33: Un millón de pequeñas veces

16 de septiembre, 2022

En la mañana estuve grabando contenido, contando mi día y rutina de la mañana a la cámara; uno que otro bailecito; editando y subiendo todo a TikTok, donde solían llamarme "la íntima amiga de las girls". Me gustaba. Me quedé sin cosas que hacer y se me ocurrió la idea de limpiar la imagen de mi mejor amiga, claro que yo ya había tomado cartas y desde otra cuenta la defendía, pero era momento de hacerlo de una manera directa, que la gente la conozca. Me tomé la libertad de ser su publicista y en la primera oportunidad le escribí para quedar al día siguiente.

Dejé todo en orden y salí de la casa. El taxi que pedí me llevó a la casa de Raúl. Era la primera vez que venía y, a primeras apariencias al entrar, la sensación de un acogedor hogar me llenó.

—Hola.

—Me alegra que hayas venido —dejó dos besos rápidos en mi mejilla y me tomó de la mano, jalándome para entrar.

Raúl me presentó a su madre, que me recibió con una sonrisa cálida; al igual que su hijo, el parecido entre los dos era muy notorio. La señora me saludó y me dio esa mirada de "mi hijo me ha hablado de ti"; fue la misma mirada que me dio Rosi cuando la conocí. Después de las presentaciones y la típica vergüenza de la madre hacia el hijo, nos dirigimos a su habitación para trabajar en su tarea, una maqueta. Raúl, con entusiasmo, comenzó a explicarme los detalles de su proyecto.

—Mira, Carla, esta es la base del cubo —dijo Raúl, señalando una estructura de cartón que había comenzado a ensamblar—. La tarea es crear un cubo que sea estructuralmente sólido y visualmente interesante.

Mientras hablaba, noté que Raúl se inclinaba un poco más cerca de lo habitual; sus ojos brillaban con un entusiasmo que iba más allá de explicarme en qué consistía el trabajo. Sabía lo que sentía y yo solo lo veía como un buen amigo; estaba mal aceptar ayudarlo, pero ¿cómo podía decirle que no sin ser grosera?

Tener pareja no significaba decirle que no a los amigos.

—"Hermano", me gusta cómo has trabajado con los diferentes patrones —dije, observando las caras del cubo y resaltando la palabra "hermano"—. Realmente le da una dimensión interesante.

—Gracias.

Sonrió volviendo a dar esa mirada, como si en vez de "hermano" le hubiese dicho "amor de mi vida".

—Entonces, ¿en qué te ayudó "colega"?

Continuó explicándome, y a medida que las horas pasaban, los dedos se me llenaban de pegamento; las uñas estaban un desastre, pero estaba interesante la maqueta hecha de cartón pluma, con precisos cortes y un ensamblaje meticuloso. Cada cara del cubo tenía un diseño distinto: una con ventanas geométricas, otra con un patrón de rejilla y una más con un relieve que imitaba ladrillos.

—¿Terminamos?

—Solo hay que dejarla secar.

Y la mirada volvió a aparecer o nunca se fue, solo que yo estaba tan concentrada en el proyecto, que él pasó a segundo plano.

Él se iba acercando mientras yo rezaba y pensaba en qué hacer para rechazarlo. Y como una ayuda del cielo, la mamá de Raúl apareció en la puerta con una bandeja de galletas recién horneadas.

—Hola, chicos. Pensé que les vendrían bien unas galletas para rellenar energía.

—Gracias, mamá —dijo Raúl, tomando una galleta y ofreciéndome otra.

—Gracias, señora —dije con una sonrisa, aceptando la galleta.

—Cariño, puedes llamarme Celeste.

—Gracias, Celeste.

Me recordaba a Rosi. ¿Me preguntó cómo reaccionaría si supiera que estoy saliendo con su hijo?

Nos tomamos un breve descanso para disfrutar de las galletas y al terminar volvimos al trabajo. Ajustamos pequeños detalles y discutimos diferentes ideas.

