10: A veces desearía ser Valeria.
4 de abril, 2022
Un beso en la mejilla, era una indirecta de coqueteo. Un coqueteo del cual pensé que sería simultáneo por la manera en la que su mano se posó en mi cintura. Su barba de 3 días raspó mi mejilla y al irme alejando, creí que me devolvería un beso.
Solo lo creí. Porque en vez de besarme, despeino mi cabello con una de sus manos, como si yo fuera una especie de niña chiquita.
—Amigos —murmuró con una sonrisa que transmitía sinceridad y de la cual reconfortaba mi corazón, pero también lo golpeaba como un saco de boxeo.
Pedri me abrazó, pero no era uno de esos abrazos que se daban los amantes, era como de esos abrazos que se daban los hermanos. Lo sentía así, de su parte.
—Eres como mi hermanita, tan chiquita.
Auch. Auch. Auch.
Golpeó las ilusiones que se hacía mi corazón y golpeó mi garganta creando una presión que me incitaba a querer llorar.
—No soy tan chiquita, soy casi de tú mismo tamaño. Y nos llevamos 2 años, no soy chiquita.
«Por favor, date cuenta de que no quiero que me veas como tu hermanita» , pedí en mi mente.
—Lo sé, pero nunca he tenido una amiga mujer y siempre he querido una hermanita, tú eres la que más se asemeja a algo parecido.
Auch.
—Vale —Me quedé muda y solo me dejé abrazar por él, en una forma de consuelo que rompía y pegaba mis ilusiones.
—Me perdonas.
—Eres un gilipollas al pensar que fallaría con Gavi, IU o sea es champiñón. Que asco.
Fingí arqueadas y él se rió.
—Creo que eres la primera chica en Barcelona que le daría asco follar con Gavi. Todas quieren con él.
—Casi todas, cariño.
—Casi…
—Todas las tías quieren contigo y con Gavi.
—Menos tú.
—Menos yo.
A excepción de que si quería estar con él.
—¿Entonces me perdonas?
—Sigues sin conocerme, yo puedo ser muchas cosas, pero nunca una hipócrita cínica.
—Solo até mal los cabos.
—Suerte que eres bueno en el fútbol, porque para deducir das asco.
—Perdón.
Hacerse la difícil era el plan.
Sus gritos en el coche regresaron a mi mente. Me daba cólera de tan solo pensarlo. Me hizo llorar a escondidas en el baño y maldecirlo un par de veces jurando que no le volvería hablar. Pero cuando lo vi al abrir la puerta, con un ramo de mis flores preferidas y un pez dorado, me dio burbujas de esperanzas de que quizá le gustaba un poco, pero solo eran burbujas que se desvanecen con facilidad. Él las pinchó al llamarme “hermanita”.
Tal vez…
Tal vez sí debería de olvidar esas ilusiones con él y solo ser su amiga o aceptar ser su amiga y poco a poco enamorarlo.
—Te perdono si nos conocemos…
—Cualquier cosa.
—Vale, empiezo yo. Tengo una hermana y es una chihuahua.
—Tengo un hermano y es Fer.
—Amo el helado
—Amo las croquetas de mi madre.
—Aún voy al instituto.
—No termine el instituto.
—¿De verdad?
—Me faltó un año, estuve en las Palmas desde los 17 y luego fiché al Barcelona. Me enfoqué en el fútbol.
—En buena suerte, de lo que te libraste. Yo ando sufriendo con el examen de selectividad —Dejé caer mis hombros y mis labios se curvaron hacia abajo en una mueca de tristeza.
—¿Y cómo vas con eso?
—Pues estresada. No es que tenga miedo de desaprobar, soy la mejor de la clase, el problema es que… tu vida depende de un puto examen, voy bien con los estudios y pronto estaré en Madrid con mi mejor amiga.
—¿Por qué Madrid?
Resople.
—Es Madrid, la capital —La sonrisa se me fue agrandando y fui alzando una de mis cejas—. Además que ya conquiste Barcelona, debo de conquistar a los hombres de Madrid y luego a los de Londres.
Se lo dije con simpatía, en un baile de cejas. Él me miró divertido y a la vez sorprendido, como si no se esperara esa confesión de ir a buscar hombres. En parte no era cierto, solo era una especie de atrevimiento en donde le gritaba que yo no era una niña.
—Supongo que te irás en unos meses.
—Esa…
Me iré. Eso quería decir que dejaré mi casa, a mis padres y a cualquier tonta idea de enamorar a Pedri. Y quizá él ya no caiga ante mis encantos porque sabrá que me iré.
—Esa es la idea —No lo había pensado de esa forma—. Estaré sola…
Pánico.
—Pero tendrás a Valeria.
Era verdad. La tendría a ella, viviría con mi mejor amiga y crearía nuevas experiencias.
—La tendré — afirmé y para darle señales, agregué—. Y también irás a visitarme ¿verdad?
Pase mi brazo por su espalda y esta vez fui yo quien lo abrazó. Lo escuché reír y su voz me dio otra ilusión.
—Iré a verte.
—Y yo también iré a verte cuando juegues en el Bernabéu.
Hice mi tarea.
—Te conseguiré entradas.
—El mejor —Iba a aprovechar la cercanía entre los dos para darle otro besote en la mejilla o mejor en la boca… pero, todo se quedó en una idea atrevida cuando la puerta se abrió de golpe.
Mis dos madres se asomaron, me miraron a mí a Pedri, yo abrazándolo y él con su brazo en mis hombros.
—Carla, cariño… —Empezó mi madre Isadora y terminó por ella, mi otra madre quien añadió:
—Con la puerta abierta, pequeña.
Mi madre terminó de decir la última palabra y Pedri se alejó de mí como si tuviera una enfermedad sin cura alguna. Mantuvo su distancia y mirando a mis madres dijo: —Solo somos amigos.
—Eso dicen todos.
—Con la puerta abierta, cariño.
Y se fueron, sonriendo con la elegancia que les caracterizaba.
—Madres —Rodé los ojos y me dejé caer en la cama, pensando en lo insoportable que eran, pero también en lo bien que me hacían—. Tener dos mamás puede ser muy pesado, pero también es demasiado bueno, tener dos figuras maternas significa terapias de hacernos las uñas e ir de shopping … También cuando papá no me quiere dejar salir, ellas las convencen.
—Te taparán tus ligues.
—Eso lo hacen mis amigas —Le guiñé—¿Cómo son tus padres? —pregunté para saber algo más de él.
