9: Odisea (2)

ADVERTENCIA: Este contenido es sólo para entretener, se me ocurrió a mi y SOLO A MI, cualquier parecido con otras historias es mera coincidencia.

Se advierte de escenas o lenguaje no aptas para todo público. Se recomienda mantener la discreción.

A continuación habrá muchas referencias.

Muy bien ahora si ya, que empiece la función.

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Yendo hacia otra perspectiva en el tiempo.

Alguien va conduciendo por la ciudad con rumbo directo y fijo.

Llega al destino esperado, entra y se dirige a una habitación en particular en el completo silencio por el pasillo, se coloca justo en la puerta de la entrada y observa a un hombre postrado en la cama de la esquina viendo al reflejo de la ventana, oscura por la noche y se percata de su presencia.

Carlos: Hola papá... -entra en la habitación-.

- Hola hijo, pensé que estaría solo hoy.

Carlos: Lo pensé, pero se que te preguntarías en donde estaría, así que decidí verte antes de que pensaras que me paso algo -toma un silla y se sienta pegado a la ventana junto a él-. Además, te hubiera avisado si no fuera a llegar.

- Lo se hijo, tu jamás me dejas plantado, aun cuando ya es muy tarde para visitas.

Carlos: Lamento eso. Tuve mucho trabajo hoy.

- Estaré bien si me dejas aquí al menos unas veces, sabes que aquí estoy muy tranquilo y seguro; y no es necesario que vengas todos los días. Yo soy un hombre fuerte -muestra sus brazos simulando músculos con una sonrisa orgullosa-.

Carlos: -sonríe ingenuo-. Solo quiero asegurarme de que estarás bien si es que no llego a venir.

- Siempre e estado bien hijo, mucho antes de que nacieras, recuérdalo bien.

Carlos: Siempre lo recordare... -sonríe modestamente-.

- Y cuéntame, ¿Qué es lo que a estado rondando tu mente últimamente?

Carlos: No entiendo.

- Desde que llegaste supe que paso algo que no me quieres decir. Has estado muy cerio últimamente, y tu no eres así, o al menos no tanto conmigo.

Carlos: ...Pues, por fin encontré a Camila.

- ¡¿Ya la encontraste?! -comienza a emocionarse-, ¡¿Y en donde la viste?¿Esta bien? ¿La viste bien?!

Carlos: Papá, no deberías emocionarte así por ella. Después de lo que te hizo ese día, no se me hace justo que aun le tengas aprecio -él empieza a alterarse por el comentario-.

- Ella es mi hija al igual que tu, y cualquier padre estaría emocionado por saber algo de la vida de su hijo, en vez de pensar lo peor, sea lo que sea que haya pasado.

Carlos: ¡Por dios papá...! -se lamenta enojado, se recarga en la cama mientras coloca sus manos en la cara-. A veces me sorprende la ingenuidad que le tienes a ella.

- Escucha hijo, lo que paso en el pasado se quedara; ella es mi hija -toma su rostro suavemente y lo mira a los ojos-, y aunque tu no lo quieras aceptar por rencor, yo ya la perdone, la perdone desde el día en que se fue, y créeme que preferiría morir antes que no verla de nuevo.

Carlos: No digas eso papá... -menciona con mirada dolida-.

- Al igual que tu, son mis hijos, y los amo; y prefiero morir yo antes que vivir la muertes de alguno de ustedes.

Carlos suelta unas lagrimas que seca rápidamente, mientras su padre lo consuela por resistirse el llanto.

Por un rato, ellos calman las cosas, pero su padre vuelve a insistir.

- Carlos, por favor te lo pido. ¿Dime dónde esta?

Carlos: ...Ella se encuentra en una plaza comercial, y trabaja como guardia de seguridad.

- ¿En serio? -toca suavemente su barbilla con duda-, es un trabajo pesado para su complexión.

Carlos: Aunque lo que yo creo es que ella solo quería buscar ser la líder, como siempre lo a echo.

- ¿Y hablaron? -se inclina hacia verlo-.

Carlos: Si, pero sabes como es, siempre queriendo sacar más temas de mi que de ella, y a la defensiva para variar.

- ¿Y le dijiste que quería hablar con ella?.

Carlos: Si, pero no se si decida venir.

- Va a venir Carlos, yo se que lo hará. Tengo fe en eso -sonríe con confianza-.

Carlos: (También lo espero) -pensó con melancolía y con una mirada apagada-.

