5. Cartas a Julieta
14 de marzo, 2022
El fin de semana me propuse matar todo tipo de enamoramiento que tenía hacía Pedri. Acepté que era invisible para él e ignoré sus mensajes de "¿Qué haces?" Estaba segura que ni siquiera los enviaba él, era champiñón y lo sabían porque minutos después él me llamaba diciendo que había mandado un "café" para Val y un chocolate para mí.
Era tan lindo, pero le haría la ley del hielo.
Ya era lunes, entregaban notas y estaba destruida, no era porque me había ido mal, era porque simplemente estaba destruida, sin ganas de nada y nada. Así me levanté y arreglé, porque antes muerta a que me vean desaliñada.
Guarde unos libros en mi casillero, alguien me tocó el hombro. Volteé y vi a Valeria, quise chillar. Ella se había acercado a mí, por su voluntad propia y sin haberla perseguido ¡Era un avance!
—Buen día.
—Buen día. —De mi casillero saqué el café que Pablo envió para ella—Tu preferido.
Sonrió.
—Gracias.
Ay, yo también quería que alguien se acordara de mí como Pablo se acordaba de Val.
—Oye… encontré tu boina…
—¿Mi boina? —La miré sin entender, de su mochila saco mi boina y recordé mi pequeño plan. Dejé la boina en el coche de Pedri, así él la encontraba, me la traía y hablaríamos, él se enamoraría de mí y seríamos pareja.
—Oh gracias. —La acomodé en mi cabeza mirándome en el espejo que tenía en el casillero.
Valeria tosió —¿Hablas con Pedri?
—¿Qué?
Ya me lo mencionaron. Lo estaba olvidando.
—Encontré tu boina en el coche de Pedri, ¿cómo se te pudo caer? ¿Estuvieron haciendo algo… algo… algo indebido en el coche?
—¿Estás insinuando de que tuve sexo con Pedri?
«Ya quisiera» «ok no»«bueno sí»
—Joder, no hables tan fuerte —Sus mejillas se tornaron rojas.
Ay Val Val, ella aún se sonrojaba cuando mencionaban la palabra "sexo" "follar" cuando ya había hecho de todo con champiñón.
—Vale. —Bajé la voz—. Y obvio no tuve sexo con Pedri, apenas si lo conozco.
«Y ya quedé flechada»
—¿Pero qué hacías en su coche?
«Maniobras de Gavi para volver contigo»quise decirle, me retuve y el timbre me salvo.
Tuve un momento libre y estaba feliz porque Val aprobó su examen. Con la nota mínima, pero era algo positivo teniendo en cuenta que a duras penas iba a clases.
Valeria tenía problemas de dinero, algo que jamás pensé escuchar de su boca sabiendo de donde era su familia. Otra lección más, la vida puede cambiar en cuestión de segundos y la muerte de la mamá de Val cambió muchos aspectos en su vida.
Mi amiga era orgullosa y no dejaba que la ayudara con dinero, y como mi mente es una obra maestra se me ocurrió una grandiosa idea de conseguir dinero. Una venta de ropa. Me encargue de organizarlo y estuve un gran tiempo en las áreas verdes de instituto, organizando el evento del closet sale de Val y también aproveche para stalkear a Pedri a más profundidad y a más vida amorosa.
Descubrí que era el embajador de plátanos de Canarias, era "don bananin" y también descubrí a puras chicas a las que seguía. Estaba 100% de que eran sus ligues, además reconocía a cierta rubia. Afff.
Ocurrió algo que jamás había sentido, un amargo sabor ¿Estaba celosa? ¿Por qué estaría celosa? Ni lo conozco, soy invisible para él ¿Por qué me dan ganas de llorar?
¿Era un capricho?
Sí. Era un capricho. Era una ilusión.
Él no se fijaría en mí y a mí se me olvidará cuando vea a otro chico guapo.
Lo olvidaría.
—¿Qué haces?
De repente vi como Ester se sentó a mi lado. Rápido deje de mirar el perfil de Pedri y cambie a lo que estaba planeando para Val.
—Organizando un closet sale.
—¿Estás loca? ¿O te estás haciendo caritativa? —No me dio tiempo de responder, ella siguió hablando—Es más fácil donar algo, no vender tu ropa.
—No es mi ropa.
—¿Alguien equis que vende su ropa?
—Es la ropa de Valeria.
—Valeria va a vender su ropa ¿Se volvió pobre?
—Tiene problemas con el banco.
