39: Le había pintado un corazoncito.
Pedri
26 de septiembre, 2022
"¡Sorpresa! La relación secreta de Pedri al descubierto".
"¿Quién es la misteriosa chica de Pedri? ¡Descubre quién es Carla Nunier!
"Exclusiva: La novia de Pedri publica foto comprometedora".
"Pedri se va de viaje con su nueva novia, dejando atrás los entrenamientos".
"Pedri atrapado: su vida amorosa con una menor ya no es un secreto".
"La foto que Pedri no quería que vieras: su relación secreta con una menor revelada"
"Pedri tendría grandes problemas al ser vinculado con una menor de edad".
"Carla Nunier, la nueva distracción del futbolista"
"Ahora ya sabemos porque el desempeño de Pedri ha bajado ¡La influencer Carla Nunier es una distracción para el futbolista"
Leer el último titular fue el colmo; cerré el portátil, tirándolo con rabia a la cama.
—Hijos de puta.
Insulté a los buitres que había como prensa en este país. No dejaban de pasar ni una, al mínimo error, y toda mi cara ya estaba en primera plana, hablando de mi vida personal, agregando mentiras solo para perjudicarme.
Carla no era menor de edad y mucho menos era una distracción.
Bueno, puede que no dejara de pensar en ella en los entrenamientos y que estaba pensando en el momento de vernos, pero mi rendimiento no había bajado. Era el mismo y seguía dando el 1000% por el equipo.
Mi móvil sonó en una llamada. Lo saqué de mi bolsillo pensando que era mi representante, pero no, era mamá.
Rechacé la llamada, sabiendo que probablemente me lleve un gran regaño, pero no estaba de humor para escucharla regañarme acerca de Carla.
Carla ¿Cómo estaría?
Era cierto que estaba enojado con ella; habíamos quedado en una cosa, mantenerlo en privado. Publicar una foto era todo lo contrario.
«¿Por qué lo hizo?» me pregunté.
Estábamos tan bien, confiaba en ella, la quería, no podía aburrirme con ella. Joder, hasta pensaba en decírselo a nuestras familias.
Había preparado un discurso para pedirle permiso a su padre para salir con ella.
Era un paso.
Pero ella decidió dar otro sin consultármelo.
El móvil volvió a sonar. Lo iba apagar para que mamá dejara de insistir, pero vi que se trataba de Gavi.
—Hermano, ¿pasas por mí?
—Sácate el carnet, tío.
—Venga, sé que me extrañas.
—¿A dónde vas?
—Al Gym ¿Te apuntas?
—Venga.
No me apetecía quedarme en casa, mi hermano aún no llegaba y tenía una gran casa para mí solo. Era mejor distraerme haciendo un poco de ejercicio y así tal vez dejar de pensar en ella.
No lo logré. Por cada pesa que alzaba, Carla venía a mi mente. Era como una jugada asombrosa que se rehusaba a salir de mi cabeza.
Los músculos me dolían y al terminar fui a darme una larga ducha. Pensé que el agua me relajaría, pero todo me hacía pensar en Carla.
Al llegar a los vestuarios, la mirada de Ferran y Eric me pusieron en alerta.
—Suerte que solo eran amigos —dijo Ferran.
—Con razón se enojaba cuando le tiraba caña. Si era su novia —Escuché a Eric y cerré la puerta del casillero más fuerte de lo normal.
—Vaya, movida, hermano.
—¿Por qué no se enfocan en sus asuntos, gilipollas? —pregunté, queriendo tener un poco de paz. Suficiente ya tenía con los titulares y aunque sabía que mis amigos lo hacían para reirnos un rato, yo no estaba de humor.
—Hostias, sí, ya se pico.
—De tanto juntarse con Gavi, se le pegó lo ardido.
—¿Y ahora yo qué hice? —preguntó el mencionado sin entender; recién llegaba de las duchas.
Ignoré su pregunta y me enfoqué en vestirme. Mis amigos siguieron vacilando, remendando una y otra vez el "solo somos colegas". Me daban ganas de callarlos con un tortazo.
—¿Y si tiene 17? —me preguntó Eric, con una expresión curiosa y burlona a la vez.
—Tiene 18, joder —dije un poco exaltado.
—Además dos años no son nada —habló Gavi, tratando de ayudarme.
—¿Eso quiere decir que sí son pareja?
Me quedé mudo sin saber qué contestar. ¿Éramos pareja? A este punto no sabía si ya habíamos terminado o no. Ella ni siquiera me había llamado, ni intentado hablar conmigo en el aeropuerto.
Solo me ignoró.
Y en cierta parte lo agradecí un poco.
—Denle un respiro al chaval, por dios —Gavi me salvó y, cambiando de tema, dijo: —Por cierto, ¿quién se lleva el honor de llevarme a mi casa?
—Menudo niñato —bufó Eric.
—¿Quién lo lleva al jardín de niños? —preguntó Ferran burlándose del menor de todos.
Las risas fueron dirigidas a él y me sentí un poco aliviado. Fuera de bromas, me ofrecí a llevar a Gavi; él no dijo nada en todo el camino en el que nos dirigimos al coche y, al entrar, habló con una seriedad que jamás había escuchado con él.
—Pensé que Carla te gustaba.
—¿Por qué lo dices?
—Tal vez porque han pasado mucho tiempo juntos, además Val y yo los escuchamos follando. Eso no lo hacen los amigos.
—No es para tanto...
—Lo es, es la mejor amiga de Valeria...
—¿Me vienes a dar esta charla porque te arruiné los polvos con tu novia? —pregunté conteniéndome para no explotar. Todo estaba siendo demasiado asfixiante.
—Carla también es mi amiga y ella es demasiado...
—Demasiado ¿Qué?
—Que si solo querías llevarla a la cama, pues tío, que ella es demasiado para ti. Sin ofender.
Apreté el volante con fuerza, escuchando sus palabras resonar en mi cabeza. Sabía que sus palabras eran falsas, que él no sabía toda la historia, pero aun así la culpabilidad y la ira se mezclaban.
¿Por qué publicaste esa foto, Carla?
