3: Onditas
Narra Pedri:
2 de diciembre, 2021
Ser esclavizado por un chaval de 17 años era una tortura. No sé en qué momento acepté llevarlo a casa luego de un entrenamiento, pasaron los días y ya me encontraba llevándolo y trayéndolo a todos los lugares a los que quería. Fácil era decirle que no, pero en cierto sentido era buena compañía.
Mire a Gavi. Hablaba con una chica rubia a unos metros de mí. Estábamos detrás de un colegio muy prestigioso en Barcelona, ya había perdido la cuenta de los días en los que Gavi me había dicho que lo trajera por aquí. Perseguía a su exnovia y no era la misma chica con la que estaba hablando. Pensé que volvió a lo de antes, pero no. Esa rubia era la mejor amiga de Valeria, la ex bueno Gavi dice que no son "exs", digamos que es su... no tienen nombre.
Mire la escena que tenía al frente. Estaba en el coche y no podía escuchar la conversación que mantenían. Gavi le había comprado un libro, flores y café a Val, y se las estaba dando a la mejor amiga quien graciosamente se enojaba, me daba risa como sus ondas doradas se agitaban al reclamarle a Gavi. Después de su "discusión" y de que Gavi le rogara, acepto. Era la misma rutina de hace días.
La chica rubia se fue y Gavi entró al coche.
—No digas nada —ordenó cerrando la puerta.
—Ni tenía ganas. Ponte el cinturón —ordené lo último.
—Ya papá —Rodó los ojos y me hizo caso.
Unos minutos después puse en marcha el coche. Y lo hice minutos después porque Gavi quería ver el coche de Valeria pasar. No miento cuando digo que el chaval quería ver a su enamorada al menos por un segundo del día. Y la vio, apoyada en el cristal de la ventana. Fueron menos de un segundo.
Me puse en marcha para ir al entrenamiento.
—Detente —ordenó.
—Joder, ¿Y ahora que pasa?
Miró hacia la ventana —Que hija de puta.
Miré lo mismo que veía él y vi a la chica rubia, entregando una rosa a cada persona que se le cruzaba por el camino. Mis ojos vieron como tiraba el café a un contenedor de basura.
Pare el coche.
Gavi bajo —Oye.
Llamó la atención de la "onditas doradas" quien al mirarlo salió corriendo. Lo más prudente hubiese sido correr y meterse a las instalaciones y así perderlo. Pero no, corrió en dirección contraria. Gavi la persiguió.
Tuve que seguir manejando y me demoré en ir a buscar al fosforito de Gavi. Lo encontré detrás de la escuela, hablando con la chica. Esta vez estuve más cerca que pude escuchar su conversación y también la voz de la rubia.
Se notaba su tono de niña pija, dulce, demandante y a la vez gracioso.
—Le hiciste daño y crees que unas flores, café y libro van a remediarlo.
—¡Sí! Quiero darle un detalle.
—Pues deberías de dárselos tú mismo. Yo no se los daré.
—No querrá verme.
—Tienes razón. Es mejor que desaparezcas de su vida.
Le dio una fulminante mirada e iba a dejar a Gavi con la palabra en la boca. Él la detuvo.
—Carla. Sabes que la quiero, joder. La amo.
Se me hacía raro escuchar esa faceta de Gavi. Lo que hacía el amor.
—Debiste pensarlo antes de abandonarla.
—Carla, por favor.
—Nada de por favor. Ya te ayudé mucho porque pensaba que Val y tú eran end game. Te ayudé a colarte en el instituto, te dije los libros que quería, les di momentos a solas y la convencí de hablarte. Porque mierda eras un puto extraño y mi única razón fue "Le gusta Taylor Swift" habla con él. Y tú tiraste todo eso a la basura.
—Pero...
—Sí tanto la amas búscala tú, invítale un café y no le des rosas porque lo único que lograrás es que lloré por Mar. Regálale más libros y sé el mismo chico dulce de antes. Hazlo y tendrás una oportunidad.
Gavi se quedó callado. Carla antes de irse le dijo: —A ver si eres lo suficiente macho para mirarle a los ojos.
Se fue. Golpeando el hombro de mi amigo, él se quedó por unos segundos parado en la acera. Se le veía decaído y perdido. Toqué la bocina para hacerlo reaccionar.