—Pues… son grandes personas, no viven conmigo, de vez en cuando vienen…
—Eres de Tenerife ¿verdad?
Lo pregunté como si no lo hubiese stalkeado desde el primer día que lo conocí.
—Sí ¿has ido?
Fácil era mentirle para ganar puntos extras, pero no tenía idea de su isla y no me arriesgue mucho.
—No.
—Deberías ir y probar las croquetas de mi madre.
—Pues lo apuntaré para mis vacaciones y todos estarán felices.
Sonrió —Podemos ir juntos.
Tres palabras y las ilusiones ya estaban más presentes hasta las nubes. “Podemos ir juntos” algo simple pero un grito de querer pasar tiempo conmigo.
—como amigos
Claro, como amigos.
Ay Pedrito, fui criada por Taylor Swift, era un hecho que te enamorarías de mí.
Me quedé embobada viendo sus ojos, mordí mi labio en un auto reflejo y para no quedar tan expuesta le pregunté acerca de su familia.
—Debes de extrañarlos
—¿Quién no extrañaría a su familia? Aunque hablemos todos los días por el móvil, siempre se echa de menos un abrazo de tus padres y sentirse seguro estando con ellos.
—Es fuerte, pero al menos cumples tus sueños.
—Sí, no creí llegar al Barça…
—¿Por?
—Aunque no lo pienses el Madrid me rechazó y a veces uno piensa que no es tan bueno y que debe de mejorar, pero luego fiché por el Barcelona. Un sueño y aquí estoy, mejorando todos los días.
Mientras él hablaba a mí se me hacía imposible no mirarle la boca. La carga de mi batería “sin vergüenza” estaba al 99% un porcentaje más y me lanzaba a besarlo, tomarlo por sorpresa y arriesgarme a ser rechazada, pero mientras me acercaba a besarlo él volteó a mirar algo en mi pared. Me contuve de no besar su mejilla y quedarme quieta. Actuar como si no hubiese estado a punto de besarlo.
—¿Y tus sueños?
Su pregunta no me tomó por sorpresa y en un acto de pasar desapercibida por mi acto de “querer lanzarme” dije el gran sueño que tenía.
—Ir a un concierto de Taylor Swift
—¿Taylor Swift?
Mi boca se abrió hasta el piso.
—¿Cómo no la conoces? —pregunté ofendida —Sí, es la industria musical.
—¿Qué no era Bad Bunny?
—¡oh por dios! —Me alejé de él y le apunté con mi dedo —. ¡you didn't say that!
Le dirigí una mirada ofendida por no conocer a Taylor Swift, pero al mismo tiempo, decidí tomar esa oportunidad para enseñarle sobre ella. Entre la ofensa y la determinación, estaba lista para compartir la magia de la música de Taylor y convertirlo en un nuevo fan.
—¿Qué… qué dijiste?
Ignoré su pregunta y decidida me acerqué a él.
—Taylor Swift es la artista más icónica de nuestra generación —dije—. Fingiré que no escuché lo penúltimo que dijiste y te enseñaré sobre ella… tienes suerte de que sea su mayor fan.
Descartaba a un chico cuando no sabía nada de mi icónica rubia, pero era hora de darle una oportunidad a un chico y enseñarle la buena música. Encendí mi televisor y lo conecté con mi móvil, andaba más que preparada que hasta tenía una presentación sobre Taylor.
—Toma asiento, bananin y disfruta de esto.
—Ya, pero no me llames así.
Lo invité a sentarse en mi cama, apagué la luz y las diapositivas iniciaron con una suave melodía de Cruel Summer.
Después de toda mi presentación, con música incluida y explicándole las letras. Él me prestaba atención, mientras le compartía anécdotas y canciones emblemáticas de Taylor.
—Me das tu móvil.
—¿Para qué?
—Solo dámelo.
Fui mandona y él cumplió mi capricho. Entre a su Spotify y le compartí mi playlist de Taylor.
—Tantas.
—Siéntete bendecido y ya sabes, Taylor Swift tiene…
—Tiene una canción para todo.
—¡Muy bien!
Le di los cinco junto al anillo de papel que hice.
—Eso quiere decir que seguimos siendo amigos.
Me hice la pensativa, caminé en círculo y con una sonrisota hablé.
—Solo si me dejas llamarte bananin.
—Pero…
—Anda, es graciosísimo.
—No me gusta.
—Entonces no podemos ser amigos.
Me crucé de brazos.
—Carla, venga.
Lo ignoré.
—Vale, puedes llamarme Bananin.
Resoplo.
carlanunier ha hecho una publicación
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carlanunier el día de hoy 🫶🏻✨️
Esterbelmonte guapaaaaaa 😘😘😘
Fanstaylorespaña la mejor switie de toda Barcelona 😍
pedri 3 horas me hablaste sobre Taylor Swift
COMENTARIO BORRADO
pedrifans porque Pedri te comenta?????
Pedri8magic pedriiii, queeeeee?????
Pedrimiesposo es su prima, es normal que le comente.
Pedribarça pedri ya borro el comentario.
Pablogavi pobre pez, terminara 💀
Pablogavi 🤣🤣🤣
carlanunier @pablogavi 🫎😋
Gavimylife gavi le comenta 😫😫😫
Gaviheart gente es normal, Carla y Ester son mejores amigas. YvGavi sale con Ester!!! Es obvio que son amigos.
Pedri8magic ya. Pero y pedri???
Gaviheart @Pedri8magic ella es prima de Pedri, seguro ellos dos presentaron a Ester y Gavi.
Siramartinez 😍😍😍
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15 de abril, 2022
Estaba tan acostumbrada a intercambiar cartas con Pedri y contarnos sobre nuestro día a día, que me sorprendió ver a champiñón esperándome en un taxi.
—¿Y Pedri?
—¿No te alegras de verme?
—No.
—Mentirosa, si eres mi mayor fan.
—Calla, engreído ¿Dónde está Pedri?
—¿Por qué preguntas por él?
—Lo hago porque él me llevaba a casa.
Todos los días me llevaba a casa.
—Pues estás de suerte hoy, yo te llevaré —Sonrió de oreja a oreja como si fuera la gran cosa—. Si quieres puedes llamar a Val y así vamos los tres.
—Valeria ya se fue con Bruno.
Puso su típica cara de celoso.
—Son amigos, Pablo.
—No me llames Pablo.
—Gavi —Lo llamé por como le gustaba y Continúe —. Son amigos. Hombres y mujeres también pueden ser amigos, así como tú y yo.
