Extra: Acosando a los guardianes
Se supone que los guardianes se estaban preparando para enfrentar al clan de los feos, así que fue algo difícil conseguir entrevistarlos. Traté de seguirlos por todo el taller de Norte mientras ellos buscaban sus cosas.
― ¡Hey! ―grité en cuanto divisé a Conejo, quien estaba guardando en una bolsa algunos huevos de pascua―. ¿Me regalarías alguno de esos?
Cuando volteó, sus orejitas se movieron. ― ¿Tu otra vez?
―Sí, yo otra vez, vengo con más preguntas.
―No tengo tiempo ahorita, lo siento ―a pesar de haber dicho "lo siento", no parecía sentirlo.
―Claro que lo tienes, al menos unos minutos.
Conejo suspiró. ― ¿Qué es lo que quieres?
―Quiero hacer unas preguntas y... que me des huevos de pascua.
―No te voy a dar ninguno, además, estos son explosivos ―dijo cruzándose de brazos.
―Ok, bien, ¿qué dices de las preguntas?
― ¿Preguntas? ―dijo otra voz, lo reconocí como León―. ¿Más preguntas?
―Nuevas preguntas ―corregí.
―Genial, tengo tiempo para algunas preguntas ―dijo León.
―No hay tiempo para nada, nos tenemos que ir ―gritó el guardián de la esperanza.
Decidí ignorarlo. ―Bien, León, ya que eres el único agradable por aquí, empezaré contigo. Y, la primera pregunta es ―miré a Conejo de reojo―, ¿te gustaría tener a Conejo como mascota?
― ¡¿Qué?! ―Gritó Conejo, mientras que León empezó a reír.
―No, claro que no ―respondió aun entre risas―, no podría limpiar todos sus desperdicios.
No pude evitar unirme a sus risas.
― ¡Yo no dejo desperdicios! ―gritó Conejo.
―Además, ¿dónde pondría a un animal tan grande? ―continuó León―. No venden jaulas tan grandes, solo las de los zoológicos.
―Los odio a los dos ―gruñó Conejo.
―Y, ¿qué pasaría si Conejo fuera pequeño otra vez? ―volteé hacia Conejo―. ¿Te gustaría ser un pequeño y lindo conejito? Así podrías ser mascota de León.
― ¿Tu inventas todas estas tonterías? ―preguntó él.
―No son tonterías y no, no son mis preguntas, son de tus fans, así que no digas que son tontas preguntas, Conejo malagradecido.
―Uy, se molestó contigo ―se burló León.
Conejo suspiró. ―No, no quiero ser un conejo pequeño otra vez y tampoco quiero ser mascota de nadie.
―Ok, una pregunta que tal vez te guste, si pudieras hacerle lo que sea a Jack, ¿qué le harías?
Conejo sonrió maliciosamente. ―Lo encerraría en un horno.
―Lo volvería una marmota ―respondió León a pesar de que no era una pregunta para él.
― ¡Odio las marmotas! ―gritó Conejo.
―Lo sé ―le dijo León.
― ¿Cómo lo volverías una marmota? ―pregunté.
―No sé, tendría que preguntarle a Rynoa si ella sabe hacer eso, como madre naturaleza debería de poder.
―Lo dudo ―murmuré.
―Yo también lo dudo ―dijo Conejo.
Ambos empezaron a caminar por el pasillo y yo les seguí. ―Entonces, hablando de Rynoa, quería saber, ¿por qué fuiste tan rudo con ella cuando Jack reveló lo de sus ojos?
Conejo se detuvo. ―No fui rudo.
―Sí, lo fuiste ―le reprendió León.
―Solamente quería corroborar lo que el bloque de hielo andante dijo.
―Pero si ella quiere ocultar sus ojos, tiene derecho a hacerlo sin que nadie la fastidie ―dijo otra persona, Peter―. Me pareció de mal gusto que la presionaras.
―A ti te va a parecer de mal gusto cualquier cosa que sea en contra de Rynoa ―le dijo Conejo.
―Pero Peter tiene razón ―dijo León―, no deberías de haberla presionado.
