¿Alguna vez han sentido esa necesidad  de hacer contacto físico? Es decir, ese impulso de querer sujetar la mano o tocar el hombro... en fin, esa necesidad de mostrar algo mediante un toque.

Creo que eso sólo pasa con las personas que son muy cercanas, con esas personas con las que no te incomoda atravesar esa barrera del espacio personal.

Y cuando la otra persona lee tú mente, o siente también esa necesidad y hace lo que tú no eras capaz de hacer es como si todo volviera a estar en orden.

Un día, mientras yo no sabía qué hacer con mis manos, mientras sentía  toda esa gama de emociones dentro de mí que sólo se expresaba por una sonrisa incomoda él preguntó si estaba bien si sujetaba mi mano.

Yo solo pude decir que sí porque parte de mí estaba impresionada de que él  supiera que yo necesitaba  eso. Entonces sujetó mi mano y la entrelazó con la suya. La apretó y no la soltó.

Y la incomodidad que creí sentir nunca apareció porque era como si su mano y la mía estuvieran acostumbradas al contacto del otro. Era como tenía que ser.