Capitulo.18

Dazai y Chūya no podían creer que su pequeño estuviera de vuelta con ellos, lo único que sabían era que la puerta se abrió y Masaru estaba tomado de la mano de Mitsuki quien tallaba sus ojitos porque estaba llorando, solo los pequeños sabían que había pasado.

Masaru sonrió y triste y acaricio su mejilla por última vez y recostó a su hermano, el de la misma manera se recostó y cerro sus ojos, algo lo hizo abrir nuevamente los ojos, sintió a alguien detrás se él, al observar hacia atrás se sorprendió ver aquella habilidad en manos de su tío Odasaku se sentó en el sofá, antes de que Masaru pudiera hacer o decir algo, Sakunosuke le alboroto el cabello y le entrego la habilidad a Mitsuki, quien a los pocos momentos comenzó a hacer movimientos de respiración para después abrir lentamente sus ojos, y se sentó en el sofá, Masaru lo miraba y no pudo evitar comenzar a llorar mientras abrazaba a su querido hermano, Mitsuki sin más solo lo abrazo, para el sólo habían pasado un par de segundos, de manera rápida pudo observar a su tío oda, pero ladeo la cabeza algo confundido ya que eso no era posible.

Al ayudarle a pararse y comenzar a salir, se notaba a Mitsuki muy triste, Masaru no pudo preguntar más ya que al salir, Chūya abrazo fuertemente a los pequeños, mientras lloraba, era la primera vez que lo veían así, algo quito aquel ambiente tan pacífico, Mitsuki pregunto algo que tenso a los mayores haciendo que lo miraran.

—¿De verdad ya no nos quieren, nunca nos quisieron?

Preguntó entre lágrimas el pequeño y con la mirada agachada, todos los presentes sintieron lástima por ello, si bien el que Dazai le hubiera dicho eso y que Chūya les siguiera no fue lo mejor, lo hicieron para salvarles, Dazai se inclinó a su pequeña altura y alboroto su cabello causando que el pequeño lo mirara llorando, Dazai sonrió levemente mientras le secaba las lágrimas.

—Son lo más preciado que tenemos, claro que los queremos, ustedes y Chuya son lo que me mantienen vivo, lo que me da felicidad.

Respondió Dazai con sinceridad, el pequeño volteo a ver a Chūya no vasto que dijera algo, Chūya estaba llorado y lo abrazaba temblando, el pequeño se aferró a la chaqueta del pelinaranja y sus ojos comenzaron de nuevo a estar cristalinos para después romper en llanto, Chūya se aferraba a él con miedo de dejarle ir, Dazai sonrió ante eso, miro a Masaru quien los veía en silencio, mientras ladeaba la cabeza para después poner una cara de tristeza, Dazai sonrió, se parecía tanto a Chūya, su carácter era igual cuando las cosas eran tranquilas, acaricio su cabello, eso hizo que el pequeño le mostrara atención y sonriera.

—El tío Odasaku le entrego su habilidad yo tengo la otra, La de su asesinó...

—Dazai negó y lo tomo en brazos— es tu habilidad, ya no es de él, el portador anterior ya no existe su habilidad no carga con sus pecados.

— ¿De verdad?

—Sí, de verdad.

Dijo para después mirar adentro entre el sofá y la ventana pudo verse una silueta que para Dazai era muy melancólica, se separó de su familia, dejando a Masaru con los demás y se dirigió a la silueta, quedo frente a ella y sonrió, Dazai mostraba una sonrisa de felicidad mezclada con tristeza.

—Gracias Odasaku, gracias por devolverme a Mitsuki, y tener a mi familia nuevamente.

Odasaku sonrió, se acercó a Dazai y acaricio su cabeza para después decir "Lo has hecho bien, Cuídalos", Dazai cerro sus ojos y sonrió dejándose envolver por aquel tacto, cuando dejo de sentirlo miro atrás ya no se encontraba nadie, suspiro y metió sus manos en las bolsas de su abrigo, mientras sonreía, miro a la puerta donde se dejó ver a un Masaru y Mitsuki muy energéticos, era como si aquellos momentos de angustia nunca hubieran pasado, los pequeños se acercaron.

—Tenemos hambre —Dazai acaricio sus cabezas alborotando sus cabellos.

—Bien pero Kunikida-kun pagara todo.

Pudo escucharse un quejido afuera junto a unas risas, ese fue el momento que más preocupó a Chūya y Dazai, no lo olvidaran pero esperan no pasar por algo así nunca más.

Después de ir a comer, por recomendación de Mori y Yosano llevaron al pequeño al hospital para que le dieran un chequeo necesario que si somos sinceros ella tenía razón a causa de dejar de respirar por unos momentos, probablemente ocuparía un inhalador, pero era muy poco probable, ya después de 6 días podía regresar a su hogar por lo que al salir del hospital, comenzaron a caminar de regreso a casa, casi era hora de cenar.

—Niños —comenzó a hablar Chūya para después mirarlos, los pequeños le prestaban atención— les daremos un regalo.

— ¿Un regalo? —Ambos mayores rieron al ver como los pequeños ladeaban su cabeza— ¿qué clase de regalo?

—Resolveremos todas sus dudas esta noche, en un cuento.

— ¿¡De verdad?!

—Sí, pero recuerden, "No siempre las historias son como la cuentan" —comentó Dazai mientras abrazaba por la cintura a Chūya.

— ¡Esta bien!

Los niños corrieron felices a su cuarto para después esperar a que les llamaran para cenar, los mayores sonríen y van a sus respectivos lugares, todo volvía a la normalidad.

—Perdóname por todo lo que dije ese día.

—Ambos estábamos estresados —se colocó en el sofá abriendo sus brazos para que Chuya se acercara y se colocara en sus piernas cosa que no ardo en pasar y Dazai abrazo su cintura— no hay nada que disculpar pero aun así yo también me disculpo.

—Dazai que tal si...

—El Chibi está emocionado ¿a qué se debe?

—Agh solo dame un jodido beso

—Creo que hare algo más que darte un beso si sigues dejando salir ese aroma dulce

—Cálmate, los niños están aquí y no es momento para esto ya que Mitsuki acaba de salir del hospital.

—Pero...

— ¡Papa Chuya, donde esta nuestra piyama!

Los niños salieron del cuarto para encontrarse con un Dazai en el suelo desmayado y un Chuya sonrojado además de agitado mientras desprendía un aroma dulce, los niños se miraron entre si y comenzaron a hablar entre ellos con un idioma nuevo que inventaron.

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