Hizo una mueca—Es por eso que está tan cutre. -- Me quito el móvil —¿Qué venderá?
—Su ropa. No usa la mayoría y algunas prendas son nuevas.
—Seamos sinceros, Valeria ha perdido su estilo de la moda.
Rodé los ojos.
—No frunzas el ceño, estás muy joven para el bótox. —Ester dio golpecitos en mi frente—. Y no lo niegues, pero sabes que tengo razón.
Vale, sí tenía razón.
Val antes se vestía y era la mismísima e icónica Blair Waldorf y cambió a por ropa holgada y gris. No mentía cuando decía que Valeria tenía una nube llena de agua flotando encima de ella.
Ester resopló —Venderá lo único bonito que le queda.
—Val es hermosa.
—Tiene su gracia.
Por un santísimo milagro del cielo o del infierno, Ester me ayudó a pasar la voz sobre el closet sale, mucha gente empezó a seguir la cuenta de Instagram que hice y empecé a recibir dms pidiendo ciertas prendas.
Al finalizar la clase en mi mente sonaba Black space. De repente dejé de escuchar y de moverme al notar como a mi alrededor había gente que corría hacia la salida.
Apresuré el paso pensando que había compañeros dándose hostias. No pude evitar reírme al recordar cómo champiñón se metió en una pelea cuando se coló al instituto.
El chisme era mi vida. No, yo era una persona informativa.
Apresuré el paso, por no decir que fui corriendo hasta llegar a la entrada, donde alumnos estaban como hormigas pendientes de una gota de miel y un montón de reporteros tomaban fotos.
¿Hay algún famoso?
—¿Cómo llevas la muerte de tu mamá?
Capté a Valeria y vi como estaba rodeada de reporteros, era un puñado de carne y estaba rodeada de cuervos.
Fui por ella, la agarré de la mano y la jalé conmigo. Tuve suerte de que mi chófer llegara y salve a Val al meternos rápido en el coche.
Ella se veía perdida.
—Como que me sentí como la Kim Kardashian —reí para aligerar el ambiente.
El coche avanzó, Valeria seguía perdida con su mirada baja.
—Que bochornoso, tía ¿Estás bien?
Silencio.
No se movía.
¿Respiraba?
—Val ¿Estás bien?
Respiré tranquila cuando me miró y habló con un tono normal.
—Sí, sí… me llevas a la cafetería. Por favor.
—Claro.
La dejé en la cafetería y fui a casa. Mis padres no estaban y solo tenía la compañía de mi perrita Elizabeth, una chihuahua más mimada que yo.
Descansé un rato, hice mi rutina de pilates y mientras merendaba estuve indagando por Internet. Todos hablaban sobre la supuesta novia de Gavi, y la cara de Valeria estaba con esos titulares.
Busque en Google:
"Novia de Pablo Gavi"
Y el rostro de mi amiga salió, junto a: "Valeria Rosón, novia del futbolista español".
Joder. Era momento de borrar las fotos prohibidas.
Salieron videos de cómo los periodistas incomodaron a Val al esperarla afuera del colegio y también como Ester tomaba el protagonismo. Como dijo que ella era cupido entre Pablo y Val, Yo, YO era cupido entre los dos.
Me informé de todo lo que estaba pasando y me alisté para ir a ver a Valeria a su trabajo. Su turno ya estaba por terminar. Recibí un montón de llamadas de champiñón, las cuales ignoré. Aún recuerdo lo que me hizo y también ya me vengue por ello.
Al estar lista, salí de mi casa y me topé con un coche que me esperaba afuera. Pude visualizar a Pedri y Gavi.
Gavi bajo convencido de decirme algo, pero yo empecé a negar.
—¿Te llevó a dar una vuelta?
¿Por qué sospechaba que esto era con doble sentido?
—Tengo planes y déjame en paz, puto intenso.
—Vamos, Carla —pidió haciendo mohines.
Era un niñato.
—No. He pedido un Uber.
Sentí la mirada de Pedri e inmediatamente lo miré. Era tan sexy.
—Venga, Carla, sube.
Yo no voy, yo me tiro.
Mantuve la compostura para hacerme la difícil, iba a subir luego de que me rogaran por unos minutos más, pero eso no estuvo en los planes de Gavi, quien me alzó.
Lo he visto cargar a Val en el pasado, la cargaba como una Princesa y yo moría por eso, pero a mí me cargó como un saco de papas.
—¡Bájame! ¡Animal! —Golpeé su espalda, mis manos hechas puño golpearon sus fuertes músculos, me dejo el coche y Pedri aceleró —¡Ayuda! ¡Me secuestran!
