60. Golpes

Rynoa

Hay veces en que los días pasan como segundos, tan rápido que no te das cuenta hasta que se han acabado. Hay otras veces en que los días pasan como años, lentamente y, cada minuto de ese día es tortuoso. Uno peor que el otro.

Hoy me he dado cuenta de que los golpes fuertes pueden venir seguidos, uno detrás del otro. No los ves venir y cuando llegan, no te das cuenta de lo que está pasando. Mejor dicho, no quieres darte cuenta, porque la realidad es demasiado dolorosa como para asimilarla. Pero, cuando lo haces... todo se vuelve peor.

Solo he matado una vez.

No sé quién se hizo pasar por Manny cuando tuve el encargo de «matarlo», es muy probable que haya sido un Osseu comandado por Félix y por eso él tuvo que ir conmigo. Jamás lo sabré, no me importa saberlo. Los Osseus son seres diferentes a nosotros, los espíritus. Una de sus «muertes» no tiene verdadera importancia. Así que ese ser no es a quien considero como la única vida que he tomado.

A quien maté fue a Cybele. Si bien, era Bianca cuando lo hice, lo siento como si hubiese sido ayer. Cuando mi espada la atravesó, cuando su cuerpo desapareció ante mis ojos. Es la única vez que he terminado con una vida. Han pasado cuarenta años desde eso.

No he matado a nadie más.

Hasta ahora.

❄❄❄

Treinta minutos antes.

Dejé ir a Night. No podía seguir llorando, no ahora, mi momento para guardar luto a León, Erick y los demás espíritus que han dado su vida el día de hoy, sería después. Ahora mismo debo acabar con esto, con Hakutón, con todos sus secuaces.

—Manny se está encargando de Hakutón —Night habló detrás de mí, pero no necesitaba hacerlo, podía verlos y escucharlos pelear sobre nosotros.

El dolor en mi pecho solo crecía cuando observaba a ese ser. A Hakutón.

Él mató a León.

—Ry —Peter Pan se acercaba a nosotros con una mirada triste—, lamento lo de...

—No lo digas —lo interrumpí. No deseaba que se disculparan por la muerte de León, no era su culpa. Además, su disculpa o lamento no lo traería de vuelta, solamente me hacía recordar que había fallado, no pude salvarlo, ni a él, ni a Erick, tampoco a Ombric.

El grito de una sirena llenó el lugar. Un Osseu había logrado matarla.

—Es Lila —el sonido de las campanas que Tink hacía al hablar me sobresaltó. No esperaba poder entenderla en esa forma.

—Era Lila —corregí.

Mi espada había caído a unos metros de mí cuando Hakutón me atacó. La tomé de la hoja, provocando que esta cortara mi piel. Le di la vuelta para cogerla del mango. Mi sangre impregnó este, en lugar de sentir dolor, me sentía llena de energía.

—Es hora de acabar con esto.

—No hagas nada apresuradamente —me advirtió Tink.

—Estamos en medio de una batalla —resalté—. Si no actúo apresuradamente, más espíritus morirán. Tu preciado Peter Pan podría ser el siguiente, o Night, incluso Jack Frost. No dejaré que nadie más muera hoy. Ha llegado la hora de terminar con el plan.

Volé hacia él. Hasta quedar frente a frente. Una sonrisa maligna se apoderó de su rostro.

—Veo que León, por fin recibió su merecido. Me habría gustado encargarme personalmente de él, pero... —se encogió de hombros—, quién mejor que el señor Hakutón, ¿verdad?

—Rynoa, ten cuidado —Jack Frost sonaba cansado a mi lado. Pero no giré para verlo.

¿Verdad? —repetí la última palabra de Félix.

El fuego inició en sus pies, consumiendo su piel poco a poco. Félix estaba tan atento a mí, que no se había percatado de que el fuego había llegado a sus rodillas. En cuanto lo hizo, se zafó, pero lo que el fuego había tocado, había desaparecido.

—¿Cómo...?

No pudo concluir con su pregunta.

—El fuego es tu debilidad —sonreí—, te afecta mucho más que a cualquier otro espíritu. Por eso te juntaste con el Rey Mono, porque él te podría cubrir de mis ataques. Sabías que nunca estuve de tu lado.

Félix frunció el ceño.

—No descarté la posibilidad. No soy el idiota por el que me tomas.

Negué. —Ahí te equivocas.

—No podrás consumirme con el fuego, Rynoa. No volverá a funcionar, estoy atento a tus movimientos. Antes podías jugar, te dejaba hacerlo, pero no más.