―Da igual, ya sucedió, no se puede hacer nada ―empezó a alejarse pero lo seguí.
―Tengo una pregunta más, sobre Bianca ―dije, en cuanto mencioné su nombre, Conejo volteó.
― ¿Qué pasa con ella?
―No sé, eso es lo que vengo a preguntarte. ¿Has notado algo raro en ella?, es decir, ya no parecen tan unidos como antes.
―Bianca ha pasado por muchas cosas, eso es todo, no le veo nada fuera de lo común.
―Pero... ―empecé a decir, cuando Conejo me interrumpió.
―La hora de las preguntas terminó.
Esta vez se fue y no lo seguí.
―Yo siento que Bianca actúa extraño ―dijo León, a quien no había oído acercarse―. No es un "extraño" malo, solamente es diferente.
― ¿Cómo qué? ―le pregunté.
―No habla mucho conmigo, no como solíamos conversar en el orfanato ―al decir eso sonaba muy triste.
― ¿La extrañas?
Él asintió. ―Sé que jamás va a ocurrir algo entre nosotros, de hecho, ya no me gusta Bianca, pero... aun así extraño a mi amiga. Es lo único que me queda de mi vida humana.
― ¿Nunca has ido a ver a Michelle o Abel?
―Sí, pero jamás les he hablado, ellos no pueden verme, no creen, así que, no hay nada que pueda hacer.
―Y, ¿ahora hay alguien que te guste?
Él me miró extrañado. ―No, ¿por qué?
―Ah, bueno, es que era una pregunta de tus fans.
―Por ahora no,... ¿cómo te llamabas?
―Puedes decirme Rose.
Él asintió. ―Bueno, Rose, no, por ahora no hay nadie que me guste.
―Ni, ¿Rynoa?
―No, Rynoa, es mi amiga, creo,... ni siquiera sé si me considera un amigo.
―Es que ella es especial ―le dije.
―Demasiado ―dijeron él y Peter al mismo tiempo, el segundo se estaba acercando a nosotros.
―Y eso es lo que la hace perfecta ―continuó Peter.
―No tengo ánimos de oír el amor que éste le predica a Rynoa, nos vemos luego, Rose ―dicho esto, León se fue.
―Nadie me comprende ―se lamentó Peter.
Bueno, ahora que estaba a solas con Peter, podía hacerle algunas preguntas sobre su amada Rynoa. Revisando las hojas que tenía en las manos, me di cuenta que algunas eran un poco crueles... pobre Peter... pero es que todas tienen razón, es súper insistente.
―Tienes cara de que quieres hacerme preguntas ―me dijo.
Asentí. ―Tengo algunas preguntas.
― ¿Cuáles? ¿Sobre Ry?
Volví a asentir. ― ¿Tienes esperanzas? Es decir, ¿aún crees que Ry va a salir contigo algún día?
―La esperanza es lo último que se pierde ―respondió rápidamente.
― ¿Qué fue lo primero que pensaste cuando viste a Rynoa?
Él lo pensó un momento. ―Curiosidad.
― ¿Curiosidad?
―No es que pensara en algo concreto, Ry me dio curiosidad, cuando la vi en Borja aquel día, simplemente... tuve la necesidad de acercarme.
― ¿Por qué? ―preguntó una nueva voz.
¿Aquí la gente simplemente se mete en conversaciones ajenas o qué?
Al girar, me encontré con una cara nueva, no tan nueva... de hecho, no era muy nueva.
―Tal vez fue amor a primera vista ―dije viendo a Peter.
―Sí, él definitivamente está enamorado de Ry ―dijo Landon, quien era el que se había acercado a nosotros―. Por cierto, ¿qué haces en el taller? ―me preguntó.
―Yo soy la que hace las preguntas aquí ―le advertí.
― ¿Se conocen? ―preguntó Peter.
― ¿Qué acabo de decir? ―dije de mala gana.
―Que tú eres la que haces las preguntas ―respondieron ambos.
―Bien ―sonreí―. Entonces, Peter, ¿sientes celos de Jack?
― ¿Yo? Claro que no ―rio―. ¿Por qué sentiría celos de él? No me gusta Bianca.