—¡Llegaremos tarde al entrenamiento! —grité.
Él apresuró el paso y antes de subir al coche vio lo mismo que yo. Una chica a unos metros de nosotros, grabándonos.
—Mierda.
¿Acaso grabó toda la escena de hace unos segundos?
No tiene caso decir cómo logramos que la chica subiera al coche. No fue difícil. Miré a la niña que parecía de unos 13 a 14 años, llevaba el mismo uniforme que onditas doradas y no dejaba de chillar diciendo "Omg estoy en el coche de Pedri".
—¿Cómo te llamas? —preguntó Gavi.
—Ma-Maria, pero dime el amor de tu vida.
Mordí el interior de mi mejilla para no reírme. Gavi si se rio, pero no escandaloso.
—Vale. María, podríamos hacer un trato.
—¿Follar? Claro. No me importaría hacerlo con ustedes —Nos guiñó y humedecido sus labios con su lengua.
Me quise reír ¿Qué les pasaba a las niñas de hoy en día?
—Te tengo una mejor propuesta.
—¿Qué?
Miré a Gavi, curioso con lo que diría.
—Un beso de Pedri y borras el video. Todos felices —Sonrió de oreja.
Quise golpearlo.
—Está mejor la anterior propuesta. Follar con los dos.
Mierda.
Gavi la convenció de solo un beso en la mejilla. Una foto y un saludo. La chica borró el video y por fin pudimos ir al entrenamiento.
—¿Recuérdame porque te sigo haciendo caso?
—Porque me amas —Sonrió arrogante y me lanzó un beso para salir corriendo hacia la cancha.
Horas después volví a ser el chófer de Gavi. Nos detuvimos unos minutos a firmar camisetas y tomarnos fotos con fanáticos. Puse el coche en marcha, almorzamos y lo llevé a donde lo estaba llevando en los últimos días. El campus del bachillerato donde estudiaba Valeria. Era la misma rutina de siempre. Seguir a Valeria por unas cuadras. Ella no se daba cuenta de que un coche la perseguía, estaba perdida en un libro y en la música que escuchaba.
—¿Por qué no le hablas?
—No sabría que decirle —murmuró sin apartar la vista de la castaña.
—Empiezas con un "hola" le sigues con "te he estado persiguiendo por estos días y me he dado cuenta de que fui un gilipollas, un gilipollas que te ama".
—No puedo.
—¿Por qué?
Pablo se quedó en silencio. Miré a la chica, se subía al coche. Su chófer pasaba por ella.
Gavi me miró y juro que los sentimientos del chaval eran sinceros.
—Porque tengo miedo a que me miré con odio.
No supe qué decirle, le dije lo que siempre decían.
—Del odio al amor hay un solo paso ¿verdad?
—No ayudas.
Puse el coche en marcha y tuve una última mirada de Valeria. Se veía muy mal, no era la misma que conocí se notaba en su mirada. Se veía apagada.
Cuando la conocí tenía algo en su mirada. Un brillo de ganas ante la vida. La conocí y quizás Gavi se equivocaba, Valeria no podía mirarlo con odio. Lo sospechaba y estaba 95% que ella nunca lo miraría con odio. No la conocía mucho, nuestro primer encuentro fue en la ciudad deportiva. Salía de entrenar e iba a mi coche, ella estaba apoyada en otro de los vehículos. Me vio y me preguntó "¿Juegas en el primer equipo?" Le di la respuesta y volvió a preguntarme "¿conoces a Gavi?" Ese mismo día lo conocí en el entrenamiento, un chaval de 16 años que era algo tímido, pero que cuando lo conocías más al fondo te das cuenta de que tenía una gran energía. "Lo conozco" le respondí. Ella me miró con ganas de decirme algo, se lo pensó y habló "Sé que Gavi tiene 16 y que quizá lo vean como un niñato, es algo introvertido cuando no tiene las confianzas, pero cuando lo conoces te das cuenta de que tiene un cohete en el culo. Es una maravilla de persona y está muriéndose de los nervios, por estar en un punto muy importante de sus sueños. Ha sido su primer día y quizá parezca muy tonto y metiche decirte esto, pero te ves más o menos de su edad, así que ¿Puedes ser su amigo y prometer que no dejaras que se meta en problemas?"
