Capituo.15
Las horas pasaron, Masaru seguía aferrado a su mellizo, estaban acostados en el sofá, tomando de la mano de Mitsuki y sollozando, le dolía verle de esa manera, estaba seguro de que seguía con vida, no estaba frío, aun sentía algo de calor en él, esa pequeña esperanza seguía en él, mientras tanto los adultos esperaban a que alguien llegara, cosa que no tardo en suceder, por la puerta de la agencia apareció una muy enojada Kouyou y un Mori algo incómodo, venia sin Elise ya que esta se reusó a ir.
—¡¡ ¿Qué demonios le has hecho a mi niños?, explícamelo!!
— ¿Tus niños? —Pregunto Dazai extrañado y con una sonrisa juguetona— yo que sepa me case con Chuya no contigo Anne-san.
—Sabes a lo que me refiero.
—Si es paciente le explicaré, aunque dudo que quiera hacerlo.
—No estoy aquí para tomar té.
— ¿creo que no lo es?
—Te has metido en un gran apuro, Dazai-kun.
—Si —Dazai se atrevió a ver a Mori— aunque me cueste admitirlo, necesito ayuda, están en el sofá.
—Por más que no me agrade venir a este lugar —Miro a Fukuzawa — esos niños son queridos por todos los de este lugar y la Port Mafia.
— ¿Entonces ayudaras?
—Sabes ésos niños una vez vinieron a mi oficina, muy atrevidos, se pararon frente al edificio, y aun con los guardias ellos parecían no asustarse el mayor con un rostro retador igual al de. Chuya cuando lo conocimos y el menor, tranquilo y sereno detrás de su hermano y de vez en cuando rodando los ojos. Me recordaron a ustedes, sé que pase lo que pase saldrán adelante porque no están solos, y pienso que Fukuzawa está de acuerdo de que esos niños podrían ser la nieva era de las horas reloj, por eso ayudare.
—No era necesario tanto drama para decir un si —menciono el castaño aburrido — pero no metas a mis hijos en ese plan, aun así gracias por ayudar.
Mori solo sonrió algo incómodo y se dirigió a los pequeños, Yosano le seguía al igual que los demás, alguien tendría que encargarse del pequeño Masaru que se negaría a separarse de su hermano, ya lo habían intentado un montón de veces y se había negado rotundamente, estaba muy unido a él, se acercaron lo suficiente, Masaru los sintió y abrió sus ojos, observándolos, el primero en hablar fue Dazai.
—Masaru, tienen que revisar a Mitsuki, Yosano te revisara a ti —dijo mientras a la mano de Mitsuki— ¿Que le harán? ¿No lo van a dañar, verdad?
—Te prometo no hacerle nada, solo será un chequeo como el que Yosano te hará a ti —dijo Mori sentándose a su lado, mientras acaricia su cabeza— Ve con ella esto no tardará, será solo como la vez que fueron a visitarme, te dará unas galletas, platicaran y luego regresaras.
— ¿Lo promete, Mori-san?
El mayor asintió, Masaru poco a poco se separó de su mellizo y se fue con Yosano a la parte de enfermería, Mori se acercó a Mitsuki, comenzando a revisarlo, Dazai y Chūya miraban a detalle todo lo que Mori realizaba, a los momentos término, observo a ambos y suspiro.
—Se encuentra bien, pero no creo que siga así por más tiempo.
— ¿A qué se refiere? —preguntó Chuya sin entender.
—Quiere decir que si no encontramos una solución pronto Mitsuki desaparecerá literalmente, si no encontramos una forma...
—Llevas diciendo eso horas bastardo y no tienes ni una maldita idea de cómo regresarlo, confíe en ti, prometiste que nada les pasaría —le agarró del cuello apretándolo, asustando a todos, Chuya parecía dispuesto a matarle.
—Esta Masaru aquí —menciono con voz neutral y desviando la mirada.
— ¡Tengo dos hijos Dazai no uno! Quiero a mis dos hijos de vuelta.
—No todo en esta vida es posible.
Chuya apretó más su cuello, podían jurar todos ahí qué escuchaban algo quebrarse, hasta que Morí intervino.
—Chuya-Kun, no le tomes importancia a lo que diga, parezca o no el está entrando en pánico, está preocupado por sus hijos, pero no sabe cómo comportarse y con tal de no perder la cordura dice todo eso aunque sea hiriente.
— ¿Cómo está tan seguro que este imbécil no lo dice en serio?
—Yo lo eduque, así de simple.
Chuya dirigió su mirada nuevamente hacia el castaño quien desviaba la mirada pero su expresión era vacía, no sabía cómo Mori podía decir algo así, pero decidió confiar, él también estaba algo alterado, quito un poco de precio el en cuello del castaño, eso llamo su atención.
— ¿Cómo podemos recuperarlo?
—Necesita una habilidad para subsistir... Pero eso...
—Es casi imposible —comentó Mori— lo que hiciste fue una locura.
—No hay ninguna habilidad que este sin un dotado, un cuerpo, ya investigué por todas partes —aclaro Kunikida.
—Dazai-san.... ¿puedo opinar?
—Claro Atsushi-kun... Si es una idea buena escucharé.
—Una transferencia de habilidad, puede funcionar.
— ¿Transferencia de habilidad?
—La madre de Kyoka lo hizo con ella, supongo que puede funcionar con otra persona.
—Tomando en cuenta ello es correcto pero ¿quién sedería su habilidad? —dijo en voz alta mientras retiraba la mano de Chuya de su cuello.
Todos en el salón permanecieron callados, nadie estaba dispuesto a dar su propia habilidad y olvidarse de esta no después de haber vivido siempre con ella.
—Nadie es tan estúpido —dijo irritado Chuya — Yo lo haré.
—Nadie excepto el perchero, Chuya si lo haces adiós habilidad, adiós Port mafia, adiós vida.
— ¿Crees que eso me importa? ¿Y porque no se la sedes tu momia?
—Tú me prohibiste morir hasta que los niños se graduaran de la universidad, afronta tus malas decisiones y créeme que me estoy esforzando por no ahorcarme ahora mismo.
—Entonces di algo bastardo.
—El buscar un dotado que odie su habilidad es, tardado y a Mitsuki no le queda mucho a decir verdad, aunque esté en un estado casi muerto, Yosano no puede curarle por el hecho de que necesita de una habilidad para subsistir, y el único que puede darle su habilidad es...
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