―Aunque Bianca es bonita ―dijo Landon.
―Pero no es Rynoa ―agregó Peter.
―Nadie es como Rynoa ―dijo Landon rodando los ojos.
― ¿Hay alguien de quien sientas celos? ―le pregunté a Peter.
―Por ahora de nadie, no tengo competencia aquí ―dijo alzando el pecho con superioridad.
Si supiera...
―Entonces, Landon, ¿quién te parece más linda? ¿Bianca o Ry?
Peter le dirigió una mirada de advertencia a Landon.
―No he visto la cara de Ry ―dijo él encogiéndose de hombros e ignorando por completo a Peter―, pero ella me agrada más que Bianca.
― ¿Por qué? ―pregunté.
―No he hablado mucho con Bianca, creo que no le caigo bien ―dijo agachando la cabeza.
― ¿Crees que es porque eres muy infantil? ―le pregunté, mientras leía los papeles que tenía conmigo.
―No soy infantil ―respondió.
Peter y yo lo quedamos mirando, esperando a que dijera la verdad.
―No soy tan infantil... ―continuó― creo...
―Hablando de cosas infantiles ―miré hacia Peter―, ¿qué hay de Campanita?
― ¿La has visto? ―preguntó alarmado y girando sobre sí para tener una mejor visión del pasillo donde estábamos.
―No, por eso pregunto por ella. ¿Campanita sabe que estás aquí? ¿Sabes que estás enamorado de Rynoa?
―No, claro que no ―respondió―. Campanita debería estar en Neverland, eso espero.
― ¿Por qué no está aquí?
―Sí, ¿por qué no está aquí? ―repitió Landon.
―Porque me escapé sin que se dé cuenta, nunca me deja solo, es un poco desesperante...
Intercambié miradas con Landon.
―Suena como a que Campanita se parece a ti ―le dijo Landon.
―Porque siempre está detrás de la persona que le gusta ―agregué.
―No le gusto a Campanita, ella es un hada pequeña, es mi mejor amiga.
¿Mejor amiga? ¡La ha dejado sola en Neverland!
Preferí no decirlo en voz alta y continué.
―Y, ¿qué hizo Campanita cuando vio a Wendy? ―le pregunté, aunque todos sabíamos la respuesta.
―La trató de matar ―respondió Peter a la fuerza―, pero eso no quiere decir que le gusto.
Iluso.
―Cambiando de tema, Landon, quisiéramos saber qué es lo que sentiste por Rynoa la primera vez que la viste.
―Ten cuidado con lo que respondas ―le advirtió Peter.
Landon se rascó la cabeza y pensó un segundo, al igual que lo había hecho Peter unos minutos atrás.
―Nada en especial, pienso que Ry es genial, pero nada más.
― ¿Seguro?
Él asintió.
― ¿Te sientes muy amigo de ella?
―No lo sé, supongo que no tanto, porque ella no me cuenta absolutamente nada.
―Espero que no te vuelvas muy cercano a ella ―le siguió advirtiendo Peter a Landon.
Creo que cuando Peter decía que no se sentía amenazado por nadie, estaba mintiendo.
―Bueno, ha sido genial conversar con ustedes, pero tengo que buscar a los demás ―dije, y luego me alejé del pasillo.
Esperaba encontrar a Rynoa, había muchas preguntas que quería hacerle. Pero mi suerte no fue tan buena, porque me encontré con Bianca. Tal vez no fue mala suerte, también tengo buenas preguntas para ella, y Bianca es genial. O al menos lo era antes de que saliera del orfanato.
― ¡Bianca! ―grité cuando la vi, ella giró y me saludó ondeando la mano―. Me alegra verte por aquí, tengo preguntas que hacerte.
― ¿Otra entrevista?
―Sí, otra entrevista.
― ¿Es necesaria?
―Muy necesaria.
―Bien, pregúntame.
Eso fue sencillo.
― ¿Por qué ya no hablas con León?
―Sí hablo con León.
―No como antes.
Ella suspiró. ―Supongo que no, pero es porque ya no tengo cosas de las qué hablar con él.
―Podrías hablar del pasado.
