Capítulo 13.
Jason se había quedado con Hailey hasta que la hora de la comida llego, no habían entablado una conversación larga, solo cruzaron palabras cuando Jason preguntaba algo y después regresaban al silencio mientras veían el mar y luego el atardecer, a pesar de que no hablaron Hailey agradecía la compañía del rubio ya que este le brindaba algo de paz, misma que necesitaba en ese momento.
Ahora se dirigía al comedor sintiendo su estómago doler al no tener alimento alguno en este, se sentía cohibida, tras tantas cosas que había pasado desde su llegada al campamento no sabía si era correcto ir como si nada hubiese pasado a sentarse junto a las cazadoras, pero prefería ello a sentarse con sus medios hermanos, su aparición no pasó desapercibida por nadie, más la chica solo caminó sentándose en el primer lugar vació de la mesa de las cazadoras, el plato frente a ella se llenó de comida, por lo que se levantó para ofrecer una ofrenda a los dioses, cuando estuvo cerca notó a una niña que se encontraba a un lado de la fogata.
—Hola —Hailey le saludó por cortesía, pensando a quien debería ofrecer su ofrenda ese día, desde su primer día que había pedido a su madre que le reconociera no le había vuelto a ofrecer una ofrenda, por más que esta fuera una gran falta no podía evitar sentir rencor contra la diosa.
—Hailey Blake, hija de Hécate —la niña recitó su nombre con una sonrisa sin separarse de un lado del fuego—. ¿Qué te trae cerca del fuego y sin hacer aún tu ofrenda? —por alguna razón desconocida para la castaña la voz y la presencia de la niña le tranquilizó.
—No lo sé —se sinceró al notar que no había nadie más a su alrededor, sintió que podía confiar en aquella niña aun sin conocer de quién se trataba—. Solo no sé a quién darle mi ofrenda.
—A tu madre, deberías agradecerle que te ha reconocido.
—Debería, pero sería hipócrita de mi parte hacerlo, ya que no siento la necesidad de hacerlo, ahora siento que el que me haya reconocido me ha traído más problemas que felicidad —Hailey no despegó su vista de las llamas, viendo como estas danzaban entre sí, tan hermosas, pero a la vez tan peligrosas.
—No haré que cambies de opinión, tu decidirás cuándo estás lista para honrar a tu madre, pero recuerda que el rencor es un defecto fatídico, que puede llegar a causar mucho daño —le advirtió más dejó a un lado aquello para seguir hablando—. Si así lo deseas ofrece tu ofrenda a cualquier dios que creas importante para ti.
Hailey se pensó a qué dios ofrecer su ofrenda, si bien muchos merecían su ofrenda, pero no estaba segura de ello, al menos no hasta que su mente divagó en una historia, la historia de la diosa del hogar, misma historia que Bianca había mencionado, en una de las miles historias que esta le contaba antes de dormir, mismas que nunca había escuchado hasta el final y que ahora le parecían importantes.
La de ojos verdes se acercó a la fogata y echó parte de su comida al fuego, no pidió nada, solo agradeció por lo que la diosa realizaba, a pesar de ella nunca haber tenido una familia u hogar. La niña con la que Hailey había estado hablando sonrió agradecida.
—Te lo agradezco —Hailey le miró confundida por el agradecimiento—. Al parecer desconoces quién soy, soy Hestia diosa del hogar —sonrió de manera suave—. Aquello que tanto añoras está más cerca de lo que crees Hailey, pero debes de ver más allá de tu dolor.
—Gracias, debo irme —Hailey decidió despedirse antes de que su comida se enfriase, Hestia por otro lado miró a la semidiosa alejarse con una sonrisa, hacía ya tiempo que alguien le ofrecía una ofrenda y aquella chica lo había hecho sin siquiera saber que se trataba de ella.
Hailey regresó a la mesa de las cazadoras y se dedicó a comer en silencio, ninguna cazadora se había acercado a hablarle y ella lo agradecía, no se encontraba bien como para entablar una conversación y fingir nuevamente que estaba bien, solo necesitaba soledad para pensar las cosas, mas esta no tardó en ser interrumpida por Thalia.
—Necesitamos hablar, ahora —la de cabello corto había esperado el momento en el que la castaña terminara su comida para poder acercarse, necesitaba aclarar las cosas, Thalia le había cogido cariño a la chica.
—Bien —soltó un suspiro sabiendo que no podría huir por siempre, además de que recordó las palabras del hijo menos de Zeus, las dos chicas salieron del comedor en busca de más privacidad, Hailey seguía a paso lento a Thalia, en cuanto Thalia se detuvo ella hizo lo mismo en realidad poca atención le prestó al lugar en el que estaban.