Ignoré sus palabras e hice como si no me importara. No quería hablar de ello ahora, no quería decir la verdad, decir que estaba saliendo con la tía más asombrosa y ambos lo echamos a perder.
Ella no debió de subir esa foto y yo no debí reaccionar de esa manera.
—¿Jugamos a la play? —pregunté como si no fuera importante lo de hace rato, como si el nudo en la garganta no estuviera ahí, como si no me sintiera debajo de una lupa.
—Venga.
Puse en marcha el coche, sintiendo cómo el motor rugía bajo mis pies, pero al salir de la ciudad deportiva, una ola de paparazzis se abalanzó sobre el coche. Casi no había espacio para manejar entre los cuerpos y las cámaras que bloqueaban el camino, como si no existiera ningún límite, ninguna consideración. Como sino, pensarán que podían ocasionar un accidente y yo sería el culpable que estaba detrás del timón.
Los flashes eran tan constantes que parecía que estaba conduciendo en una alfombra roja de algún premio importante. Sus gritos resonaban en mis oídos, como una lluvia que no cesaba. No podía distinguir una pregunta de la otra, solo fragmentos que se colaban entre el ruido: "Carla", "relación", "escándalo".
Respiré hondo, intentando mantener la calma. La única opción era seguir avanzando, despacio pero sin detenerme. Mis manos se aferraban al volante con más fuerza de la que debería, y los pensamientos revoloteaban por mi cabeza. Todo esto... por una maldita foto.
Apreté el volante con más fuerza de la necesaria, intentando contener el impulso de gritarles que me dejaran en paz. No era algo que hubiera pedido, pero aquí estaba, siendo el centro de cada maldito titular, de cada rumor, de cada mirada indiscreta. La "bomba" había explotado, y ni siquiera había tenido tiempo de asimilarlo.
Todo el mundo quería saber qué pasaba con Carla, qué éramos, si realmente estábamos juntos o si todo era otro rumor más. Pero eso no les bastaba; querían verme reaccionar, buscaban esa chispa que pudieran convertir en noticia.
Todo esto por una foto. Una simple maldita foto de Carla y yo, donde ni siquiera se me veía la cara. Pero habían atado cabos y el hecho de que Carla borrara la foto había sido otra confirmación. Era mi vida, mi relación privada, pero para ellos, eso era toda una primicia.
Apenas tuve una oportunidad, pisé el acelerador lo más rápido que pude, dejando atrás al conjunto de buitres.
Fuimos a mi casa y por unos 30 minutos estuvimos jugando a la play. Intenté distraerme, convenciéndome de que por fin estaba en la paz de mi propio espacio. Pero ni siquiera el ruido familiar del juego lograba borrar del todo el eco de las preguntas, de los flashes, que me habían seguido hasta ese momento.
Gavi, como siempre, estaba completamente metido en el juego. Cada vez que perdía o ganaba, lo dejaba claro con un grito o una maldición, como si la victoria fuera el partido más importante de su vida. Yo reía de vez en cuando, pero en mi cabeza seguían resonando las imágenes de los paparazzis afuera de la ciudad deportiva.
Después de un rato, Fer llegó, y decidimos dejar la consola a un lado. Fuimos al jardín y, como si volviéramos a ser críos otra vez, comenzamos a hacer toques con el balón. Durante un rato, los tres nos desconectamos de todo lo que había afuera. Solo era el balón, los amigos, y esa sensación familiar de olvidarse del mundo, aunque solo fuera por un rato.
—Me debo de ir —dijo Gavi, revisando su móvil.
—¿Quieres que te lleve? —pregunté sabiendo que era muy probable ponerme en el papel de chófer del chaval.
—No, ya pedí un taxi.
Se despidió chocando puños y diciendo que mañana pasará por él para llevarlo a la ciudad deportiva. Lo mismo de todos los días y no era una queja, le había cogido cariño al chaval y también era una buena compañía.
Gracias a él y a ser su chófer conocí a Carla.
Salí de mis pensamientos al recibir un balonazo directamente en el rostro. El impacto fue brutal y doloroso, la vista se me puso un poco borrosa y aun así supe quién me había tirado el balón a propósito.
Fer.
Me froté la cara, tratando de recuperar la compostura, cuando vi a mi hermano con una expresión seria.
—¿Qué te pasa, hermano?
—Debemos de hablar.
Ahí venía otra vez. El juicio, la reprimenda. Lo había sentido con Gavi y ahora llegaba el turno de Fer. Mi hermano mayor estaba listo para regañarme. Era su especialidad.
—¿Y era necesario el golpe? —repliqué, aún sintiendo el dolor en mi rostro.
—Tuve el permiso de mamá —se defendió—. Dijo que te pusiera en tu lugar, hermanito.
Fer me miró con una mezcla de frustración y preocupación. Su mirada de hermano mayor que siempre estaba para mí.
—¿Qué ha pasado, Pedri?
No podía evitar que mis pensamientos volvieran a Carla y a todo el lío en el que nos habíamos metido.
Me sentía atrapado. Entre la presión de mis amigos, la prensa queriéndome comer vivo y mis propios sentimientos encontrados, mantener el foco en el fútbol, en mi carrera.
Fer seguía hablando, pero mis pensamientos vagaban. Sabía que tenía que enfrentarme a esto y aclarar mi mente. Pero en ese momento, con el rostro adolorido y la mente nublada, todo lo que quería era encontrar una manera de escapar de la tormenta que me estaba empapando.
—...y entonces, ¿qué lío tienes con Carla? —preguntó Fer, trayendome a la realidad.
—Nada, no tengo ningún lío con ella —respondí con palabras que eran huecas y yo trataba de sonar convincente. Necesitaba respirar tranquilo.
Primero debía hablar con Carla, aclarar nuestra relación y luego...
—Vamos, Pedri, no me mientas —Era mi hermano, me conocía—. Todos esos rumores que están por internet, además he visto cómo la miras.
Se me escapó un suspiro, pensando en que decirle. Pensé en decirle la verdad, pero no sabía cómo empezar y opté por escapar.
—Nos liamos un par de veces, pero no es nada serio —dije lo último con un dolor agudo en el estómago.