Relajo la mandíbula y me subí al taxi.
—¿Somos amigos?
—Sí. Estoy rompiendo una de las reglas más importantes de los códigos de mujeres.
—¿Qué códigos?
—No sea amiga del ligue de tu mejor amiga.
Frunció el ceño.
—No soy solo un ligue. Me casaré con ella.
Me reí.
—Claro. Podemos comprar el anillo si quieres…
—De hecho…
Bajo la mirada. Nervioso. Miraba su bolsillo y lo entendí.
—¡Oh por dios! ¡Oh por dios! ¡Tienes el anillo en la chaqueta!
—Cállate, tonta.
Me tapé la boca. No estábamos solos en el coche.
—Sorry, sorry —dije bajito y con una sonrisota de emoción.
—No se lo digas a Val, por favor.
Cerré mi boca y una punta de mi dedo gordo con índice, pasándolos por mis labios en un acto de decirle que le guardaría el secreto.
—¿Me lo dejas ver?
—No.
No insistí porque estábamos en la parte trasera del coche. Pero eso no me quitó el hecho de que fantaseara con ayudar a planear la boda de ellos dos y es que estaba segura que un día se casarían. Yo los había visto de cerquita para confirmar que Pablo y Val se miraban como dos viejitos que habían pasado una vida juntos.
Ella le diría que sí.
Dejé de fantasear por mi amiga y cambié de conversación, preguntando por mi punto rojo.
—¿Y Pedri?
—No pudo venir, tiene malas sensaciones.
—¿Malas sensaciones? ¿Le doy malas vibes?
—No, tonta. Posiblemente sea una lesión.
Suspiré aliviada. Gavi me dio una mirada de molestia ante mi reacción.
—Perdón, perdón, perdón.
El taxi me dejó en mi casa y lo primero que hice fue buscar el nombre de Pedri por Google.
PEDRI GONZÁLEZ: Lesión que lo dejado fuera del resto de la temporada.
Sin dudarlo decidí enviarle un mensaje para preguntarle cómo se encontraba y darle ánimos. Me preocupé por él y deseé que no fuera demasiado grave a como lo planteaban los medios.
Me:
Hola…
Vi las noticias
¿Cómo estás?
No me contestó al instante. Me llené más de preocupación y empatía, pensando en él y en cómo se encontraría.
Mi móvil sonó y corrí a por él. Me había respondido.
pedri
Jodido
Preocupada por él, tomé un taxi, decidida a ir a verlo a su casa. Al llegar mis pasos estaban cargados de inquietud y al tocar la puerta mi mente pensó en que le diría. No tuve el tiempo suficiente, la puerta se abrió y Pedri me miró sorprendido, no me esperaba.
Lo miré, no tenía la misma sonrisa de antes, se le veía decaído y llevaba muletas.
Para animarlo, sonreí y dije:
—No te ves tan jodido.
Le hice reír, una pequeña sonrisa que fue un logro.
—¿Puedo pasar?
—No estoy de buen humor.
—Puedo aguantarlo, ya soporto a Gavi.
—Vale, pero no me tengas pena que no necesito eso.
—¿Pena? ¿Qué es eso? ¿Se come?
Volví a hacerlo reír.
Iba por buen camino.
—Entra.
—Genial, porque tengo un planazo —Entre a su casa y al pasar por su lado, hablé —¿Cantas?
—¿Yo?
—No, tus muletas.
Fase 1: hacerlo reír.
Listo.
—Graciosísima.
—¿cantas?
—Por el bien de tus oídos, no.
—Vale —Di un toque en la punta de su nariz—. Entonces los dos nos haremos daño a los oídos ¡Será divertido!
Ya era algo tarde cuando regresé a mi casa y entre mis sábanas recordé la tarde en la que estuve con Pedri, karaoke con las preferencias musicales de ambos. Creo que le distraje un poco.
10 de mayo, 2022
—No tonto —Me corrí de Pedri, quien me perseguía con un sushi entre sus dedos—. ¡Qué no quiero, pesado!
Me atrapó entre la pared. Escuché sus carcajadas y vi aquella sonrisa que podía iluminar una ciudad.
—Ya no quiero, en verdad. Ya no más —pedí con una voz dulce para que me dejara en paz.
—Es la última.
—Pero es tu culpa, pediste un montón de comida ¡Para un ejército! Y no me gusta el sushi
—Dijiste que te gustaba
—Que me gustaba, pero me hostiga comer mucho. Ya se fue el encanto, necesito algo más…
—Helado —terminó por mí—Caprichosa.
—No es mi culpa, que me complazcan y comete el sushi tú, pesado.
Me dejó en paz y él se acabó la comida por mí.
Desde que fui a verlo, nos hemos visto casi todos los días con la excusa de ser cupidos y lechuzas mensajeras. Él venía a mi casa luego de sus terapias de recuperación.
Era imposible no ilusionarse cuando pasábamos demasiadas horas juntos, como si fuéramos novios, tenía la sensación de que éramos como los inicios de Pablo y Val, salvo que nosotros ni nos besábamos.
—Joder, ya es tarde —habló con la boca llena, mirando la hora en su móvil.
—¿Has quedado con una tía? — indagué con un tono vacilante, cuando en realidad quería una respuesta sincera para saber qué chusma era mi competencia.
—Con ninguna, mamá viene a verme.
Fase 2 del plan: caerle bien a su familia.
—Que lindo, mandale mis saludos. Claro, si les has hablado de mí —Coqueta moví mis pestañas y él ni me miraba.
—Le he hablado. Unos de estos días puedes almorzar con nosotros, si tu padre te deja.
—Claro. Debo de conocer —«A mi futura suegrita» —. A la mamá de don bananin.
—Graciosa.
Fue por su mochila y de ella sacó la carta de Pablo, yo copie su acción y de mi bolso saqué la carta de Valeria.
—Seguimos con el jueguito.
—Así es.
Más de un mes con las cartas. Me beneficiaba pasar tiempo con Pedri y enamorarlo, pero no me gustaba nadita que Val y Pablo estuvieran separados y a la vez juntos. De primera mano sabía que Gavi espiaba a Valeria y al pobre le dolía ver como otro estaba a su lado y es que Raúl era tan mono con Val. Era su getaway car, lo sabía e indirectamente ella le daba alas y estaba 100% segura de que Raúl pensaba que iba por un buen camino con Val. Y esto solamente lo sabía por deducciones, no hablaba demasiado con Raúl y mi comunicación con Valeria era hablarle mil palabras por minutos y ella contestaba con monosílabos.