―Prefiero no recordar nada que tenga que ver con eso, fueron épocas dolorosas.
―O sea que, si te pregunto qué tan malo fue estar encerrada en el orfanato por cuatro décadas, ¿no vas a responder?
―No.
No es sencillo entrevistar cuando no quieren responderte.
― ¿Tampoco me vas a decir por qué nunca fuiste a ver a Michelle o Abel?
―No.
― ¿Me vas a decir por qué no te emocionante cuando apareció Rudolph?
―Sí me emocioné, es Rudolph, el reno de la nariz roja.
―No parecías emocionada.
―Sí lo estaba, lo estoy, aun no lo puedo creer.
― ¿Tu otra vez aquí? ―preguntó Jack, mientras se acercaba a nosotras.
―Hola Jack, que bueno verte, ¿cómo estás? ―dije sin ánimos.
― ¿Qué haces aquí? ¿Estás fastidiando a Bianca?
―Estoy entrevistando a Bianca.
―Es lo mismo.
―Claramente no tienes las definiciones bien aprendidas.
― ¿Qué es lo que quieres?
―Entrevistarla, ¿puedes dejarnos solas un segundo? Hay cosas que quiero preguntarle y no quiero que estés presente.
―No me voy a ir.
―Está bien, Jack ―le dijo Bianca―, puedes irte un segundo, hablaré con ella.
Jack frunció el ceño, pero se alejó de todas maneras.
―Bueno, solo por eso me agradas ―le dije a Bianca.
― ¿Gracias?
―Bien, ahora que se fue, quisiera saber, ¿por qué... te volviste insoportable tan de repente? ―estaba leyendo las hojas y no me di cuenta de lo que preguntaba―. Lo siento, esto no debí de... decirlo en voz alta.
―No soy insoportable.
―No, no, claro que no, lo siento... ―continué leyendo las notas―. ¿Qué piensas de Rynoa?
Ella se cruzó de brazos y luego suspiró. ―Le estoy agradecida.
― ¿Agradecida?
―Ella me salvó la vida, me sacó de ese maldito orfanato, así que estoy muy agradecida.
―Bien, quería preguntarte sobre una nota que escribiste al reverso de un libro, ¿qué significa?
―He escrito varias cosas en los reversos de libros, tienes que ser más específica.
―Hablaba sobre Jack y Cybele.
―Cybele está muerta.
―Lo sé, solo te estoy diciendo a quiénes mencionabas en la nota.
―Ya te dije que no quiero hablar sobre nada del pasado.
―Ok, otra pregunta. ¿Qué harías si a alguien más le empieza a gustar Jack?
Esta vez Bianca frunció el ceño. ― ¿Por qué preguntas eso?
―Técnicamente no fui yo, estas preguntas no son mías.
― ¿Qué cosa sabes?
―Solo es una pregunta, Bianca, ¿qué harías?
―Nada, confío en Jack.
Decidí dejar el tema ahí, no quería que Bianca me matara.
― ¿Me podrías decir algo que solamente tú sabrías?
― ¿Por qué?
―Porque es otra pregunta, ¿puedes?
―No, si es algo que solo yo sé, sería un secreto y no voy a revelar secretos.
Buen punto.
―Ok, entonces responde a esto: ¿Cómo fue la primera vez que conociste a Jack?
― ¿Qué te dije sobre las preguntas de mi pasado?
―Vamos, no es difícil, ¿puedes responder?
―No, no quiero hablar sobre nada del pasado, ¿no puedes respetar eso?
Me daban ganas de decirle que no.
―Ok... ―suspiré.
― ¿Ya terminaste de interrogar a Bianca? ―preguntó Jack cuando volvió.
―Sí, ahora te voy a interrogar a ti ―miré a Bianca―. ¿Puedes dejarnos solos?
―No te voy a dejar a solas con mi novio.
Rodé los ojos. ―No le voy a hacer nada, ¡dios! ¿Por qué todos desconfían de mí?
―Porque eres una extraña que viene a hacernos preguntas extrañas ―dijo Conejo, que justo pasaba por ahí.
―Sólo voy a hacerte preguntas ―le dije a Jack―, empezaré aunque todos estén aquí.