Se notaba lo preocupada que estaba por él, no pude darle una respuesta verbal porque justo salía Gavi y apenas vio a la chica, ambos corrieron a abrazarse.
Su mirada era diferente.
Muy diferente a la de ahora y a la de hace casi dos meses, cuando la volví a ver. Acababa de dejar a Gavi en la casa de sus padres, ellos no estaban y su hijo aprovechó para llevar a una chica. Se suponía que solo la había invitado a dormir, ya que estaba lloviendo y su casa quedaba algo lejos. Los tres recién salíamos de fiesta y yo era el único que tenía coche, los llevé. Me estaba quedando dormido en la habitación de al lado y empecé a escuchar gemidos. No era necesario ser adivino para saber lo que estaban haciendo, los gritos de Cayetana me daban suficiente que pensar. Justamente tocaron el timbre, ya era de madrugada lo quise ignorar, pero volvieron a tocar. Fui a ver de quien se trataba y me sorprendí de ver a Valeria, estaba empapada a causa de la tormenta, sus ojos estaban rojos y llenos de lágrimas.
—Hola... yo... —Se contenía para no llorar, pero las lágrimas la delataban—¿Puedo ir a ver a Pa...? ¿Gavi?
Por un segundo creí en dejarla pasar y así Gavi capacitará al verla. Pero, Valeria ya se veía lo suficientemente destrozada para que le sigan rompiendo el corazón.
—Está en su pueblo —mentí—Venía a por algo que me olvidé, pero no lo encontré —Volví a mentir.
La vi toda empapada y me dio tanta pena. Era una jovencita de 17 años que había perdido a su mamá, no podía imaginar todo lo que estaba sufriendo. Me quité la chaqueta y yo mismo la abrigué.
—¿Quieres que te lleve a tu casa?
—No es necesario.
—Hay una tormenta. Y estás empapada. Te puedo llevar ¿Vale?
Con sus ojos rojos y susurro que apenas si se escuchó por culpa del sonido que provocaba el agua chocar contra la acera.
Fuimos hasta mi coche, le abrí la puerta y encendí la calefacción.
—Perdona por empaparte el coche —Percibí las grandes ojeras de noches sin dormir, sus labios estaban azulados a causa del frío. Suponía que estaba helada y lo comprobé cuando agarre sus manos para darle calor.
Recordé lo que un día Gavi me dijo:
"Ella ama el café"
—¿Quieres ir por un café?
Vi en su mirada que no quería incomodar por eso le dije —Muero por uno. Te invito uno. Va.
No era de tomar café. Pero tomé un poco por una amiga.
25 de enero, 2022
Un espantoso sonido me hizo abrir los ojos. Maldije en voz alta y estiré mi brazo hacia donde había dejado el móvil, era la alarma. Joder. No daba con el móvil y tuve que mirar hacia la mesita noche. No era la alarma, era una llamada.
Vi el nombre.
Gavi.
Volví a cerrar los ojos e ignoraría el sonido, lo estaba logrando, ya me estaba volviendo a quedar dormido. Pero, las caricias de unas manos en mi espalda me hizo abrir los ojos y escuché una voz que no podía ignorar.
—Guapo, puedes apagar el móvil.
Era la voz de una chica ¿Quién era?
Giré para verla y la reconocí. Amiga de Cayetana, ayer cenamos, charlamos, me pidió que la llevara a su casa, pero terminamos en una habitación de hotel, haciendo de todo.
—Apágalo —pidió acurrucándose a mí.
Mierda.
Me removí incómodo y agarré el móvil.
Seguía siendo Gavi.
La chica seguía a mi lado y me miraba con unos penetrantes ojos oscuros. Intento besarme, me aparté. Mis pies tocaron el piso y contesté la llamada, sostenía el móvil con mi hombro y oreja, empecé a buscar mi ropa interior.
—Al fin contestas —habló Gavi.
—¿Has visto la hora?
—Los que madrugan, dios los ayuda —dijo sabiendo y continuó—¿Me haces un favor?
—Pedri ¿por qué no vienes aquí y me follas? —Miré a la chica, estaba desnuda en mi cama.
Joder. No mentiré al decir que no me ponía.
—¿Estás con una mujer? Hombre, tú no pierdes el tiempo —Gavi seguía en el teléfono.