—Joder, cállate. —Gavi me tapo la boca—Gritas muy fuerte ¿Te lo han dicho?
Soltó mi boca para escuchar mi respuesta y se la di.
—Mis pulmones son como dos hierros.
Vi la sonrisa de gracia que se le formó a Pedri.
—Quiero que me hagas un favor.
—Y yo quiero ser la confidente de Taylor Swift. —Me alcé de hombros—No se puede conseguir todo en esta vida.
—Venga, Carla. Porfis.
Gavi insistió. Pedri solo escuchaba y se reía por las insistencias de su amigo. Insistía de tal manera que me hacía recordar a un niño pidiendo dulces a sus padres. De último intento me hizo mohines, admito que era tierno, pero yo no caía a sus encantos.
Vi por la ventana y no supe a dónde íbamos.
Llegaría tarde a recoger a mi amiga, es por eso que dije.
—Vale. Sí digo que sí, me dejas en paz.
Asintió.
—Te dejo en paz y te invito un helado.
«Que me invite a su amigo»
«Por dios, Carla»
—Te escucho.
Seguí la mirada de Gavi, vio su mochila y luego sus manos.
—No tengo mucho tiempo, vamos.
—Te lo diré, pero no te vayas a reír.
—No me reiré.
La verdad es que si era algo gracioso me iba a reír como foca en su cara.
Pero no fue algo gracioso.
Fue todo lo contrario.
Era una carta.
—¿Qué es?
—Una carta.
—¿Y qué dice? —La agarré y tuve las intenciones de abrirla. Gavi me lo impidió al decir:
—No seas chismosa. —Su mirada era relajada, sincera. Confiaba en mí—. Se la puedes entregar a Val.
Entendí.
Era una carta.
Era una carta de amor.
¡Qué romántico!
Me quedé sin palabras. Tanto así que Gavi tuvo que chasquear sus dedos frente a mis narices para regresar a la realidad, aunque cuando estaba cerca a Gavi y a Valeria, era como estar en un cuento de hadas, donde no era la protagonista, era la espectadora testigo de una historia de amor verdadero.
—¿Se la entregarás?
—¿Qué?
¿Qué se sentirá que alguien mueva cielo y tierra para tener una segunda oportunidad por ti?
—Romeo pregunta si le entregarás la carta a su Julieta —La voz de Pedri me hizo mirarlo, seguía concentrado, conduciendo.
—Lo haré.
Guardé la carta en mi bolso. Pedri me preguntó en dónde me dejaba y yo le di la dirección de la cafetería en donde trabaja Val. Gavi antes había ido, conocía la dirección y supo que iría a la cafetería preferida de mi amiga, tuvo la duda y lo pregunto.
—¿Has quedado con Val?
—La recogeré de su trabajo.
—¿Trabajo? —Me miró sorprendido—¿No trabaja en la discoteca?
—Solo tiene unas horas por las noches cuando reemplaza a alguien más, fijo va los viernes y en la cafetería trabaja todos los días después de la escuela…
Gavi me miraba, pero pareciera que estuviera pensando en otra cosa. Lo miré curiosa, ¿Qué pasaba por su mente? Y lo supe cuando preguntó:
—¿Puedo ir contigo?
—No.
—Pero…
—No. Si te ve, no va a querer hablar y debo de hablar algo muy importante con Val, además de que sutilmente debo convencerla de leer tu declaración de amor.
—Pero…
—Chaval, acepta un no —dijo Pedri.
—Acepta un no, Gavi.
Champiñón no aceptaba un no como respuesta y siguió insistiendo hasta que llegamos a la cafetería. Le dije que no me acompañaría y apenas baje del coche, ellos dos se fueron.
Se dio por vencido. Aleluya.
La campana de la cafetería sonó al abrir la puerta, entre al lugar con una sonrisa radiante, la cual se desvaneció más rápido que decir "Hola".
Entre en pánico al ver a Val siendo sujetada por otro muchacho, eso no era lo preocupante, lo preocupante era que mi amiga apenas si se mantenía de pie, la expresión de su rostro era fatal, estaba pálida, ojerosa y lágrimas silenciosas se caían por sus mejillas.
Hiperventilaba.
Fui a ayudarla, pronuncie su nombre. Agarré sus manos, mostrándole mi apoyo.
—Val, respira. —No se me ocurrió otra cosa más que decir.
