Capitulo único
El britanico se encontraba descanzando en el sofa, ese día tuvieron muchos problemas (Entre ellos, nuevamente zombies) que lo habían dejado demasiado agotado y hasta adolorido por alguna rara razón.
El amante de la Coca-Cola y el de las armas habían salido a comprar la comida que faltaba en casa (Entre ella la bebida carbonatada y preferida del chico del suéter verde), dejandole sólo con el narcisista, el cual se hallaba en esos momentos en su habitación. Tom sentía algo de curiosidad, el pelinaranja llevaba casi toda la mañana (antes de los problemas) ahí, le preocupaba un poco al menos porque aunque no lo pareciera; Matt era su amigo, trataba de procurarle al menos un poco y no hacerle sentir mal como acostumbraba.
El de suéter azul decidió ir directamente a la habitación del amante de los espejos, determinado a saber que demonios le ocurría. Se acercó a la puerta y tocó.
- ¿Matt? -Aquel cuarto estaba demasiado oscuro, dandole un escalofrío de mal augurío.
El otro no respondío, a lo que el amante del Smidorff se adentró poco a poco en la habitación, encontrado al ojiazul en una de las esquinas de esta. Parecía estar dormido, a lo cual el de cuencas vacías se acercó al otro de una manera lenta para (Por si lo estaba) no despertarle.
A medida que se acercabá, vidrios de algún cristal rojo aparecían; primero fueron como 2 o 3 a lo mucho porque eran piezas grandes, luego parecía haberse caído varios vasos o espejos debido a los fragmentos pequeños de cristal. Su cara formó una mueca de preocupación cada vez más notoría, encontrandose finalmente con un espejo mediano destrozado y unas gotas pequeñas de sangre en el centro del mismo, por lo que lo llevó a alarmarse y caminar rapidamente hasta el pelinaranja, notando que dejó su mano derecha reposando a su lado y ensangrentada de los nudillos (aunque la sangre estaba un poco seca ya).
- ¿¡Matt?! ¿¡Qué demonios pasó aquí?! -El castaño se agachó a la altura de como estaba Matt ahora, el cual estaba recargado por culpa del dolor y con lagrimás en sus ojos cerrados.
- ¿Tom? -Matt abrió un poco los ojos, aquellos irises azul zafiro reflejaban haber llorado durante un buen tiempo, sobre todo por el rojizo de la pupila y la hinchazon de ambos, aunque también tenía la mejilla roja y el labios.
- L-Lamento que me vieras así, y-yo limpiaré el- ¡Ah! -Al tratar de levantarse, se encajó un poco de los pedazos de cristal roto, terminó cayendose de sentón mientras tomabá su rodilla izquierda y rompiendo en llanto nuevamente.
- ¡Matt, no debisté levantarte! ¡Ya estás muy herido! -El alcoholico le asustó ante las acciones del otro, para luego suspirar- Ven... Voy a curarte. -Tomó al chico herido entre sus brazos y se dirigió a la sala, recostandole en el sofa en el que anteriormente descanzaba para buscar el botiquín de primeros auxilios.
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Con el ojiazul ya curado y vendado, el cuencas vacías decidió que era buena idea preguntar el porque del origen de la anterior situación, aun sabiendo sobre la tensión que causaría la pregunta y que posiblemente el otro se negaría a contestarle debido a su ya típica y testaruda personalidad de este.
- Matt- -Antes de siquiera preguntar, el otro interrumpió.
- Se lo que me preguntarás Tom -Suspiró antes de continuar- Y no lo se, no se... la respuesta, cuando menos lo pensé ya había quebrado el espejo y empezado a llorar... Y lamento haberte hecho limpiar mi desastre... -Se sentía demasiado decaído en ese momento, demasiado cansado también, se alegraba de al menos de haberse disculpado sin caer dormido por culpa de haber descanzado durante casi una semana a causa de unas horriblemente constantes pesadillas.
- ... Y porque... -Pensaba en formular bien la pregunta, por más sarcastico que fuera, su cerebro y mucho menos su corazón le permitirían dañarle cuando él ya estabá adolorido; fisica y mentalmente hablando- ¿Porque no saliste? -
- ¿De que hablás? -Exclamó confundido.