Las cartas funcionaban en parte, se le veía feliz al saber que Gavi aún seguía siendo su Pablo. Pero no era suficiente, yo no era feliz viendo tristes a mis padres divorciados. Ellos debían de ser end game y ya era momento de darles un empujoncito.
Metida abrí la carta de champiñón.
—¿Qué haces? —No conteste a su pregunta, desdoblé la carta y empecé a leerla —. Tía, eso es privado.
—Solo quiero saber en qué punto están para saber por donde empujarlos.
—Sigo pensando que es privado.
—Solo es una ayuda. Me lo agradecerán, ahora Calla y ponte a leer la carta de Val.
No me hizo caso, solo observo por encima de mi hombro lo tonto que sonaba Gavi.
Vale, a ver déjame si entiendo. Me estás diciendo que aunque ya sabías que era el malo, que mató a varias personas, que hizo daño a tus personajes favoritos y me dices que te has enamorado de él.
¡Pero Valeria!!!!!
Y déjame decirte que me ofende que no me hayas invitado a leer el libro contigo.-.
¡Me leíste los tres libros!!! Cuando éramos novios, pero igual… estoy ofendido.
Veremos la película juntos ¿verdad?
No me ha pasado nada interesante, lo mismo entrenar, jugar, entrenar y estar echado en el sofá. No he salido mucho, pero me dan ganas de ir a un parque de atracciones… ¿Quieres ir? Como amigos, buenos amigos :)
Se vienen partidos importantes y estaré ocupado, pero… para ti siempre puedo hacer un espacio.
Espero tu respuesta.
Te escribe Pablo. Tu Pablo.
—Joder, pero que lindo —Limpie una lágrima y fui a mi escritorio por un bolígrafo.
—Se darán cuenta —dijo Pedri al notar mis intenciones.
—Tu tranquilo, yo nerviosa —Detalle la caligrafía de Gavi y empecé a practicarla en una hoja de mi librera, su letra no era muy tangible y parecía que nunca la había practicado—. Hago esto desde que tengo memoria.
Falsificó las firmas de mis padres.
Practiqué hasta que la letra me salió, se la enseñe a Pedri y él como niño bueno siguió insistiendo en que estaba metiéndome en donde no debía, pero ya era demasiado tarde porque a la carta le agregué.
Sígueme hablando de tus libros, te extraño ♡.♡
Doble el papel y la metí en el sobre. Nada pasó.
Ahora la de Val.
Ignorando los “estamos invadiendo su privacidad” “se darán cuenta” por parte del señor correcto, saque la carta y la leí.
De: Val
Para: Pablo
Gracias por los libros y los cafés. Me encuentro bien, aunque a veces la casa es un poco grande para mí, pero estoy con mis amigos y hablo con ellos, eso me hace sentir menos sola y también estas cartas.
A la cafetería vienen bastantes tías con tu camiseta. Las tienes pilladísimas, eres todo un folleti.
Tengo toda la semana ocupada, Carla me obliga a estudiar y tengo mucha tarea sumándole los trabajos. No puedo aceptar ir a Sevilla contigo, pero gracias por la invitación. Un abrazo a tu familia.
Te escribe, Valeria.
Muchas mentiras de una petic Valeria.
Mentira número 1: ya no me invita a su casa
Mentira número 2: la obligó a estudiar, pero ella me ignora.
Mentira número 3: ya no habla con nadie, solo dice monosílabos.
Y una verdad: Valeria estaba pasando de Gavi.
Debía de arreglar esto.
Ya había falsificado antes su letra, así que no fue muy difícil agregar.
Un abrazo y un beso a tu familia, espero ir a visitarlos pronto.
Rápido fui a mi tocador y entre todos mis labiales encontré un tono que Valeria usaba. Pinte mis labios y llene de besos la carta.
—A Gavi le dará un paro.
—Se dará cuenta.
—Tío, no seas pesimista y no se dará cuenta por qué estará superfeliz de que Valeria le ha mandado unos besotes.
Pedri me miró con seriedad, me quito el papel de entre las manos y la acomodo en el sobre.
—Un pequeño detalle.
—¿Qué?
—Valeria no le ha mandado unos besotes, lo has hecho tú.
Bufé y bajé mi pulgar, enseñándoselo.
—Que amargado, la abstinencia te hace mal.
—Top, top, top, es la mejor rubia del mundo —dije cantarina.
—¿Taylor Swift?
—La segunda mejor rubia del mundo.
Gavi abrió la puerta y me miró sin esperarme.
—¿Qué haces aquí?
—Por favor, vístete. No quiero ver tus pobrezas —Tapé mi mis ojos para no verlo en ropa interior.
—Las chicas matarían por verme semidesnudo.
Me jalo del brazo metiéndome a su habitación y cerró la puerta con pestillo. Me tiré a su cama y miré como se vestía con su pijama del Barça.
—Carla…
—Mhm…
Gavi llevaba una sonrisota.
—Soy el niño más feliz del mundo.
—Te enteraste del rumor de que habrá un the eras tour, porque si es así, yo también soy la niña más feliz del mundo.
—No, pero Val me ha mandado miles de besos.
—¿Así?
Me hice la desentendida.
Gavi corrió a su escritorio, sacó la carta y me enseñó los miles de besos, que eran mis besos.
—¡Lo ves!
Gavi dio varios besitos a las marcas de labial. Miré a otro lado para no reírme de lo tonto y mono que se veía. Me puse de pie al ver una cartulina en su escritorio, fui a por ella y al desdoblarla y ver que se trataba me dio más razones para decir que Pablo y Val eran end game.
—Oww todavía lo tienes.
Gavi vio lo que estaba viendo, dejó de estar embobado con la carta, frunció el ceño y me quitó la cartulina.
—Es privado.
—No, porque yo ayude a hacerla, duh.
—Verdad que Valeria te cuenta todo. —Rodó los ojos con sus cejas fruncidas, pero luego cambió su estado de ánimo a una más relajada —. Val… —Sus ojos reflejaban un brillo especial al mencionarla, dejándome claro que me iba a preguntar algo sobre ella, estaba interesado y la amaba—. Te habla de mí.
La respuesta era un claro “No”.
Pero ver su cara de entusiasmo, aferrándose a la carta y a una cartulina que era una confesión de amor, me hizo mentirle.
—Todos los días.