El otro chico del cual no sabía el nombre, me ayudó a llevar a Val a la cocina para tener más privacidad. No la solté de las manos y la ayudé con ejercicios de respiración que nos enseñaron en clases. Poco a poco fue recuperando el control. Le hice saber que estaría a su lado, ella apoyó su cabeza en mí y miró un punto vacío, estuvo un par de minutos así hasta que se levantó y me dijo que se iría al baño.
En mi garganta tenía un nudo, me estaba aguantando las ganas de llorar y apenas cuando Val se fue, me eché a la lloradera.
—¿Y Val?
Limpie mis lágrimas al escuchar al chico, quien al mirarme no dijo nada acerca de mis lágrimas. No fue entrometido.
—En el baño —contesté.
—Oh… —Miró hacia donde se fue Val, suponía que el baño estaba por ese pasillo.
Regreso a mirarme, lo miré y me tomé el atrevimiento de detallarlo.
Alto. Rubio. Tenía cara de bebé, pero tenía sus facciones marcadas, me daba vibes de ser un golden retriever. Estaba guapo, muy guapo. Miré sus brazos, entrenados, me preguntaba si serían tan duros de cómo se veían.
—Soy Raúl…
Deje de comerlo con la mirada, al escucharlo decir su nombre. Lo miré a los ojos y lo noté, nunca había visto unos ojos verdes tan parecidos a los míos.
—Carla.
Él me iba a dar la mano, pero yo me tomé el atrevimiento de plantarle dos besos en la mejilla. Me sacaba media cabeza de altura, creo. Eso me hizo ponerme de puntitas.
—Un gusto —dije para sacarle platica—. ¿Trabajas aquí?—Me avergoncé, era obvio. Si llevaba el mandil que tenía bordado el nombre de la cafetería—. Por las tardes ¿verdad?—La arreglé.
—Sí.
—Coool —Mirada fija para intimidarlo y saber si era el típico chico que daba el primer paso o el nunca daba nada.
Me esquivo la mirada. Introvertido. No dará el primer paso.
Me recordó a alguien.
Una mini yo gritó de la emoción. Era mi momento.
Mi momento de ser la protagonista había llegado.
A quien me recordó.
A champiñón.
Fui espectadora de primera fila de una bonita relación entre Val y Pablo. Y uní las coincidencias.
Pablo y Val, ambos eran castaños.
Raúl y yo, ambos éramos rubios.
Pablo y Val, tenían el mismo color marrón de ojos, diferentes tonos, pero seguía siendo marrón.
Raúl y yo teníamos ojos verdes, diferentes, casi el mismo tono, pero siguen siendo verdes.
Pablo y Val, tenían diferente altura. Él media 1.74 creo y mi amiga media 1.60.
Baúl y yo, él se veía algo de 1.84 y yo medía 1.70.
Eran coincidencias, era el destino o era yo ilusionándome, otra vez.
No sé lo que era, pero yo iría en busca de mi lover era. Era invisible para Pedri, pero tal vez para Raúl era su algodón de azúcar ¿verdad?
Di el primer paso.
—Oye me das tú…
—Valeria —Raúl pasó por mi lado, volteé y una triste Valeria salía del baño.
La abrazó y escuché que le preguntó:
—¿Te sientes mejor?
No me sentí invisible, pero sí chiquita.
Raúl podía ser un "Pablo" que buscaba a su algodón de azúcar y creo que yo no era su algodón de azúcar, y al algodón de azúcar al cual le había echado ojo, estaba apartada.
A champiñón no le gustaría eso.
Y aunque me sentí pequeña, me dieron ganas de reírme al imaginarme la cara de Gavi al ver que un tío estaba abrazando a su Val.
Deje de mirarlos y me pregunté si los sentimientos de Val habían cambiado.
Tal vez le dijo a Gavi que había vuelto con Manu para que la deje en paz y así ella pueda iniciar de cero una relación con Raúl. Era lo único lógico que se me ocurría.
Los miré de reojo y se me hicieron tiernos, él alto y ella chaparrita. Cute.
No sé por qué, pero me imaginé a Gavi juzgándose.
Deseé leer mentes y confirmar si mi teoría era de verdad o era todo inventado por mi mente.
Si era verdad, pobre champiñón, hasta le escribió una carta de amor.
Debía de indagar más. Haría hablar a Val.
Aunque tampoco quería presionarla, no era experta en el tema, pero estaba 100% segura de que tuvo un ataque de pánico. Y era grave, con su historial era lógico, me aterraba si le pasaba algo a mi Val Val.
