsillos y una ligera sonrisa sobre sus labios, su cabello largo y negro cubría su rostro en un ligero movimiento con el viento.
Sin decir más, solo me pare a su costado y contemplé junto a ella el movimiento del río.
—Nunca me dolió irme... pero si me dolió que no me detuvieras. —oí su voz suave igual que un susurro.
A mí nunca me dolió que te fueras... pero si me dolió que no volvieras.
—No le dediques canciones ni versos, a quien amas.. dedícale tiempo y atención. —se muy bien que se refiere a la ridícula pista del juego pasado.
El viento soplaba, el silencio no era para nada desagradable, y a su manera, era mucho menos solitario, aunque sea solo un poco.
—No corras por alguien que nunca quiso caminar a tu lado. —volteó a verme— Jimin, si quieres ser feliz, no escuches todo lo que te dicen, no creas todo lo que veas y no digas todo lo que sabes.
Le miré atentamente, aquellos preciosos ojos llenos de ternura, de preocupación, repletos de amor...
—¡Yuna! —conozco ese timbre de voz— ¡Yuna! —Tae se encontraba buscándola, y ella volteó para alejarse en silencio.
Olvido las llaves, los nombres, los exámenes. Olvido casi todo la mayoría del tiempo pero... ¿en dónde se encuentra mi mala memoria que no puedo olvidarme de ti?
—Yuna... Eunbi... lo siento mucho.
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—Ailee, hablo en serio. —sonrió burlándose— ¡Yah!
—Lo siento Kim, es solo que eres muy tierno. —me avergoncé— Bueno, creó que a Sojung le gustará algo más tranquilo, ¿una cena extravagante? —negó con una mueca no muy convencida— No se sentirá muy cómoda.
—Creo que tienes razón. —comenté pensativo— ¿Qué debería hacer? —volvió a reírse, y mis mejillas ardieron.
Era vergonzoso indagar al respecto pero, honestamente soy muy torpe a la hora de relacionarme con Sojung, quizás sea por el simple hecho de que ella es mi mejor amiga y... no quiero que nuestra relación cambie dramáticamente, tengo miedo de presionarla sin siquiera notarlo.
—¿Cuál es tu miedo? —le mire aterrado como si pudiera leer mi mente— Digo, Namjoon, ¿por qué no confías en tu propio gusto? Tal vez algo más casero, que salga de tu simplesa, que te represente. ¿Por qué no cenan en casa?
—Porque... no quiero que ella sienta que vamos muy rápido. —reconocí honestamente— Tengo miedo de ser abrupto con ella, que se sienta presionada. Tengo miedo de estar a solas con ella. —bajé la mirada avergonzado— No confió en mi mismo, —susurre— y eso es triste...
Mi corazón bombea pesado, y mientras me hundo en mi propia miseria, el peso de su cálida mano se siente sobre la mía.
—No es triste, se llama amor. —sonrió con dulzura— Namjoon, mírame, anda, levanta la cabeza. —obedeci desanimado— Escucha con atención, no se trata del mensaje que te llega, sinó de quien te lo envía. No es la canción que oyes, sinó a quien te recuerda. No se trata del tiempo que gastas, sino en la compañía de quien lo pasas. Vamos, eres un excelente chico y créeme, Sojung lo sabe mejor que nadie. Lo que hagas estara bien.
—Muchas gracias Ailee... —sonreí con gratitud.
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Te pienso cuando no estás a mi par, te extraño cuando no recibo un solo mensaje de tu parte, te sueño cuando no duermo y te quiero aunque no debería hacerlo...
Rayos, te enamoraste Yewonie, ¿en serio? ¡En tan poco tiempo!
—Umji, Umji, nonna... —logré oir el susurro de alguien a mi lado pot lo que volteó, encontrándome a Sanha con una expresión confusa y algo preocupada— La mesa siete.
—¿Ah? oh, claro... —me apresure en dirigirme, el chico se encontraba llamándome hace un rato más largo de lo usal. Que vergüenza— Lo siento mucho. —reverencie apenada una vez frente a ella— ¿En qué puedo ayudarles?
Si tan sólo mi mente dejará de jugar conmigo... —terminé sobre la barra soltando un agotador suspiro.
—Nonna, ¿estás bien? —su timbre dulce podía robarme una sonrisa al instante, no dude en apoderarme de sus mofletes y apretujearlos.
—Eres tan cutee~.
—Nonna... —sonrió avergonzado, y ambos reíamos al compás. La campana del local se hizo escuchar, y ambos volteamos para ver.
Él... regresó, como cada día. —mis mejillas comenzaron a calentarse.
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—Hablo en serio, no es nada agradable.
—Pero a mi si me resulta agradable. —comentó con inocencia en todo su esplendor.
—Tsk, ¿qué le ves de agradable a un sujeto que se la pasa riendo todo el tiempo? Es irritante. En serio no entiendo como lo soporta. —mufe luego de escuchar su risa— ¿Qué? —pregunte a lo que negó— ¿Qué?
Ambos caminábamos por el bosque de vuelta a la sala de música.
—Anda, dime. —sonreí para acercarme y hacerle cosquillas.
—Ya, ¡Tae no! —reía como toda una niña pequeña retorciendose por mi tacto, y de igual modo yo.
—Vamos, Yuna dime. —seguí picando sus costados a pesar de su resistencia.
—¡Yahh! —exclamó para terminar sujetando mis muñecas y deteniéndolas en el aire, ambos seguimos riendo a pesar del contacto visual.
Eran momentos como estos los que extrañaba, extrañaba a mi amiga, a mi Yuju querida... y justo ahora es como retroceder en el tiempo, cuando eramos muy buenos amigos, cuando eramos un grupo grande de amigos. Cuando eramos verdaderamente felices...