―No quiero oír más interrogatorios, además, necesito conversar con Bianca ―dijo Conejo y se la llevó a un lado.
―El hecho de que me hagas preguntas no significa que las responderé ―me dijo Jack cruzándose de brazos.
No me molesté en contestar a ello y solo pregunté―: ¿Cómo va tu relación con Bianca?
―Muy bien.
― ¿Puedes agregar algo más?
―La amo y ella me ama, ¿qué más quieres que diga?
―No sé, que me cuentes cómo es la relación. Tus fans sienten que ya no eres tan atento con ella.
―Sí, soy atento, pero no ando pregonando las cosas que hago.
― ¿Sientes que Bianca ha cambiado en algo?
―No, es la misma Bianca de la que me enamoré cuarenta años atrás.
― ¿Seguro?
―Sí ―respondió molesto.
―Voy a empezar a hacerte preguntas sobre Rynoa.
―No voy a responder nada sobre ella.
―Solo queremos saber de qué color eran sus ojos cuando los viste por primera vez.
Él suspiró. ―Eran anaranjados.
― ¿Sabes qué significa ese color?
―No, no lo sé. Pero estoy seguro de que el rojo significa enojo.
― ¿Ese es el color que viste cuando la quisiste botar del cuarto?
Jack asintió.
―Y, ¿por qué la quisiste botar del cuarto?
―Tengo mis razones.
― ¿Cuáles?
―No voy a decírtelas.
― ¿De qué colores has visto hasta ahora los ojos de Rynoa?
―Anaranjados, rojos y plateados.
― ¿No tienes idea de qué significa cada uno?
―No.
― ¿Hay alguna razón por la que Rynoa te caiga mal?
―Sí.
― ¿Me vas a decir cuál?
―No.
―Eres igual de cooperativo que Bianca.
Él sonrió. ―Gracias, lo sé.
―No fue un cumplido.
Él rodó los ojos.
Seguí revisando las notas. ― ¿En algún momento sentiste algo que no sea odio, amistad o curiosidad por Rynoa?
―No.
―Hacer entrevistas a personas como tu es muy aburrido.
―Gracias.
―Nuevamente ―dije―, eso no fue un cumplido.
― ¿Tienes más preguntas o ya me puedo ir?
Pasé a la siguiente hoja de las preguntas. ― ¿Por qué te importa tanto que Rynoa oculte el color de sus ojos?
―Porque está ocultándolo.
―No te entiendo.
―El simple hecho de que oculte algo es lo que me molesta. ¿Cómo puedes confiar en alguien que no se muestra como es?
―Pero ella tiene derecho a no mostrar sus ojos.
―No de sus compañeros, se supone que debe confiar en nosotros.
No necesariamente.
Él no confía en ella.
― ¿Nunca has pensado en cómo se siente Rynoa al respecto? No debe ser fácil para ella el tener ojos así.
― ¿Has hablado con ella?
―Aun no. ¿Puedes responder?
―Habla con ella primero y luego me preguntas.
―Eres un caso perdido, iré a buscar a Rynoa.
―Gracias.
No tenía idea de dónde podía encontrar a Rynoa, tal vez estaba con Night, tal vez estaba en el cuarto de Bianca, tal vez ya se había ido al salón del globo, o tal vez se había ido del taller... no sabía cuál era la respuesta correcta, solo esperaba poder hablar con ella, tenía muchas preguntas en mis manos -literalmente.
Por suerte la encontré dentro del cuarto de Bianca.
―Hola, Rynoa.
Cuando le hablé, ella giró con su espada en manos apuntándome.
―Ah, eres tu ―dijo, aunque no quitó la espada.
―Solo quiero entrevistarte, baja la espada.
Ella sonrió. ―Tal vez responda a tus preguntas, peor no bajaré la espada.
Será un riesgo que tendré que tomar.
―Tengo varias preguntas sobre tus ojos. Por ejemplo, ¿qué significa cada color?
―No te voy a explicar sobre cada uno.
― ¿Puedes mencionar solo tres?
―No, son un secreto.
―Jack me dijo que vio tres colores, anaranjado, rojo y plata.