—¿Sabes qué, Carla? —dijo Raúl de repente—. ¿Te gustaría ir a por un helado después de esto? Hay una heladería guay cerca de aquí.

—¡Claro! Me encantaría —respondí, agradecida por la oportunidad de despejarme un poco después de tanto trabajo.

Tal vez con un poco de aire se le olvide mi presencia.

Terminamos de ajustar los últimos detalles de la maqueta y nos preparamos para salir. Mientras caminábamos hacia la heladería, el sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados.

—Gracias por tu ayuda hoy —dijo Raúl—. No habría podido hacerlo sin ti.

—No hay de qué, Raúl. Sabes que siempre puedes contar conmigo, somos colegas —respondí.

La heladería estaba llena de familias y amigos disfrutando. Elegimos nuestros helados y nos sentamos en una mesa afuera, donde la brisa fresca de la tarde nos envolvía suavemente.

—Raúl, realmente has hecho un gran trabajo con esa maqueta. Estoy segura de que te va a ir genial en la presentación.

—Gracias, Carla. Eso significa mucho viniendo de ti —dijo, sonriendo.

Cambié de tema, hablé de cualquier cosa, le hablé de helados, de sombreros y hasta de lo curioso que eran las sombrillas.

—Carla, te has manchado un poco aquí —dijo, señalando el lado de mi boca.

Antes de que pudiera reaccionar, ya lo tenía demasiado cerca, se inclinó hacia mí y me besó. El beso no me tomó de sorpresa; era algo obvio con esa frasecita que dijo. Mantuve los ojos abiertos y pude ver su expresión de dulzura. Sus manos buscaban las mías y al sostenerlas, podía jurar que me decían "por favor".

Sabía que tenía novio y que aquello estaba mal, pero en ese momento, no supe cómo reaccionar. Me sentí atrapada entre la incomodidad y la pena por Raúl. Me puse a pensar que yo también había hecho lo mismo con Pedri, que yo también le robé un beso y que por un segundo pensé que él no sentía nada por mí. Me sentí mal y esa pena quizá la estaba sintiendo Raúl. Y aunque fuera por un segundo, quise darle una pequeña esperanza. Le devolví el beso, aunque fuera brevemente, y luego me aparté suavemente.

—Raúl, solo te veo como un amigo —dije con mi voz temblorosa, siendo sincera.

Raúl parecía confundido y apenado a la vez.

—Lo siento, Carla. Es solo que… Siento algo por ti, y no quise quedarme con las ganas.

Suspiré, tratando de ordenar mis pensamientos.

—Raúl, yo… — "Tengo novio" quise decirle, pero no podía. Había un juramento de por medio—. Me gusta alguien más, y tú eres un gran amigo. No quiero que esto arruine nuestra amistad.























💌💌💌


































Mis padres me avisaron por medio de un mensaje de que mañana regresaban de su vieja y que no esperaban ninguna "sorpresita". Desde que me robaron, la comunicación con mi padre había sido eso, mensajes, y si charlabamos en vivo y en directo, solo eran palabras secas. Puede que no tengamos la mejor relación, pero al menos era la "luz de sus ojos", "su princesita" y me había convertido nada más en su "responsabilidad".

Me sentía sola.

Toques en la puerta me hicieron poner alerta. ¿Quién era? No esperaba a nadie.

Fui hacia el intercomunicador y dije:

—¿Quién?

—Soy yo.

Pedri. El corazón y yo brincamos a la vez que salía corriendo. Abrí la puerta y rápido lo agarré del cuello de su playera y lo atraje hacia la propiedad. Cerré la puerta detrás de él y lo besé. Lo había extrañado. Deseaba un beso, un largo beso. Lo estaba besando y él solo se mantuvo quieto. No me apartó, pero no me correspondió.

—¿Sucede algo? —pregunté, aunque en el fondo sabía que algo no estaba bien. La forma en que Pedri me miraba, con los ojos entrecerrados y los labios apretados, me hizo sentir un nudo en el estómago.

¿Qué pasó?

—Te has besado con Raúl —dijo él y no lo estaba preguntando, lo estaba afirmando. Cosa que era real.