—Te voy a colgar.
—No. Tío, hazme un favor.
—Pedri, follame.
Miré a la chica, los recuerdos de anoche vinieron a mi mente. Gritaba mucho, pero sabía lo que hacía, sus movimientos y en donde tocar.
—¡Pedri! —El grito insistente de Gavi me hizo dejar de mirar a la chica. Salí de la habitación, no sin antes decirle a la chica que se vaya no sin antes desayunar.
No era de repetir. Luego se enamoran.
Estuve en el mini salón de la suite, era como un pequeño apartamento. Empecé a vestirme para irme.
Era un capullo, lo sé. Las usaba para el sexo, pero ellas también buscaban lo mismo, sexo, fama y dinero, no era excusa, bueno, lo era para mí. No buscaba enamorarme, solo buscaba distraerme como cualquier joven de 19 años.
Le hablé a Gavi.
—¿Qué es lo que quieres?
—Valeria se quedó a dormir conmigo.
—¿Y? ¿Quieres que te lleve condones? Ya estás en la edad de que si follas, los compres.
—No. Quiero que vengas a recogerme, porfis.
—No es muy temprano para pasar por ti.
—Lo es. Pero, Val tiene clases. Y no quiere que llegue tarde o se meta en problemas.
—Pide un taxi.
—Por el momento no quiero que sepan de Val, el taxista me pedirá fotos y ¿si una fan la ve?
—Y tú crees que si voy, ¿no llamaré la atención?
—Sí, se fijarán en nosotros y no en Val. La conozco y sé que se esconderá en la parte trasera del coche.
—¿Por qué no vas en bici? —pregunté con ánimos de cabrearlo.
—Joder, ¿me llevarás o no? —preguntó histérico.
—Chaval, recuérdame ¿Por qué te sigo llevando?
—Porque me amas. Además de que serás mi padrino cuando Val y yo nos casemos.
—Joder
Ya pensaba en casarse.
—Será mi futura esposa. Te espero, puntual.
Corte la llamada. Me tomé el tiempo de vestirme y asearme, al estar listo me fui.
Fui a La Masía. Estuve esperando unos minutos hasta que los dos tortolitos salieron, vi como Val codeaba a Pablo y hablaban de algo que no lograba entender. Entraron al coche.
—Hola, Val.
—Hola, Pedri.
Le sonreí a la castaña. Se veía algo feliz, miré a Gavi y tenía una sonrisa de oreja a oreja.
Ellos habían follado.
—No está prohibido el ingreso de chicas —Había reglas y era obvio que Gavi las había roto todas.
—Por eso salimos por la parte trasera.
Miré a ambos. Era obvio que habían follado.
—No preguntaré qué es lo que estuvieron haciendo.
Valeria se sonrojó. Quizá al recordar.
Ambos hablaron al mismo tiempo.
—Jugando cartas.
Conduje hasta ir a la escuela, Valeria no me dijo donde quedaba, pero por obvias razones yo ya lo conocía. Me reí cuando en una esquina había fans y Val se escondió en los asientos traseros, Gavi tenía razón.
Llegamos detrás de la escuela. Mis ojos dieron con una chica rubia, era la misma de todos los días. Aparque y se acercó, note la sonrisa que traía, era esa sonrisa que te daban las personas que siempre estaban alegres, esa sonrisa que podía ocultar muchas cosas. Ella parecía no ocultar nada, parecía esa niña pija que tenía una vida perfecta. Parecía...
—Hola Val, hola Gavi, hola... —Se fijó en mí, fue la primera vez me vio. Fue la primera vez que nos miramos a los ojos.
Aprecie el verde de su mirada. No era de un color verde intenso, era de un verde bajo, opaco, pero a la vez intenso. Era un verde que me dejó embobado, un verde que me dejó mirándola y queriendo descifrar qué tono de verde era.
—Soy Pedri
Continuamos viéndonos y me pregunté si ella también se había quedado hipnotizada por mí. Quizá sabía quién era, era famoso en esta ciudad. Las mujeres se morían por mí.
—Carla...
Estaba preparado para que me dijera si podíamos tomarnos una foto. No dijo nada y Gavi tosió, cortando el rollo.
Miraba a Carla, su sonrisa, miraba a su amiga y sus ondas doradas se agitaban por el viento.
