Él me sonreía con tranquilidad, tratando de brindarme confianza al estar frente a éste tipo.

Cuando íbamos a iniciar la carrera para saber nuestras velocidades, llegó un rubio con cara de pocos amigos para llevarnos de nuevo adentro. Lo seguí de mala gana, no me caía bien, y ahora menos al ver como Pietro bajaba la cabeza con una sonrisa cada que Barton lo miraba o le hablaba, se veía tan sumiso ante él.

— Así que — inicié tratando de buscar un tema de conversación y poder quitar este ambiente cursi que habían creado ellos, comenzaban a incomodar me — ¿Eres arquero?

Fue lo único que se me ocurrió al ver el arco con las flechas cruzado en su espalda, corrí dando vueltas a su alrededor mirándolo más de cerca, sin entender que le veía a éste.

— Quedate quieto, niño.

— ¿Le molesta, anciano?

Corrí aun más rápido creando un círculo alrededor suyo, dejando un pequeño circulo bajo mis pies que se formaba.
Pronto sentí como algo tiraba de mi brazo y frenaba mis movimientos, al frenar de manera abrupta terminé cayendo sobre el rubio.

— ¿¡Qué te pasa!? ¡Quitate!

El vejete me empujó con bastante fuerza, ¿A caso soy el único sin músculos acá? Al menos soy más lindo.

— Ya, ya, ¿Feliz, rubiecita?

— No discutan — interrumpió Pietro antes de que el rubio ese me respondiera.

— Muy linda escena, pero necesitamos saber de donde saliste — habló de la nada aquel hombre llamado Tony.

Los tres lo miramos, atrás de él estaban Bruce y la sexy pelirroja, ellos parecían serios.

— Y no intentes escaparte otra vez — la mujer me apuntó con un arma.

Alcé las manos en modo de rendición, a mi lado Pietro me seguía sosteniendo el brazo y el rubio nos miraba con los brazos cruzados ¿Ahora les caigo mal a ellos o qué?