014

Fin de semana, hora de ir a trabajar, me aliste para salir de mi departamento.

Mi celular comenzó a sonar, me fue inevitable no sonreír al ver dicho mensaje.

Número desconocido:
Lamento lo de anoche, en serio muchas gracias por todo unnie 🙏
Ahh por cierto, soy Sinb xD

¿Guardar numero?
Si

Escribir nuevo mensaje.

"No te preocupes, espero podamos ser más cercanas a partir de ahora. Por favor cuida de mi niña pequeña y más todavía de aquella traviesa smile!"

Guardé el celular en mi cartera para encaminarme hasta la parada del bus.

—¿Te encuentras bien? —la miré con verdadera preocupación luego de aquel numerito, ella asintió apenada.

—Lo siento mucho. —negué, lo último que necesitaba era disculparse por una situación que se le fue de las manos, de la cual no era responsable— Muchas gracias...

—Umji, me llamo Yewon. Pero puedes decirme Umji. —sonreí para acariciarle dulcemente el brazo.

—Unnie~. —el timbre chillón nos obligo a voltear— ¡Yo soy RinRin! —una enorme sonrió se aparco en su palido rostro, acaricié su cabello para negar, después de todo, se veia fatal.

Una pequeña sonrisa tomo lugar en mis labios al recordar la pequeña charla que tuve con ambas niñas, nuevas amigas de mi pequeña Yuna. Tristemente, no todo dura para siempre, por lo que dicha sonrisa se desvaneció al recordar las palabras de aquel chico pelirrojo.

"Huérfano, ex drogadicto bipolar... miserable."

No podia evitar sentir una opresión en mi estómago, la impotencia me consume de pronto y mi corazón comienza a doler al comprender la triste historia que carga sobre sus hombros.

—Yoongi... —lo único que logra reconfortar mi atribulado corazón, radica en que la pequeña Eunbi no fue ultrajada por ese idiota.

••••••

—Jimin, ¿te encuentras bien? —cuestione temeroso, asintió— Jimin... —por su parte se encontraba caminando, entonces tomé su muñeca para detenerlo— No te ves nada bien.

—Lo estoy, estoy bien. —fruncí el ceño.

—Mochi... —llame aprensivo.

—Hoseok, no te preocupes. —sus ojos hinchados denotaban todo lo contrario.

—¿Sabes algo acerca de... —dubitativo tome la decisión de preguntar— tu padre?

Su semblante cambio radicalmente, y aquella sonrisa falsa disminuía completamente, hasta desvanecerse.

—No... —susurro.

—Estarás bien, sabes que estás mejor sin él. —palmee su espalda.

—Lo sé. —suspiro— Kai me sugirió mudarme con él...

—Dime que no lo estas considerando. Se que la relación con Jungkook no es de las mejores, pero no es personal. Él solo se siente...

—Descuida, le agradecí pero me rehuse a la idea.

—Jimin...

—Hyung, llegamos tarde. —volvió a sonreír forzadamente para adelantarse unos cuantos pasos.

Suspiré rendido solo para seguirlo.

Al entrar al salón de danzas, mis ojos comenzaron con la búsqueda de aquella niña, su cabellera dorada acaparó toda mi atención, no pude apreciarla claramente anoche debido a las circunstancias, pero se veia preciosa.

No tarde en acercarme hacia ella, quien se encontraba en el suelo, estirando los músculos.

—Sinb.—llamé y esta levantó su mirada en mi dirección.

—Hoseok. —su rostro era un verdadero misterio para mi.

Uno que se volvía cada vez más y más atrapante, atractivo.

—Lamento... —me apena decirlo— todo lo que pasó a noche. En serio quiero disculpame contigo.

Los murmullos acompañados de las miradas indiscretas a nuestro alrededor no se hicieron de esperar.

Maldición.

—Yo... —comenzo a levantarse del suelo para voltear a verme.

—Estoy bien pero... —guardó silenció por un momento— Tu primo al parecer no.

De pronto nos encontramos con aquel preciso contacto visual. Ella en verdad no se encuentra enojada, más bien, siente empatía por el absurdo comportamiento del menor.

—Lo se. —bajé la mirada consternado por su buen corazón.