Rynoa frunció el ceño.
―Solo te voy a decir que el rojo significa que estoy muy molesta.
― ¿O sea que es probable que ahorita estén rojos?
Ella sonrió maliciosamente y acercó la punta de su espada más hacia mí.
― ¿Crees que Jack se haya enterado de que te gusta? ―pregunté intentando cambiar de tema.
― ¿Cómo sabes eso?
―Tengo mis fuentes.
―No, es decir, él ya no me gusta, así que no, no creo que sepa algo que ya ni siquiera es real.
― ¿Estás segura de eso?
―Sí, ya no siento nada por él.
Suspiré. ― ¿Qué piensas de Bianca?
Rynoa bajó la espada solo por unos segundos, mientras meditaba su respuesta. ―Solo pienso que hay algo que no cuadra en ella.
―Bueno, cualquiera pensaría eso de alguien que acaba de pasar lo que ella acaba de pasar.
―No le he hablado mucho, así que no tengo una opinión bien formada de ella.
― ¿Tienes los mismos poderes que la anterior madre naturaleza, que Ana?
―Supongo que sí, soy su sucesora.
― ¿Cuál es el color original de tus ojos?
―Pensé que dejarías de preguntar sobre mis ojos ―dijo alzando la espada una vez más.
―Te dije que tenía varias preguntas sobre ellos.
―No te voy a responder eso.
― ¿O sea que sí tienen un color original?
―No responderé.
― ¿Tus ojos se pueden hacer como heterocromía?
―Sí y es lo único que te responderé sobre ellos.
―No, por favor, dime qué significa el color plateado.
―No.
¡Rayos! ¡Esta no responde nada interesante!
― ¿Cuándo fue que decidiste ocultarlos? ―pregunté.
―Cuando me di cuenta de que eran una debilidad.
― ¿Cuándo fue eso?
― ¡¿Qué te importa?!
―Hace un tiempo tuviste un sueño, una persona te quitó los lentes, ¿Quién fue?
―Estoy a punto de cortarte la cabeza.
―Solo responde ―dije rodando los ojos.
―No sé, no recuerdo su rostro. ¿Contenta?
―No, claro que no, estaría contenta si lo recordaras y me lo hubieras dicho ―suspiré. ― ¿Night ya te contó sobre Tod?
― ¿Tod?
―El zorro ártico.
― ¿De qué hablas?
―Tomaré eso como un no. ¿Odias a Peter Pan?
―No, pero me desespera.
―Te entiendo, a mí también me desesperaría.
No debe ser nada cómodo tener a un Peter Pan detrás de ti todo el tiempo.
...
...
...
¿De qué estoy hablando? ¡Sería genial tener a un Peter Pan!
―Ry, ¿ya estás lis...? ―preguntó Night cuando irrumpió en el cuarto. En cuanto me vio dejó de hablar.
―Hola, Night ―lo saludé.
Él me saludó ondeando la mano.
―Tengo varias preguntas para ti también. ¿Te molestó que Rynoa no te contara sobre sus ojos?
― ¡No le preguntes eso! ―me gritó Rynoa.
―Es un mundo libre, puedo hacerlo si quiero.
Night solo negó.
― ¿Puedes explicarlo?
Él suspiró y luego susurró. ―Ry tiene sus razones, yo confío en ella.
― ¿Alguna vez te gustó Rynoa?
Esta vez sentí la punta de la espada rozar mi piel, aunque no cortó nada, por suerte.
Night negó. ―Es mi mejor amiga.
― ¿Recuerdas qué fue lo que te dijo Ry por primera vez?
Él asintió. ―"Lárgate de mí palacio antes de que te rebane el pescuezo."
―Tan amigable ―murmuré.
Night sólo rio.
― ¿Alguna vez te ha gustado alguien? ―le pregunté.
Él solo negó. ―No conozco a muchas personas.
―Me he dado cuenta... y, entonces, ¿por qué eres amigo de Rynoa?
― ¿Tienes un deseo de muerte o algo así? ―dijo Rynoa a mis espaldas.