—¿Y qué pasa con su novio?
Piensa rápido, Carla. Piensa rápido.
—Es más fachada.
—¿Pero siguen juntos? —Abrí mi boca para decirle “ni se ven”, pero él me ganó y calló—. Se besan, follan…
Pateó una botella que rebotó en mi cabeza.
—¡Auch!
—Perdona, es solo que pensar que él la vuelve a tocar me dan ganas de darle unas hostias a alguien.
—¡Qué capullo!
Le tiré la misma botella a su cabeza de champiñón.
—¡Oye!
—¡Es que tenías que ser hombre! ¡Tío cagas todo si la ves y le digas eso! —Me miró sin entender—. Hostias, cabezón. No puedes opinar que folla con otro, cuando tú lo hiciste con otras tías.
—No estábamos juntos.
—Ahora tampoco.
—No ayudas.
—Créeme, te estoy ayudando a no cagarla.
—¿Entonces qué hago? Amo hablar con ella mediante cartas, pero quisiera hacerlo en persona y que me cuente sobre sus libros mientras merendamos y nos besamos, pero está con ese capullo.
Me daban altas ganas de gritarle que no estaban juntos y que tenía demasiadas chances de ir a por ella, pero no sabía si Valeria quería, en su vida, lo poco que sabía, era que ese “obstáculo” se fue sin dejar rastro.
Mi mente creó un plan.
—¿Tienes planes mañana?
—No, ¿me haces una ayudadita con una cita con Val?
—Cita, cita nooo, pero… podría hacer que por casualidad se encuentren.
—Eres la mejor, tía —Corrió a abrazarme y llenó mi cara de besos.
—¡Espacio personal!
—Verdad que no soy Pedri —vaciló.
Le enseñé mi dedo corazón y él me mandó un beso volado.
—Carla… Tengo boletos para la carrera del domingo.
—¡Oh por dios! ¡Me llevas, me llevas! —Salte insistiendo.
—Son para Val —Dejé de saltar y me di por vencida—. Pero como eres su mejor amiga, también tengo una para ti.
Sonreí y salté a abrazarlo.
—¡Tendré una oportunidad para conquistar a Lando Norris o Carlos Sainz! ¡Gracias! ¡Millones de gracias!
—Pero llevas a Val, ¿vale?
Con ganas de cabrearlo, pregunté:
—¿Estás seguro? Porque Charles Leclerc te la puede quitar —vacilé y noté como sus cejas se fruncieron ligeramente, formando una línea vertical que denotaba irritación. Sus ojos, antes con un brillo de amor al hablar de Val, ahora centelleaban con un destello de molestia, y los labios que solían esbozar una sonrisa se curvaron hacia abajo en una expresión clara de disgusto. La tensión en sus facciones revelaban que mi juego había alcanzado su límite, dejando entrever una mueca de irritación.
—Rubia tonta.
—Bye, bye, Pablito.
21 de mayo, 2022
Ey, ey
Tú no ere' bebecita
Tú ere' bebesota
Frikitona, ma', se te nota
Bailé de manera sensual conmigo misma, con un trago en mano, buscando llamar la atención de Pedri, la tenía. Cruzamos miradas y me sonrió divertido, jugamos con sonrisas cómplices que me decían que mi intento de llamar su atención había funcionado.
Alguien me jalo de la mano, volteé a ver de quien se trataba. Era Gavi, con su cara de culo.
—Te están mirando el culo —dijo en mi oído y con su cabeza señaló hacia una mesa, donde unos hombres un poco mayores me miraban.
No pude evitar sentirme un poco incómoda. Disimulada, bajé mi vestido y me sentí un poco segura cuando Gavi paso uno de sus brazos por mis hombros.
Mi intención era que me viera Pedri, no unos tíos que podrían ser mis padres.
—Podemos irnos a otro espacio ¿si quieres?
—No, hay que llamar a Val. Vamos.
Me fui con Gavi y Pedri nos siguió, llegando justo a tiempo cuando uno de los camareros me traía otro trago.
—No he pedido nada más.
—Te lo mandan los de la mesa 2.
Como autorreflejo iba a recibir la copa, lo hubiese hecho si Pedri no la cogía antes por mí.
—Díganles que tiene novio.
Indirectamente dijo que yo era su novia, aunque no lo éramos. Fingí con maestría que sus palabras no alteraba nada en mí, pero en realidad, ya estaba colapsando de la emoción. Un torbellino de ilusiones era dueño de mi mente y corazón, me sorprendió la manera en la que lo controle, actuando con naturalidad como si él no hubiese dicho que yo era su novia.
Un patadón discreto por parte de champiñón me hizo volver a la realidad.
A lo que iba.
Saqué mi móvil y marqué el número de mi amiga. El plan se iba a la mierda si ella decidía ignorarme.
Miré a Gavi.
—Me debes una botella.
Puse la mano en la boca de Gavi al escuchar la voz de Valeria.
—Ho…
No la dejé terminar y me metí en mi papel de amiga borracha.
—¡¡Valeria!!, ¡tía! —Los chicos me miraron raro—¡¿Es que no adivinas en donde estoy?!
—Estás en una fiesta.
—Tía, ¡¿pero qué comes que adivinas?!
—Pues Carla que se escucha una gran fiesta ¿Dónde estás?
Ya estaba cayendo en mi trampa.
—¡Pues en un club! ¡Ay chicos buenorros y alguien que se parece a Charles Leclerc! —Mi voz era de una borracha y por lo último que dije, Gavi me mordió la mano —, ¡joder, tío espera!
—Eh ¿Carla?
Forcejeé con Gavi, me reí y arrastre palabras.
—¿Dónde estás?
—Oh Valeria, ¡tía!
—¿Dónde estás? ¿Tus padres saben dónde estás?
—Pues...es que piensan que estoy en una pijamada —Eso era verdad
—¿Dónde estás?
—En el club donde trabajas. Duh
Y colgué.
—¿Vendrá?
La guiñé a Gavi y con total libertad dije: —Lo hará —Miré a los dos chicos—. Ya denme un puto Óscar.
—Lo que te doy es un beso —Antes de darme el tiempo de alejarme, Gavi beso mi frente y se fue con un cohete en el culo a esperar a Valeria.
Me quedé a solas con Pedri, ambos al lado de la barra. La música sonaba y a mí ya me daban ganas de bailar, ¿será que baila?
—¿Bailas?
—Se me da mal.
Quise insistir, pero él dejó de mirarme para mirar a esos culos pasados por cirujanos.