Las palabras dichas por mí eran como una traición hacia Carla. Pero la verdad era complicada y al final todo se había desmoronado por culpa de una foto.
—¿Un par de veces? ¿Me estás mintiendo? —Fer frunció el ceño, aún me faltaba convencerlo.
—Ya pareces Gavi, joder —El asunto me estaba hundiendo y para salir de ahi, no me quedo mas remedio que ser más convincente—. Vale, sí hemos estado follando. Pero solo es eso, follar.
Y amarla.
Debía de hablar con ella.
Pero también debía de mantenerme al margen.
—¿Y el de la foto? ¿Eres tú?
—Inventos —Le reste importancia y en parte era verdad, sacaron sus propias conclusiones de la foto.
—Menudas gilipolleces que se inventan.
Me reí por sus palabras, una risa entre hermanos que se contagió.
—Entonces ¿todo en orden, hermanito?
¿Todo en orden? ¿Realmente todo estaba en orden? La prensa, la presión de los siguientes partidos, las mentiras, el secreto y Carla. ¿Le había hecho daño? Me dolía pensar en ello, que tal vez todo se había arruinado.
Respondí en un intento de protegerme, de no verme débil y perdido, de creer que todo lo que decían no me afectaba.
—No tengo nada serio y tampoco lo quiero. Carla es solo... Es solo una distracción. Folla bien. Pero eso es todo, no hay nada más. No pienso en ella cuando no estamos juntos. Es caprichosa e inmadura; no tardará mucho en cambiarme por otro.
Tan pronto como las palabras salieron de mi boca, me arrepentí. ¿Por qué dije eso? Sabía que no era verdad; mis sentimientos por Carla eran extraordinarios, pero estaba demasiado asustado y confundido, para admitirlo en voz alta, para contárselo a alguien y me dijera lo grandísimo gilipollas que era.
—¿Y eso te molesta? —preguntó y supe que me estaba hundiendo más y más.
—Da igual. Debo concentrarme para los siguientes partidos. El Barça es lo primordial.
El club era lo primordial. Ganar los siguientes partidos era continuar en cuartos, y tal vez tengamos las posibilidades de competir y ganar una Champions.
Debía concentrarme en ello, enfocarme en ello. Esa era mi meta.
Pero también estaba Carla.
—Está bien Pedri. Sé que amas el fútbol. Pero no te engañes a ti mismo. Si Carla significa algo para ti como me lo estoy imaginando, no la trates como si no lo hiciera. Porque al final tú también puedes salir herido.
Me dejó sin palabras y mi rostro debió de expresar todo lo que sentía, ya que Fer me dio unas palmaditas de consuelo.
—Tú cara lo dice todo, hermano.
Se fue dejándome perdido en mis pensamientos, tratando de llegar a una respuesta. Aunque era clara, no sabía cómo llegar.
Fui a mi habitación a relajarme, pero lo único que conseguí fue quedarme dormido pensando en ella y soñando con ella.
Estaba en el campo de fútbol donde la afición coreaba mi nombre, animándome y, en un parpadeo, me miraban con desaprobación e insultaban. Busqué a Carla entre los espectadores y la vi allí, con una expresión de tristeza en su rostro. Quise correr hacia ella y arreglar todo, pero mis pies parecían pegados al césped. Empecé a luchar, queriendo correr, pero las voces de la prensa leyendo los titulares y mi propia voz diciéndole a Carla que ella lo había arruinado sonó por los altavoces.
Me desperté sudado y agitado, agarré mi móvil de la mesita de noche y vi que no tenía ni un mensaje ni llamada de Carla, solo tenía una llamada perdida de mi representante y un mensaje de él.
"Mantente al margen, Pedri"
Es lo que traté de hacer y todo salió mal.
—Pedri, cariño, ¿puedo pasar? —escuché la voz de mamá y supe que necesitaba un abrazo de ella.
—Pasa.
Mamá entró y encendió la luz que me aturdió un poco, pero lo dejé pasar al ver a mi madre mirándome con preocupación. Se sentó en el borde de la cama, lo suficiente cerca para no demorarme ni un segundo en abrazarla.
—¿Qué pasa, hijo? Tu hermano me contó.
Me incorporé lentamente, frotándome los ojos.
—Nada, mamá.
—Pedri, te conozco mejor que nadie. Algo te está pasando. Anda, cuéntame todo —dijo, su voz llena de ternura y preocupación, una voz suave que me incitaba a contarle todo, a dejar de seguir ahorcandome con la cuerda y a poder respirar tranquilo.
Sentí cómo los ojos se me llenaban de lágrimas y, antes de que pudiera detenerme, comencé a llorar. Y no dude en contarle todo.
—Es Carla, mamá. Todo se ha complicado tanto. La prensa, las personas, todos saben de nosotros y no puedo manejarlo. No sé qué hacer. Me siento como si estuviera debajo de una lupa, como si esperaran todo de mí y yo no diera nada.
Mi madre me abrazó, acunándome como cuando era un niño. Sentí el calor y la seguridad de sus brazos, un consuelo en medio de todo el caos.
—Shhh, está bien, hijo. Llora todo lo que necesites. Estoy aquí para ti.
Dejé que las lágrimas fluyeran, desahogándome después de semanas de presión y estrés, pensando que todo estaría bien, que ella me entendía, pero luego todo cambió y todo se derrumbó delante de mí.
—Le dije que lo había arruinado, que ella había sido la culpable y ahora no me querrá ver.
—Hablarás con ella, lo solucionarán. Ya lo verás.
—¿Y si no pasa? Y si nada se soluciona y sigo pensando en ella ¿cómo me voy a concentrar en el fútbol?
Mamá me dio un abrazo más fuerte, protegiéndome de mis propias palabras.
—No todo se resuelve de la noche a la mañana, cariño. Pero eso no significa que no puedas encontrar un equilibrio; desde muy pequeño has amado el fútbol y al Barcelona, y es muy importante para ti, pero también lo es tu bienestar emocional. Si Carla significa algo para ti, habla con ella, sé sincero, respetala, amala. Los dos resuelvan sus problemas, charlen y verán que llegarán a una solución.