Porque al ser sincero, ninguno de nostros... nos encontramos bien.

—¿Han intentado buscar ayuda profesional? —levanté la vista.

—¿Te preocupa?

—Mhm. —musito en forma de afirmación, mientras su ceño comenzaba a fruncirse, como si pensara en algo seriamente.

—¿Kookie... —no mentiría, realmente me encontraba aterrado, temia enfrentarme a un hecho del cual no quede marcha atrás— te hizo algo? —ella divago por un momento— Sinbie.

—No Hoseok, puedes estar tranquilo. —mi pecho comenzo a relajarse aunque la preocupación no me dejase— Tampoco me dijo nada, pero...

El ruido de un fuerte golpe interrumpió nuestra charla.

—¡Lo siento mucho! —la pelinegra que conocíamos bien reverencio para correr a nuestra dirección con torpeza— Sinbie~, olvidaste tu botella. —sonrió ampliamente.

La rubia se limitó a tomarla entre sus manos con una expresión absulta de seriedad en su rostro.

—Ya~, por favor. —suplico— Sabes que me disculpe sinceramente. —reconoció apenada.

—No es suficiente. Deja de beber como si no importaran las consecuencias, imbécil. Ashh... —negaba para comenzar a reprender a su buen e inconsciente amiga.

—Eres la última en la lista, todos me están retando, ten misericordia de mi. —entre cerro sus ojos con una mueca de dolor para llevar sus manos hacia su sien— Se me parte la cabeza Eunbie~. —declaró formando un puchero entre sus labios.

—Pues te lo mereces por... —no pude evitar padecer un leve escalofrío al oiraquel nombre tan personal para mi. Pero debia comenzar acostumbrarme.

Otro golpe se escuchó, esta vez el responsable no era ni más ni menos que mi mejor amigo.

—Jimin... —susurre.

••••••••

—¿Eres idiota? —tape mi rostro con la manta, evitando la luz del sol que entraba por aquella ventana abierta gracias a Jin— Es suficiente Jeon, levántate.

—Mhm... —me acurruque hacia el otro costado, entonces le oí murmurar por lo bajó para luego conenzar a destapar mi cabeza.

—Es suficiente. ¡Yah! —exigió golpeando mi cabeza de igual modo que un martillo pesado.

—Hyung... no grites, siento que muero lentamente...

—¡Eres un idiota! —entre cerre con malestar mis párpados luego de sentarme en el colchón— ¡No te quiero más aquí!

—Que no grites, mi cabeza duele como el infierno. —resople con fatiga.

—¿Duele mucho? Oh~ pobre de mi Kookie, ¿¡para qué te emborrachas!?

—Ya, ya, ya, entiendo. Muy bien. —lo alejé de mi, debido a los muchos golpes que recibí de su parte sin una pizca de compasión— Seokjin... —suspiré llevando ambas manos hacia mi rostro— ¿qué es lo qie quieres?

—¿Qué quiero? —rió bastante perplejo— ¿en serio lo preguntas? ¿¡qué que quiero!? ashh... —no tardo en arrojarme un buzo a la cara— Dime qué tengo que hacer contigo.

Sonreí por lo bajo para comenzar a calzar dicho buzo, negando.

—Mándame de regresó con la emocial de mi madre.

—¿Debería? No es mala sugerencia. —no levanté el rostro para verlo, no podría— No puedes dormir todo el día, no eres un vagabundo. —sonreí.

—Es sábado...

—Baja, tomaras sopa para la resaca y te llevaré directo al club.

—No qui... —me interrumpió con seriedad.

—No lo sugerí Jungkook. —su mirada ya era bastante escalofriante, sentí la realidad como si de un golpe se tratase, la misma que no deseaba reconocer... comenzaba a cansarse de mi.

—¿No puedo solo dormir? —susurre una vez le observe salir del cuarto. Negué con aquella mueca de tristeza, inconfundible.

Mi única razón para dormir, es para soñar con tu regreso... pero ni siquiera eso me permiten, ¿por qué Eunbi?

•••••••

—Gracias Jenni. —sonreí.

—No hay de que. Pequeña, quisiera saber si... Bueno...