Jack Frost

Rynoa sonrió.

Si soy sincero, su expresión era demasiado macabra. Entiendo que... León era importante para ella, para Bianca. Entiendo su dolor y entiendo su actitud. La risa que brotó de Rynoa, momentos después, hizo que me estremeciera. Podría jurar que Félix también lo hizo.

Observarlo a él, sin la mitad baja de sus piernas era desconcertante. Tampoco tenía uno de sus brazos. A pesar de eso, seguía enfrente de nosotros, como si no le hubiera pasado nada, estaba listo para defenderse de Rynoa.

Parecía haberse olvidado de que yo también estaba acá y que, si quería hacerle daño, debía pasar sobre mí primero.

—Por favor, jamás pudiste evadir mis ataques, no los hagas pasar como si tu hubieses dejado que te dañara —se burló Rynoa.

—No podrás pasar a los Osseus —advirtió.

—No necesito hacerlo.

Una flecha atravesó el cuerpo de Rynoa. La acción fue tan rápida que no tuve tiempo de reaccionar. Ella ni siquiera se movió, su mirada se mantenía firme en Félix. Siguiéndola, observé que la flecha había terminado impactando en el ojo izquierdo de él. La sorpresa fue lo único que permaneció en su rostro mientras su cuerpo caía y desaparecía en el proceso.

Tomé a Rynoa en brazos en cuanto salí de mi sorpresa. Pánico me invadió, necesitaba hacer algo antes de que ella desapareciera, antes de que la perdiera otra vez. Busqué la herida de la flecha, pero no podía encontrarla, es como si nada le hubiera impactado. ¿Qué significaba esto? ¿Acaso es demasiado tarde?

—Rynoa, por favor, no me hagas esto —me sentía desesperado.

—No estoy muerta —aseguró, mientras se separaba de mí—. Yo no soy la real.

Su cuerpo desapareció frente a mis ojos.

¿Qué quiso decir con eso?

—Tu plan funcionó —la voz chillona de Rumpelstiltskin hizo que girara hacia él.

Rynoa estaba a su lado, con el arco de León en manos. Observé la situación frente a mí y poco a poco puse las piezas en orden. Fue Rynoa quien lanzó la flecha.

—Es una ilusión —me explicó ella, había notado el desconcierto en mi rostro—. Rumpel puede hacer ese tipo de magia, una pizca de mi sangre bastó para crearla.

—¿En qué momento lo planeaste? —preguntó Peter.

—Ayer —contestó Rynoa—, pero solo funcionará una vez, los demás no caerán en esa trampa una segunda vez.

No podía creer lo que oía. ¿La Rynoa que se acercó a hablar con Félix era solo una ilusión creada por Rumpelstiltskin? 

—No le des más vueltas al asunto —Rynoa podía saber exactamente en lo que pensaba—. Félix ha muerto. Los Osseus han desaparecido debido a ello.

Al oír sus palabras, giré sobre mí mismo para observar el campo de batalla. Tenía razón. Los Osseus no estaban más. Y quedaban menos de diez espíritus del lado de Hakutón, incluido Pitch. Podríamos ganarle. Nosotros éramos muchos más.

—Debemos acabar con los que quedan —dijo Night, poniéndose en posición para atacar.

Los demás asentimos.

—Es hora de acabar con esto.

Los ojos de Rynoa tenían dos colores. Rojo y azul oscuro. Descendí hasta quedar frente a ella, en cuanto me vio ahí, estos se volvieron naranjas.

—Hay tantas cosas que quiero decirte. Pero sé que este no es el momento —tomé sus manos entre las mías, sorprendiéndome cuando ella no se separó de mí—. Así que, por favor, prométeme algo, solo una cosa antes de que vayamos a pelear —nuestras miradas estaban fijas en el otro, sus ojos se tornaron dorados. Esperó a que yo continuara y eso hice—. Si las cosas se complican, vete, por favor.

Inmediatamente dejó ir mis manos y caminó por mi lado, golpeando mi hombro en el proceso.

—Por favor, Rynoa, prométeme...

Negó.

—No puedo hacer eso.

—Si te pasa algo, León habrá muerto en vano.

Sé que soy una mierda por decir eso, pero debía hacerlo. León no murió para que Rynoa se sacrificara y, conociéndola, sé que eso planea hacer. Porque así es ella. Siempre ha sido así. Piensa en los demás antes que en ella.

Miró sobre su hombro en mi dirección. Uno de sus ojos era morado y el otro rojo.