No me conocía. Ella no tenía ni puta idea de quién era.
Se acercó para despedirse y sus mofletes parecieron Dos grandes cerezas cuando casi nos damos un pico. Fue un movimiento para nada sincronizado, ella se murió de vergüenza y de igual forma se despidió de mí con dos besos en la mejilla.
Me fijé en ella y tenía la sospecha que ella me miraba de vez en cuando. Las dos chicas se alejaron y Gavi se montó al coche. Suspiro viendo a Val alejarse.
—¿Está mejor? —pregunté poniendo el coche en marcha.
Le contesté.
—Creo que sí.
Era muy temprano para ir a entrenar, decidimos ir a mi casa a desayunar. Gavi no dejaba en paz el móvil.
—¿Le hablas a todos tus ligues? —preguntó Fer al notar lo apresurado que Gavi escribía en el móvil.
—Les está diciendo que ya no está disponible. Valeria lo tiene muy amarradito.
—¿Valeria? ¿Ha conocido a otra tía y va follando con ella más de dos veces? —Fer miraba asombrado a Gavi, quien por primera vez desde que llegamos, dejaba de lado su móvil.
—¿Por qué no cierran la boca?
—Valeria es... —Miré a Gavi y recordé lo que me dijo en la mañana—. ¿Cómo le dices, chaval? —Me hice el pensativo cuando la verdad ya tenía la palabra en la punta de la lengua—. Mi futura esposa —remedé y al terminar me reí.
Mi hermano me siguió. Gavi nos miró con su típica cara de culo y nos enseñó su dedo de en medio.
—Jódanse.
Lo seguimos cabreando y riéndonos. Fuimos a entrenar y al terminar, en los vestidores Gavi seguía con la cabeza en el móvil.
Le tiré una colleja, él me empujó.
—¿Qué tanto haces?
—Planeo una cita.
—¿con el doctor?
—Idiota. Una cita con Valeria.
Ese tipo de citas.
—¿Por qué no la llevas a cenar y ya?
—Se nota que nunca has tenido novia.
—Lo dice el experto en mujeres.
—Soy experto en Valeria.
—Ala
—Idiota. Me voy a reír de ti cuando te enamores.
—No pienso hacerlo.
—Te va a chocar muy fuerte y me voy a reír.
—Anda dúchate, que apestas.
Rodó los ojos y se fue.
Me quedé reflexionando en lo que me dijo. Sobre enamorarme, no pensaba ni quería hacerlo, no por el momento. Estaba bien como iba, soltero, enfocado en mi carrera, disfrutando de la vida.
Al finalizar la noche, revisé Instagram. Algunos mensajes. Deslice mi dedo por la pantalla, actualice la bandeja de entrada y vi un mensaje que me llamó la atención.
Era ella.
Carla. Se disculpaba por lo de la mañana. Le contesté y empecé a seguirla. Le di al botoncito de seguir y me fijé en su foto de perfil.
Onditas debía de tener a muchos tíos detrás de ella.
6 de febrero, 2022
El Camp Nou estallaba en cantos. Escuchaba como gritaban mi nombre al pasar por el túnel, habíamos conseguido una victoria. Un partido muy importante para el club.
Ganamos por cuatro a dos.
Caminaba por el túnel que nos llevaba a los vestidores. La celebración y gritos de euforia no se quedaron atrás, aunque estábamos cansados.
Escuché que Ansu, uno de mis compañeros mencionaba sobre una fiesta. Le presté atención, pero desapareció al ver esas onditas y esos ojazos verdes, que cuando me vieron se achinaron en una sonrisa. Sonrió. Y esa sonrisa se agrandó cuando le di mi camiseta.
¿Por qué se la di?
No sé en qué momento decidí que la fiesta sería en mi casa. Me corrijo, decidieron. Estaban la mayoría de los jóvenes jugadores del Barça, algunos con sus novias y otros con sus ligues. Estábamos en el sofá; Nico, Gavi, Ansu, Balde, hablando sobre el partido, la conversación cambió a chicas.
—¿Valeria va a venir? —Nico, le pregunto a Gavi.
—No —jugó con su vaso de coca cola.
Los tortolitos estaban más cerca de reconciliarse. Hace unos días, me encontré con Carla, la amiga de Valeria. La llevé a su casa y puede que la convenciera de que ayudará a Gavi a reconquistar a Val. Creo que lo estaba logrando. Pero Gavi era un bruto.