Sonreí feliz ante ella, pero esta rompió la conexión para bajar su mirada apenada y soltar lentamente mis manos.
—Tae, la única persona que necesitas en tu vida es aquella que te demuestra que te necesita en la suya. —mi sonrisa poco a poco comenzó a desvanecerse.
—¿Qué estás...?
—Los que no se desesperan por estar solos, al final, siempre les llega la persona correcta. —fruncí el ceño desentendido, pero su sonrisa iluminó mis ojos— Eres un chico tan lento... —apretó mi mejilla para adelantarse riendo.
—Oye... —corri detrás suyo aún confundido— ¡Oye!
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Ellos se ven muy bien juntos, él se sonroja y le gusta pasar tiempo con unnie. Pienso que en realidad, ellos se complementan de una manera magnifica pero...
—Sojung. Despierta. —aprecie su mano enfrente de mi rostro y retrocedí un poco, chocando con el torso de alguien detrás de mí.
—Oh, Jin... —susurre para reverenciar en modo de disculpa.
—Descuida, ¿estás bien? llevó aqui como diez minutos y te noto algo pérdida. Y ese algo es bastante.
—¿Eh? no, me encuentro bien. —formule una sonrisa— De hecho estoy preparándome un té, ¿quie...? —pero no pude terminar de la oración ya que el agua no se encuentra dentro de la taza, sino sobre la mesada esparcida— Rayos...
Tomé unas cuantas servilletas para poder secar el desastre que ocasione por mi descuido, pero oppa me detuvo para terminar de hacerlo el mismo.
—No era necesario...
—¿Y eso qué? —sonrió con dulzura.
Te veo en todas partes Seok Jin, menos a mi lado... no de la forma que alguna vez hubiera soñado. Entonces, ¿por qué de pronto llegas para salvarme?
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Ojos que no ven...
Tome asiento para depositar sobre la mesa la computadora, le observe por el rabillo de mi ojo, se acercaba a paso torpe, nerviosa como si hubiera hecho algo malo.
... imaginación que te traiciona, te hace pensar cosas tontas y dañinas.
—¿Qu-qué deseas ordenar? —sonrió temblorosa.
—Americano. —no devolví la mirada, solo senti sus pasos alejandose de mí para voltear de nuevo hacia el niñato de cara bonita quien le esperaba con una ridícula sonrisa y juguetear así con su cabello.
—Suga eres muy celoso aunque no lo parezca. —sonrió— ¿quién lo diría? —comenzó a reírse divertida— Tan tierno.
Idiota, si se trataba de ti, era más que obvio. Aquí sigo, esperandote en silencio, para que nadie conozca la magnitud de cuánto me haces falta.
—Aquí tienes. —sonrió para depositar la taza y aquel platillo extra. Como de costumbre.
—¿Cuándo dejarás de traerme postres que no pedí? —indago con molestia.
—Cuando sienta que no los necesitas. —eleve la mirada, clavando mis ojos sobre los suyos, notando la repentina incomodidad que le provoque. Cabizbaja comentó en un leve susurro— O cuando dejes de venir.
Te escribo cada noche, cada momento libre que poseo, y sobre todo para que lo sepas muy bien, que todavía sigues aquí, aunque estes por el otro lado. Eunbie...
—No lo necesito. —volví la atención sobre el monitor, y a lo lejos presentía la mirada de aquel rubio entromerido sobre nosotros.
—Yoongi, si alguien quiere ser parte de tu vida, permiteselo. No pierdas el tiempo guardando espacio para quien no acaba de llenarlo. —dicho esto reverencio con dignidad para voltear e ir de nuevo con su buen amigo.
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Una madrugada friolenta, al amparo de las estrellas y nuevamente no logró conciliar el sueño. Me dirigí en dirección hacia la fogata, pero al parecer, alguien ya me había ganado de mano.
—Ohm. —se sorprendió al verme a su lado— ¿Insomnio otra vez? —asenti, ella sonrió y me extendió la taza que sostenía entre sus manos— Chocolate, ¿no tienes frió? —no respondi.
Entonces acorto nuestra corta distancia para tomar mi mano y entregar dicha taza, el viento resoplando a nuestro alrededor era mayor. Supongo que no me vendría nada mal un tragó, y llevandole hacia mis labios sorbi un trago.
Sonrió— Las estrellas se ven hermosas esta noche. —ronroneo apreciando el cielo nocturno impregnado por un espectáculo estrellado.
Me recuerda tanto a las noches en que soliamos ver las constelaciones, porque amabas la astronomía y yo... bueno, amaba tu sonrisa. Te amaba a ti.
Mi sueño es estar siempre junto a ti, bajó la misma estrella quizás...
Sentí la calidez de una manta sobre mi espalda, Sinb había compartido un poco de la frazada que la mantenía en calor, mientras su mirada seguía fija emelesada sobre estas. Y de pronto, encontraba mis ojos fijos sobre ella ahora.
Ya son varios insomnios que no sé nada acerca de ti. Ni siquiera un rastro, alguna huella y te extraño...
¿Qué esta pasando? poco a poco mi mirada comienza a desviarse... comienzo apreciar otro rostro, otros labios, otros ojos, otra risa... y sin darme cuenta, sin quererlo, creó que alguien esta queriendo usurpar tu lugar. Pero eso no es lo más trágico de esta insólita situación.
Lo más triste, lo peor de todo esto es que... no me molesta.
Poco a poco... siento como ella empieza a traer esperanzas con su tangible compañia.
¿Qué demonios pasa conmigo?
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