—Jamás digas que la muerte de León fue en vano —gruñó—. Ha muerto como un héroe. No menosprecies sus últimos momentos.

Lágrimas nublaron su vista, ambos ojos eran de color azul oscuro, lo noté cuando las lágrimas resbalaron por sus mejillas. Acerqué mi mano para limpiarlas, pero ella se alejó.

—Por favor —le supliqué.

Por un breve momento sus ojos se volvieron rosados, luego volvieron a ser azules.

—Debemos acabar con Hakutón, esa es la misión.

Dio un paso hacia atrás y ascendió.

—Ry ha planeado la batalla desde el inicio —la voz de Night se elevó sobre el ruido que hacía la batalla a nuestro alrededor—. Jamás quiso que alguien muriera, ni siquiera ella. Así que debemos evitar que alguien más perezca. Menos Ry. Moriré antes de que algo le suceda.

Sin decir más, se elevó, siguiendo a Rynoa. Hice lo mismo.

No dejaré que algo le pase. No puedo dejar que se sacrifique una vez más, no por mí, no por nadie.

Los espíritus que no estábamos luchando nos aproximamos a Hakutón, pero en cuanto lo hicimos, nuevos personajes aparecieron. No los había visto antes en la batalla y, si soy sincero, no sé quiénes son. O de dónde salieron.

—No pensaste que te contamos todos los planes, ¿verdad? —Pitch estaba frente a nosotros también, había dejado solos a los guardianes que luchaban contra él—. Rynoa, siempre debes de dudar de todo aquel que te rodea.

Ella no se inmutó.

—Me alegra que al menos tuvieran cerebro para algo —contestó, con el mismo sarcasmo de siempre—. Pero tranquilo, tu destino será el mismo que tu amado Félix.

Esta vez Pitch frunció el ceño. —¿Airtok? Él era demasiado estúpido como haberse dejado derrotar. Nosotros no somos como él.

Los demás personajes iniciaron su ataque. Eran tantos como nosotros.

Tooth apareció junto con Sandy, ambos frente a Pitch.

—Nosotros nos encargamos de él —avisó Tooth. Tenía una mirada determinada y me sorprendió que no dijera todo un argumento del porqué de esa decisión. Así que simplemente asentí.

Eran figuras con capucha. La que tenía al frente cargaba un arco y flecha. Me apuntó con una, pero yo estaba preparado para aniquilarlo. Le lancé un rayo de hielo a cada flecha que fue en mi dirección. Cada ataque resultaba fácil de bloquear.

Entonces, una ráfaga, provocada por Rynoa, hizo que las capuchas de nuestros contrincantes se elevasen y descubrieran sus rostros.

León estaba frente a mí. Su mirada carecía de emoción alguna.

—¡No son ellos! —gritó Night—. ¡Están jugando con nuestras mentes!

Por una fracción de segundo, desvié la mirada del León frente a mí. Noté que Rynoa luchaba con un Erick y Night con Lila. Cada uno tenía a un espíritu que había muerto en esta batalla. Merlín luchaba contra Ombric.

¿Por qué León estaba frente a mí?

A pesar de las palabras de Night, a pesar de saber que ese no era el León que se había sacrificado por el amor de mi vida dos veces... no podía matarlo. No podía hacerle eso a su memoria.

Así que no hice ningún movimiento por esquivar su siguiente ataque. Apuntó una flecha en mi dirección y al soltarla, esperé a que esta impactara contra mí. Lo sé, es algo estúpido, pero no podía hacer otra cosa. No me atrevía a matar a un ser igual a León.

La flecha estaba a escasos centímetros de mí, me preparé para el impacto; pero antes de que llegara, la flecha se extinguió. Parpadeé varias veces, concentrando mi atención en León. Su cuerpo se vio envuelto en llamas, devorándolo por completo hasta desaparecer.

—¡Jack! —gritó Rynoa—. ¡¿Qué mierda crees que haces?! ¡¿Crees que puedo perderte a ti también?! ¡Eres un idiota!

Ella estaba frente a mí, golpeándome el pecho con cada palabra que decía. Pero yo estaba perplejo, porque... —Me has llamado Jack.

Tenía lagrimas resbalándose por sus mejillas otra vez. Sus ojos eran rosados, los dos.

—Ese es tu nombre —respondió.