Me distraje al ver al pelicastaño salir a paso apresurado, con su cabeza gacha y su mano frotando por su mejilla.

—¿Qué dices? —el tierno muchacho sonreía apenado.

—Ah, em... s-si, claro.

—¿Hablas en serio Yuna? —cuestionó emocionado.

—Oppa, ¿podemos hablar más tarde? —asintió algo disconforme, toque su hombro agradecida pasando de él.

Comence a correr en la misma dirección por donde le vi marchar, busque por ambos sectores, pero no encontré nada, no pude encontrarlo.

Suspiré para encaminarme hacia la ventana, recosté mis hombros en ella y divisé los árboles del bello jardín que poseía nuestro instituto.

—¿Te encuentas bien? —susurre mientras sentía la agradable brisa del aire correr.

Los momentos que pasé en su presencia, cada una de las palabras compartidas, cada risa entonada, cada uno de los sentimientos que mezcle, todo, todo volvía a mi y dolia mucho.

Bajé la mirada repleta de tristeza, aún lo recuerdo, la calidez y ternura, abri mis ojos de golpe, asombrada.

—Jimin. —el castaño se encontraba sentado en el suelo con su rodilla flexionada, y su mano sobre ella, mientras su vista se encontraba pérdida.

—Lo siento... —sollozo.

El silencio presente entre ambos, mi corazón latió ante tremenda confesión de su parte, pero...

—¿Por qué?

—Por todo. —su timbre no era más que un susurro.

Y aunque hoy no seamos mas que dos personas con memorias en común. Simplemente, no puedo verlo de este modo tan nocivo.

—A veces, creemos que llorar es de tontos, o debiles pero no es verdad. No es malo dejarse caer debes en cuando.

Levanté la mirada porque no podía seguir viéndolo en esa denigrante  condición. No pude olvidar las penas que me compartió en su momento. La mas dolorosa de todas ellas, sigue intacta con la silueta de esa inminente autorida.

Su padre...

—¿Por qué es tan difícil? —cuestione en voz suave.

Quería rodearlo entre mis brazos, pero no seria lo correcto.

—Pero es que a veces... las palabras no pueden decir, todo aquello que las lágrimas si logran expresar.

Dicho aquello, enderece mi cuerpo dispuesta a marchar, pero... mi corazón no me lo permitía. No me dejaria alejarme de aquella ventana asi como si nada. Entonces, simplemente me recosté debajo de esta, sin decir ni una palabra más.

Cuestionandome una y mil veces.

¿Por qué sigo intentandolo?

¿Por qué me preocupo?

¿Por qué? Si me duele tanto. Él duele, los recuerdos duelen...

Sentí un leve sollozo que poco a poco avanzaba, y mi corazón se volvia pequeño ante el. Porque soy consciente de que no podré correr hacia él, no podré abrazarlo. Simplemente, no puedo hacerlo.

Lleve ambas manos hacía mi boca, suprimiendo mis propios sollozos, pero las lágrimas fluían con mayor intensidad, mientras le oía llorar desconsoladamente en su propia soledad.

Jiminie oppa...

••••••••••

—Descuida, Hobi le ayudará. —volteó a verme, arqueando una de sus cejas.

—Quita esa cara de pervertida. —amenace, por lo que estalló en risas— ¿Hobi dices?, —frunci el ceño— no recuerdo que se le apode asi.

—Yo misma lo inventé.

—¿Desde cuándo?

—Justo ahora. —comentó para restarle importancia. Sonrió golpeando mi hombro con fuerza, entonces suspiré.

—¿No tenias qué ver a alguien? —su semblante cayo en la ignorancia— ¿no recuerdas? La vergüenza y el sinismo con el que manoseaste, toqueteaste y...

—¡YAHH! —se tapó los oidos con un leve y teñido rosado en sus mejillas— ¡No escucho, no escucho!

—Solo ve y discúlpate.

—¡No puedo! —escondio su rostro entre sus manos— Ni siquiera me ánimo a escuchar su nombre.

—Tae... —me burle de si.

—¡Para! ¡para! ¡para! —reí para palmear su espalda.

—No puedes esconderte para siempre de él.

—¡Si puedo!

—¿Segura?