—Lo siento —soltó sin más—. Lo siento en verdad, mi intención no era lastimarte ni a Nico, solo no podía decirte que él era el hermano de Bianca, tu debías descubrirlo sola, no puedo decirte las razones me fue prohibido, pero te juro que si pudiera ya te hubiera dicho toda la verdad, Hailey. Eres mi amiga, te fallé y quiero recompensártelo, pero por favor no me alejes, conmigo no tienes que fingir que estas bien, conozco de antemano el hacerte la fuerte cuando por dentro estás completamente rota —se acercó a la castaña y colocó sus manos en los hombros de Hailey quien mordía su labio con fuerza—. No conozco tu pasado Hailey, no pretendo hacer que me lo digas, pero te entiendo en cierta parte, tampoco tuve una infancia de color de rosa y técnicamente morí y regresé a la vida gracias a Percy, sé lo que es tragarte el dolor y ante los demás parecer fuerte y que estas bien —Hailey sintió el sabor metálico en su boca al haber mordido su labio con demasiada fuerza, todo lo que Thalia decía era cierto—. Yo cometí el error de no confiar en nadie, pero no estás sola Hai, yo estoy aquí, quizá no tengamos la misma confianza que tenías con Bianca, pero puedo ayudar en lo que necesites —Hailey no pudo evitarlo más y se lanzó a abrazar a la chica, sintió el nudo en su garganta crecer, pero no se permitió llorar, no quería ni deseaba llorar, toda su vida se la había pasado entre lágrimas, ya no quería eso, deseaba ser fuerte, ocultó su rostro en el hombro de Thalia y le abrazó aferrándose a ella, la chica era la única amiga que tenía y Thalia le abrazó de vuelta acariciando su espalda para reconfortarla, las dos tenían varias cosas en común, pero la diferencia era que Thalia había tenido a Jason, a sus amigos
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Hailey despertó agitada, no recordaba lo que había soñado, pero algo le decía que no había sido nada bueno ya que sentía un vacío en la boca del estómago, respiraba con dificultad y su mirada se pasaba de un lado al otro de la habitación como si sintiera que alguien le observaba, se quitó las sabanas encima y casi por auto reflejo tomó su collar de la mesita a su lado, salió de la cama sin molestarse en ver la hora, pero suponía que era demasiado temprano ya que ninguna de las cazadoras se encontraba despierta, tomó ropa que le habían dado las cazadoras para los entrenamientos y caminó hasta el baño para poder cambiarse, ya no podría dormir de nuevo.
En cuanto salió de la cabaña completamente lista se dirigió al campo de entrenamiento encontrándose en el camino a varios hijos de Apolo que eran usualmente los que despertaban primero en el campamento a recibir los primeros rayos de luz que les brindaba el sol. El campo de entrenamiento se encontraba completamente vacío y eso no le sorprendía por la hora, Hailey se colocó en medio del campo, amarró su cabello en una coleta para que este no le estorbara, hizo que su collar se convirtiera en su espada y cerró los ojos, sintió el aire golpear contra su cuerpo, respiró profundo antes de comenzar a mover la espada con lentitud, aquel entrenamiento era diferente, no era con el fin de liberar su ira, sino que intentaba relajarse, de había propuesto cambiar y eso intentaría.
Sus movimientos se volvieron más rápidos, sus pies danzaban en la arena al igual que sus brazos, las estocadas de la espalda se volvieron más rápidas más precisas y se sentía bien con ello, como si por fin entendiera lo que estaba haciendo, al menos así era hasta que el ruido del choque del metal le hizo sobresaltarse y abrir los ojos asustada creyendo que había llegado a lastimar a alguien, pero se sorprendió aún más al ver a la persona que había hecho chocar las espadas apropósito.
—Hola —Hailey saludó algo incomoda por la mirada del chico, Nico Di Angelo se encontraba frente a ella con su espada aun contra la de la castaña, este tenía el ceño ligeramente fruncido, bajo sus ojos se encontraban un par de ojeras que demostraban lo mal o quizá lo poco que había dormido, la aparición del chico estaba fuera de cualquier plan que la chica hubiese tenido para ese día, había creído que este le ignoraría y evitaría tras lo que le había confesado, pero ahí estaba frente a ella y en su mirada ya no veía aquel odio descomunal que había visto desde su llegada al campamento.
—Luchemos —esta fue la única palabra que el hijo de Hades pronunció antes de hacer que la espada de Hailey se moviera con fuerza hacia un lado, la de ojos verdes estaba segura de que si no la hubiera estado sosteniendo correctamente seguramente su espada hubiese terminado en el suelo, miró a Nico dudando en si debía seguir con aquello, le temía a que las cosas terminaran mal de nuevo, ya que cada que ella se cruzaba con el de ojos oscuros parecía como si un huracán pasase, ellos peleaban y terminaban en muy, pero muy malos términos, Hailey se sentía contra la espada y la pared, pero irónicamente no había pared alguna y si había espadas, aunque la verdadera pregunta a todo aquello era ¿Cuál de los dos semidioses terminaría lastimado?
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Wow, realmente estoy sin palabras, el capítulo fluyó por sí solo, me puse a escribir como loca sin siquiera tener en mente una idea clara, últimamente esto ha ocurrido con todas mis historias y debo decirles que esto solo significa una cosa, que habrá más actualizaciones de las que esperan, esta vez estoy segura de ello.
Otro tema importante... ¿VIERON QUE DISNEY HARÁ UNA SERIE DE PERCY JACKSON? Bendito sea, estoy emocionada, pero a la vez me aterra por el cast, crucemos los dedos porque tanto la trama como el cast se apegue lo más posible a los libros.
Pelirroja W
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