Asentí lentamente, dejando que las palabras de mi madre cobraran sentido. Hablaría con ella, a primera hora. Todo se solucionaría, todo volvería a ser extraordinario.
—Gracias, mamá —Besé su mejilla y ella continuó abrazándome como si fuera un niño chiquito.
—Me agradeces dándome nietos rubios y de ojos verdes.
Solté una risa suave, limpiándome las lágrimas.
—Soy muy joven para eso, ma.
—Bueno, pero en un futuro.
—Vale, en un futuro.
No me había detenido en pensar en ello, en una familia, en esposa e hijos. Pero cuando mamá lo mencionó, me lo imaginé y Carla estaba presente. La imagen de nuestra familia fue fugaz, pero hermosa y, por un instante, me sentí tranquilo.
—Ahora duerme, cariño. Ya verás que todo se soluciona.
Mi madre besó mi mejilla. Se fue de mi habitación, apagando la luz. Me sentí un poco más ligero y me acosté de nuevo en la cama, esta vez pensando en positivo.
Estuve dando vueltas por la cama, ansioso de poder solucionar las cosas con Carla. El sueño no llegó y vi que ya era medianoche. ¿Cómo estaría ella?
Decidí que lo mejor era llamarla. Le marqué y como era de esperarse, rechazó la llamada y en un par de minutos me llegó un mensaje.
El corazón se me aceleró al ver que era de ella.
Carla:
Te la dedico 💜🖕
https://youtu.be/N-FYySSy0rM?si=eLC1RVhHOh0gMwjG
Una canción. Debía de ser Taylor Swift. Le dí al enlace y efectivamente era Taylor. Su música se escuchó y a medida que iba leyendo y escuchando la canción, supe que todo estaba mal. Que lo había arruinado en serio.
Volví a recibir un nuevo mensaje. Era de ella.
"NO ME VUELVAS A LLAMAR"
Estaba enojada, debía de hacer algo para que me perdonara, pero ¿qué?
Volví a llamarla y no contestó.
Pasaron minutos en los cuales estuve pensando en cómo ganarme su perdón. Mi móvil volvió a sonar, pero esta vez era una notificación de mi cuenta privada de Tiktok, avisándome que Carla había subido un video.
Se le veía muy guapa, pero también cabreada. Su intensa mirada y la fuerza de sus gestos eran en serio; lograban causarme escalofríos.
Reconocí la canción como una de Taylor Swift. No sabía mucho a lo que iba la letra, así que le di en traducir. Los subtítulos aparecieron en la pantalla.
—No soy gay.
Debía de ganarme su perdón.
💌💌💌
27 de septiembre, 2022
Me había levantado temprano pensando en Carla; también levanté a mi familia, quien me ayudó a preparar un desayuno especial para ella. Papá fue a ver las flores y mamá junto a Fer se concentraron en cocinar, mientras tanto yo practicaba en mi mente las palabras que debía decir.
Esperaba no cagarla más.
Le envié un mensaje.
Me:
Te extraño
¿Podemos hablar? 🥺
—Todo está listo, Romeo —Fer se puso a mi lado y estiró su brazo hacia mi pelo, despeinándome—. Solo no la cagues, hermanito.
—Fernando, claro que no la va a cagar —Mamá le tiró una colleja que hizo asustar a Fer—. Tú hermano es un caballero.
Mi hermano se ahogó en una risa que retuvo al ver la fría mirada que le lanzó mamá.
—Me callo, me callo —dijo Fer alzando los brazos para que mamá no le de otro tortazo.
—Lo mejor —farfullé nervioso. Las piernas ya me temblaban.
Curioso, era futbolista y las piernas me temblaban.
—¡A la hora que vienes, Fernando! —exclamó mamá al ver a papá entrar a la cocina con el ramo de flores en mano.
Mamá estaba más nerviosa que yo. Creo que le gustaba la idea de tener nietos rubios.
Mamá volvió a mirarme mientras murmuraba lo que ya estaba listo.
—¿Te has echado perfume?
Se acercó a mí para olfatearme, detrás de ella mi hermano y padre se reían de mí.
—¿Desodorante?
—Sí, mamá —dije, agarrando el ramo y la cesta de comida que olía muy bien, gracias a Fer y a mamá—. Gracias, iré antes de que se despierte.
—Suerte, cariño —mamá besó mi mejilla y estiró su brazo para peinarme con la mano—. Vas muy guapo.
—¡A por todas, Galán! —animó Fer.
Salí de mi casa con los ánimos hasta las nubes. Subí al coche y a mi mente vino el recuerdo de Carla tomando el puesto de ser la DJ y cantante, imitando a Taylor Swift.
No era la mejor cantante, pero le echaba ganitas y eso la hacía especial.
Puse algo de música, su preferida "Taylor Swift" y obviamente pensé en ella; estaría durmiendo y se levantaría con su rubio pelo hecho un desastre, su mirada adormilada y su sonrisa listilla al verme. Se haría la difícil, pero ella me quería.
Al llegar a casa recé para no encontrarme con su padre, razón por la cual le pedí ayuda a Claudia, una señora que se encargaba del hogar de mi rubia; a cambio yo le iba a conseguir entradas del siguiente partido para sus hijos.
Lo más factible era entrar por la puerta, pero a Carla le gustaba lo romántico y se me ocurrió entrar por su ventana, algo difícil, ya que no encontraba algo por el cual agarrarme y no me quedó de otra que pedirle prestada una escalera a claudia
La ventana estaba cerrada y según mis cálculos, Carla debería de estar despierta. Toqué solo una vez la ventana y me quedé mirando a través del cristal; las cortinas estaban corridas y podía ver la habitación, también a quienes estaban adentro.
Bruno abrazaba a Carla y ella le devolvía el abrazo, llorando. Carla se veía apagada; sus ojos ni siquiera brillaron cuando Bruno le dijo algo y ella "rió".
Los brazos y piernas seguían temblando, me las había empañado para llevar las flores y la canasta sin caerme en el intento, pero la pesadez de mi cuerpo me mandó una advertencia.
O continuaba, o regresaba.