Ella era mejor amiga, hermana de alma, futura tía de mis hijos, madrina de mi boda y vecina con la cual tendría mis tardes de chismes.
—Carla…
Val caminó hacia mí, la abracé y le dije que era mejor irnos. Su turno había acabado, pedí un taxi y fuimos a su casa.
Cada vez que iba a la casa de Val, me encantaba ver cada detalle. Era una casa diseñada por Martina y algo que yo quería era hacer esos diseños como ella, tenía pensado estudiar arquitectura.
Aún no era una experta en el tema, obviamente. Pero eso no me quitaba el hecho de apreciar la tan planificada y maravillosa casa de Val.
Subimos las escaleras y fuimos a su habitación, entrar a la habitación de Val era como meterse a la película de mamma mía, lo que también llamaba la atención era la estantería de color blanco con varios libros.
Valeria se acostó en su cama, abrazó el tierno peluche de un algodón de azúcar.
—¿Quieres hablar acerca de lo que pasó en la cafetería?
Ella negó y yo no insistí. Le pregunté acerca si quería seguir con el closet sale, y siguió adelante dándome el pase libre. Me encargué de elegir la ropa de su armario, noté que las playeras de Gavi seguían colgadas y cuando abrí un cajón vi que había ropa del castaño, también había condones.
Quise tomar una foto y mandarle a Gavi, poniéndole: "Ella no ha botado tus cosas" pero era mejor esperar a sacarle más información a Val.
Salí del armario para preguntarle a Val si quería vender unos vestidos, cambie de opinión al verla leer algo en su móvil. Chismosa, digo curiosa me acerqué cautelosa y leí lo que estaba leyendo.
Artículos de mierda.
Val tenía sus ojos aguados y a la vez tenía la cara de querer matar a alguien.
—¿Sucede algo? —Dejé los vestidos en la cama y me senté a su lado. Le quité el móvil—No leas eso, la prensa se inventa cualquier cosa para vender.
Hazme caso. Hazme caso.
—Pero me han tomado de puta.
—Déjalo, te hará mal.
—Odio esta vida. Ya me quiero morir.
El corazón se me apretó.
—No digas eso, Val.—La abracé para dejar de pensar en unas escenas del pasado—Si sucede algo, solo dímelo. Anda, confía en mí.
—No me pasa nada.
Nada. Lo de la cafetería no es nada. Nada. Era algo, y un algo muy grande.
Bufó.
—Estoy bien.
—No lo estas.
—Lo estoy.
—¡No! ¡No lo estas! —grité y cerró la boca, me puse de pie, mi dedo la apunto.
Val merecía ser cuidada.
—Estás mal y no dejas que nadie te ayude, quiero ayudarte. Gavi quiere ayudarte y lo alejas de ti ¿Por qué le alejas? Él te quiere, está loco por ti...
—Se acostó con otras.
Es una bestia.
—¡Mierda! ¡Lo sé!
Lo sé. Me lo afirmó y antes de eso lo sospechaba. Pero no se lo dije.
—¿Lo sabes?
—Lo vi, en la disco. —Corrí a cogerla de las manos —. No te lo dije, porque suficiente tenía con lo de tu mamá y sabía que esperabas a Gavi todas las noches. Y yo… lo siento por no decírtelo...
—No me importa, Gavi no me importa.
Bajo la mirada.
Hablé mientras me alejaba y acercaba, alzando mis manos y dejándolas caer sobre mis muslos.
Le di un sermón y le toqué el tema sobre Manu.
—No he vuelto con Manu.
—¿Qué? Pero Gavi me dijo que habían vuelto.
—Es lo que le hice pensar.
—¿Por qué?
Val miró a ambos lados pensando en qué decir. Me atacó con más preguntas.
—¿Y por qué te andas viendo tanto con Gavi? Pedri me dijo que fue a recogerte.
—¿Pedri te hablo de mí?
¡Pedri le habló de mí!
«Carla focus, está tratando de cambiar el tema»
—No, no, esto se trata de ti, no me cambies de tema, Valeria Martina.
—¿Qué te traes con Pedri?
Me sentí en un interrogatorio.
—¡Nada! —defendí—No, en serio no me cambies de tema, es sobre ti, estoy preocupada por ti, Gavi también lo está. No sabes que todos los días me escribe preguntando por ti, no sabes que todos los cafés que te doy, es porque él los envía para ti.
Me miró, sin creerlo —¿En serio?
—Él te quiere.
Al escuchar esas dos últimas palabras, los ojos de Valeria de aguaron más.