—¡Claro que si!

—Pero si haya viene. —mencione y esta volteó a la misma dirección de mis ojos. Se acercaba con su celular y audiculares en manos. Reí ante su expresión de horror— Te dije que no...

—¡Adiós Sinb! —ladee la cabeza para ver como escapaba con la cola entre las piernas, al igual que un ratón de laboratorio— ¡Nos vemos en casa! —corrió levantando sus brazos en forma de saludó y sin darme la oportunidad de reclamar, desapareció del instituto.

—Oh, Sinb.—aprecie su presencia detrás de mí, al voltear comprobé  que efectivamente era él.

—Hola Tae, ¿qué onda? —reconoci su vergüenza— No quiero escuchar nuevamente un "lo siento" salir de tu boca. —me quejé.

—Es que yo...

—¡Basta! —mi grito le sobresalto— Dime, ¿acaso fuiste tú quien bebió hasta el descontrol?

Negó— Pero mi amigo...

—Olvidalo, si tengo que escuchar un lo siento, será de su boca. —asegure decidida.

—Lo dudo.—susurro pero logré oírlo de todos modos.

—¡Oye! —decidí cambiar el rumbo de esta conversión— ¿no deberías hablar con Yennie? —y sus mejillas tomaron un color carmesí de pronto.

—Yo, no lo creo... es decir, se nota lo incómoda que se siente. Ni siquiera habla conmigo.—se encogió de hombros.

—Claro que no lo hace, porque es muy idiota.

Sonrió— No lo creó. —no pude evitar ponerme en pie y codearlo— ¿Qué?—preguntó nervioso.

Negué divertida— Solo habla con ella. Tienes su número despues de todo.—lo deje pensando.

—Oh, alumno Jeon. Grata sorpresa... —mi vista se auto dirigió pasando al pobre de Tae.

Directo sobre esa cabellera roja, totalmente inconfundible. Este se encontraba hablando con el profesor de danza.

—¿Kookie? —por su timbre de voz, logré sentir un brillo inconfundible de felicidad en él. Taehyung se dirigió hacia ellos dejándome completamente sola, observando su grata reunión.

¿Por qué me resulta tan...?

—Solo olvidalo. —negué para reprenderme— No es tu asunto Eunbi.

Tomé el celular y los auriculares de mi mochila, guardé la botella con la poca agua que aún tenía, colgué la hombrera sobre un solo hombro, desenredando los auriculares los puse uno en cada oreja, di play a mi lista de favoritos y me encaminé directo a la salida.

—¡Hwang! —detuve mis pasos, volteando a ver a mi sumbae, alejé  un auricular de mi oreja y reverencie, el mayor sonrió— Me alegra que aún no te hayas ido.

Esto me huele mal.

Asentí con una ligera sonrisa, evitando el contacto visual con ese idiota que clavaba sus ojos fijos sobre mi. Como si no fuera suficiente con los estúpidos rumores que circulan desde la mañana.

—¿En qué lo puedo ayudar sumbae?

—Me alegra que lo preguntes. —sonrió.

Pero si es lo que usted queria oír.

Ligeramente rodeé los ojos.

—Me gustaria que ayudaras al jóven Jeon a ponerse al corriente con las clases y todo lo que estamos trabajando.

—Pero, ¿por qué yo? —cuestione un poco asombrada y es que en realidad soy la nueva— Podría hacerlo Momo, Jackson, Moonbin, Rocky mhm tal vez Jimin o incluso Hobi.

—¿Hobi? —repitieron confusos y al unisono sumbae y Tae. Cerré mis ojos avergonzada.

—Me refiero a... —baje la mirada—Hoseok.

—Ah el jóven Jung. —asintio— Sin duda es un gran ejemplo, pero no quisiera, ya que es el primo y suele cubrir todas sus faltas muy a menudo. Y en verdad no necesita eso. —negó posando su mano en el hombro del roedor colorado.

—Pero...

—Confio en ti Eunbi. Eres mi mejor opción, ya que no se conocen. —sonrió para luego reverenciar y alejarse de nosotros llevándose a Taehyung casi arrastrado a su par.

Un gran silencio se creó entre ambos.

—Tú... —que él intentó romper.




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