—Pues… creo que ya me voy…
—Te llevo a tu casa —Tuve su atención.
—No… iré abajo, me gusta más la zona general que la apartada…
Compartir la misma atmósfera animada y vibrante era mil veces mejor que la zona privada. Aunque recibía empujones y pisadas, me gustaba estar en el mismo ambiente que tíos normales.
—Te aplastarán.
—Nada que unas copas no solucionen.
Di un paso y él me detuvo, sujetándome de la muñeca y provocando una corriente eléctrica que se intensificó al mirarla a los ojos.
—Quédate aquí, tía. Que esos fósiles gilipollas podrían seguirte.
Se preocupaba por mí.
—No…
—Vamos, onditas.
Con una sonrisa cómplice me llevó a la mesa de antes, donde caras conocidas habían llegado. Me puse nerviosa, me había besado con la mayoría. Me miraron y yo ya me sentía desnuda en una piscina.
—Hola…
¿Puedo salir corriendo?
Nadie soltó un comentario y lo agradecí. Me miraron intensos por unos segundos, pero luego me trataron como alguien más del grupo, sin coqueteos, sin indirectas, sin besos de promedio, quizá se debía a que Estaba con Pedri, a su lado y aunque no estábamos tomados de la mano, estábamos demasiado cerca. Mi rodilla chocaba con la suya y nuestros brazos se rozaban.
«¿Estaba marcando territorio?»
Me reí por algo que dijo Sira. Volteé a ver a Pedri cuando el tiro suave de mis ondas y se acercó a mi oído para susurrarme:
—Tienes una risa contagiosa ¿lo sabías?
Lo escuché reír y tomé la oportunidad para decirle en el oído: —Puedo decir lo mismo de ti.
Coqueteo para nada discreto con la mirada, sonrisas y jueguitos. E pesar de una mirada que no era la suya y una voz ajena.
—¿Quién es ella?
Una rubia había llegado, estaba al lado de Sira y miraba con cara de pocos amigos a…
Volteé a ver y no era nada más y nada menos que Champiñón y Julieta. Gavi y Valeria. End game.
Valeria me miraba, esa mirada tan triste y con ganas de matarte.
—Ahora vuelvo, bananin.
Caminé decidida hacia mi mejor amiga.
—Veo que se han encontrado.
Era una cómplice en esta historia de amor.
—Veo que te has fingido estar borracha.
—¿Yo? —Me señalé inocente y vi como ella rodó los ojos —. Pues... es que vi a Gavi tan sólito y pensé que le harías buena compañía.
Abrió la boca para replicar, pero no le dio el tiempo de abrir la boca. Sonreí inocente, divertido y haciendo que mi vestido girará, me volteé y caminé decidida hacia mi galán.
Pero él ya conversaba con esa rubia fresa teñida.
Fingía estar en la conversación, pero prestaba toda mi atención en la novela de Pablo y Val, no escuchaba lo que decían, pero estaban muy juntitos, tal vez coqueteando y tal vez a punto de besarse. Me daban ganas de ir y empujarlos hasta que se besen, encerrarlos en el baño y que eliminen esa tensión sexual que los arreglaría un poco. Debían de arreglarse, debían de besarse y lo hubiesen hecho si un dios griego no se hubiese metido entre ellos.
Manú, él otro ex de Val y el cual Gavi piensa que es su novio, jalo a Val y terminó con toda la conexión de pableria.
Champiñón caminó rendido y se sentó a mi lado. Bufo.
—¿Qué haces?
—Déjala, ella no me hará caso.
Golpeé sus mofletes.
—Despabila, imbécil.
—Carla, basta. Ella no me quiere, ella…
—Gavi… —Rodé los ojos al escuchar la voz de la rubia, se sentó al otro lado de Gavi y como un chicle empezó a hacerle conversación.
—Gavi.
Pase mi brazo por el torso de champiñón y lo abracé atrayéndolo hacia mí.
—No seas gilipollas, cabezón. Ve por ella —le susurré en el oído. Iba a seguir dándole ánimos, pero Pedri me llamó y quedé pedrificada en una conversación con él.
De un momento a otro, Gavi se fue. Iba a ir a perseguirlo, pensé que estaría con Cayetana, pero no. La rubia le estaba haciendo ojitos a Eric, un amigo de Pedri. Miré a mi alrededor en busca de los tórtolos, ni rastro de ellos. La curiosidad me ganó, me puse de pie y fui a buscarlo para espiarlos.
—Iré al baño.
En ese transcurso la boca casi se me cae hasta la pista de baile al ver a Manú besar a una chica que yo pensaba que era Valeria, pero no era ella. Seguí buscando a la pareja, hasta que llegué al baño. Había una sola chica golpeando la puerta.
—¡Dejen de follar!
La chica golpeó otra vez la puerta y se fue, maldiciendo.
—¡Ojalá se les rompa el condón!
Di un brinco cuando pasó por mi lado, toda histérica.
Pegué mi oído a la puerta del baño y las mejillas se me acaloraron, al escuchar sonidos de algo golpeándose entre sí, junto a gemidos.
Me aparté veloz cuando los sonidos se escucharon más fuertes.
¿Son Gavi y Val? ¿O dos extraños?
Si eran dos extraños pues bien por ellos y si eran mis padres adoptivos, ya estaban arreglando su tensión sexual.
Al fondo del pasillo vi un carro del conserje, caminé hacia las cuatro ruedas y agarré uno de los carteles que decía “en limpieza”. Volví al baño y lo pegué en la puerta.
Merecía un lugar en el cielo, ayudaba al prójimo.
Regresé a la mesa y para el mal de mi hígado, Cayetana había dejado de hablar con Erick para coquetear descaradamente con Pedri. Movía sus falsas pestañas de una manera que me mareaba. Tomé asiento en uno de los sillones, casi todos se habían ido a bailar, debí de hacer lo mismo. Pero justo aparece un camarero que conocía muy bien.
No lo pensé, mis celos me controlaron y le puse el pie a Bruno, haciendo que toda la bebida le cayera en las piernas a Cayetana. Me quise reír, pero toda risa se esfumó cuando la rubia teñida pegó un grito.
—¡Increíble! ¿No puedes tener un poco de cuidado? Este es un lugar de nivel, no un bar de mala muerte. Camarero de quinta.
—No fue a propósito, disculpa —se lamentó Bruno, cuando ni siquiera era su culpa era mía.
—Me has arruinado el vestido.