—¿Quién te lo ha dicho? —murmuré, intentando mantener la calma, ¿Quién se lo había dicho? 

—Lo sabe todo Internet —Su expresión estaba endurecida; sus ojos marrones, normalmente cálidos, estaban oscuros. Me enseñó su móvil. La pantalla mostraba la imagen del besó—¿Por qué lo besaste?

—¡Joder, he salido en una página de chismes! —Su seriedad me hizo sentir que mi comentario estaba fuera de lugar—. Sabes, faltan más fotos. De seguro lo han grabado, pero ponen esa foto para…

"Perjudicarme" iba a decir, pero Pedri me interrumpió.

—Carla —Su voz era grave; estaba enojado—¿Por qué se están besando?

—Te lo explico.

—Tienes un minuto —respondió con tensión en cada palabra. 

—Raúl me besó —Tragué saliva, tratando de mantener la calma—. No fue algo que yo iniciara, ni quería. Estábamos hablando, y de repente, él dijo eso de que estaba manchada y ya estaba demasiado cerca de mí y me besó. Lo juro por Taylor Swift.

—¿Y por qué no lo apartaste? —preguntó.

—Porque un beso no se le niega a nadie —Pensé en forma de burla, pero lo dije y la expresión de Pedri se endureció aún más, su rostro se tensó y sus ojos se estrecharon en una furia contenida.

—¿Es lo que crees? —Su voz era baja, pero llena de ira contenida.

—Solo era una bromita, no te enojes —Caminé hacia él y rápido lo agarré de las manos; estaba tenso y lo acaricié, tratando de tranquilizarlo—. Era para aligerar el ambiente.

—Carla…

—Sabes que te quiero a ti, solo a ti.

—Pero ese beso…

—Es una página de chismes; si ves toda la escena, hubieses visto como me pasé el 99% del beso tiesa y con los ojos abiertos.

—¿Y ese 1%?

—La foto que ves.

—Pero eso quiere decir que lo besaste.

—Solo… joder. Te quiero a ti, ¿Vale?

Pedri me abrazó, pero sentí una ligera rigidez en su cuerpo. Sabía que esto no se resolvería de inmediato; entendí su silencio y por un momento pensé que ese 1% lo había arruinado.

Por un momento, temí que ese pequeño comentario, esa broma inoportuna, hubiera arruinado todo. Me mordí el labio inferior, sintiendo una punzada de arrepentimiento por haber dejado escapar esas palabras.

Pedri no dijo nada mientras nos abrazábamos, pero su silencio hablaba. Podía sentir su frustración, su decepción. Se sentía como una despedida y eso me estaba quemando la garganta.

—Te creo —susurró como un chorro de agua que aligeraba el incendio en mi garganta; logró apagarlo al besarme y no fue un simple beso, fue todo lo contrario a decir que estaba "enojado". Aún así, al soltarme y acariciar mi mejilla, pude ver la distancia en su mirada—. Nos vemos.


























💌💌💌
















18 de septiembre, 2022

Vi su nueva habitación; era chiquita a diferencia de la que tenía antes; se asimilaba al tamaño de mi baño, pero eso no importaba. Importaba que podía ver a Val algo feliz y eso me hacía feliz a mí también.

Tal vez tuviera oportunidad para convencerla de salir juntas en esa revista.

Ordené mis palabras para convencerla, estaba segura que mi discurso podría persuadirla; la veía mejor, segura y poco a poco iría recuperando su brillo. Hablé con ella, le conté sobre la propuesta que me habían dado hace días atrás y, cuando realmente pensé que me diría "Sí", su gran "No" desinfló mis ilusiones.

—Pero ¿por qué?

—Porque yo no estoy metida en ese mundo. Hay miles de tías influencers que se esfuerzan por su contenido, buscando una oportunidad como ésta, para que venga alguien que ni Dios conoce y salga en una revista.

—Pero te conocen.

