Tenemos un problema
—¿Esto es una broma, verdad? —preguntó Jungkook con una risa estrepitosa que rápidamente se desvaneció al notar la seriedad en los rostros de los presentes—. ¿En serio?
—¿Crees que estamos de humor para bromas? —cuestionó su padre, el señor Jeon JiTae, cruzando los brazos. A su lado, el señor Kim, amigo y socio de toda la vida de su padre, observaba impasible. A unos metros de distancia se encontraba el odioso hijo mayor de Kim Taehyung, cuyo rostro permanecía inexpresivo.
Taehyung y Jungkook se conocían prácticamente desde siempre. Como se mencionó, sus padres eran amigos, lo que los condenó a convivir desde temprana edad. Compartieron pupitres desde el jardín de infantes, un período en el que floreció el odio de Jungkook hacia Taehyung, quien lideraba un grupo que en una ocasión le robó su almuerzo. Con los años, ese resentimiento creció hasta llevarlos al borde de visitar la comisaría en más de una ocasión.
Por lo tanto, lo que acababa de decir el señor Jeon no podía ser más que una broma.
—¿Qué estás insinuando, entonces? ¡No puedes hacerme esto!
—Modera tu tono, o podríamos tener un problema, —advirtió su padre.
—¿Un problema? ¡Me estás diciendo que debo casarme con ese energúmeno! ¡Creo que ya estamos teniendo un problema!
El señor Kim dio un paso hacia el Sol.
—Entiendo que estés sorprendido, pero no es necesario...
Jungkook apenas pudo reprimir una risa burlona.
—JiHoo, por favor, déjame a solas con mi hijo. Te llamaré en cuanto se canse de hacer su berrinche, —solicitó JiTae con un tono firme.
—Muy bien, estaremos en contacto. Taehyung, ven, —ordenó el señor Kim mientras se dirigía hacia la salida, esperando a que su hijo lo siguiera. Sin embargo, Taehyung se quedó inmóvil en su lugar y se rascó la cabeza, mostrando cierta confusión.
—¿De verdad me voy a casar con Jungkook? —preguntó Taehyung, revelando su inseguridad. Estas fueron sus primeras palabras desde que escuchó la noticia. Jungkook lo miró con odio.
—¡Te vas a casar con tu puta madre!
—¡Jeon Jungkook! —lo reprendió JiTae con una mirada furiosa, pero a Jungkook no parecía importarle en absoluto.
—Taehyung, déjalos hablar. Te explicaré todo en el camino. Vámonos, —ordenó JiHoo sin permitir objeciones, y finalmente su hijo lo siguió.
La oficina quedó vacía, dejando solo a Jungkook y al señor Jeon.
—¿De qué se trata esto? ¿Has decidido convertir mi vida en un infierno? De una vez te digo que primero me suicido antes de unir mi vida con ese idiota, —espetó Jungkook.
—Ahórrate tus chantajes para usarlos con tu madre. Te vas a casar con Taehyung y fin de la discusión.
—No puedes obligarme.
—Si, puedo. —respondió JiTae con calma a pesar de su evidente enojo.
—¿Qué vas a hacer? ¿Me vas a encerrar como si fuera la princesa de un cuento de hadas? —preguntó Jungkook con escepticismo.
—No, Jungkook, no voy a encerrarte. Tengo otros métodos más efectivos, —respondió su padre.
—¿Ahora de qué estás hablando? —inquirió Jungkook, mostrando su desconcierto.
—Si no cooperas y te casas con Taehyung, me veré obligado a... tomar medidas drásticas.
Jungkook frunció el ceño, intrigado.
—Si no cooperas, me veré obligado a eliminar cualquier apoyo financiero o influencia que puedas tener. Eso significa que cortaré tus conexiones con la empresa, —explicó el señor Jeon con seriedad. —No quiero que pienses que me complace recurrir a esto, pero debes entender lo importante que es este matrimonio para nuestra familia. Nuestra alianza con los Kim es esencial para el éxito continuo de nuestra empresa y, por lo tanto, para tu futuro.
JiTae se acercó a su hijo, colocando una mano sobre su hombro. Las palabras habían sido pronunciadas, la amenaza estaba en el aire, y la responsabilidad de tomar una decisión recaía sobre Jungkook. Después de unos momentos de silencio tenso, el señor Jeon se separó de su hijo y se dirigió a la puerta de la oficina.
Jungkook permaneció en su lugar, viendo cómo su padre abandonaba la oficina con una mezcla de enojo, confusión y ansiedad. La idea de casarse con Taehyung era inaceptable para él, pero su padre había dejado claro que no tenía muchas opciones.
Maldijo a su padre por haberlo colocado en esa situación. Desde su perspectiva, la Luna Kim siempre había sido un ser arrogante, superficial y completamente insoportable. No podía olvidar las humillaciones a las que el chico de la sonrisa rectangular lo había sometido y los desacuerdos que habían tenido desde niños. No quería ni imaginar lo que tendría que soportar si compartía su vida con él. No permitiría que su padre lo forzara a casarse con alguien a quien despreciaba.
El trayecto de regreso a la casa familiar Jeon estuvo envuelto en un sombrío silencio, solo roto por el monótono zumbido del motor de su auto. A pesar de tener su propio departamento, Jungkook pasaba la mayor parte de su tiempo en la casa de sus padres.
Apenas entró, se dirigió directamente a buscar a su madre.
Jeon SunHee era una mujer que aparentaba menos edad de la que realmente tenía. Se suponía que era ama de casa a tiempo completo, pero en realidad nunca aprendió a realizar bien las labores domésticas. Lo que sí se le daba muy bien era organizar al personal que los atendía.