Sonreí. Ambos sabíamos que no me había dicho Jack, «solo» Jack desde hace muchos años. Escucharla llamarme solo por mi nombre me hizo rememorar todo lo que hemos pasado, cada instante en el que estuvimos juntos. La preocupación y amor en sus ojos (porque sé que ese color rosa significa que me ama, lo sé) me dieron esperanzas.

—Te amo.

Dos palabras que no le había dicho en mucho tiempo.

La sonrisa que se formó en sus labios me llenó de calma, no tenía que decir nada, sabía que sus sentimientos eran los mismos.

Soltó el agarre en el que tenía mi polera y se separó de mí. Su mirada aún mantenía la mía, la sonrisa en sus labios se volvió una de picardía al oír mis siguientes palabras—: Vamos a matar a Hakutón.

La batalla a nuestro alrededor seguía igual. Manny y Hakutón luchaban con gran fuerza, cada impacto resultaba en una explosión. Acercarnos a ellos no fue fácil, de hecho, no pudimos acercarnos mucho, el poder que emanaba de su pelea no nos permitía llegar más lejos. Me sentía débil estando tan cerca de ellos.

—Podríamos matarlo desde esta distancia —comenté.

—Sí, pero también podríamos fallar y darle a Manny —contestó inmediatamente. Su mirada seguía a ambas figuras, analizando cada uno de sus movimientos, analizando sus alrededores y cada posible acción que nosotros podríamos tomar—. No será fácil.

—Nada ha sido fácil hasta ahora.

Cada cierto tiempo hacía un escaneo general a nuestro alrededor, ningún secuaz de Hakutón se había percatado de nuestra ausencia. Todos seguían ocupados en sus batallas. Mi mirada cayó sobre Hakutón una vez más. No sabía cómo derrotarlo sin golpear a Manny en el proceso. No creo tener el poder de matar a ninguno, lo máximo que podría lograr es dañarlos, pero, como dice Rynoa, si terminamos hiriendo a Manny, él será derrotado.

Un par de manos tomaron mis mejillas, apartando mi atención de la batalla frente a mí. Los ojos verdes de Rynoa me sorprendieron. Eran los mismos verdes esmeralda de siempre. Por un momento me olvidé de todo lo que sucedía a nuestro alrededor y solo me concentré en ella.

—¿Confías en mí? —preguntó.

Parpadeé varias veces tratando de regresar al presente. No entendía por qué me hacía una pregunta como esa, menos porqué la hacía justo en este momento.

—¿Qué estás...? Claro que confío, ¿por qué lo pregunt-?

La presión de los labios de Rynoa sobre los míos hizo que no pudiera concluir con lo que tenía que decir. En ese momento no pensé en que era un lugar inapropiado para besarnos, en especial porque seguíamos en medio de la lucha. Ha pasado tanto tiempo desde que la he sentido así de cerca, que alejé todos los pensamientos cuerdos y me enfoqué en ella.

El beso me hizo recordar muchas cosas, miles de sensaciones que solo había sentido por ella. No sé cómo no me di cuenta de que la otra Bianca era falsa.

Sus labios eran suaves, pero la presión que ejercía sobre los míos me dejó con la sensación de que la tenía cerca aun cuando ella se había separado de mí. Al abrir mis ojos corroboré que Rynoa no se encontraba más al frente de mí. No, Rynoa se había acercado a Manny y Hakutón.

La escena que tenía al frente me hizo temblar.

Rynoa había atrapado a Hakutón en una llave, sus brazos envolvían su torso y evitaba que él pudiera utilizar sus poderes. Ella miró directamente a Manny antes de hablar.

—¡Es hora! —le gritó.

Manny no dudó ni un segundo su accionar. Un rayo fue lanzado desde su mano derecha, abriéndose paso hacia Hakutón, atravesándolos a ambos en el proceso.

✎❣

Este capítulo ha sido un reto. Ya estamos casi por terminar y sé que me he demorado bastante en actualizar, pero ya saben que uno no siempre tiene tiempo de hacer lo que quiere (en mi caso, escribir).

Tengo esperanza en acabar esta historia antes de diciembre. De todas maneras, está lista este año.

Es octubre, wow... mmmm solo quería agradecerles por seguir con esta historia (o con mis otras historias, las cuales actualizaré tan pronto como pueda ). No he podido leer todos sus comentarios y mensajes, pero lo haré en esta semana y les responderé.

Bienvenidos a los nuevos lectores, gracias por unirse a este mundo tan bello de los guardianes, el cual lamentablemente no tiene planes para hacer una segunda película. Estoy indignada por esto desde el 2012. Bueno, 2013, en realidad...

xoxo,

Rose

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top