—Por ser la novia de Gavi. Mantengo mis cosas en privado. Al igual que nuestra relación, ambos decidimos que seríamos privados. No voy a ir a dar una entrevista cuando sé que hablarán de Gavi; solo me quieren por eso, para dar que hablar.

Debía de planear rápido un argumento en contra de lo que decía, pero sus palabras mantenían la razón. Me pregunté ¿si también querían eso de mí por Pedri?

Salió un rumor, pero también él y yo andábamos muy privados. No había nada que demostrara que mantenía una relación con él; ni siquiera familiares y amigos lo sabían, menos Internet que solo se basaba en likes, en el follow mutuo que teníamos en redes y en comentarios de sus amigos.

—Pero deberías de hacerlo tú. Eres buena, he visto tus videos y he leído los comentarios, les agradas y eres extremadamente guapa y amable; mereces estar en esa revista, cariño.

—¿De verdad lo crees? ¿Crees que lo estoy haciendo bien?

Valeria me sonrió como solía hacerlo, una sonrisa que decía mucho.

—Absolutamente —respondió Valeria con firmeza—. Eres perfecta para esto. Tienes todo lo que buscan: presencia, carisma y una belleza natural que destaca. Además, tu personalidad es encantadora. No solo mereces todo lo que te está pasando, sino el mundo entero. Ser Carla Nunier, licenciada en arquitectura, haciendo blogs de sus proyectos, asistiendo a los últimos eventos de moda, inauguraciones y aperturas; hasta podrías llegar a ser embajadora.

¿Por qué Valeria era mi mejor amiga? Porque ella conocía a todo lo que aspiraba y con sus palabras me decía y animaba que lo lograría, que lo estaba logrando…

—T'estimo, Valeria Rosón.

—T'estimo, Carla Nunier.

Sin pensarlo, me acerqué y la abracé con fuerza. El abrazo era cálido y reconfortante, lleno de sinceridad y apoyo mutuo.

Podían sentir la energía positiva fluir entre las dos, como si ese simple gesto reforzara el vínculo que compartimos desde que éramos unas niñas. Cerré los ojos por un momento, dejando que la seguridad y el cariño de Valeria me envolvieran.

Comimos churros con chocolate y entre bromas a mí me causó un amargo sabor. Me quedé sola, luego de animar a Val a que resolviera sus asuntos personales.

Seguí mirando su habitación: dibujos a mano que eran demasiado hermosos y perfectos. Podía reconocer la ciudad de Madrid y la de Barcelona. También podía reconocer la ciudad de Nueva York. Más dibujos, bancas, calles, paisajes y la de una bebé, pegadas en la pared. Miré hacia el escritorio y me encontré con un portátil. Fruncí el ceño al ver que no era el portátil de Val. ¿De quién era ese portátil?

Miré por toda la habitación. No había nadie. A pasos lentos fui al escritorio y antes de que pensara que me estaba metiendo en asuntos que no eran míos, ya me encontraba revisando todo lo que tenía la máquina, hasta su disco duro.

Quedé maravillada, asombrada y recordé porque desde que tuve uso de razón, quise estudiar arquitectura. Martina, la mamá de Valeria, me enseñaba sus proyectos; cada pijamada con Val significaba que su mamá me mostrará y explicará un poco en lo que estaba trabajando. Tenía un gran recuerdo, como si tan solo hubiese sido ayer, cuando Martina iba a recoger a Val al colegio y mi madre se había olvidado de mí; ella me llevaba consigo, nos llevó a comer y luego nos llevó a ver en vivo y en directo la gran casa que había hecho. Quedé maravillada; cada rincón de la vivienda parecía estar vivo; no sólo era ladrillo y madera, era un testimonio de la habilidad humana para crear belleza, un recordatorio de que en cada pequeño detalle puede haber magia y asombro. Me hizo olvidar el lío en el que estaba con Pedri.

Me quedé boquiabierta, como lo estaba ahora mismo al ver sus proyectos sin terminar. Quería meter mi mano e intentarlo, pero sabía que aún no estaba lista.

