25. Buscando la esfera en Narnia

Rynoa

― ¿En verdad crees que es algo sabio robarle a Santa Claus? ―le pregunté.

―Nosotros solo necesitamos una esfera, nada más ―respondió.

Habíamos llegado al taller hace unos minutos, ahora estábamos yendo al cuarto de Norte, pero aún no estaba convencida de esto. No quería robarle una esfera a Norte, tal vez, si se la pedía, él la daría.

Suspiré.

No, claro que no se la dará.

―Solo quiero que me acompañes porque necesito que me ayudes a distraerlo por si aparece.

Me crucé de brazos, pero aun seguí caminando. ―Y, ¿por qué diablos no le has dicho a Bianca que te ayude? Ella es tu novia.

― ¡Quiero que sea una sorpresa! ―exclamó―. Quiero que cuando vea a Jamie se emocione.

Gruñí.

En serio no quiero meterme en estos asuntos, podría estar en mi palacio, pero no, estoy aquí... tratando de robarle a Santa Claus. ¡A SANTA CLAUS!

― ¿Y dónde está ella ahora? ―Le pregunté.

― ¿Yo qué sé? Acabo de llegar contigo ―respondió―. Ahora, deja de hacer bulla, no quiero que Norte se dé cuenta de que estamos por aquí.

Ya casi llegábamos al cuarto de Norte, o al menos eso creía. Nunca había venido en esta dirección, pero parece que Jack Frost sí lo había hecho.

Doblando una esquina, apareció una figura muy alta. Primero pensé que era Norte, pero luego me di cuenta de que era el gran yeti, Phil.

Él nos miró de manera sospechosa, en realidad miró a Jack, no a mí.

Si él le decía a Norte que estábamos acá, estaríamos en graves problemas.

― ¡Phil! ―lo llamé―. Justo te estaba buscando, no sabes lo que han hecho los duendes ―eso pareció llamar su atención―. Han destruido la última colección de juguetes que hicieron los demás yetis. ¡Es todo un desastre!

Phil pareció alocarse, puso sus manos sobre su cabeza y estaba desesperado.

― ¡Tienes que ir ahora mismo! ―Lo apuré―. ¡Antes de que destruyan más juguetes!

Luego de decir eso, se fue corriendo. Cuando lo perdimos de vista, Jack Frost empezó a burlarse.

―Nunca creí que fueras a formar parte de esto.

Fruncí el ceño. ―Sólo apúrate y coge la maldita esfera, porque no voy a volver a hacer esto. Es probable que Phil me quiera matar después.

―No, no creo ―respondió él encogiéndose de hombros.

No tuvimos más contratiempos mientras nos dirigíamos al cuarto de Norte. Una vez dentro, Jack Frost se dirigió a la cama y empezó a buscar las esferas debajo de esta.

― ¿Dónde están las esferas? ―se preguntó en voz alta―. ¡Aquí han estado toda la vida!

―Es probable que se enterara de que todos sabían dónde estaban ―dije encogiéndome de hombros―. ¡Oh bueno, qué lástima!, regresemos.

Me di media vuelta, pero antes de abrir la puerta Jack Frost me detuvo.

― ¡No!, tenemos que seguir buscando.

Me solté de su agarré.

― ¿Pero qué quieres que haga? ¡Si no están las esferas! ―le grité―. ¿Quieres ponerte a revolotear por todo su cuarto? Vas a desordenar todo y se va a dar cuenta, y va a ser peor, y yo no quiero tener problemas con nadie.

― ¿Tú no quieres tener problemas con nadie? ¿Tú? ―dijo incrédulo.

Suspiré. ―no quiero tener problemas innecesarios. Si quiero problemas, me los consigo, pero no por una estúpida esfera para que vengan tus amigos.

― ¡Oye! ―exclamó―. También son tus amigos, estuviste hablando con Landon todo el tiempo.

― ¡Porque no me quedó de otra! ―grité algo exasperada. Recordar nuestra conversación me molestaba un poco. Casi le digo algo que no debía―. Landon no dejaba de hablar, en serio, hasta ahora no entiendo de dónde ha sacado una novia, ¿se la inventó? ¿Clonaron a una loca? No sé de dónde ha sacado una novia, en verdad que no sé. Me sorprendo de la humanidad, me sorprendo de las mujeres de hoy en día, se conforman con tan poco ―lo señalé― sí, se conforman con tan poco.