—Joder. Eso significa que Carla no vendrá.
Miré a Nico cuando mencionó a la rubia ¿A qué se debía tanto interés?
—Sí quieres que venga, fácil y le puedes escribir —Gavi se encogió de hombros.
—Sería más fácil si tú no la hubieses cagado con Val.
—Tío es verdad —señaló Ansu—. Estoy de testigo que babeas por ella y cuando por fin te hace caso, le terminas.
—Gavi es una Bestia —Se burló Ale.
Gavi era un tío fácil de cabrear y no era la excepción. Frunció las cejas y apretó su vaso de coca cola.
—Al menos yo tuve una relación por más de dos meses, cabrones.
—Follar con la misma chica, debe de ser aburrido —mencioné recordando todas esas noches en las que traía chicas diferentes a distintos hoteles de la ciudad.
—¡Son unos cerdos! —Sira gritó al escucharnos—. Pero que asco —La novia de Ferran, uno de mis mejores amigos me señaló—¡Ni se te ocurra meterle ideas a Ferran!
Alcé las manos en son de paz.
—Yo mejor me voy —mencionó Gavi y se puso de pie...
A alguien le ponía nervioso cada vez que mencionaba a Valeria.
No tenía nada en contra del amor, pero a esta edad lo veía innecesario ¿Por qué amarrarse a una persona cuando podías disfrutar y probar cosas nuevas?
Yo estaba a gusto estando soltero.
No debía dar explicaciones a ninguna mujer, salvo a mi mamá.
Además, los polvos no me faltaban.
—¿Quién es Valeria y por qué Gavi se pone así? —preguntó Cayetana llegando a mí. Era obvio que había escuchado nuestra conversación.
Fer quien también había escuchado, se sentó a mi lado y respondió por mí:
—El nuevo ligue de Gavi.
La cara de Cayetana cambió a unos celos, apretó los labios ligeramente y murmuró "Ya haré que la olvide". Y persiguió a Gavi.
Ese era el claro ejemplo del porqué no follaba dos veces con una chica. Luego se obsesionan. Un ejemplo: Cayetana. Gavi follo varias veces con ella y ella se tomó el título de ser su "novia", cuando en realidad no eran nada.
Les gritaría un "No follen en mi habitación" pero estaba seguro de que Gavi no la volvería a tocar. Gavi podía ser un bruto, pero estaba dispuesto a volver con Valeria y era por eso que estaba ignorando a Cayetana y a todas las chicas con las que hablaba.
De igual forma fui a mi habitación a cerrar la puerta con pestillo, había más parejas y ligues, hormonales.
Hice lo que tenía que hacer y escuché como Gavi rechazaba a Cayetana. Volví a mi camino y cuando llegué al inicio de las escaleras, unos ojazos me atraparon.
—Hola...
¿Estaba nerviosa?
—No sabía que vendrías.
Me tomé el atrevimiento de darle un buen vistazo. Llevaba maquillaje, sus labios rojos que combinan con su vestido de tiritas.
—Planes de último minuto. Por cierto ¿Dónde está el baño? —preguntó y mi mirada se puso en sus pechos, el vestido tenía un escote que resaltaba esa parte.
Deje de ver al recordarme que tenía ¿16? Era menor de edad y seré un capullo, pero prefería no meterme con niñitas.
—Es el último del pasillo —Me limité a decir.
—Gracias.
Paso por mi lado.
Esta chica tenía algo. Algo que me hacía mirarla. No era la primera vez que la veía, ya habían sido como 3 veces más, sin contar que hablamos poco por Instagram. Carla me llamaba la atención. Pero no había nada en especial en ella.
—¿En qué piensas? —preguntó Ferran, sacándome de mis pensamientos.
—En na...
No termine, justo veía como Carla y Gavi bajaban, se reían de algo y luego él la detenía, estuvieron en una clase de jueguito por unos minutos, él la detenía y ella avanzaba. Me pregunté ¿qué pasaba? Su juego terminó cuando ella caminó decidida a... ¿Nico? Mierda no era a él, era a mí. Se sentó a mi lado. Su rodilla chocó con la mía, la vi y me sonrió.
Tal vez si me conocía.