- ¿Hay algo más que deba saber? Del porque estabas en un centro comercial a estas horas.

Carlos: No... -se sorprende y se sienta derecho en la silla-.

- No me mientas Carlos. Cuando pregunte si había algo más te sorprendiste y abriste los ojos como diciendo "Ya lo sabe".

Carlos: Hm... -suelta una pequeña sonrisa-. A ti nunca se te escapa nada.

- Soy tu padre, te conozco más de lo que crees. Dime, anda.

Carlos: Tuve una pequeña pelea en esa plaza.

- Por tu cara no creo que haya sido una simple pelea -se recarga en un mueble junto-.

Carlos: (Demonios) El sujeto... tenia un arma...

- ¡¿Y estas bien?! -lo sujeta con fuerza y lo revisa por todos lados-.

Carlos: Por dios papá, no me paso nada te lo aseguro -lo retira cuidadosamente-.

- Es mejor cerciorarse. ¿Pero estas bien? ¿No paso nada más allá de eso?

Carlos: Estoy bien, te lo aseguro, de lo contrario estaría en el hospital como tu papá.

- ¿Pero que paso? ¿Qué fue lo que lo provoco?

Carlos: Era un loco tomado, y tuve que intervenir por como se puso con todos.

- ¿Y los guardias de seguridad?

Carlos: También salieron heridas por el sujeto.

- Por dios, ¿Qué no tenían entrenamiento?

Carlos: Si papá, pero la fuerza que manejaba el sujeto, y el arma no eran cosas por la cuales usar la fuerza bruta seria una buena opción.

- Rayos, fue un sujeto despiadado supongo.

Carlos: Si lo fue.

- ¿Qué mas paso ? Aparte de la pelea, que probablemente yo también te hubiera regañado por no contármelo.

Carlos: Que uno de los guardias de seguridad que ataco el sujeto, era Camila.

- ¡¿QUÉ?¿Y ella como esta?! -se acerca preocupado-.

Carlos: Herida, pero solo espero que bien. Ya que no me quede a verla.

- Quiero que la vayas a ver, en este instante.

Carlos: Lo hare después, descuida.

- Quiero que la busques y vayas con ella para saber si esta bien -le suelta con firme postura-.

Carlos. Lo hare papá, solo cálmate. Por tu salud.

- Vale, me calmare, pero estaré de tras de ti por eso a cada rato, entendiste? -le fija la mirada con firmeza-.

Carlos: Claro papá. Te diré lo que pueda encontrar de ella.

- ¿Y por otro lado?

Carlos: Recuerdas a la chica de la que te hablé hace unos días.

- Si.

Carlos: Pues ella es la compañera de Camila en la plaza comercial, ella también es guardia de seguridad ahí.

- ¿En serió? Mira la vueltas que da la vida.

Carlos: Si, yo también me sorprendí al saber eso.

- Parece que esta muy de moda eso de ser guardia de seguridad, en mis tiempos el empleo de moda eran ser choferes apenas saliendo de la universidad.

Carlos: (Y eso si salían de la universidad) Supongo que dependía de que tan capaces eran -suelta una broma-.

- ¿Me estas diciendo viejo? -responde también de forma burlona-.

Carlos: Claro que no -suelta una leve risa-.

- ¿Y cómo es ella? Si puedo saber.

Carlos: Hm... -piensa con detalle y suelta las palabras al viento-, mide casi 1.68, tiene un cabello corto y oscuro, que le queda bien por cierto, fue seria al menos en el principio cuando la conocí. Siempre saca preguntas en vez de dar respuestas, como Camila pero con más humanidad, es testaruda pero honesta, no respeta y respeta a su superiores, demasiado seguido diría yo, y... -hace una pausa con un recuerdo que llega a su mente como un rayo de luz- tiene una hermosa sonrisa y un gran valor que se ven a través en sus ojos.

- Aja... -nota un cambio ligero en su voz-, y esa chica es la que me dijiste que esta contigo en tu nuevo hobbie.

Carlos: Si. Aunque en realidad lo llamaría trabajo a medias.

- Ay hijo... -exhala con pesadez-, si sigues analizando así a la gente, te van a tratar de acosador.

Carlos: Papá, si tu fuiste quien me dijo que si solo observaba bien a la gente, las conocería mejor.

- ¡Pero no de forma tan literal! -le responde con ironía-.

Carlos suela una carcajada y su padre lo mira le suelta una sonrisa de orgullo y voltea a la ventana.

