017
—¿Por qué volviste? —parpadeó un par de veces seguida, fui brusca, lo sé muy bien pero— Changsub, ¿por qué volviste? —fruncí el ceño al ver su apenada sonrisa.
—Lo siento. —susurro.
—No necesito esto. Changsub, ¿qué haces en Seúl?
—Umji. —levantó su rostro— Volvi por un motivo en particular.
—¿Motivo? —se acercó lentamente para tomar de mi mano suavemente. Abri mis ojos sorprendida
—Kim Ye Won, tu eres mi motivo. —sonrió.
¿Qué demonios es este sentimiento?
••••••••••
—Ya basta. —reímos.
—Bien, iré a supervisar las fotos. —con una sonrisa, Jihyo se alejo de la oficina.
—Ahg... —Yuqi se estiro desde el asiento— unnie, ¿qué haras mañana? —sonrió.
—¿Mañana?
—Empiezan tus vacaciones. —solto una tierna risilla— So unnie si que eres despistada.
—Song. —una seria y demandante Irene se hizo presente. La menor se puso de pie atolondradamente.
—¿Si? —preguntó casi como un soldado.
—¿Revisaste los correos de la empresa Kang? —con un tono tan irritante.
—Y-yo...
—¿Y qué estás esperando?
—¡V-voy! —tomó las carpetas del estante para correr apresurada hasta ella, reverencio apenada y salió del ala.
Me levanté antes de que la bonita y estructurada de nuestra jefa saliera.
—¿Por qué eres asi?
—¿Disculpa? —volteó con una semblante que rebajaria a cualquier persona.
—Esta no eres tu de verdad. —afirme sin necesidad alguna de sentirme rebajada.
—¿Tú sabes quién soy? —sonrió maliciosamente— No sabes ni siquiera quien eres tú misma. —arrugue la nariz— Dime, ¿conoces a tu corazón? Sinceramente, —se cruzo de brazos— ¿lo conoces?
—¿Qué sig...?
—¿Seguirás jugando con fuego? eres muy mala para ello Kim Sojung, mucho más de lo que crees. —negó sonriente para voltear e irse sin decir más— Sigue jugando, seguirás perdiendo a las personas que más amas.
—Irene. —susurre con un brillo en mis ojos a causa de la rudeza en sus palabras.
—Es suficiente, eres un maldito fraude So Jung. Y yo que creía que eras mi amiga.
Bajé la mirada al recordar, el celular sonó, y un mensaje leí.
Joonie
¿Lista? :3
Una ligera sonrisa volvio aparecer, tomé mis cosas apagando las luces y asi poder salir de la oficina.
Me dirigi hacia el otro ala de la empresa, las palabras de Irene aún siguen rodando en mi cabeza.
“Fraude.”
“Perderas a los que más amas.”
—Nam... —las pocas ganas que tenía de sonreír se desvanecieron al instante en que oi la risa de oppa en conjunto a la de Ailee unnie.
Un dolor inminente se hizo presente sobre mi pecho... senti el peso de unas manos apartar suavemente mi cintura.
—¡Booh! —se escucho suavemente en mi oido. Voltee un poco sobresaltada a verlo, sonrió— Es tu dia libre, ¿no? —su sonrisa aún prevalecía intacta.
¿Qué es esto?
—¿Qué haces aquí?
••••••••••••
—Joven Min, ¿me escucha? —mi ceño fruncido, y mi mente distraída no me permitieron oirle— Min Yoon Gi. —llamó nuestro sumbae.
Levanté la mirada para poderlo ver, suspirando bastante resignado.
—Presta atención, hablaremos al finalizar la clase.
Asenti, entonces volvió al frente del salón, y nuevamente la atención de todos se puso sobre mi.
Mierda.
La clase transcurrió con normalidad, llegando a su final.
—Yoongi.
—Lo lamente profesor. —me disculpe vagamente.
—Se que debes tener tus propios problemas, conozco que trabajas pero... estas demasiado ausente. Eras el mejor alumno en esta materia, ¿qué ocurre?
Me estoy rindiendo...
—Oppa, debes inscribirte. —sugirió entusiasmada.
—No.
—¡Pero amas la música! confio en ti. —sonrió para elevar sus puños— ¡figthing!
—No es lo mismo.
—Ya veo. —suspiro para continuar—¿Estás trabajando con la jóven Kim?
No...
—Si.
—Tsk. —sonrió indignado— ¿Crees que soy idiota? ¡deberia golpearte! —amago con su puño. Entonces la puerta se hizo oir.