—Solo es un vestido, Caye.
—¡Es el vestido! —miró con odio a Bruno—. Haré que te lo descuenten, capullo.
—No es para tanto —Miré su vestido y sin pensarlo dije: —Además, es de la temporada pasada, pasada.
Mis palabras hicieron que Cayetana se pusiera roja de la vergüenza y desfogara su furia con el larguirucho de Bruno. Se creó un nudo en mi estómago al darme cuenta de que fui la causante de que Bruno le derramara la bebida a Cayetana. Su reacción, gritándole y menospreciándolo por su trabajo de camarero, me hizo sentir aún peor. La culpa pesaba en cada palabra que intercambiaban, y lamentaba profundamente haber desencadenado esa situación incómoda. Todos miraban, Bruno optó por irse y yo lo perseguí llamándolo por su diminutivo.
Cerré la puerta al pasar por el umbral de lo que parecía ser una bodega y lo era, lo confirme al dar una rápida mirada a mi alrededor. No fue muy difícil encontrar a Bruno, era alto y me miraba con enfado, pero no podía tomarlo en serio o bueno no hasta que abrió la boca.
—Es una loca, no le hagas caso.
—Y más loca eres tú, por ponerme el pie —No me gritó, pero si fue lo suficiente fuerte para que me sorprendiera—. Pensé que eras distinta, pero debí suponerlo, si eres igual que el sapo de Ester.
—Oye…
—Me has puesto el pie a propósito —Era verdad —. Solo porque te estás muriendo de celos.
—No estoy celosa.
—Te estás muriendo de celos —replicó, señalándome con su tonta y furiosa mirada —. ¡Y por tu puto ataque de celos, me pueden correr!
—Lo siento. No te pretendía que esto sucediera.
Apretó la mandíbula y la culpa junto a la frustración se entrelazaban en su mirada.
—Vete.
Quise seguir pidiéndole perdón y decirle que si le corrían yo podía hablar con mi padre para que le dé un puesto de trabajo en la empresa familiar, pero la molestia en su mirada fue lo suficiente para dar media vuelta e irme. Regresé por donde vine, la música me causaba dolor de cabeza y todo se calmó cuando Pedri me sonrió. Tomé asiento a su lado, los chicos ya habían regresado y la única que faltaba era Cayetana.
—¿Todo bien?
—Bien.
Aunque no podía evitar sentirme mal. Todo por un ataque de celos y él ni siquiera era nada mío.
Pedri acomodo una de mis ondas detrás de mi oreja.
—Había una vez una piña colada y… la sacaron de la fila por colada.
Ambos reímos por su tonto chiste. Tapé mi rostro con ambas manos y aquella tristeza se vio esfumada por una combinación de nuestras carcajadas con la música.
—¿Estás me…?
Sus palabras se quedaron a mitad de camino, note que vio algo detrás de mí, algo que le llamó demasiado la atención. Volteé a ver de quien se trataba y las inmensas ganas de matar a alguien se apoderó de mí. Estaba dispuesta a encarar a esa rubia oxigenada y a ese champiñón que sería decapitado, ambos venían juntos, ella enganchada a su brazo, un poco despeinada y con el escote más pronunciado y él venía despeinado, iba arreglado, pero se notaba las arrugas en el cuello de su camiseta, añadiéndole que sus labios estaban rojos.
No sé si dije en voz alta que lo mataría, pero Pedri me agarro de la cintura, sujetándome para no ir por él y doblarle la cara. Su agarre me tomó desprevenida y me dejó quietecita con un ligero calor. Trague saliva.
En la mesa todos miraron a ese dúo de tontos, tenían aspecto de haber follado. Me pierdo unos minutos y todo sale de control ¡Y donde coño estaba Valeria!
Le quise marcar, pero pedri volvió a leerme la mente y me susurró al oído.
—Mejor no la llames.
Tenía razón, a Val le haría daño.
Mire con odio a champiñón y él se dio cuenta, él muy cínico me miró con cara de no entender y yo le contesté pasando mi dedo por el cuello. Todos notaron lo que había pasado y guardaron silencio con cara de incomodidad y otros apañadores que le hacían la fiesta a Gavi. Llevamos la fiesta en paz, hablaba con Pedri y con los demás ignorando la presencia del perro y su garrapata.
Pasó el tiempo y sentía que alguien me miraba, la mano de Pedri aún seguía en mi cintura y yo me preguntaba si era una indirecta de querer hacer otra cosa porque yo no sabía la respuesta. Seguía sintiendo el pesar de esa mirada, volteé a mirar y me topé con Valeria, mi amiga me hacía señas raras, no le entendía, la mano de Pedri me distraía y solo dije un “¿Qué?" Que llamó la atención de todos a nuestro alrededor que no le quedó más remedio que acercarse y saludar.
Vi a Cayetana, miro a mi amiga de pies a cabeza y luego se burló de su aspecto, unos pantalones chándales, una sudadera del mismo coló gris junto a unas converses blancas, se veía pálida, y parecía que se hubiese aplicado rubor en su mejilla, sus labios estaban rojos e hinchados, pero se veían secos, y su cabello parecía como si alguien hubiese tirado de él. Se sentó a mi lado, la distancia era mínima y pude observar como tenía una marca de una media mordida en el cuello.
Ala ¿Había follado con alguien?
La miré a ella, miraba de reojo a Gavi y este la miraba sin pudor alguno, ambos gritaban que habían follado ¿Pero con quién? ¿O ellos dos terminaron con su tensión sexual? ¿Acaso fueron los que se dieron duro en el baño?
Nos vimos involucradas en una conversación y antes de eso, me separé de Pedri para abrazar a mi bestie y con disimulo cubrir la marca de su cuello con su pelo. Las chicas (menos Cayetana) hicimos un grupito y charlamos entretenidas. Me quedé con sira, tomándonos fotos para el Instagram y haciendo planes sobre ir de compras o algún concierto. De reojo vi a Val, estaba sonriente, viendo su móvil. Alcé la mirada y Gavi hacia lo mismo, salvo que con un Móvil con funda rosa igual que la mía.
—Oye, Gavi, ese no es mi móvil.
Por las luces no se veía lo rojo que estaba, pero su mirada me lo gritaba.
—Lo siento, me he confundido.
Me devolvió el aparato y no presté atención a la burla que le hacían sus compañeros. Solo me enfoqué en lo lindo que eran sus mensajes. Había estado hablando con Val. Me había robado el móvil para hablar con ella. ¡Qué romántico!
