026


—Sinb, ¿qué haces aqui? —me tomó por sorpresa verla en el living de la casa.

—Oh, Hobi hola. —sonrió— Vengo a jugar a la pley. —miré la hora en el reloj de la pared.

—Van a ser las seis y media de la tarde, ¿no te dirán nada en casa?

—En realidad hoy estoy de pijamada con Yerin, asi que iré directo a su casa.

—Ah, pero... ¿sus padres no se extrañaran? —negó.

—Saben que tengo entrenamiento, suelo dejar correr el tiempo. No logró medir el transcurso de las horas en las prácticas, ya es una muy mala costumbre lo sé.

Sonreí— ¿Te gusta mucho el baile verdad?

Asintió— Es mi pasión.

—Se nota. —ambos reímos, y me dirigí a la cocina con ella detrás, serví un vaso de jugo— ¿Quieres? —saque otro vaso de la alacena, ella asintió para acercarse.

—Gracias. —tomó el vaso— No sabia que vivías con Jungkook.

—Si de hecho, alrededor de dos años casi... —recordé aquel primer año difícil para todos. El primer año de luto.

La tía se encontraba completamente desesperada, tanto que cayó en un severo caso de depresión. Ver a tu único hijo derrumbarse delante de tus propios ojos sin poder ser de algún tipo de ayuda, realmente es frustrante.

—¿Hoseok? —volví a tierra para ver sus ojos preocupados, sonreí.

—Estoy bien, suelo ponerme nostálgico. —bajé la voz.

—¿Tu amiga? —levanté la mirada— Ya sabes, hablaste de ella un par de veces antes.

Asentí— Si, en cierto modo me la recuerdas, son dos espíritus libres. —sonreí.

—Supongo que ya no esta, lo siento mucho, es que hablas de recuerdos, un tiempo pasado.

—Es cierto... —bajé la mirada tristemente.

—Algunas amistades no duran para siempre, pero nadie dice que no sean grandes personas.

Sonreí— Nuestra amistad duro hasta el final.

Eunbi guardó silencio apenada, y la entendí, recién caería en cuenta de su fallecimiento, sonreí conmovido por su semblante.

—Descuida, creo que esta en un mejor lugar. —volvi la mirada hacia la mesada— Al menos, eso quiero pensar.

—Cuando se quiere tanto a alguien y esta se marcha, —senti el calor de su mano encima de la mía— también se lleva un pedazo de nosotros consigo.

Volvi mis ojos hacia su pequeña y delicada mano, sonreí ante su tierno gesto, pues la tonalidad de su voz había cambiado completamente.

—Lo hace... a veces tengo tantas ganas de vover el tiempo atrás y verla una vez más, solo por un momento...  para reir como antes. —sonreí cabizbajo.

—No importa la distancia, el amor irá en aumento, ya que sus recuerdos nunca se borrarán de nuestra mente.

Note el brillo en sus ojos, el mismo  que reconozco a la perfección, nostálgia.

—¿También has perdido a alguien importante?

—Mi mejor amigo... —sus ojos comenzaron a titilar.

—Lo lamento, yo... —negó.

—Descuida, ¿sabes? por momentos tengo tantas ganas de verlo, que suelo ver su silueta en todos lados. —sonrió— Conozco el sentimiento de vacío que te aborda cuando se pierde y extrañas a alguien. Es muy dura la carga, pero no imposible de sobrellevar.

Apretó un poco más mi mano, con una sonrisa angelical. Un ruido se hizo oír, mi pequeño primo se encontraba conectando la playstation desde el living.

—Jungkook, —se alejó torpemente de mi— ¿cuál has traido? —sus ojos me vieron apenados para luego encaminarse fuera del cuarto de cocina para acercarse al cuarto conjunto en donde se encontraba el menor.

Eres la porción justa, lo que él necesita... —una sonrisa en mis labios, acompañado de un cierto dolor inexplicable sobre el pecho.

Me encontraba a punto de marchar, pasando de largo el living, donde ellos se encontraban, hasta que logre escuchar su timbre de voz.

—Hoseok, ¿no te quedarás? —volví a verla, de pie cerca del sillón principal, mientras Jungkook se encontraba de cuclillas terminando de conectar el aparato— Anda, acompañanos Hobi. —sonrió, y asentí sin poder negarme a ese semblante.

•••••••••••••••

—¿Puedes creerlo? dijo que era frutilla y no, evidentemente era americano. —el mayor reía.

—En serio te cae bien. —mencione y asintió aun riendo.

—Yerin es adorable, es muy enérgica y sobre todo alegre.

—Si que lo es. —ambos caminamos a la par y me fue inevitable pensar en lo sucedido anoche.

—Tae, ¿no te das cuenta?

—¿Eh?, ¿qué cosa? —negué con una sonrisa para palmear su espalda.

—Descuida, ya lo sabras. —reí por lo bajo.

—¿De qué hablas? —negué para adelantarme— Yuju, ¿¡de qué hablas!?

Me alegra que comiences a superarme Tae oppa, porque te mereces algo mejor.

—¿Y por qué... no se lo discutiste? —fui honesta con mi mejor amigo, termine descargando todo el dolor transitado en dicha comida compartida.

—Supongo que no debía, no, en realidad no quise hacerlo.

—Yuna, todavía... —formule su pregunta mentalmente pero para mi sorpresa fue mucho más amable y prefirió callar.

Llegamos a la casa de los Kim, Namjoon llegó tiempo después y se sentó a tomar algo con nosotros.