—Carla, mi niña, ¿Te quedas a esperar a Val? —Había estado tan perdida que la voz de Margarita me asustó. Mi mano se movió en el mouse tratando de cerrar todas las pestañas—. Podemos hornear galletas.

Era Margarita, y su dulce presencia de abuela en un cuento de hadas.

—Me encantaría…

A media noche la presencia de Pedri volvió a arroparme, pero en vez de cálida era como una manta fina que me daba frío.

Nos saludamos como un corto beso; era lo único que recibía de él en estos días, un beso de "Hola, ¿cómo estás?" Y otro beso de "Chao". Su silencio me mataba; si estábamos mal, al menos lo deberíamos de hablar y resolverlo, pero él decía que todo estaba bien y no era así; solo paseábamos en el coche por 15 minutos, escuchábamos la radio y volvía a dejarme en mi casa.

—Te traje galletas —Sonreí, entregándole el tarro de galletas—. Las hice yo —mentí, Margarita las hizo, y yo le pasaba los ingredientes mientras compartíamos información de la sociedad (chismoseábamos). Yo solo las decoré.

—Gracias.

Agarró el tarro y sin mirarme lo puso en el asiento trasero.

—Prueba una —pedí con una vocecita mimada—. No tienen veneno.

Mis intenciones eran hacerlo reír, pero creo que no entendía mi humor o seguía demasiado cabreado para demostrar que le importaba un poquito.

—¿Estás enojado? —Mi voz era suave, casi infantil, tratando de aliviar la tensión.

Pedri seguía manejando, pero le bajó a la velocidad. Una bici podía pasarnos sin mucho esfuerzo.

—No significo nada, solo fue menos de un segundo. Yo no quería lastimarlo y… —Me callé al ver su expresión, su rostro se había endurecido, y su mandíbula estaba tensa.

—¿Y no pensaste en mí?

—Pensé en ti.

—Y te importa más él.

—Yo no he dicho eso.

—Lo dices todo y ¿quién me asegura que no lo volverás a hacer? Con tú "Un beso no se le niega a nadie", menuda frase inmadura.

—Era una broma —respondí rápidamente, tratando de calmarlo.

Me hacía sentir como si todo fuera mi culpa. Y vale que tenía algo de culpa, pero él me había dejado en bandeja de plata. ¿Qué quería que le dijera a Raúl? ¡Tengo novio y es Pedri! Créanme que todo hubiese sido más fácil si pudiera decirlo.

—Ah, vale y si yo me besó a varias tías y te digo esa excusa, ¿te parece bien? —Su tono era sarcástico, lleno de amargura.

¡Lo odiaba!

Sentí un nudo en el estómago y las palabras se acumularon en mi boca. No tardaron en escaparse.

—Teniendo en cuenta tu historial, seguro pienso que fue más que un beso.

Pedri se quedó en silencio. Su expresión se volvió aún más fría. Sentí inmediatamente el peso de mis palabras, sabiendo que había cruzado una línea.

—¿Es lo que piensas?

—Tú me estás juzgando solo por una bromita.

—Y tú lo estás tomando muy a la ligera.

—No es así. Me importas; te traje galletas de la disculpa —señalé los asientos traseros, donde el tarro de galletas estaba.

—¿Sabes algo? —me preguntó con seriedad—. Nunca intenté nada con otras tías, porque sabía que si lo intentaba por primera vez, sería algo serio y pensé que contigo…

—¿"Pensé"?—Las lágrimas ya estaban en mis ojos—. ¿Estás rompiendo conmigo?

—No… yo no…

Vi por la ventana que ya estábamos llegando a mi casa, limpié mis lágrimas antes de que se deslizaran por mis mejillas.

El coche frenó. Mi mano temblorosa abrió la puerta y, antes de salir, Pedri me sujetó del brazo.

—No quiero que terminemos —dijo con una mezcla de desesperación y sinceridad en su voz—. No quiero.

Me giré para mirarlo, mis ojos llenos de lágrimas.

Era la oportunidad perfecta para hablar, pero si abría la boca, me asustaba que mis palabras desordenadas hablaran sin pensar.