Tal vez si era una de mis fans.
En una de nuestras conversaciones por Instagram mencionó que le gustaba el fútbol, suponía que era del Barça, la mayoría de gente que vivía en Barcelona era culé. Tal vez ella si me conocía de lo contrario ¿Por qué se sentó a mi lado, teniendo otros asientos libres?
Esos pensamientos quedaron en el olvido. Carla quedó en el olvido por unas horas, pasó de mí. Estuvo hablando con Fer y pensé que se sentó a mi lado para estar con él. Estábamos él, ella y yo.
De un momento para otro, los dos desaparecieron de mi radar. Cayetana se sentó a mi lado, su muslo chocó con mi rodilla. Llevaba un vestido corto.
—Has jugado muy bien hoy.
—Gracias.
Sus ojos eran azules y engatusadores. Era muy sexy y ella lo sabía. Lo usaba a su favor, sabía lo guapa que era, sabía que todo hombre se moriría por estar con ella.
—Oye, Pedri —Mordió su labio inferior y me sostuvo la mirada—. Ya me iré a mi casa, ¿me podrías prestar una chamarra?
Me miró coqueta, sonrió de la misma manera, discretamente y solo para que yo la vea, se alzó un poco el vestido, su mano se puso en mi muslo y apretó.
—¿Me prestas una chamarra? —Volvió a preguntar, mirando mi boca, luego bajó su mirada a mi entrepierna, sonrió ladeada y atrevida señaló su cuerpo con su mirada.
—Vale.
No lo pensé.
O bueno sí.
Pero no con el cerebro.
Fuimos al segundo piso y cuando estuvimos lo suficiente lejos, la acorralé contra la pared.
—¿Por qué no esperas a llegar a tu habitación?
La verdad es que no me apetecía llevarla. Invitarla a mi cama, sería invitarla a dormir. Y no. No iba conmigo.
No le conteste. La besé y ella me siguió el beso. Un beso que no significaba nada.
—Que impaciente.
Una de sus piernas se enrolló en mi cadera, frotaba su intimidad contra la mía. Una de sus manos apretó mi hombro y la otra bajo mi miembro, tocó por encima de la tela y con total experiencia se metió por debajo de mis vaqueros y bóxer, movió su mano por mi polla. Alcé su vestido, me deshice de su tanga. Ella se encargó de bajarme los vaqueros y masturbarme. Saqué un preservativo, lo coloque en mi polla y me encargue de tener el control.
—¡Mierda! —gimió Cayetana al embestirla.
Empecé a moverme rápido, sus gritos de placer se escuchaban por todo el pasillo. Entre sus gemidos, escuché una tercera voz.
—Joder.
Miré hacia donde provenía esa voz, pensé que era uno de los muchachos interrumpiendo. Pero no, era onditas.
No me detuve en lo que estaba haciendo. Le sostuve la mirada, ella estaba completamente roja, no se movía, hasta que un gemido de Cayetana la hizo reaccionar. Cerró los ojos fuertes, dio media vuelta y salió a pasos rápidos.
—Ya llegó —jadeo la rubia, avisándome.
Me moví más rápido, buscando más placer. No sé qué le pasó a mi cabeza, pero ese rubio fresa, se convirtió en uno dorado, sus ojos azules a unos verdes y sus labios cambiaron a unos rojos.
Llegué al orgasmo creyendo que era Carla.
¿Le tenía ganas?
Xoxo. Este capítulo estuvo intenso 😮💨
Pedri una joyita
Carla tan mona
Lloramos por Val
Y sentimos un amor odio por Gavi
Pedri menciona que Cayetana se creía la novia de Gavi, en su mente le puso los cuernos 😂
Espero les haya gustado. En esta historia no habrán ❝months before❞ pero trataré de dar pequeños flashback en algunos momentos, también les quería decir que van a ver capítulos narrados por Pedri como este.
Comenten que les pareció el capitulo y no se olviden de votar.
Tratare de subir un capítulo por semana 😋
No sé qué me pasa con esta historia que me distraígo y no me pongo a escribir. Miento, sí sé lo que me pasa, aún no superó a Valeria y a Pablo, es por eso que cuando escribo pienso en ellos y quiero escribir sobre ellos. Pero no se preocupen, me enfocaré en esta historia.
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