—¿Novios? woah~. —sonreí sorprendida.

—¿A qué era impensable? —se burlo Tae sentado a mi lado.

—¡Oye! —Nam lo golpeó levemente, ocasionando risa entre los hermanos.

—Me alegra saber que unnie esta bien. —sonreí cabizbaja.

—Ahora que lo pienso, a pasado tiempo desde que ustedes se juntaron. —comentó Nam.

—¿Crees qué le gustaría verme? —susurre preocupada.

—Ella estara feliz. —afirmó Tae.

—¿Debería arreglar una cita? —Nam sonrió con la taza entre sus manos. No respondí de inmediato pues la inseguridad me ganaba— Oye, ¿has visto a Jimin? —le preguntó a su hermano de pronto.

—¿Eh? —volvi a ver a un Taehyung completamente desentendido, pero no era el único.

—Hobi me mando un mensaje, esta realmente preocupado por él. —frunció el ceño— Algo pasó y no sabemos bien que...

—¿Hobi? —cuestionó Tae.

—Ah, cierto. —rio— Me obliga a decirle así, no se de donde sacó ese nuevo apodo. —tomó un sorbo de su taza.

—¿No se lo dio Sinb? —comentó Tae en un intento por hacer memoria.

—Woah, y dime hermanito, ¿quién es ella? —sonrió con claro interés el mayor.

•••••••••••••

—¡Espera! ¡Kook ahora! —Hoseok se encontraba desesperado desde el sofá.

Sinb jugaba a mi par dando leves saltos de vez en cuando, riendo y reclamando con gran énfasis, cada tanto recibí un par de golpes por parte suya, impidiendo algún movimiento.

—¡Gané! —exclamó con una triunfante sonrisa burlona en su rostro.

—Una vez más. —exigí demandante, y logré escuchar la risa al unísono de esos dos.

Y aunque me esforce, el resultado fue el mismo.

—¡Uhh! —exclamó Hoseok detrás nuestro— Jungkookie es muy competitivo, —solto una leve risilla— esto debe ser frustrante para él.

—Si, se nota. —comentó a mi lado— Mira su rostro, señor Jeon, ¿está usted enojado?

—No.

—¿En serio? —se mofo— y entonces, ¿¡a qué se debe ese ceño fruncido!? —pico con su dedo el centro de mis cejas. No tarde en quejarme, para tolerar la burla en su voz.

Esto en verdad me trastorna.

—¿Viste eso? —le preguntó a Hoseok en espera de que le siguiera la corriente.

—Si, esta enojado. —ambos chocaron los cinco. Arroje el shostin a un costado, y ambos cesaron las risas— Tengo qur ir al baño, no te enojes Kookie. —no le tembló la mano para desparranar mi cabello, entonces alejé la cabeza irritado.

Y una vez que Hoseok salió de la sala, ella volteó a verme.

—¿Cómo te sientes?

—Anda, burlarte. —negó.

—Hablo en serio, ¿qué sentimientos ocupan tu mente justo ahora?

Observé el marcador de puntaje y respondí resongando.

—Irritado.

—¿Qué más?

—Frustrado, impotente, merecía ganar. —aprecie su sonrisa— ¿Por qué rayos sonríes? —fruncí el ceño.

—Eso mismo siento yo. —arrugue el ceño— Tu técnica de baile es perfecta pero, tus emociones no abarcan nada en ella. —negó— Irritación, frustración, impotencia... —suspiró— todo eso y mucho más siento al verte en las prácticas. —clavo directamente sus ojos sobre los míos— Jungkook, tienes tanto talento desperdiciado. Me gustaría tener tu técnica perfecta porque en verdad la aprovecharía.

Entiendo el punto. —observé como de pronto estiró sus manos.

—Quiero el manga. —reclamó.

—¿Qué?

—Perdiste, me lo debes, apostamos ¿recuerdas? —reí aturdido.

—Eres terrorífica.

—Lo sé, aprende un poco. —guinó su ojo con picardía.

—No quiero dártelo... —reconocí dubitativo al ver el volumen del manga entre mis manos, pero eso no evitó que me lo arrebatara— ¡Oye!

—Jungkookie, trabaja duro y puede que te lo preste de vez en cuando. —rió burlona. Mufe al recordar su conversación con Hoseok.

—¿Lo ves? —pregunte de pronto con seriedad.

—¿Eh?, ¿a quién?

—Tu amigo. —guardó silencio por un momento, Hoseok volvió a ingresar y está no dudo en despedirse.

Decidimos salir hasta la puerta para acompañarla, mi primo por cordialidad y yo, bueno obligado por él.

—Gracias por la hospitalidad. —sonrió.

—Cuídate. —le devolvio la sonrisa. De pronto desvio la atención de el mayor para voltear a verme.

—Todos cometemos errores, los sabios los admiten y suelen aprender de ellos. Los inseguros por su parte suelen negarlo todo, y los tontos los repiten una y otra vez. —dicho esto, reverenció con una leve sonrisa para voltear y marchar.

Me fue imposible no pasar toda la noche pensando en sus palabras...

¿En qué categoría me encuentro?¿Por qué me la recuerda tanto?
¿Por qué carajo vuelvo a pensar en ambas mujeres?

Sinb, ¿qué demonios quieres probar?

Cerre los párpados mientras sostenía su foto entre mis manos.

Aprendi que extrañar no tiene brazos... pero aprieta muy fuerte sobre nuestro pecho. Trae congoja sobre nuestro corazón.

Eunbi, mi preciosa niña bella... te extraño demasiado.



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