Bajé la escalera al preguntarme si yo era el causante de sus lágrimas. Recordé su último mensaje y era un claro hecho de que no quería verme.
La herida estaba fresca, tal vez si le daba un poco de espacio.
Sería lo mejor.
Pero tampoco quería que pensara que haría como si nada.
Le escribiría.
"Eres importante para mí"
—Hombre, perdona. El chaval llegó sin avisar —se disculpó Claudia apenas toque el césped.
—No sé preocupe. Le enviaré los boletos; solo, por favor, me mantiene al tanto de Carla.
—Lo haré.
Volví a mi coche y conduje, dirigiéndome a la casa de Gavi. Debía de ir a recogerlo y mi móvil no dejaba de sonar, me detuve en un semáforo en rojo y vi que se trataba del chaval, o él se había caído de la cama o yo iba tarde. Yo iba tarde. No le contesté. Por otra parte, le envié un mensaje a Carla.
Me:
Estoy escuchando a Taylor Swift y me acordé de ti.
El rojo del semáforo cambió, volví a estar atento a la carretera y conduje hasta llegar a la casa de Gavi. Él me estaba esperando, con su mochila, como si estuviera esperando el bus para ir al instituto.
Gavi abrió la puerta del coche y entró, saludando. Miró hacia atrás para dejar su mochila y vio el ramo junto a la canasta. Regresó a mirarme y se percató de la música que estaba escuchando.
Me miró con las cejas arqueadas.
—Vale, ¿me río o te digo un gran te lo dije?
—Te bajas del coche y llamas un taxi, si haces una de esas, chaval.
—Qué humor, ¿qué pasa, tío? ¿Te los tiró por la cabeza o qué? —inquirió con una sonrisa listilla que quise borrar de un tortazo—. Soy testigo de primera mano, que Carla es una experta en el rechazo.
—¿Cómo...
—No lo preguntes. Líos de mis colegas —dijo y me dio unas palmadas en la espalda—. Pero, no te preocupes. Tú eres el que más ha durado.
¿Eso debía de tranquilizarme o preocuparme más?
¿Todo se arreglaría? ¿Se le pasaría el enojo? Había sido tan tonto y eso me estaba consumiendo.
Puse el auto en marcha, perdido en mis pensamientos y en la carretera, escuchando a Gavi cantar bajito una de las canciones que estaba sonando.
💌💌💌
4 de octubre, 2022
Me había pasado los últimos días enfocado en el entrenamiento. Cada día, desde las primeras horas hasta finalizar el entreno en la ciudad deportiva, me enfoqué en perfeccionar mi técnica, en fortalecer mi resistencia y al llegar a casa me concentré en estudiar a fondo cada detalle de nuestros próximos oponentes. Gavi me acompañaba la mayoría del tiempo; algo que teníamos en común eran las ganas de ganar y ambos nos entendíamos muy bien en el campo.
El primer partido que se asomó fue una victoria de la Liga. Sumamos puntos importantes y aun así no dejaba de pensar que lo estaría celebrando con Carla.
El partido contra el Inter de Milán de la Champions, me estaba respirando en la nuca. Trabajé duro con el equipo, practicando jugadas, estrategias y manteniendo la moral alta. Estaba decidido a dar lo mejor de mí.
Finalmente, llegó el día del partido. El ambiente en San Siro era intimidante, pero me concentré en que no me afectara. Estuve escuchando música antes de salir al campo, saludé a compañeros y me concentré con el balón. Dominamos la posesión, pero el equipo contrario se defendió con todo, esperando oportunidades para contraatacar, y lo lograron en los minutos extras, marcando un gol que traía los ánimos abajo.
—¡Vamos, chavales! ¡Aún hay tiempo! —exclamó Gavi, dándome palmadas en la espalda.
Volvimos al campo y por cada minuto que pasaba, me desesperaba. Respiré profundo y miré a ambos lados, vi a uno de mis compañeros desenmarcar por la banda derecha. Vi cómo avanzaba con determinación y supe que esta era nuestra oportunidad. Me desmarqué y me coloqué en una posición ideal. Cuando centró el balón, lo recibí y con un toque lo envié al fondo de la red. Sentí una ola de emoción y alivio; alcé los brazos hacia el cielo, celebrando, e inconscientemente hice lo mismo que hacía al acariciar una onda de Carla.
Gavi gritó en mi oído y se trepó a mi espalda sin dejar de gritar, dejándome sordo. Mis compañeros y yo celebramos el gol con euforia, creyendo que habíamos empatado el partido.
Pero la alegría fue breve. El árbitro indicó que la jugada sería revisada por el VAR por una posible mano que no había visto.
Esperamos ansiosos mientras se analizaba la repetición. Cuando el árbitro anuló el gol por una mano, la frustración nos golpeó a todos.
—Es un hijo de puta —susurró Gavi, enojado.
—Cálmate, chaval —le susurré tapándome la boca.
El árbitro no era de mi mayor agrado en ese momento, pero Gavi podía ser un fosforito, y una expulsión era lo último que nos faltaba.
El partido continuó y luchamos con todo lo que teníamos, pero el Inter mantuvo su defensa sólida. Al final, no pudimos romper su muro y el partido terminó en derrota.
El vestuario volvió a caer desanimado, la derrota había sido un golpe bajo en los ánimos y más teniendo en cuenta nuestra posición en la Champions, buscábamos una victoria luego de perder contra el Bayern y conseguimos otra derrota que nos iba descalificando.
Estaba con la cabeza gacha y la fui alzando al ver de reojo a Gavi, iba con la misma cara de decepcionado, pero iba dando ánimos hasta quedarse en medio del vestuario. La mayoría le prestó atención y sabía que se iba a venir uno de sus discursos para animarnos.
—¡Hemos peleado hasta el último minuto! ¡Sabemos lo que valemos! ¡ Ahora toca levantar la cabeza y seguir adelante, esforzarnos el doble y seguir. Aún nos quedan dos partidos, ¡podemos remontar porque somos el mejor club del mundo! ¡Visca Barça!
—¡VISCA EL BARÇA! —gritaron todos, incluyendome; las palabras de Gavi animaron el equipo; aún así la mayoría seguía decepcionado por el resultado.