—¿Puedo pasar?
Aquella voz...
—Adelante. —y como supuse esa niña se hizo presente— Me alegra que estes aqui Yewon. —le dedico una gran sonrisa a su menor.
—Sumbae...
—Entiendo... —de pronto ambos comenzaron a dialogar.
Honestamente no me encontraba ahí con ellos, mi mente junto a mis pensamientos comenzaban a mezclarse con su color y esencia.
—Gracias ms Swag. —sonrió para abrazarme.
—¡Muy bien! —el timbre de voz del profesor me despertó del trance— Confio en ti pequeña, y tú... —volteo para verme— esfuerzate.
Con una sonrisa se alejó de nosotros para salir del salon, Yewon reverencio ante él, yo por mi parte solo voltee para verlo.
—¿Por qué no prestas la debida atención? —voltee hacia ella, sus labios apenas estaban fruncidos, casi en un puchero inexistible.
Y nuevamente, aquella imagen reapareció, sus tiernos pucheros...
Me encogi de hombros dispuesto a salir para dejarla detrás.
—¡Yoongi! —pero su grito me obligo a detenerme— Es suficiente.
Antes de voltear, ella se apresuró en llegar hasta mi y asi tomarme de la mano para sacarme de ahí.
—¿Qué haces?
—¿Y tú qué crees?
Que eres una molestia.
—Tú novio no se pondra feliz. —detuvo sus pasos.
—¿Novio? —indago para voltear a verme.
La imagen de ella tomada de la mano con aquel muchacho frente a la universidad, volvió a resurgir entre mi mente.
—Debo irme. —estaba dispuesto a safarme de su agarre pero ella no me lo permitió.
—Ah ah, hoy no. —sonrió ante la repentina incógnita que refleja mi siemblante— Hoy no te escaparas de mi.
¿Qué rayos?
••••••••••••••••
—Eunbi. —sonreí al ver como se acercaba hacia mi.
—Hoseok, hola. —sonrió nuevamente— ¿Puedo saber por qué tanta formalidad?
—¿Tú crees qué soy formal? —hice un mohin— Pense que era lo justo, ya que no deseas llamarme Jhope. Tampoco te dire Sinb.
—¿Hablas en serio? —alzo una ceja y sonreí cruzandome de brazos, entonces me imitó— ¿Y como sabes que no tengo un apodo decente para ti?
—Valla, esto se pone interesante. Soy todo oidos.
—No seas dramático, Hobi. —una tonta risa se escapó de mis labios— Ahora, dejando eso de lado y resuelto.
—Muy bien no comentaré lo tierno que sonó, —le vi reir por lo bajo— y pasaré a lo importante. ¿Cómo estás?
—Mhm... —fingió o tal vez no, pensar por un momento— creo que bien, ¿vos?
—Woah, llegamos a este punto de relación verdad. —rodo sus ojos— Me gusta que no seas para nada formal, Sinbie~. —se encogió de hombros.
—Es más comodo, no te dire usted. —negó.
—Aigoo, ¿y...?
—Ni sueñes, no pienso decir oppa. —negó rotundamente, entonces reí para desparramar su cabello.
—¡Oye! —me golpeó y ambos reimos a la par hasta que le vimos en el mismo pasillo.
—Jungkook. —volteé a saludarle con una sonrisa pero este no me noto, se veia embelesado valla a saber con qué— ¿Aún rencorosa? —indague a lo que no dudo en negar con su atención fija sobre aquel pelirrojo—¿Entonces... —intervine— lo perdonaste? —volvió a negar en respuesta— ¿Y lo haras? —volteó para verme.
—No lo sé, tu primo no es para nada parecido a ti.
—Bueno, seria aburrido si lo fuera. —sonreí en modo de apaciguar la repentina tensión— Él es bastante...
—Desagradable. —aseguro, y me fue inevitable no reir por tremenda sinceridad.
—¿Puedes hacer el esfuerzo h llevarte bien con él?
—Lo estoy intentando. —mis cejas se arquearon por la sorpresa— El profesor de danza lo dejó a mi tutela.
—¿Tú tutela? —frunci ligeramente el ceño— pero podria habermelo dejado a mi...
—Si lo sé, yo tambien lo sugeri. —suspiro— Pero no hubo caso, al ser familia no quiso arriesgarse. —rodo los ojos.
—¿Y estás bien con eso? —fruncio el ceño— Se que puede ser algo dificil en estos momentos, ya que no es su mejor etapa.
—Lo noté. —acotó sarcástica, y sonreí.