―Ry es especial ―respondió Night, mientras que su gran amiga me tenía amenazada de muerte―. No hay nadie como ella, soy feliz de ser su amigo.
Al menos ahora hablaba y no susurraba.
― ¿Jack te cae bien?
Él se encogió de hombros. ―Ni bien, ni mal.
― ¿Qué opinas de él?
―Solo que se preocupa por quienes le importan.
―Pero acaba de descubrir a Rynoa.
―Creo que es su forma de proteger a todos, aun no entiendo sus motivos, pero no creo que sea una mala persona.
―Estoy en desacuerdo, Jack Frost es un hijo de... ―empezó a decir Rynoa, pero no pudo acabar la frase porque Night le tapó la boca.
―No digas esas cosas ―le susurró su amigo.
―Bueno, creo que no es necesario preguntarle a Rynoa qué es lo que opina de Jack. Pero, sí quisiera saber quién fue su primer amor.
Night la quedó viendo, esperando su respuesta.
―No voy a responderlo, no ahora ―dijo ella, luego agregó―: ni nunca.
Eso quiere decir que no fue Jack.
― ¿Te ha gustado Night alguna vez?
― ¿¡Por qué sigues con eso!? ¡No!, Night y yo solo somos amigos y así será por siempre.
Ajá, ok... Amigos hasta el fin.
―Como sea, esta entrevista terminó, tenemos que irnos ―me dijo.
― ¿Qué? ¡Aún tengo preguntas! ―grité, pero ellos ya se habían ido del cuarto.
Así que... los seguí.
❄❄❄
Todos estaban reunidos en el salón del globo cuando entré, probablemente ya estaban listos para irse a enfrentar al clan de los feos.
― ¡Hola! Bienvenida otra vez, ¿cómo has estado? ―me preguntó Norte. Él, Tooth y Sandy parecían ser los únicos felices de verme.
Así deberían ser todos los guardianes.
―Bien ―respondí―, tengo algunas preguntas que hacer antes de que se vayan.
― ¡No hay tiempo! ―gritó Conejo.
―Podemos quedarnos unos minutos más ―dijo Norte.
―Perfecto, quisiera saber si consideras a Rynoa parte de tu familia.
― ¡¿Por qué siempre me involucras en tus malditas preguntas?! ―gritó la aludida.
―Oh, claro que sí ―respondió Norte―, todos los que están en esta habitación ahora son parte de mi familia.
Asentí.
― ¿Qué se siente tener a Rudolph como parte de los renos? ―pregunté.
―Irreal, siempre pensé que era un mito, pero me equivoqué y estoy muy feliz de haberlo estado.
― ¿Es cierto que te dejan galletas en Navidad?
―Claro que sí, con leche.
― ¿Te las comes todas?
― ¡Sí ―gritó León―, y no comparte!
―Es que las dejan para mí, no puedo destruir el sueño de un niño dejando que otros las coman.
― ¡Comes millones de galletas en una noche! ―siguió gritando León.
―Soy un barril sin fondo ―respondió Norte sobando su panza.
Los dejé a ambos discutiendo mientras me acerqué a Tooth, ella conversaba con sus haditas y todavía no había empezado su acoso hacia mí.
―Hola, Tooth, ¿puedo hacerte unas preguntas?
― ¿Preguntas? ¿Tú a mí? ¡Por supuesto! Me encanta resolver preguntas, me hace feliz, ¿a ti te hace feliz? ―dijo en menos de cinco segundos.
Simplemente asentí, aunque para ser sincera no registré todas las palabras que dijo.
―Cuando conociste a Jack por primera vez, ¿sentiste algo por él?, ¿te gustó?
―Oh no, claro que no, pero me encantaron sus dientes, aun me encantan, son hermosos. Los tuyos también y...
―Sí, gracias, otra pregunta ―me empezaba a dar jaqueca y solo le había hecho una pregunta―. ¿Te gusta algún guardián?
―No, pero sí me gusta la pareja que Bianca hace con Jack, o la pareja que podrían formar Rynoa y Peter, pero no le digas a ella que dije eso, porque luego me mataría ―susurró.