Levantar la cabeza, esforzarnos el doble, afrontar las críticas que vendrían, no sería fácil, pero necesitaba manejarlo.
Xavi, nuestro DT, estaba igual de decepcionado que nosotros. Lo podía ver en su rostro.
—Chavales, sé que estáis decepcionados y cabreados por la derrota contra el Inter, y tenéis razón para estarlo. Pero déjenme decirles algo: este es un momento clave de la temporada y no podemos permitirnos perder la pasión y la intensidad. Somos un equipo con historia, con garra, y eso debe reflejarse en cada partido. Los siguientes partidos son clave para la temporada. Juguemos con el corazón, con intensidad, con la pasión que nos caracteriza. Recuerden, el Barça siempre se levanta. Hoy es el día para empezar a cambiar el rumbo. Confío en el equipo. Ahora toca hacerlo otra vez. Levanten la cabeza y vamos a demostrar que somos el FC Barcelona.
Nos animamos un poco y de regreso a Barcelona me quedé dormido. Volví al sueño de la otra vez, el estadio vacío y solo Carla sentada en el palco. La llamaba y era como si no me oyera o me ignoraba. Traté de acercarme, pero cada vez que estaba a punto de tocarla, volvía al punto de inicio.
Todo estaba en silencio y de repente escuché como alguien me llamaba a la vez que a mí alrededor todo se movía como si fuera un terremoto. Carla desapareció y alguien más seguía llamándome, una voz extraña que poco a poco se fue volviendo familiar
—¡Pedri, despierta! —Era la voz de Ferran, abrí los ojos y lo vi; estaba a mi lado, moviéndome—. Ya hemos llegado, hermano.
Parpadeé varias veces, tratando de despejar la mente.
—Venga, vamos.
Me puse de pie y fui el último en bajar. Hacía algo de frío y me escondí bajo la capucha de la chaqueta. El cielo aún estaba oscuro. Era de madrugada, razón por la que estaba al borde de quedarme dormido.
Una vez en mi casa, fui directo a mi cama y me desperté en una hora prudente para ir a entrenar, no había entrenamiento, pero debía de mantenerme ocupado y mejorar. Pensé en encontrarme con Gavi, ya que él era igual que yo, venir a entrar cuando no había entrenamiento, pero milagrosamente no estaba.
Recibí un mensaje suyo y lo leí cuando ya estaba en el coche a punto de partir hacia mi casa.
Gavi:
Hoy haré una pequeña reunión en mi casa
Noche de películas
Si no tienes nada que hacer
Puedes venir :)
Me:
¿Y Val?
No le molestara que vaya?
Gavi:
Valeria es un algodón de azúcar
Pero de igual forma finges que venias a jugar a la play 🙂
Me:
No quiero causar problemas
Gavi:
No lo harás
Eres mi amigo
Me:
Pero...
Gavi:
Nada de peros.
Solo vienes
Y te bañas
Porque Carla vendrá 😏
Tal vez se arreglan
Hoy va a estar sensible
Confía en mí
Esta con la regla
Me:
¿Cómo sabes eso?
Gavi:
Porque es mejor amiga de mi Val
Y tienen sincronizada su menstruación
(Cosas de chicas)
Estará sensible
Le traes helado y bingo
Me encargaré de que se sienten juntos 🥰
Confia en mi 🫡
💌💌💌
Un ramo de tulipanes y un bote de helado fue lo que compré. Las manos me sudaban y no dejaba de jugar con uno de los anillos que Carla me había regalado.
Toqué la puerta antes de arrepentirme, esperé unos segundos y la puerta se abrió, dejando ver a Val.
—Hola —Su fría mirada me hizo saber que no era bienvenido. Me pregunté si estaba al tanto de lo mío con Carla. Debía de estarlo, esa era la razón suficiente para odiarme.
Me planteé irme, decir que me equivoque, pero no lo hice; era la casa de Gavi y él era uno de mis mejores amigos.
—Hola, vine a jugar play con Gavi. ¿Está?
—¿También le traes flores? —preguntó viendo lo que traía.
—¿Sí?
Valeria siguió mirándome, fría e inspeccionándome.
—Carla es especial, te quiero tirar la puerta en la cara, pero es la casa de Pablo y no quiero amargarme este día y tampoco quiero enojarme con él por invitarte, así que mantente alejado de Carla; no quiero que vuelva a llorar.
—Pero yo...
—¿La quieres? Demuéstraselo o déjala en paz. Dejar también es amar ¿lo sabías?
Me dejó sin palabras, congelado en el umbral de la puerta por una chica que se veía perdida, y aún así me estaba diciendo que no le haga daño a su mejor amiga.
—Pedri, tío ¡Qué sorpresa!
Gavi se dejó ver por atrás de Val.
—Sí, qué sorpresa —dijo bajita Valeria, quien dio media vuelta y entró a la casa.
—Es un poquito enojona.
—¿Igual a ti?
—Yo no soy enojón —saltó botando chispas por los ojos.
Me dejó pasar y a medida que caminamos pude escuchar una voz que me hacía temblar, pero junto a esa voz también se escuchaban otras.
—Escucha, no era mi intención que estén tan juntitos; ni siquiera sabía que se llevaban bien —habló Gavi al mismo tiempo que veía la escena ante mis ojos, Carla y Bruno, hablando, muy juntitos—. Puede que sea su pañuelo de lágrimas —agregó Gavi, lo suficientemente alto para llamar la atención de los presentes.
La que más pesaba era la de Carla, no la había visto hace más de una semana, su pelo estaba un poco más oscuro y lacio, y sus ojos verdes me dieron una mirada que formó un nudo en mi garganta y más al ver cómo pasaba de mí para seguir con su charla con Bruno, quien me miró por un par de segundos más y regresaba a Carla, susurrándole algo al oído. Ambos cotilleando.
Una sensación de no pertenecer ahí me invadió; miré las flores y el helado, eran para ella, pero ella acaba de pasar de mí.
—Toma para ti —susurré lo suficiente bajo, poniéndole las flores en el pecho a Gavi y dándole el helado que ya se estaba derritiendo.
—Pedri...