—Vale.

—Hablemos.

Negué.

—Abriré la boca y saldrá un vómito de palabras —Fui sincera—. Mejor me quedo callada. Nos vemos.

—Carla… —Su voz se escuchó suplicante.

Me bajé del coche y entré rápido a la casa; apenas cerré la puerta detrás de mí, escuché al coche alejarse a la misma velocidad en la que mis lágrimas se deslizaban.

Fui a la cocina y saqué una botella de champaña costosa que escondía en lo alto de la alacena. Iba a ir por una copa, pero ya me encontraba abriendo la botella y bebiendo del pico.

Fui a mi habitación y de mi móvil puse música. Ahogaría las penas con mi íntima amiga Taylor Swift. Y la mala jugada es que, en vez de que me salieran música para que me animara, no dejaban de salir música triste que amaba y me hacía llorar, pensando que los anillos de papel ya no significarían nada con él y que solo quedaríamos en un amor ilícito de verano.

Las lágrimas caían incontrolablemente, mezclándose con la voz suave de Taylor que parecía comprender exactamente lo que estaba sintiendo. Amaba tanto a Taylor que él me estaba dando la experiencia completa de vivir sus canciones y en ese momento no estaba hablando de una canción romántica.

Me dejé caer en la cama, abrazando a mi osito mientras la música seguía llenando la habitación. "Don't call me 'kid,' don't call me 'baby.'" Las palabras resonaban en mi mente, y cada "don't" se sentía como un golpe en el pecho. No quería recordar los momentos felices que ahora estaban teñidos de dolor, pero la canción no me dejaba escapar.

¿Por qué soy tan infantil?

Mi estúpida broma lo había arruinado.

Y luego estaba él que me hacía saber que el problema era yo, pero él también lo era.

Aun así no quería que lo nuestro se acabara. Haría todo por él, un millón de pequeñas veces.

Me:

¿Estamos bien?

Pedri 👶🩷:

Lo arreglaremos

Me:

Será la última vez que discutamos, ¿vale? 🥺

Pedri:

La última vez
🩷💛






















19 de agosto, 2022

La noche anterior me la pasé con una botella de champaña, intentando matar las penas. No pude dormir, pensando en Pedri y en la "discusión" de la charla. Mis pensamientos no paraban, corrían por mi mente y la angustia, no que tal vez por culpa de mi bocaza lo había arruinado.

Yo no quería hacerle daño a Raúl, pero se la hice a Pedri y también a mí. Y como bonus, Bruno me estaba llamando y tampoco sabía cómo decirle que no, si con Raúl fue complicado, con él era mil veces peor.

No quería hacerle daño a nadie y eso me atormentaba.

Mis padres ya habían llegado a primera hora. Desayunamos juntos como en familia, papá se mantuvo en silencio y mamá estaba emocionada por lo que haríamos hoy. Otra sesión de fotos.

Me gustaba, pero eso de muchas sesiones ya era agotador. No me mal entiendan, me gustaba, pero mamá se lo estaba tomando muy profesional.

Mientras me maquillaban, mi madre notó que estaba distraída y que tenía ojeras profundas.

—¿Por qué estás tan distraída? —me preguntó con preocupación, observando las sombras bajo mis ojos—. ¿Qué pasó anoche para que tengas esas ojeras? Por Dios, Carla. No me digas que te has ido de fiesta.

La maquilladora debió de notar el enojo de voz de mi madre, ya que, tratando de suavizar la tensión, añadió:

—¿Es por un tío?

Un poco avergonzada, bajé la mirada y admití:

—Tal vez.

Mi madre se acercó y me miró con seriedad, pero con su "cariño" que me daba.

—No debes enfocarte en eso ahora. Tu carrera es lo más importante y debes estar al 100%.

Me quedé callada, pensando en que mi madre no sabía que mantenía una relación con una de las estrellas del fútbol de la ciudad. Tal vez no se lo tome tan bien.