- Se que tenías una razón y por algo rompiste tu espejo, tú nunca dejarías que le pasará algo, ¿porque no confías en mí? -Tom no estaba equivocado, había una razón por la cual el narcisista le ocultaba la verdad al britanico, una verdad que incluía al de ojos cafeses, quién aun no había llegado con el noruego-
- ¡P-Porque...! -El chico antes de decirlo en un solo grito, se detuvó, sabía que le contradiría o que le pasaría algo doloroso nuevamente, más doloroso que el golpe de Edd, un rechazo. Cualquier palabra que Tom le dijera, incluso si no pretendía ser dolorosa lo era, y más de lo que él otro creía.-
- Porque... Edd me golpeó... -Murmuró a lo bajo, en verdad no quería una respuesta sarcastica de parte del castaño.
- Matt porfavor- -Nuevamente se le interrumpió.
- ¡Edd me golpeó porque soy un gran idiota! -Matt gritó mientras su mirada se volvería a nublar, su vista cambió de observar a la nada a mirar al chico amante del smidorff- ¡Soy un idiota narcisista que lo único que hace es pensar en si mismo, aunque en realidad no lo sea! -
- Matt yo- -Otra vez-
- ¡Yo se que puedo actuar así en ciertas ocasiones, pero enrealidad me preocupo por ustedes! ¡Yo-! -Hubo otra interrupción, esta vez por parte de Tom, quien al escuchar cada una de las palabras del pelinaranja, sabía que estaba shokeado y confundido, él no necesitaba su sarcasmo o ironía pura, él necesitaba... que le comprendieran y que le quisieran.
Aquellas cuencas vacías empezaron a volverse cascadas por las lagrimás, los ojos azul resplandeciente también eran ocupadas por aquellas gotas amargamente saladas que salieron desenfrenadas por todo el mar de emociones inestables encontradas, cuyas encajaban como anillo al dedo con las memorias y pensamientos pesimistas de ambos.
- Tom yo- -Volvío a ser callado, por esta ocasión por los labios del castaño, de los cuales el pelinaranja no se apartó y correspondió con tristeza, melancolía y felicidad. Aunque fue corto, aquel beso bastó para transmitir lo doloroso del momento, pero también aquel sentimiento de apoyo del britanico al ojiazul.
- Matt, se perfectamente que te preocupas por todos, incluso por Edd aunque te haya golpeado, no tienes porque justificarte ni mucho menos insultarte -Dijo después de besarle, tomó entre sus manos el rostro del otro, mirandole directamente con aquel oscuro y frío pero reconfortante vació.
- Lo siento, en verdad lo siento Tommy -Haciendo los mismos gestos de chico de pelo en punta, aun tenían lagrimás.
- No tienes porque pedirlo -Tom sonrío como pocas veces en su vida, sabía la preocupación del otro para ser aceptado, porque le había pasado algo similar en los principios de la escuela, cuando no tenía a nadie importante en su vida.
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- ¡Tom! ¡Matt! ¡Llegamos! -El chico de verde que cargaba la bolsa de los viveres pasó gritando por la puerta principal, el amante de las armas lo venía tomando de la mano después de una gran plática sobre "sentimientos" y ese tipo de cosas (en realidad Tord se había perdido y cuando encontró a Edd, ya no lo quizó soltar).
- Edd, debes ver esto -El de sueter rojo había ido sin el otro a la sala, el castaño claro después de ordenar lo traído y tomar una Coca Cola del refrigerador, se dirigió a donde el noruego para encontrarse con algo un poco inesperado:
El alcoholico y el narcisista estaban dormidos en el sofa, el más chico abrazaba al más alto, acurrucados el uno contra el otro, con los pies entrelazados, el pelo revuelto y los suéteres de ambos cubriendoles.
- Aw~ Que bonito~ -Edd posicionó ambas manos en su cintura mientras daba un tono de voz graciosamente aniñado- Pasame una sabana -
Tord obedeció sin pensarlo mucho, cuando se la extendió el castaño claro los cubrió, tomó nuevamente la mano del chico y apagó la luz de la sala de estar, llevandose lejos al otro.
- Hay que dejarlos en paz -
|| Fin 1/4 ||
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