- El mundo a cambiado demasiado en estos últimos años... ya no es lo que solía ser. Tantas experiencias perdidas que nadie más podrá experimentar, y otras que es mejor olvidar. Pero, siempre el pasado nos acompañara como lo hermoso que fue.

Carlos: ¿Extrañas los viejos tiempos papá?

- Más de lo que me gustaría admitir, ¿Por qué crees que muchas personas traen el pasado hacia el presente?

Carlos: La moda... Tal vez por esos pensamientos tuyos le gustabas a mi madre.

- La enamore con mis encantos, y no solo con los pensamientos -sonríe picaron-.

Carlos: -sonríe y ladea la cabeza-.

- ¿Y esa chica debe tener algún nombre, no?

Carlos: Si. Se llama Arista.

- Mira que nombre más peculiar. Nunca había escuchado que alguien se llamara así.

Carlos: Ni yo, hasta que la conocí.

- ¿Pero es agradable o es salada como tu madre?

Carlos: Es muy agradable, algo cerrada, pero agradable, no irritable.

- Ya veo. Ya podría decir que se parece a tu madre.

Carlos: Por favor papá, ambos sabíamos como era mamá.

- Lo se. Esa era una de las cosas que me gustaban de tu madre, siempre que traté de declararle mi amor ella siempre me daba rechazos de los que rompían el alma, pero poco a poco, cuando me acerque sinceramente, me di cuenta que su firmeza y orgullo eran por otras cuestiones, que hicieron que la amará más de lo que hubiera conocido antes con cualquier otra persona.

Carlos: Rayos papá, eras masoquista.

- Nunca lo fui, pero aunque ella fuera mala conmigo entendía el porque; aun con eso la amaba, y aun la sigo amando con su carácter que sigo extraño por las mañanas.

Carlos: Lo se papá. Arista no es así, es cerrada y algo orgullosa, tal vez narcisista o quien sabe no sabría explicártelo, pero tiene un toque que no se ve a simple vista de modestia y sensibilidad.

- Hm, supongo que eso lo sabremos considerando el cuando me la presentes.

Carlos: Quisiera hacerlo, pero no creo eso pueda ser posible.

- Todo es posible en este mundo hijo, el problema es que no lo queremos hacer por miedo a fallar.

Carlos: Esa frase siempre me la decías cuando no estaba listo con algún enfrentamiento mío.

- Y funcionaba, ¿o no?

Carlos: Si... -suelta una sonrisa.

Su padre lo ve y sonríe con el.

- Por cierto hijo, ¿Por qué ya no a venido tu amigo? El de pelo blanco de esa vez.

Él se queda sorprendido y voltea su cara a otro lado.

Carlos: Él no quiere que empeores, dice que te volverá a ver cuando recuperes tus fuerzas lo suficiente, que por ahora lo mejor es alejarse para que puedas mejorar más rápido.

- ¿Pero que escusa es esa? -se indigna-. Además, no es como si su presencia hace que me sienta mal, o que empeore mi salud.

Carlos: (No es por eso) -piensa mientras ladea la cabeza con negación- Solo quiere que mejores con tranquilidad, es todo. Piensa que mucha gente aquí te pueda hacer mas daño que bien.

- Esta bien lo aceptare porque tiene el porte de un buen hombre, pero una pregunta hijo, ¿Por qué no se deja su cabello natural, ¿Así como el tuyo? Que necesidad hay de pintárselo de blanco.

Carlos: No es que se lo pinte papá, el nació así.

- ¿Ah sí? -se queda extrañado-, ¿De donde sacas a esos amigos tuyos?

Carlos: Si te dijera... -toca su nuca con culpa-.

- Bueno. Es hora de que vayas a casa hijo, ya es muy tarde y debes descansar bien.

Carlos: Mejor me quedo, irme ahora estaría un poco... bueno, raro, no crees? Sería insensible.

- Son las doce hijo, vuelve a casa y descansa mejor, para que mañana despiertes al 100 y trabajes correctamente.

Carlos: ¿Estas seguro de que estarás bien si me voy?

- Completamente. Siempre lo estoy.

Carlos: No es por desconfiar pero, te dejaré tu celular aquí para que puedas llamarme o alguna de las enfermeras por si sucede algo.

- No lo necesitare hijo, pero esta bien.

Carlos: Ok, entonces me voy -se levanta de la silla y le da un abrazo a su padre-. Duerme bien, por favor, y tomate tus pastillas.