—Es un regalo por tu nueva casa, no es para tanto.
Lo era.
—Las pondré en agua —dijo Gavi, avanzando hacia lo que suponía era la cocina. Lo seguí para no estar fuera de lugar en la sala—¿Quieres hablar?
Negué viendo a Gavi poner los tulipanes en un florero con agua.
—Estoy bien así.
—No lo parece.
—Solo intenta darte celos, además son amigos.
—Está enamorado de ella.
—Pero ella te quiere a ti.
—Supongo...
—No seas pesimista, no se puede olvidar a alguien tan rápido. Créeme, yo lo intenté y terminé más loco por Valeria, así que si Carla se anda tirando a otros tíos no logrará olvidarte; es más seguro que te imagina a ti.
De tan solo pensarlo me ardió la cabeza, si antes con tan solo verlos hablar me daba un nudo en la garganta, pues pensar que estaban follando, me daba más rabia y miles de nudos con fuego incluido.
—Gracias, por la ayuda, en serio gracias —dije de mala gana, poniéndome en marcha para irme, pero cuando pasé por la sala y los vi juntos, no podía permitir dejarla ir tan fácil.
Ella me quería a mí.
Entré de vuelta al salón y tomé asiento al lado de ella, sintiendo como mi corazón empezaba a palpitar demasiado rápido. Ella se separó un poco, y sentí un vacío repentino en el espacio que quedó entre nosotros.
—Venga, vamos a ver la peli —Llegó Gavi y se detuvo al ver a Raúl al lado de Valeria—. Estas en mi sitio.
Contuve una risa al escuchar a Gavi y el corazón casi se me escapa al escuchar como Carla también reprimió una risa a mi lado. En otro momento, ambos hubiésemos reído de lo nada celoso que era Gavi.
Mordí mi labio para no reírme como Raul se levantaba e iba a sentarse en uno de los sillones individuales para darle el asiento a Gavi, quien sonreía como si hubiera ganado un título (sentarse al lado de Val).
Ojalá hiciera lo mismo con Bruno, así tendría más espacio con Carla.
La película inició y me sorprendió ver que se trataba de un musical. "mamma mia" decía en el título, nunca la había visto antes y supe que era un musical cuando en la primera escena empezó a sonar una canción.
—Disculpen, debo de ir al baño —dijo Carla a mi lado. Rápidamente se puso de pie y a pasos apresurados se fue.
¿Algo le cayó mal?
Miré hacia la mesa del centro y vi la gran cantidad de comida que había, desde pizzas, hamburguesas hasta gomitas y refrescos. Se me antojaba una gran rebanada de pizza, pero debía de cuidar mi alimentación. Me pregunté porque Gavi había preparado todo eso, si él tampoco era que comiera mucha comida chatarra, seguía la misma dieta y tenía las mismas restricciones que yo.
Deje de pensar en eso, al ver de reojo cómo Bruno se ponía de pie y sin decir nada se iba.
¿Acaso se iba a ver con Carla?
La idea de ellos dos solos en el baño, las palabras de Gavi vinieron a mi mente "... si Carla se anda tirando a otros tíos, no logrará olvidarte..." No quería que me olvidara, pero tampoco quería que se tirará a otros tíos.
La película pasó a segundo plano y solo tuve cabeza para imaginarla con Bruno, la cabeza me ardió e inconscientemente ya me encontraba aprentando los puños.
Ella no podía, ella me quería a mí.
Me obligué a relajarme. Eso no podía estar pasando. Carla me quería a mí, no podía estar con alguien más, ella no era así, ella era sentimental. Además, puede que solo sea una casualidad que Bruno también se haya ido, puede que estén en baños diferentes o en otro lugar... ellos no iban a estar juntos.
Carla y Bruno aún no regresaban y la inquietud me hizo solo aguantar un par de minutos antes de ponerme de pie. ¿Por qué se estaban demorando demasiado? Al menos que... Mis pensamientos empezaron a divagar hacia lugares que preferiría no imaginar. Fue la razón por la cual aceleré el paso.
Caminé por el pasillo con paso rápido, intentando controlar los celos que amenazaban con apoderarse de mí. Llegué al baño y escuché voces suaves que venían desde adentro. Pegué mi oreja a la puerta y escuché un sollozo.
—Ya no llores... —Le decía Bruno y aunque no los estaba viendo, supuse que la estaba abrazando.
—No lo entiendes —Su voz se escuchaba rota, aquel tono alegre que la caracterizaba había desaparecido.
—¿Los estás espiando? —me sobresalté al escuchar la voz de Gavi; volteé a mirarlo y lo encontré con una expresión algo listilla—¿Están...?
Hizo puño sus manos y las golpeó entre sí.
—Eres un cerdo —susurré y me contuve las ganas de no golpearlo, no iba a hacer la suficiente bulla para decirle a Carla que la estaba escuchando.
—¿Entonces...
Otro sollozo se escuchó y la expresión de Gavi cambió, cabizbajo y a la vez como si supiera lo que le pasaba.
—¿Qué pasa? —susurré bajito.
Gavi me hizo un ademán para que lo siguiera y lo hice, llegamos a la cocina y el chaval se apoyó en el mesón.
—Hoy... Hoy... —Podía notar sus ojos cristalizarse.
—¿Qué pasa hoy?
—Hoy...
Gavi se detuvo de decírmelo al mirar algo detrás de mí; volteé a ver y dejé de respirar al ver a Carla con Bruno. Fijé mi vista para mirar el mesón y no mirarla al lado de su "amigo". Ella hizo como si no estuviera presente y pasó de mí, para irse a servir un vaso de agua.
Miré a Gavi y él volvió a quedarse en silencio, haciendo una mueca que no entendí. Me dejó con la curiosidad al dirigirse a Carla y preguntarle algo al oído. No escuché lo que le preguntó ni tampoco lo que contestó, solo vi como Carla movió su cabeza, asintiendo. Gavi la abrazó y le dejó un beso en su mejilla, dándome un mal sabor en la boca.
Decidí irme y regresar a la sala. La película seguía y el único que estaba viéndola era Raul. Me senté en mi lugar de antes, a la vez que Carla, Bruno y Gavi, también regresaban.