Él frunció el ceño. ―Te vas a arrepentir de haber dicho eso algún día.

―Ahhhmm... no, yo creo que no ―dije restándole importancia al nuevo malestar de Jack Frost.

―Sí, te vas a arrepentir, porque ahora ya somos, algo así, como amigos ―me crucé de brazos, ni siquiera quería oírlo―. Y algún día vamos a ser más amigos y tú vas a decirme: "lo lamento".

―Ahhhmm.... ―negué con la cabeza― no, lo siento, no pasará.

Él rodó los ojos.

―Como sea, necesito tu ayuda ―repitió por milésima vez.

―No, no voy a buscar nada más contigo.

Me di media vuelta, estaba a punto de abrir la puerta, pero me detuve cuando escuché ruidos que provenían del otro lado.

Creo que Norte está viniendo.

― ¡Rayos! ¡No nos puede encontrar acá!, ¡nos mata! ―gritó Jack Frost en susurros.

― ¡Te dije que no teníamos que estar acá! ¡Apúrate, escóndete! ―le grité de vuelta.

― ¡¿En dónde?! ¿Debajo de la cama? ―sonaba desesperado―. No vamos a entrar debajo de la cama. ¡Escondámonos en el ropero!

― ¡¿En el ropero?! ―grité un poco más alto. Esperaba que Norte no me haya oído.

― ¡Sí! ―me empujó hacia el ropero y él entró después que yo, cerrando la puerta a su espalda.

Me adentré en el 'no tan pequeño' ropero, admirando el gran tamaño que este tenía. ― ¿Qué es esto? ―pregunté para mí misma―. ¡Por dios! ¿Nos llevará a Narnia? ¡Es inmenso!

― ¡Cállate! ―me gritó Jack Frost, pero la verdad no me molestó, seguía maravillada con el tamaño de este ropero.

Si paso los abrigos, ¿me llevará a Narnia?

―No, mira ―le dije― en verdad es grande, ¿tú crees que nos lleve a Narnia?

―Cállate, Rynoa, está entrando.

Suspiré. ―Ya, lo siento.

Escuchamos el ruido de la puerta al abrirse y los sonoros pasos de Norte. Él empezó a murmurar algo, me hacía pensar que estaba buscando algo, ¿sabrá que nosotros estamos acá?

―Jack Frost, creo que él sabe qu-

No pude acabar de hablar porque él me tapó la boca.

―Se está acercando ―susurró.

Traté de zafarme de Jack Frost, pero él no alejaba su mano.

¡Tampoco soy tan ruidosa!

― ¡Oh! ¡Ya sé dónde está! ―exclamó Norte.

Ambos escuchamos cómo los pasos de Norte se hacían cada vez más sonoros hasta que llegó al ropero. Y, la puerta se abrió, por suerte, nosotros estábamos detrás de todos sus abrigos, así que no nos podía ver. Pero, entonces, Norte movió sus abrigos, haciendo que Jack Frost se apegue a mí, para que no lo notara.

Jack Frost parecía no darse cuenta de que estaba demasiado cerca de mí, estaba invadiendo mi espacio personal. Creo que él estaba tan concentrado en lo que Norte hacía, que ni le importaba la posición en la que nos encontrábamos. Y yo... yo me estoy volviendo loca. Quería empujarlo, pero me era imposible, si lo hacía, Norte nos vería y... adiós vida.

―Mmmmm ―murmuró Norte― no, no, aquí no está.

No cerró la puerta del ropero, pero oímos que sus pasos se alejaron.

― ¿Dónde estará? ―se preguntó en voz alta.

Yo no podía dejar de ver a Jack Frost, que estaba demasiado cerca, no podía tenerlo tan cerca.

Aléjate, aléjate, aléjate, aléjate.

Pero él no se alejaba...

¡Maldito Norte! Si hubieras cerrado la puerta del ropero, Jack Frost ya se habría alejado. Supongo... espero...

― ¡Oh! ¡Ya sé! ―exclamó Norte―. Le dije a los duendes que se lo llevaran, ¡qué tonto soy!

Luego de eso, escuchamos que la puerta del cuarto se cerró.

― ¡Por fin! ―dijo aliviado, Jack Frost―. ¡Qué bueno que se fue!

Pero, aún seguía sin alejarse y su mano aún estaba sobre mi boca, así que, hice lo único que podía hacer.

Mordí su mano.

Él se separó inmediatamente.