Por mensaje charlé con Valeria y ambas acordamos irnos. Los demás se fueron en sus coches y yo no tenía carne. Mi primera opción era llamar a un taxi y mi segunda…
—Si quieren las puedo llevar —Se ofreció Pedri, encantador.
Tocaba hacerse la difícil. Era cierto que quería que él me dejara en casa, pero también era cierto que su cercanía en la fiesta, su mano en la cintura, hasta su pésimo chiste eran señales de que íbamos por buen camino. Decirle que no quería que me llevara era una pizca de salseo que darle al asunto. Me haría la difícil.
Miré a Valeria para excusarme con ella, pero ella andaba en un jueguito de miradas con Gavi, charlaban de algo y él intentaba besarla, mientras ella lo esquivaba con palabras hasta que él le dijo algo que la dejó sonrojada y perdida en ese cuento de hadas, Gavi lo noto y se iba acercando para robarle un beso, pero ya habían tenido suficiente.
—Valeria, ya llegó el Taxi —Pinché la burbuja de los dos tortolos se separaron, Valeria me miró y Gavi retrocedió, mirándome con una cara de pocos amigos.
Nos despedimos de los muchachos. Me tomé el tiempo de dejar suaves besos en la mejilla de Pedri y esperaba que mi aroma se hubiese vuelto su preferido porque su aroma se había vuelto el mío.
Le sonrió coqueta, sosteniéndole la mirada mientras intento descifrar qué es lo que siente por mí. Mi oportunidad de ese momento acaba cuando me voy alejando y pierdo el contacto visual con él.
Fui la primera en meterme al coche y antes de que Valeria lo hiciera, alguien se lo impidió y era como si estuviera atrapada en una película romántica, donde yo no era la protagonista. Era el personaje secundario que estaba viendo como mejor amiga era besada por su príncipe azul.
—No me iba a quedar con las ganas de besarte. Y por favor, deja tus celos, tú sabes que eres la única para mí. Y te hago acuerdo. Val, eres la única en mi corazón.
«¿Por qué no me pasaba eso a mí?» «¿Por qué Pedri no venía a besarme y a dejarme sin aliento?»
Valeria quedó en un estado de shock. Gavi le dio un último beso en su frente y retrocedió, viendo lo que había causado. Ayude a Val a subirse al coche que nos dejaría en nuestra casa. Mi amiga estaba en silencio, había caído en el efecto Pablo Gavi.
Decidí escribirle a champiñón y él confirmó lo que suponía.
Me:
Usaron condón???
El champiñón que se robó a mi mejor amiga:
🤠
Pregúntaselo a ella
Me:
Esta muda
El champiñón que se robó a mi mejor amiga:
La deje sin palabras 😳
Me:
😒
Dime ¿si o no? O paso por una farmacia.
El champiñón que se robó a mi mejor amiga:
Use protección 🫡
Me aliviaba saber que no sería tía. Miré a Valeria, mirada en sus manos y con un toque de pérdida en sus pensamientos.
—¿Gavi y tú se reconciliaron? —pregunté, Val no me miraba y tuve que moverla del hombro para captar su atención.
—No.
—Pero se han acostado ¿verdad?
—Solo fue un polvo.
Un polvo.
Un polvo.
“Se dieron un polvo” afirmé sin saber sobre el tema. Estaba a solas con mi mejor amiga, quien hace unas horas había regresado de su escapada a la playa con su novio.
Valeria sonrió, una sonrisa que gritaba lo feliz que se sentía.
—Fue más que eso Carla.
—Follaron.
—Lo hicimos, pero fue más que eso…
—¿Más?
—No solo follamos para liberar esa tensión sexual, lo hicimos porque nos queremos y estoy segura que en unos meses podría decir que lo amo.
—Vale, lo hicieron con cariñito y bendición de por medio —vacilé haciendo reír a mi amiga quien negó.
—Fue mágico. Tener relaciones con alguien…
Bajé la mirada, sabiendo que yo nunca lo había hecho y que quizá no era la adecuada para esta charla, porque no sabía nada del tema.
Se acercó más a mí, dispuesta a contarme su aventura con champiñón.
—Fue tan lindo, respetuoso, delicado, torpe y un gran desastre.
—¿Un desastre? —solté una risita recordando la burla de Ester acerca de que Gavi había durado menos de un minuto.
—Un perfecto desastre —Sonreía y estaba segura que por su mente recordaba todo—. Nos entregamos la confianza de ver nuestro cuerpo desnudo, de tocarnos —Val agarró una almohada y la abrazo—. Carla me hizo sentir la tía más sexy y bella del mundo, no era mi primera vez, pero se sintió como si lo fuera. Desde sus besos y al momento de hacerlo y cuando digo que fue un desastre fue porque en el acto fue incómodo…
—¿Te dolió? —interrumpí.
—Un poco. Me refiero a que no teníamos experiencia, pero ya saben lo que dicen a la tercera es a vencida y dios cuando me hizo llegar al orgasmo yo me moría ahí mismo.
—Detalles —Sonreí inocente.
Valeria se acercó más a mí, sus mejillas ruborizadas me dijeron que yo sería la única a la que le contaría aquellos detalles. Miro a ambos lados y en voz baja me contó su luna de miel con su amado.
—Joder, follaron todo el fin de semana.
—Yo diría que hicimos el amor todo el fin de semana para entender nuestros cuerpos.
Mucho que procesar. No debí pedir los detalles.
—Amor —Acarició mi mejilla—. Llegará el indicado y lo amarás.
A veces desearía ser ella.
When Emma falls in love she paces the floor
Closes the blinds and locks the door
When Emma falls in love she calls up her mom
Jokes about the ways that this one could go wrong
She waits and takes her time
'Cause little Miss Sunshine always thinks it's gonna rain
When Emma falls in love I know that boy will never be the same
'Cause she's the kind of book that you can't put down
Like if Cleopatra grew up in a small town
And all the bad boys would be good boys
If they only had a chance to love her
And to tell you the truth, sometimes I wish I was her.
A veces desearía ser Valeria.
Xoxo. Volví :3
Cuéntenme que parte les gusto más, de que se rieron y a que personaje aman ❤️.
No se olviden de dejar su estrellita y de recomendar la historia
Maratón 2/2
Feliz navidad 🎄!!!
Capítulo publicado a vísperas de navidad
Ig: ancovi12
Tiktok: ancovi12
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© a n c o v i 1 2
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