Y bueno, puede que Pedri y yo tampoco estemos tan bien. Mi cabeza se enredó y se imaginó en las miles de posibilidades que habían entre Pedri y yo. ¿Y si no eramos el uno para el otro?

La mano de mi madre acarició mi hombro, dándome "ánimos".

—No pienses en ello, Carla. Aunque no lo creas, es mejor enfocarte en tu carrera y futuro, luego tendrás tiempo de encontrar a alguien o tu padre puede hablar con uno de sus socios y presentarse a uno de sus hijos, en un futuro podrían… casarse.

A veces pensaba que mamá se drogaba.

—¿Qué dices, mamá? —respondí incrédula.

—Es una buena opción, tienen clase y dinero —insistió ella, con una expresión soñadora.

—Mamá… —mi voz se quebró, pero decidí callarme. Era mejor dejarla divagar.

—Ya no hablemos de ello —dijo algo razonable—. Mejor te daremos la buena noticia.

Al menos que me digan que Taylor Swift venga a España, resolvería mis problemas.

—¿Preparada?

—Por supuesto.

—¡Participaras en el desfile benéfico…!

La emoción de su voz pasó a segundo plano.

Pedri me traía muy mal.

Mamá siguió explicándome. Se notaba lo emocionada que estaba.

—Es una gran oportunidad.

—No soy modelo.

—Pero eres bella y estilizas muy bien.

Bajé la mirada y mamá me regañó.

—No sé lo que te está sucediendo, Carla. Tú no eres así.

¿No era así?

Nunca me había peleado con mi pareja y no podía contárselo a nadie. No podía recibir ni un consejo salvo de mi propia mente que no tenía ni puta idea de lo que hacer.

Tal vez, si se lo contaba a mamá, me diera un abrazo. No podíamos tener la mejor relación, pero era mi mamá; se suponía que tenía que ayudarme y decirme que todo estaría bien.

—¿Qué sucede cariño?

¿Si se lo decía?

¿Me apoyaría? ¿Me daría un consejo? O ¿me diría que me alejé de él? Si todo se arruina, más de lo que ya estaba.

—Nada, Taylor Swift, que no viene a España —fingí una sonrisa—. Líos míos.

¿Y si la raíz de todo esto era el secreto que manteníamos?

—Cuéntame más del desfile.

Se vio la emoción en la voz de mamá, quién siguió contándome y en un movimiento de manos llamó a la maquilladora para que terminara con su trabajo.

Era una gala benéfica para mujeres en situaciones de violencia doméstica. Me llamó la atención y me concentré en ello. No era modelo profesional, pero me pondría a practicar. Crecí viendo pasarelas. Podía hacerlo, además era por una buena causa.

Pedri podía esperar y yo podía hacerlo.

















































Xoxo. Holiiiii seguimos con el drama

Mientras me leía el cap, en mi momento delulu pensé que si esto fuera una serie o película, la canción illicit affairs debería de estar el soundtrack

Una ronda de preguntas para interactuar :)

Sabemos el punto de Pedri y Carla
¿Qué piensan al respecto?

¿Creen que Carla se paso con la bromita o Pedri etaba bien celoso que se lo tomo muy a pecho?

¿Qué creen que podría pasar en el siguiente capítulo?

Carla no quiere hacerle daño a nadie y termino podrida 🫠

Tantas preguntas AAAAAAAAA
y nos toca esperar hasta el próximo domingo (esperemos que me vayan bien en los exámenes)

¡Espero que hayan disfrutado este capítulo tanto como disfrute yo escribiendolo! No olviden votar si les gustó y dejarme sus comentarios. ¡Me encantaría saber qué opinan sobre lo que está pasando entre Pedri y Carla! Sus votos y opiniones son muy importantes para mí. ¡Gracias por leer!

Lxs invitó a seguirme en redes e interactuen para que no se pierdan nada.

Por cierto vayan a ver un video que hice sobre este capítulo. Lo encuentran en mi tiktok 🥰

Ig: ancovi12
Tiktok: ancovi12

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 ©  a  n  c  o  v  i  1  2

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