―Ajá, no creo que pueda repetir nada de lo que has dicho ―seguí leyendo mis notas―. En promedio, ¿cuánto crees que hablas en un día?
―No creo que mucho, por lo general soy silenciosa.
― ¡¿SILENCIOSA?! ―grité.
―Sí, es lo contrario a lo que estás haciendo ―respondió ella con una gran sonrisa en el rostro.
Esta es una persona o muy sínica o muy tonta.
―Bueno, no tengo nada más que preguntarte, iré con Sandy ―mentí, tenía un par de preguntas más, pero me era imposible entablar una conversación decente con Tooth.
El problema al que ahora me enfrentaba era que no sabía cómo conseguiría respuestas de Sandy... tal vez podría escribirlas...
―Hola Sandy ―dije cuando me acerqué a él.
Él hizo aparecer un sombrero de arena, se lo sacó y se inclinó para saludarme. ¡Tan tierno!
― ¿Listo para tu entrevista?
Él asintió emocionado.
― ¿Tienes algún mejor amigo entre los guardianes?
Sandy negó y luego señaló a todos.
― ¿Sientes que todos son tus mejores amigos?
Él asintió.
― ¿Puedes hacer que los sueños se hagan realidad?
Sandy sonrió y luego me señaló.
― ¿Yo qué?
Siguió señalándome.
― ¿Yo puedo hacer que se hagan realidad?
Asintió.
Bueno, fue una respuesta cursi, pero cierta, cada uno puede hacer que sus sueños se hagan realidad... ... supongo... porque dudo que yo pueda hacer que mi sueño de volverme maestra Pokémon se realice, ya que ellos no existen...
Adiós Charmander...
― ¿Has considerado conseguir un cascabel? ―le pregunté.
Él negó y luego voló hacia un duende y lo alzó en sus manos.
―No necesitas un cascabel porque lo tienes a él, ¿verdad?
Sandy asintió.
― ¿No es eso cruel?
Luego de soltar al duende, Sandy se encogió de hombros.
― ¿Tienes algo en contra de los duendes?
Él pareció pensarlo unos segundos y luego negó.
Bueno, con eso había terminado de interrogar a todos... tal vez una mejor palabra sería acosar, los he perseguido por todo el taller.
―Gracias Sandy, por ser tan fácil de entrevistar, eres el único que ha respondido las preguntas. Los demás deberían aprender de ti.
Lo siguiente que hizo fue coger mi mano y darle un beso al dorso de esta.
Es una ternura, lo juro.
―Bueno, no quiero retrasarlos más, ahora pueden ir a combatir al clan de los feos ―dije cuando giré y me encontré con la mirada de todos.
― ¡Ya era hora! ―gritó Conejo.
―Vayamos al trineo ―dijo Norte.
Yo quiero ir en el trineo...
― ¡No iré en el vehículo de la muerte! ―le gritó Conejo.
―De todas formas no podríamos ir en el trineo, hay una gran ventisca afuera, ¿lo recuerdan? ―dijo León―. Tomemos una esfera y vayámonos.
―Buena idea ―dijo Norte―, es hora de irnos.
Sacó una esfera, dijo el nombre de Treno y luego todos se fueron.
―Me he quedado sola ―murmuré.
―No estás sola, yo estoy aquí ―dijo Landon― y estoy seguro de que Chloe está por algún lado.
―Sí, bueno, igual tengo que irme.
― ¿No tienes más preguntas?
―No por ahora. Adiós.
Saqué una esfera -no pregunten de dónde la saqué- y me fui.
✎❣
¡Hola nuevamente! Ha pasado bastante desde la última vez, un poco más de un mes... Como ya saben, estoy bastante ocupada y no puedo escribir tanto como quisiera, pero igual trato de actualizar cuando puedo. He prometido terminar la historia y lo haré, pero me va a tomar algo de tiempo.
De todas formas, no les dejo solo este extra -híper grande- jaja también hay un extra sobre otras preguntas a los guardianes o sobre sus confesiones ;)
Quiero agradecer a las siguientes personas por mandar las preguntas de la entrevista, no habría sido posible hacerla ustedes! ♥
@Adrianitastar123
@AilinNajera
@AJ2134
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