→Halloween crossover←
Aparecerán varias protagonistas de mis historias. Si no estás interesada en leer las partes de este Crossover puedes saltarlo con total libertad, ya que este no afectará la trama ni será mencionado.
Recomiendo leer cada parte con la música en multimedia.
Orden en el que estarán cada parte en las historias: Me abro al cierre, Siren, Let me smile, No soy Bianca, ¿Gemela de Evans? y por último Maze Runner.
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—¿¡Chicas!? —____ miraba todo a su alrededor, pero no había nada—. ¿Alessia? ¿Lía? —llamó a las dos pelirrojas, pero solo se escuchó el eco de su voz. Siguió caminando buscando al menos algo que le hiciera ver que no estaba loca, pero todo era oscuridad como si volviera a estar dentro de la caja que le había llevado al laberinto—. ¡Newt! ¡Thomas! —gritó ya desesperada de no ver nada ni a nadie—. ¡Sáquenme de aquí! —gritó mientras corría, sintió su garganta cerrarse y las lágrimas correr por sus mejillas, tropezó con sus propios pies cayendo al suelo y sintiendo como poco a poco se le acababan las ganas de buscar una salida— Ayuda —susurro mientras abrazaba sus piernas con sus brazos; el peor miedo de ____ era la soledad.
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—Estúpida niña, pudo evitarse el decirnos lo que era el Thelat para decir como podíamos salir de él —Megan parecía ser la más tranquila de todas después de aparecer en un lugar totalmente diferente a la casa en la que había conocido a todas esas extrañas chicas—. ¿Ahora qué debo hacer? Suena tentador quedarse aquí —suspiró mientras colocaba sus manos en los bolsillos de su chaqueta—. Pero debo regresar, no puedo dejar al cachorro de mi primo con el lobo gruñón que tenemos por Alpha y no debo olvidar mi trabajo —sonrió al recordar a su disfuncional manada.
—¿Aun crees que te aceptarán? —Megan se detuvo de golpe al ver a la persona que estaba frente a ella—. Mamá decía que los humanos eran peligrosos y trabajas con ellos —se burló, Megan miró incomoda a aquella réplica exacta de ella—. Lo que nadie sabe es que nosotras somos el verdadero peligro —hizo brillar sus ojos de un color verde azulado.
—Eso no es verdad, los humanos son los que crearon todas esas historias —se negaba a escuchar más de aquello que era solo una ilusión.
—No puedes huir de mí, Megan. Soy tú, solo que yo sé manejar aquellos poderes que tanto ocultas —la réplica la seguía de cerca intentando no perderla.
—Largo, no quiero escucharte —caminó más rápido.
—¿Cuál es tu verdadero miedo, Megan? —su réplica apareció frente a ella con una sonrisa maliciosa—. ¿Los humanos? No eso sería demasiado sencillo —se burló mientras daba vueltas alrededor de Megan, se acercó lo suficiente a ella para susurrar en su oído—. Tu verdadero miedo eres tú querida Meg —la sangre de Megan pareció helarse al escuchar a la que era su réplica, ella tenía razón, el verdadero miedo de Megan siempre sería ella misma y lo que podía llegar a hacer.
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—Ron, por favor soy tu melliza —sollozó al ver a su hermano pasarla de largo ni siquiera la había mirado, lo mismo pasaba con su familia, ella estaba ahí, ella los escuchaba y sentía, pero ninguno parecía verla.
Alessia gritaba, lanzaba golpes y lloraba al estar viviendo en carne propia su miedo más grande, el ver a todos los que ama pasar cerca de ella y que no la escucharan, que no supiera que ella existía le provocaban ganas de que todo terminara.
—¡Harry! —gritó por quinta vez al ver a su novio pasar cerca suyo y este simplemente no lograba notarla, le veía besar a su hermana, veía a todos felices sin su presencia como si ella nunca hubiera llegado a sus vidas, como si ella nunca hubiera existido en aquel lugar, ella había sido olvidada, ¿Acaso esa era la realidad? Ella nunca había llegado a la madriguera, ella ni siquiera era parte de la familia Weasley, ella estaba sola y su mayor miedo estaba frente a ella; ser olvidada.
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Lía caminaba por los pasillos del colegio, había despertado en un pupitre y al creer que solo había sido un mal sueño decidió que lo mejor era ir a su sala común y no contarle nunca a nadie sobre su sueño tan alocado. Justo al estar frente al cuadro de la dama gorda su vista comenzó a nublarse y sentía que sus piernas le fallaban, estaba teniendo una visión después de no haber tenido una desde hace tres semanas.
—James —se alegró de ver a su novio aun sabiendo que se trataba de una visión, lo siguiente que vio fue a su hermana llegar y besar a James dejándola muda, eso no era verdad, Lily respetaba la relación que Lía y James tenían, además ella salía con Severus, ese no era el futuro que había millones de veces.
—Te amo —Lía sintió que su corazón se estrujaba al ver como James miraba a su gemela, la miraba con adoración como si esta fuera a romperse en cualquier momento, de la misma manera que miraba a Lía cada que estaban juntos; su mayor miedo era el futuro.
—Te amo —las lágrimas comenzaron a correr por las mejillas de Lía, Alessia tenía razón ella no sería la madre de Harry, Lily era en realidad la madre de aquel niño y sería la mujer que James escogería en su vida, quería gritar y despertar de aquella visión—. Cuatro ojos, te amo —Lía se detuvo de golpe aun sintiendo sus mejillas mojadas por las lágrimas, Lily jamás le diría cuatro ojos a James, ella le diría Potter o James, la conocía perfectamente para saber aquello.
—Esto no es real —miró todo a su alrededor—. Esto no es real —Lía sonrió mientras secaba sus lágrimas con la manga de su suéter—. No sé quién me trajo aquí, pero lo acabas de arruinar todo —sonrió con suficiencia y caminó a paso firme hasta traspasar las figuras de los creyó habían sido su novio y su hermana haciendo que todo a su alrededor comenzará a desvanecerse—. Nunca debiste traerme si esperabas ganar —apareció en el mismo patio trasero de la casa en la que había conocido a las cinco chicas de distintas dimensiones—. ¿Quieres jugar sucio? Pues juguemos sucio —caminó hasta adentrarse a la casa, mientras tanto tres hermanas miraban lo que ocurría desde la mesa de su hogar.
—¡Estúpida chica! —gritó Alice con enojo al notar que su hechizo no había servido de la misma manera que con las demás.
—Tranquila hermana, su tiempo está por terminarse —Aurora sonreía mientras el reloj de arena que estaba sobre la mesa mostraba que faltaban al menos dos horas para la medianoche.
Quinta parte en ¿Gemela de Evans?
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