Capitulo.9

Mitsuki y Masaru veían a todas las personas de la agencia de un lado a otro, su padre de alguna forma estaba alterado nunca lo vieron de esa manera, era muy preocupante.

Estaban en un sofá tomados de la mano temblando y aguantando las ganas de llorar, todos estaban tan ocupados que no podían atender a los niños, los encargados de cuidarlos eran Kyouka y Atsushi, mas no hacían más que alterar los, o los pequeños hacían llorar al peli blanco, no era su intención pero ellos lloraban y por alguna razón el contrario también empezaba a llorar y tenían que consolarlo a él también (hormonas del embarazo).

En un momento de descuido los niños salieron del lugar, para caminar por las calles, se sabían los lugares de memoria, se dirigieron a cierto lugar tan significativo para toda su familia.

Mientras en la oficina, Dazai estaba muy estresado, las llamadas constantes de Kouyou lo alteraban más y su cabeza en ese momento no funcionaba bien.

"¿porque la rata querría atacar ahora? ¿Después de tantos años aún sigue amando a Chūya?"

Esas preguntas y más invadían su cabeza, pero algo tenía muy presente, tenía que ver por sus hijos, además y lo más importante encontraría a Chūya, no se lo daría a la rata nunca, no lo hizo en el pasado, no lo haría ahora.

Algo lo saco de sus pensamientos un grito de enojo de parte de Kunikida, miro a donde se encontraba, al hacerlo sus ojos se abrieron y se levantó de la silla donde estaba sentado, sus hijos se habían ido, quien sabe dónde, estén donde estén, estarían en peligro si Fyodor estaba por las calles, abrió su cajón del escritorio y saco una pistola que guardaba desde hace mucho y no pensó en usar más, salió lo más rápido posible, sus ojos tenían un rojizo que años no se veían, su carácter de demonio predijo había aparecido.

Mitsuki y Masaru caminaron lo más aprisa que pudieron, no querían ser encontrados, o al menos no aun, al estar cerca de su lugar preferido, corrieron, al llegar respiraban agitados y no pudieron evitar romper en llanto.

— ¡Tío Odasaku, p-por favor que mamá este bien! —dijeron ambos mientras se sentaban junto la tumba.

—P-Papá está muy raro, nervioso... Él no es así —menciono Masaru abrazando a su hermano.

—M-Mamá nunca estuvo tanto fuera de casa, eso nos preocupa, no queremos que le pase nada por nuestro egoísmo.

Los pequeños seguían llorando a mas no poder, sintieron como acariciaban sus pequeñas cabezas, estos no se asustaron sabían quien era, desde pequeños visitaron a su tío, y siempre sentían aquel gesto de cariño, cada tanto le pedían a Chūya ir a verlo, con el hablaban aquello que les ocultaban a sus padres para no preocuparles.

Sus llantos fueron interrumpidos por unos aplausos estruendosos, los niños se asustaron y miraron a sus espaldas encontrándose con un pelinegro de ojos violeta, ellos en seguida se levantaron e hicieron atrás, Mitsuki puso atrás de él a Masaru, aunque pareciera lo contrario Mitsuki protegerían a su mellizo menor aunque le costara la vida, tal y como su padre y madre hacen con ellos.

—No tienen que temerme, soy un amigo de su madre.

— ¿Amigo de mamá? —dijeron ambos sin dejar su posición y sin bajar la guardia.

—Sí, el me conto de ambos, el de adelante es Mitsuki, el Gemelo mayor por 2 minutos y el de atrás el gemelo menor Masaru, sé que les gusta fingir que Masaru es el mayor y Mitsuki el menor.

— ¿cómo conoces a mamá? —dijo a la defensiva Mitsuki y el solo sonrió.

—Tienes el carácter de Dazai a pesar de tener la mirada de Chuya.

— ¿Cuál es tu nombre? —Pregunto Masaru, ganándose una mirada de regaño por parte de su gemelo— ¿Qué? Hay que ser educados.