- Lo haré hijo.

Él se va hacia la entrada y se despide de su padre. Él ve a una enfermera pasar y habla con ella.

Carlos: Podría asegurarse que mi padre este bien atendido hasta que regrese, me tengo que retirar.

- Por supuesto, el señor Luis estará bien checado toda la noche.

Carlos: Gracias. Le deje sus cosas y lo necesario en caso de que pase algo.

- Claro que si, lo tomaremos en cuenta.

Carlos se va, y él hombre en el cuarto piensa después de su partida, voltea su cabeza y toma una foto de su familia que se encontraba en una pequeña mesa y piensa.


Luis: -exhala- Ya quiero ir contigo cariño, pero aun tengo que cumplir la promesa que te hice. Solo espero que me den más tiempo del que Carlos sabe.

Al otro lado de la ventana en la oscuridad de la noche se encontraba Zak, quien observaba con brazos cruzados, con una expresión de frialdad y preocupación al hombre mientras exhala pesadamente; posteriormente voltea hacia la salida del hospital de donde sale Carlos mientras este se aleja del hospital.

Zak: Y pensar que después de todo aun ocultas muchas cosas.

Carlos sale sin prisa y se dirige a casa.

Al llegar a su departamento, enciende una sola luz y empieza a dejar las compras anteriores en la mesa, toma una de las sillas y se sienta viendo a sus compras en la poca iluminación de esa habitación.

Exhala fuertemente tocando sus brazos con presión y se vuelve a levantar para acomodar las compras.

En un instante le llega una notificación, el saca su teléfono del pantalón y lo enciende. Habré las notificaciones y ve dos, una de su padre mostrando una foto de él con pose para fotos frente a sus pastillas con un mensaje:

"Buenas noches hijo"

El saca una risa pequeña y le manda un emoji de despedida. Después se dirige a la otra notificación, que era de un número desconocido de sus contactos, pero al abrir el mensaje se encuentra con la sorpresa de que era de Arista.

A<Hola>

El abre la notificación y responde el mensaje.

C <Hola>

Envía el mensaje y muy pronto tiene respuesta.

A <Vaya que tardaste en responder>

C <Lamento la demora. Tuve cosas que hacer> 

A <Yo lo lamento por si estabas dormido>

C <Descuida, apenas llegue a casa de echo>

A <¿En serio?>

C <Si, además, no tengo mucho sueño>

A <¿Ah no?¿Por que?>

C <Simplemente por ahora no quiero dormir>

A <Eso es aceptable. Pero el insomnio es algo serio, así que cuídate>

C <Lo hare. ¿Y tu no se supone que estas trabajando?>

A <Se "supone", pero ya vez, es un pequeño descanso>

C <¿A las 12?>

A <Horario laboral amigo>

Carlos: -se sorprende y sonríe-. ("Amigo..." ¿De verdad?)

C <Ya veo, ¿y tienes sueño?>

A <Yo si, obviamente, podre haber dormido por dos días casi casi, y aun así tengo sueño>

C <Será lo normal, ya luego te acostumbraras>

A <Eso espero. Pero si esto sigue así le tendré que reclamar a Brisa por eso>

El suelta una pequeña mueca de risa y contesta.

C <Te apoyare por eso>

A <Bueno, solo quería saludar y verificar que no me hayas estafado con tu número>

C <Si te lo hubiera dado mal, no te habría contestado>

A <Ya se. Pero bueno, ya que lo verifique ya me voy>

C <Jajaja esta bien>

A <Adiós, que irónico, ya me viene y ya me voy xb>

A <Ok, eso sonó raro :v>

El suelta otra risa.

c <XD Ok, entonces yo también me voy>

A <Muy bien señorito responsable, buenas noches>

C <Espero que si sean buenas para usted chica rebelde>

A <XD>

Y ese fue el último mensaje. El suelta una sonrisa y apaga su teléfono. Camina hacia su cuarto, deja sus ropas sobre la cama y procede a darse un largo baño terminando con las experiencias del día, pero en su momento de tranquilidad, a las afueras en su cuarto una nueva notificación llega sin previo aviso.

C <Hola... Soy yo>

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Buenos amigos esto es todo por hoy.

Uffffffffff, hace siglos que no actualizaba nada, pero es por una buena razón que ya explique en otra de mis historias, así que esperen otro siglo para que vuelva a actualizar.

Nos vemos cuando actualice en otros lados, y sa-yo-nara :b

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