Era mejor detenerme y preguntar poco a poco, pero Valeria ya estaba nerviosa y sentimental, ella soltaría la sopa.
—Val, si no estas con Manu ¿Por que le hiciste creer a Gavi que habían vuelto? ¿Lo hiciste para vengarte por lo de las chicas? En verdad yo no creo que sea por eso, tú no eres así. Solo dime la verdad.
—Es...es complicado… —Iba a hablar.
—Yo te entenderé y si es por venganza, te juro que yo misma voy donde Gavi y le invento cualquier cosa para que se muera de celos.
Recibiría su Karma.
—No… no es eso...
Me miró con duda. Abrió la boca y la cerró. Acaricié sus dedos para darle confianza, ella habló.
—Es Benjamín...
Benjamín era su padrastro.
—¿Benjamín?
Val me contó todo. Creí que era todo.
—Que hijo de puta.
Cambio de planes.
Gavi no recibiría Karma.
Benjamín necesitaba Karma.
Era hora de la venganza.
Fui pensando en un plan.
La triste mirada de Val me hizo preguntarle.
—¿Cómo te puede hacer eso? —Continúe para insultarlo—Ese engendro del mal me va a escuchar —Iría por él, me escucharía.
Val me agarró de la mano, deteniéndome.
—No vayas, Carla no —Val tenía miedo en su mirada, tal vez porque pensaba que si iba a ver a Benjamín le faltaría el respeto y él llamaría a mis padres, quienes me castigaron por alzarle la voz a alguien mayor.
Me controlé.
—¿Y te has dejado controlar por ese gilipollas?
—No tenía opción. No podía arruinar a Gavi.
Ella lo amaba.
—¿Le quieres?
—Como no tienes ni puta idea, no dejo de pensar ningún segundo en él —confesó —y seguro pensaras que soy una estúpida por seguir, queriéndolo luego de me dejara y se acostara con otras, yo me siento como una estúpida, pero… no lo puedo sacar de mi cabeza.
Val y Pablo son end game. Ellos son la definición del "amor es dorado"
—Estás enamorada.
—Lo sé, no sé que le hice a la vida para que mande tanta mierda.
La vida de mi amiga pasaba por una tormenta que no tenía fin. Pero llegaría la calma.
—Solo son pruebas, ya verás que llegará el momento —susurré para calmarla.
—¿Y si nunca llega? ¿Y si él se enamora de otra? Tiene a toda España detrás de él, chicas bellas, diosas y yo soy solo la triste Valeria.
Triste Valeria, si tan solo supieras que tu Romeo te ha mandado cartas.
Champiñón seguía enamorado de esa triste Valeria.
Era el momento de darle la declaración más bonita de amor.
—Val...
—Dime...
—Pueden seguir juntos.
Val me dio una razón para que no siguieran juntos.
Pero yo vi un amor prohibido.
—Ay cariño, te juro que haría lo que sea por conseguirme un chico que me quiera como tú quieres a Gavi —suspiré.
—Te haría daño. Se lo hice a Gavi.
—No es amor verdadero, si nunca se sufre.
—Mi lado escritora dice que apunte eso —bromeó.
—Hazlo. Quiero que vuelvas a escribir. Quiero que seas la misma Valeria, no, no quiero que seas la misma. Quiero que seas una nueva y mejor versión de ti.
Tiré de ella para abrazarla y le susurré:
—Estará todo bien.
«Te lo prometo, Val. Todo estará bien, volverás a ser feliz. Yo me encargaré de ello, mi dorothea»
—Val...
—Dime.
—Va. Mira, Gavi me dio algo para ti...
Saque la carta y sincera dije:
—Quiere hablar contigo y como le has bloqueado de todo, te ha escrito esto. —Temblorosa la acepto—Léela, te hará bien, te daré privacidad. Nos vemos mañana.
Sola la dejé y me apoyé en la pared afuera de su habitación. Le envié un mensaje a Gavi.
Pensé que era Gavi.
Me:
Ya le entregué la carta.
Me debes un helado 😋🍦
Baje las escaleras y vi las fotos familiares. Estaban llenas de polvo.
Nota mental: Traer a alguien que haga limpieza.
Mire la suciedad y escuché unos pasos, alce la mirada y me tope con Benjamín. Él aún no se daba cuenta de mi presencia. Era momento de ser el Karma.
Cuidadosamente le puse el pie para que se cayera.
Error.
Yo me tropecé.
Benjamín notó mi presencia y su mirada me heló.
Trague saliva.