—Fyodor Dostoyevsky —hizo una leve reverencia— yo sé dónde está su madre, y puedo ayudarles a ir con él, pero no deben contárselo a su padre.

— ¿Por qué no? —Pregunto Mitsuki.

—Si lo hacen, me alejará y me hará cosas horribles.

— ¡Papá no sería capaz de eso!! —gritó Masaru.

—Además eres un alfa y poderoso —Dijo con tono de desagrado Mitsuki.

—Sí, soy un alfa pero eso no quiere decir que sea buena idea pelear con él, me sorprende que lo sepas la única manera de saberlo es por mi aroma, entonces eso quiere decir que ya desarrollaste tus sentidos e incluso una habilidad.

—No sé de qué hablas, solo estaba jugueteando y bueno mis deducciones no eran inciertas.

—Si en definitiva eres como Dazai, tienen aroma a Leche es muy extraño, no tienen aroma fijo.

— ¿Puedes dejar de interrogarnos y decirnos qué quieres?

—Hay tantas cosas que no saben, si gustan también puedo decirles, me enterado qué quieren saber sobre el pasado de sus padres.

— ¿De verdad podemos confiar en ti? —Dijo Masaru.

—Por supuesto, soy de confianza, —se acerca y le coloca una pulsera a Masaru— si deciden confiar en mí, activen esa pulsera e iré enseguida.

— ¿Cómo sabemos que no nos matarás?

—Por qué me importan, consideren me parte de su familia.

—Nunca te vemos visto en la vida.

—Eso es porque su padre y yo tenemos desacuerdos.

—Papá no mataría a nadie por un desacuerdo.

—Oh, ¿qué tan seguro estas de eso?

Los niños permanecieron callados, no lo estaban, sabían que su padre mataba gente pero no sabían si lo seguía haciendo actualmente, y si él tenía razón no podían decirle nada a su padre porque mataría a la única persona que sabe el paradero de su madre.

Fyodor simplemente sonrió levemente y se despidió dejando a los pequeños con dudas, a sus espaldas escucharon la voz de Dazai y lo observaron asustándose, aquella mirada rojiza les daba miedo, aparte de que Dazai les grito y regaño, ellos solo pidieron perdón agachando la mirada, Dazai suspiro y los abrazo cargándolo, ambos pequeños decidieron no decir nada.

Mientras tanto Fyodor caminaba alegremente a un pasadizo, estaba feliz, llegó a cierto salón que solo iluminaba cierta parte, se quedó enfrente de esta y sonrió.

—Tienes unos hijos tan buenos Chuya, lástima que no los veras nuevamente —se acercó a besarlo, a lo que recibió una mordida por parte del más bajo.

—Púdrete.

—No estás en condición de hablar de esa manera, ¿creíste que podías conmigo sin tener tu habilidad?

—No necesito de una habilidad para acabar contigo.

—Opino diferente, con solo ver a tus pequeños supe quien se quedó con tu habilidad.

— ¡Déjalos en paz a ellos!

—Pero es más divertido manipularles a ellos para que estén en contra de su propio padre, ya vieron una pequeña parte del demonio prodigio, porque no seguir hasta que lo odien, porque en si él tuvo la culpa de que estés aquí sentado y atado, sin habilidad, siendo débil.

— ¿De qué hablas?

— ¿Que no sabes que él fue el causante de que tu un Alfa en todo su esplendor se convirtiera en un Omega débil qué se doblega ante él?

—Ah, de verdad que tú no sabes nada —soltó una risa— eres un imbécil.

—Tú eras un grandioso Alfa y te convertiste en omega, aunque siendo sinceros si te hubieras quedado a mi lado, también lo hubiera pero uno más sumiso y obediente.

Chuya trato de pararse pero unas cadenas en sus muñecas y piernas se lo impidieron.

—Veamos hasta donde llega este teatro.

Fyodor se marchó de la habitación dejando a un Chuya maldiciendo lo a él y a todos a su favor, pero el mejor que nadie sabía que no podía hacer nada.

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