—¿Dónde está Val? —preguntó Carla.
—Afuera —Le contestó Raul.
—Iré a verla.
—Iré yo —dijo Gavi y se fue, dejándome solo con Carla, Bruno, Raúl y una gran incomodidad.
De reojo miraba a Carla. Ella seguía pasando de mí y solo estaba concentrada en la película. Sus pestañas se agitaban con continuidad, sus ojos reflejaban el brillo de la televisión y sus labios entreabiertos se veían rosaditos. No llevaba su labial rojo; era como si estuviéramos solo nosotros dos en una de nuestras citas, salvo que ella no me miraba y pasaba de mí. Estaba demasiado cerca. Podía guiar mi mano hacia la suya y tomarla en una caricia. Me fui acercando y lo hubiese hecho si Gavi no hubiese gritado.
—¡Deja de darle porquerías a Valeria!
Me sobresalté en mi asiento, había estado tan concentrado en Carla que no me había percatado que Gavi entró como una cabra loca, agarrando a Bruno del cuello de su playera.
Me puse de pie, Carla a mi lado también lo hizo, ambos viendo la escena frente a nosotros.
—Eh, ¿por qué no te metes con alguien de tu tamaño? —dijo Bruno, su cara de completo terror, y aun así no perdía su tono sarcástico— Me corrijo, ¿por qué no te metes con alguien de tu misma masa muscular?
—Pablo, suéltalo. Joder —dijo Valeria, llegando y golpeando el brazo de su novio—. Él no tiene nada que ver. Me lo ha dado alguien más. Puedes soltarlo.
Bruno se zafó del agarre de Gavi y mientras él se disculpaba, mis ojos vieron como Carla fue apresurada a ver si todo estaba bien en él.
Quizá Gavi le hubiese dado unas buenas hostias de mi parte. Todos mis sentidos solo estaban fijos en Carla y Bruno, lo cercanos que estaban.
—Necesito un poco de agua de azar —dramatizó Bruno y miró a Gavi—. Y tú, un puto psicólogo.
—¿Por qué no nos relajamos un poco? Todos somos amigos ¿verdad? —Carla habló desde el sofá, sentada junto a su "amiguito".
—¿Amigos? —pregunté entre risas y por primera vez en toda la noche y todos estos días, Carla me miró.
—Me corrijo, soy amiga de todos menos de ti, capullo.
Sus palabras fueron un gran golpe, su fría mirada miles de cuchillos.
Miles de titulares habían dolido menos de lo que me dijo ella.
—Hay que continuar viendo la película, miren; ya mismo es la boda —habló Gavi, en un intento de romper la tensión.
—Mi chófer me está esperando afuera, así que... chao —dijo Carla, poniéndose de pie y como ya era de esperarse, se despidió de todos con un beso en la mejilla y pasó de mí.
—Pero, Carla...
—Déjalo, Gavi.
—Creo que también debería irme...
La noche de películas acabó. Aún quedaba comida en la mesa y la película seguía su línea cuando me fui, despidiéndome de mi amigo con un apretón de manos y despidiéndome de Valeria con un abrazo.
—Por favor, se lo puedes dar —le susurré al oído, teniéndole uno de los tantos anillos de papel que Carla siempre me daba.
Esperaba que ese pequeño papel fuera devuelto a la chica que me lo dio y que lo interpretara como un "te quiero". Le había pintado un corazoncito.
Xoxo. Holiiiii
Sé que el último capítulo ha generado emociones fuertes, y eso es completamente válido. Entiendo que algunas de las decisiones de Carla han sido difíciles de aceptar, pero me gustaría que nos tomemos un momento para reflexionar sobre su situación.
Carla es un personaje que, como todos nosotros, comete errores, y está en un momento vulnerable donde las emociones la superan. No es fácil escuchar palabras dolorosas de la persona que amas y, en un momento de debilidad, cayó en una situación manipuladora que ni siquiera ella entendía completamente. Eso no la hace mala, solo humana. Todos hemos pasado por momentos en los que nos sentimos rotos, buscando consuelo en lugares equivocados.
Sé que muchos dices que arruine la historia por esa decisión y que hubiese quedado mejor si lo hacía con Raul y Bruno, pero Carla no lo hubiese hecho porque les quiere y les haría daño. En cambió Manú apareció en el momento y dijo las palabras adecuadas que Carla quería escuchar. Si han leído el primer libro sabrán lo manipulador que es Manú. Con esto no estoy defendiendo a Carla, porque obviamente esta mal. Pero el personaje no es perfecto y Carla es alguien frágil que ha buscado el amor como siempre lo había visto cómo espectadora y cuando pensó que ya lo tenía, hacer lo que hizo, echarse la culpa y luego ir a buscar a Pedri para arreglarlo todo y escuchar lo que él dijo le destrozo el corazón. Y como lo dijo, solo quería sentirse querida. Aunque sea falso.
Cometió un error y de ello se aprende.
Me he carcomido mucho la cabeza y solo quería decirles eso. A muchos no les puede gustar y es válido, pero solo quiero decir que los personajes que escribo no son perfectos y Carla aunque es iconica y switie no es perfecta. Es imprudente, inmadura, un poco egocéntrica, caprichosa, ingenua, también es buena persona y amiga.
No toma las decisiones correctas, pero nadie a esa edad lo hace.
Volviendo al capítulo de hoy... solo queda decir...
Ay pedri, ay Pedri.
A diferencia de Carla, Pedri no es para nada imprudente sjsjsjs
Es un poco imbécil a decir lo que dijo, pero el niño andaba asfixiado y se sintió muchísimo mejor cuando dijo la verdad.
¿Creen que lo adecuado es darle espacio a Carla o ser imprudente e ir por ella?
Con este capítulo ¿Qué le dirían a Pedri?
¿Qué creen que pasara?
Leo sus teorías
Si les ha gustado el capítulo, no olviden dejar su estrella ✨. Es una forma súper importante de apoyarme y me motiva a seguir escribiendo. ¡Gracias por estar aquí y por todo su apoyo!"
Ig: ancovi12
Tiktok: ancovi12
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