—Cuida de él rubia, por favor. —sus ojos se clavaron en los mios— Cualquier cosa no dudes en avisarme.
—Claro, pero descuida. Se que podré con ese ratón, soy muy fuerte ¿sabes?
—No lo dudo. —porque eres increíble.
—Por cierto, ¿qué opinas del cambio? —sonreí.
—Honestamente... no creí que las normas vencerian a la gran Hwang Eunbi.
—¡Oye! —me empujó con una sonrisa en el rostro— Hoseok, ¿ese es Jimin? —volteé y efectivamente lo era.
—Ayer desaparecio de casa. —susurre angustiado.
—¿Casa?, ¿viven juntos?
—Si, es una larga historia.
—Descuida, ve. —volvi a verla—Ve con él, se nota que le quieres hablar.
—¿Tanto se nota?
—Demasiado. ¡Ya ve! —me empujó nuevamente, sonreí ante su repentina risa— Figthing, Hobi.
—Muy bien, mi dulce misterio. —la sonrisa en sus labios fue mayor en cuanto me aleje de su lado— Por cierto, —comence a caminar en reversa— ¡Si me gusto el cambio!
•••••••••••••••••
Me encontré de pronto en un estado de hipnosis, observando la botella sobre mis manos.
—Toma, es tarde. —sonrió.
¿Por qué fue tan amable?
Los movimientos de su cuerpo, la forma en que se unia, volviéndose una en conjunto con la musica, en serio era impresionante.
Cada una de las facciones que su rostro dibujaba al compás de la lírica detrás, su largo cabello en conjunto de sus brazos y piernas...
Sonreí inconcsientemente al revivir dicho baile en mi mente.
Calma. Mucha calma era lo que sentía al recordar sus movimientos.
—¿Qué rayos pasa conmigo? —me reprendi para alejar aquella sonrisa estúpida de mis labios.
—¡Vete ya! —levanté la mirada hasta encontrar la portadora de aquella voz. Sinb se encontraba frente a mí, despidiendose de Ho Seok.
No se porque, pero senti un pequeño y leve apretón sobre mi pecho.
Eunbi... —recorde sus tiernas mejillas sonrojarse.
No importa cuanta gente tenga a mi alrededor, sin ti a mi lado, todo se siente tan vacío.
—¡Tucan! —volvi a elevar la mirada, esta vez se encontraba acercándose a mi, con una mirada en sus ojos de completa seriedad.
—¿Cómo me llamaste?
—Tucan, pensé al respecto y quise ser más ingeniosa respecto a ti.
—Ashh, ¿es normal qué quiera golpearte? —solto una gran carcajada.
—Inténtalo, digo, si quieres qudarte sin nariz. —el semblante en su rostro era en verdad desafiante. Creo que ella no dudaría en quebrarme el nazo.
—Realmente eres una acomplejada.
—¿¡Qué rayos!? —arroje la botella en su direccion, la cual atrapó al instante, pese a que la tire inesperadamente— ¿No darás las gracias? —cuestionó al reconocer que era su cantimplora.
—¿Quién, yo? No eres mi amiga linda.
—Tsk, ahg no y menos mal. —se quejo arrugando su nariz y cerrando los ojos con desagrado.
—¿Disculpa?
—No mereces respeto, no el mio. —se negó a una disculpa.
—¿Siempre eres tan...?
—¿Sincera? —elevo su ceja— Si, casi siempre.
—Irritante. —contemple la original oración.
—Otra cualidad. —guiño su ojo.
Y su sonrisa me resulto peculiar, sincera y poco visible, al menos en esta semana, nunca la vi sonreir. Claro, luego del incidente en la fiesta del que nunca me disculpe.
—¿Qué tanto ves? Se que soy linda pero no considero a todos dignos de apreciarme.
—No, de hecho eres fea, demasiado. —dicho aquello no tarde en pasar de largo.
—Tsk, tucan ciego. ¡Oye! —voltee a verla con desgano— Preparate.
—¿Para qué?
—Conseguirte una botella. —removió la que tenia entre sus manos— Te esperó en el salón de danza al finalizar las clases, no llegues tardes y no me hagas perder el tiempo como la vez pasada. —comentó amenazante para seguir su camino y jugar en el aire con la botella.
Esta chica...
—Realmente. —sonreí indignado por el poco tacto que tiene.
... Me cae mal. Demasiado.
Las ironías de la vida: Se necesita de la tristeza para conocer que es la felicidad y de la ausencia para valorar la presencia de alguien en nuestra propia rutina.
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