—Sorry.
Y salí corriendo.
Si antes me intimidaba, en ese momento fue peor.
15 de marzo, 2022
Caminé apresurada para ir a una reunión sobre la graduación. El profesor había terminado tarde su clase y yo llegaba retrasada a la reunión.
Alguien me toco el hombro, murmuró cansada mi nombre. Me detuve y miré a la persona, era Valeria. Respiro agitada, estaba roja y su pelo un desastre. Había corrido.
—Se la puedes dar a Gavi
Me entregó un sobre y no era el mismo que yo le di la noche anterior.
AAAAAAA grito emocionada por mis papis.
—Lo haré —Sonreí de oreja a oreja. Me alegraba demasiado por ella, era un paso muy importante—Mi nuevo trabajo es ser la lechuza de Romeo y Julieta.
Guarde el sobre en mi bolso.
—Gracias.
Recordé que Gavi en la mañana me dejó un café para Val, le avise a mi amiga y ella se fue de lo más contenta. Agarré su mano, deteniéndola.
No quería cortarle el rollo, pero…
—Quiero decirte algo
—Dime.
—Lo que te pasó ayer... —inicié cautelosa.
—No es nada que no pueda controlar..., estaré bien, estoy bien.
Decía estar bien, pero por dentro gritaba por ayuda.
No me quedé callada.
—Es grave. Es un ataque de Pánico, Val. Es grave. Es grave.
—Puedo...
No la deje hablar y le comente sobre lo que leí anoche.
—Estuve leyendo y pienso que deberías ir a terapia.
—¿Qué?
—Deberías ir.
—No.
—Anda.
—No. Y no. No iré. No le contaré a un extraño mis problemas.
Quiso replicar. Era orgullosa. Testadura.
—Es por tu bien, Val.
—Lo pensaré…
¿Por qué sospechaba que me mentía?
—Gracias —La abracé y besé su mejilla —, por cierto, ya hice la página de Instagram de tu closet sale, tenemos muchos likes y pedidos. Vienes a mi casa después del trabajo y lo seguimos organizando, luego te llevo al club ¿Vale?
—Va.
Enganché su brazo con el mío y continuamos con nuestra caminata. Al doblar un pasillo nos encontramos con Ester. Le sonreí amable y deseé que se uniera a nuestra caminata para platicar y ser las mismas amigas de antes.
—Cariño, no frunzas el ceño qué te saldrán arrugas —Ester le habló a Val, miré a mi amiga castaña y tenía la cara expresiva.
—Vamos, amiga, tenemos reunión del equipo de Vóley —Ester me miró y sonrió victoriosa.
Miré a Val y me disculpé con ella. Debía de ir con Ester, para la reunión que no era de voleibol, era sobre la graduación.
—Anda, Carla.
—Te veo más tarde —Me puse al lado de Ester y abrí mi boca para invitarla a ir con nosotras, pero Ester me ganó.
—Vi tu closet sale, si tienes problemas de dinero te puedo hacer una donación, a ver si se te quita lo pobrecita.
—¡Ester! —regañé.
Val le alzó los dedos de enmedio. Me quedé boquiabierta ante ese gesto vulgar que no era nada típico de Val.
—Vulgar —farfulló Ester.
—Sorry, darling. —Valeria pasó por su lado y chocó su hombro con el de Ester.
¿Quién le enseñó eso? Valeria era pacífica.
Regañe a Ester por el resto del camino hasta llegar al salón donde era la reunión y no pude evitar sentirme mal cuando ella me contó acerca de la pelea de sus padres.
Fui un momento al baño y aproveché para llamar a champiñón. Contestó.
—No tengo mucho tiempo, así que lo resumo. Valeria me ha dado una carta, te espero en 1 hora detrás del instituto.
No espere su respuesta solo colgué.
La reunión pasó, apunte todo lo que tenía que organizar en mi agenda y dejé de pensar en ello. La graduación me ponía nostálgica.
Ya era hora de reunirme con champiñón, pero el de seguridad no me dejó salir de las instalaciones sin ningún permiso. Tuve que ir por el plan B.
Fui a la parte trasera y vi a un chico que conocía, pero con el cual no hablaba mucho.
Bruno estaba fumando.
—No tienes vibes de ser un bad boy—Le dije y es que llevaba el uniforme sin ninguna arruga, nada que ver con el chico desaliñado que fuma hierba "buena".
—Y tú no tienes vibes de ser… de ser… de ser…
Me quedé esperando su insulto pasivo agresivo.