Por alguna extraña razón, me sentía rara y a la vez, me sentía bien... no sé cómo explicarme, ni siquiera yo lo entiendo...

― ¡¿Estás loca?! ―gritó Jack Frost luego de que mordí su mano.

― ¿Yo? ¡¿Yo estoy loca?! ―grité de vuelta, haciendo que él retrocediera―. ¡Tú eres el que no me soltaba! ¡Tienes suerte de que no haya usado mi espada!

Él rodó los ojos.

Me crucé de brazos y desvié la mirada. Estaba tan furio-

― ¿Esas no son las esferas? ―pregunté, había notado algo brillante al lado de unas cajas.

― ¿Las qué? ―él miró hacia donde yo señalaba y su rostro se iluminó―. ¡Rynoa! ¡Eres lo máximo! ―gritó y luego, me abrazó. Mis brazos estaban inmóviles a cada lado. No devolví el abrazo, tampoco era como si él me hubiera abrazado por horas. Se separó de mí inmediatamente y fue en busca de las esferas.

Rynoa, respira, solo fue un abrazo... un inofensivo abrazo.

¿Por qué diablos me abrazó? ¿Qué se ha creído?

― ¿No vas a venir? ―me preguntó.

Ahora él estaba fuera del ropero y tenía una esfera en la mano, era pequeña, la guardó en el bolsillo de su sudadera.

Salí de mi estado de shock y asentí. No pude articular ni una palabra, ni siquiera podía gritarle y... quería gritarle, quería gritarle tantas cosas. Cosas con odio.

Nos acercamos a la puerta del cuarto, pero antes de girar la manija, escuchamos a Norte del otro lado. La manija empezó a moverse por sí sola. Bueno, no por sí sola, era por Norte.

No había tiempo para ocultarnos en el ropero.

La puerta se abrió y la fuerza de Norte hizo que nos empujara a ambos detrás de ella, acorralándonos contra la pared.

―No, no, no, yo recuerdo que le dije que lo trajera a mi cuarto, así que tiene que estar por acá ―se dijo Norte.

Jack Frost y yo estábamos, literalmente, entre la puerta y la pared. Y esta vez, él se había dado cuenta de nuestra proximidad. Solo que ninguno de los dos podía hacer nada para evitar esto. Si nos movíamos sólo un centímetro, la puerta crujiría y Norte nos atraparía.

De hecho, teníamos suerte de que no haya cerrado la puerta al entrar.

Debo admitir que no podía despegar la mirada de los ojos de Jack Frost. ¿Qué diablos tiene en ese maldito par de ojos? Sólo son azules, son azules y brillantes... como dos estrellas. Son un par de ojos hermosos, pero no diré nada más al respecto.

Podía sentir cómo mi corazón latía cada vez más rápido.

Quería salir de esta posición, quería hacerlo ya, pero Norte seguía buscando entre sus cosas y no se iba.

Jack Frost también me veía, bueno, veía mis lentes. Esta es la primera vez en toda mi vida que más agradezco tener mis ojos cubiertos. Si no lo estuvieran, él se daría cuenta de que algo pasa conmigo, de que mi corazón se había vuelto loco.

¡Por dios! ¡Deja de latir tan rápido! ¡Odio mi maldito corazón! ¡Te odio, te odio, te odio!

― ¡Acá estás! ―gritó Norte.

Luego, sus pasos se aceleraron hasta la puerta y esta se cerró.

En cuanto estuvimos solos nuevamente, Jack Frost se alejó de mí. ―Lo siento ―dijo.

Suspiré. ―Solo hay que llevar la esfera donde Jamie.

✎❣

¡Un capítulo nuevo! ¡Por fin! ¡Sé que están pensando eso! Pero bueno, ayer tuve tiempo de escribir un poco y ahora lo subí.

En lo personal, este capítulo me ha divertido bastante. En especial porque lo grabé en un audio antes de ayer, y todo lo que dice Rynoa con respecto a Narnia da más risa en mi audio que en escrito. En serio, pero no puedo pasarles cómo se oye con mi terrible voz ;)

En fin, creo que esto es todo por hoy! Espero que se hayan divertido y que hayan sacado sus propias conclusiones con lo que ha pasado.

... no, creo que hay algo más que debo señalar. ¿Recuerdan cuando al comienzo les dije que confiaran en mí? Pues, hoy se los repito. ¡Ustedes solo confíen! Yo tengo todo fríamente calculado (Chapulín Colorado, lo sé )

xoxo,

Rose

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top