Me reí.
—Me creo Taylor Swift por las noches, chico malo —Le di palmaditas en su hombro y él se ahogó con el humo.
Me hice a un lado y empecé a escalar el muro, muchos lo hacían para escaparse y era mi primera vez haciéndolo.
Era toda una chica mala.
—Estás pisando mal —señaló Bruno.
Lo ignoré.
—Así no llegarás al otro lado.
Lo ignoré, puse más de mi parte y le pregunté.
—¿Ya mismo llego?
Escuché su risa.
—No vas ni a la mitad, genía.
Mire hacia abajo y de un pequeño salto mis pies tocaron el piso.
Escuché una bocina. Era champiñón, esperando.
Volví a subir y Bruno se rio de mi intento.
—¡Deja de reírte y ayúdame!
Me ayudó. Me alzó un poco, hizo puño sus manos y me sujetó de la cintura. Me alzó y sin pedir permiso, me apoyé en su cuerpo, me subí en sus hombros, luego en su cabeza y sin pensarlo ya me encontraba en lo alto del muro.
¿Y ahora como mierda me bajo?
Todo lo que hacía por amor.
Un amor prohibido.
Un amor a lo Romeo y Julieta.
That you were Romeo, you were throwing pebbles
And my daddy said: Stay away from Juliet
And I was crying on the staircase
Begging you: Please, don't go
And I said: Romeo, take me somewhere we can be alone
I'll be waiting, all there's left to do is run
You'll be the prince and I'll be the princess
It's a love story, baby, just say yes
Me arme de valentía y fui poniendo mi pie en algunos huecos, sentía una adrenalina y yo iba cantando love story de Taylor Swift.
Baje con cuidado y al estar cerca del suelo, me lancé.
Todo okay.
Acomode mi cabello y el uniforme y miré hacia la calle, lugar era alejado y con pinos. Vi un coche que conocía.
Salvo que champiñón no salió del coche, salió Pedri y por alguna extraña razón me puse nerviosa.
Joder, se suponía que ya lo había olvidado.
—Hola…
—Hola.
Nos quedamos mirando y me fijé que se había afeitado. Se veía más joven, con barba era como más "maduro", llevaba ropa deportiva de color negro y blanco, se le veía bien, muy bien.
«Carla focus»
—Pensé que venía, Gavi.
—Me dijo que viniera por él.
—Supongo que somos lechuzas —Solté una suave risita para aligerar el ambiente.
Pedri se me quedó mirando y me pregunté si estaba desaliñada y por eso me miraba tanto.
—Por cierto, te traje tu helado…
Me entregó una bolsa.
—¿Helado?
—Sí, ayer me enviaste un mensaje.
No sabía de qué mensaje hablaba, pero me hice la que atendí solo por el helado.
—Gracias.
Boba lo miré.
Que simples y bellos ojos marrones.
¿Qué era lo que tenía que hacer?
La carta.
—Oh Claro —De mi bolso saque la carta, se la entregue a Pedri—De Julieta, para Romeo.
—¿Julieta, Romeo? —preguntó con una media sonrisa burlona.
—It's a love story —contesté obvia y él no me entendió.
Perdiendo puntos.
Guarde el pomo de helado en mi bolso y me despedí de él con un simple "adiós", di media vuelta y fui al muro.
¿Y ahora cómo subo esto? Me pregunté.
Me faltan las alas de una lechuza.
—Déjame te ayudo —habló Pedri detrás de mí, escuché sus pasos y cuando volteé me lo encontré con una pierna hincada en el suelo. Tenía la posición de estar pidiendo matrimonio.
La realidad era que me estaba brindando sus manos para poder impulsarme de ahí. Acepté su ayuda, él me alzó y yo de imprudente me trepé en sus hombros, luego en su cabeza, diciéndole varios "perdón" "perdón".
Logré estar en lo alto del muro, miré hacia el lado de la calle, Pedri me miraba desde lo bajo.
—Gracias.
Mire al otro lado y Bruno, un compañero de clase y el que me ayudó hace unos minutos, me estaba esperando.
Trate de bajar con cuidado. Y digo traté porque me caí. Y digamos que no me caí sobre el doloroso suelo, no me golpeé, dolió poco porque caí encima del larguirucho que me estaba esperando.
—Joder —habló adolorido Bruno.
—¿Estás bien? —preguntó Pedri desde el otro lado.
—¡Sí!
Xoxo. Cómo están?
La historia de Pedri y Carla es un slow burn, paciencia 😌⚘️
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