Y también consentir a sus hijos más de lo necesario.
—¡Mamá! —llamó el Sol desde la planta principal. Al no obtener respuesta, subió por las escaleras hacia el segundo nivel y fue hacia el balcón, donde encontró a su progenitora regando las plantas—. ¡Mamá! ¿Sabías lo que papá estaba planeando? ¿Por qué no me lo dijiste? No puede obligarme a casarme con ese estúpido.
—¿Te vas a casar? —preguntó la Estrella, un poco confundida, dejando la regadera—. ¿Con quién? ¿La conozco? ¿Es bonita?
—Mamá~ —se quejó Jungkook en un tono infantil—. Papá quiere que me case con Kim Taehyung, ¿Tiene algún sentido?
—¿Con Kim Taehyung? Vaya, eso es inesperado.
—Papá quiere que me case con Taehyung para fortalecer la alianza con los Kim. ¿Cómo puedo casarme con alguien que no soporto?
—Kim Taehyung es guapo, digno de una Luna. —Comentó SunHee, aparentemente ignorando las quejas de su hijo.
—¡Mamá, no es momento de bromas! —Jungkook estaba desesperado—. Sabes lo mucho que he odiado a Taehyung desde siempre, y ahora mi propio padre quiere que me case con él. Esto es una pesadilla.
—¿Y qué puedo hacer, mi Sol?
—No puedo casarme con Taehyung. ¿No puedes hablar con papá y convencerlo de que esto es una locura?
SunHee asintió, prometiendo ayudar a su hijo.
—Hablaré con tu padre y trataré de entender sus razones, pero no puedo prometerte que cambie de opinión.
El Sol no se mostró muy convencido.
—Por favor, mamá, hazlo. Tengo que encontrar una forma de evitar esto. Esto no tiene sentido.
—Haré lo que pueda, mi Sol. —Sus palabras sonaron dulces y tranquilizadoras.
Jungkook terminó por asentir.
—Estoy seguro de que podrás convencer a papá. No puedo casarme con Taehyung, es simplemente inaceptable —afirmó Jungkook con determinación en su voz.
—Lo intentaré, mi Sol. Sabes que puedes confiar en mí.
—Gracias, mamá, eres la mejor —dijo Jungkook con un atisbo de esperanza en su voz.
Jungkook, sintiendo un poco de alivio después de su conversación con su madre, comenzó a alejarse del balcón para dirigirse a su propio dormitorio. Una vez dentro, se dejó caer en la cama con cansancio, pasando las manos por el cabello en un gesto de frustración. Su mente estaba llena de pensamientos tumultuosos.
A pesar de ser considerado por muchos como caprichoso por naturaleza, esta vez su negativa iba más allá. No se trataba solo de no querer casarse con el imbécil ese, sino de no querer ceder ante las decisiones de su padre y su deseo de controlar su vida. Jungkook era conocido por ser obstinado, pero esta vez sabía que tenía que ser más que eso. Necesitaba ser ingenioso, encontrar una manera de cambiar el rumbo de esta locura. Pero, ¿cómo? La respuesta aún le eludía. Mientras yacía en la cama, contemplando el techo, recordaba momentos pasados junto a Taehyung.
No había forma de negar que Taehyung había estado presente en su vida, a menudo de manera desagradable. Y ahora, su destino estaba ligado a él de una manera que no podía aceptar. Los minutos se convirtieron en horas mientras la oscuridad de la noche se cernía sobre la casa familiar Jeon. Cerró los ojos y suspiró, esperando que las horas de descanso le dieran la claridad que necesitaba. Aunque su cuerpo estaba agotado, su mente seguía trabajando en busca de una salida.
Por ahora, solo podía esperar…
Esperar a que su madre hiciera lo posible por hablar con su padre y detener esta boda forzada. Por fin, Jungkook cedió al agotamiento. Su mente, agitada por la situación, lo dejó rendido. Se hundió en un sueño inquieto, donde los rostros de sus padres y Taehyung se entrelazaban con sus propios temores y desafíos. La noche continuó su avance silencioso en la casa de los Jeon, dejando al joven heredero atrapado en un dilema que amenazaba con cambiar su vida de forma irreversible.
Jungkook despertó con un sobresalto. Se restregó los ojos y se incorporó en la cama, tomando su celular decidido a terminar con aquella situación.
—¿Hola? ¿Quién habla?
—No estoy dispuesto a aceptar este matrimonio forzado. No quiero casarme contigo, y estoy seguro de que tú tampoco quieres esto, así que piensa por una vez en tu vida y dime cómo vamos a solucionar la estupidez que se les ha ocurrido a nuestros padres —soltó Jungkook de golpe.
—¿Eres Jungkook? ¿Estás loco? ¿Llamarme a estas horas para esto? ¡Son las seis de la mañana!
Taehyung, aún medio adormilado, se quejó del inusual llamado temprano en la mañana, algo que al Sol no le podía importar menos.
—Sí, soy Jungkook, y no me importa la hora. Tenemos un problema, un problema grande. Nuestros padres quieren que nos casemos, imbécil. ¡Nos casemos! Necesitamos encontrar una forma de evitarlo.
—No puedo creer que me llames a estas horas para esto.
Jungkook estaba a punto de explotar debido a la frustración. No esperaba que Kim Taehyung se tomara las cosas en serio, pero tampoco podía creer que estuviera ignorando lo que le estaba diciendo cuando era algo de suma importancia para ambos. Se trataba de sus vidas, y como querían forzarlos a estar juntos, al menos debería darle el mínimo de interés a eso.
De igual manera, no estaba dispuesto a ceder ante la actitud despreocupada del mayor. Por mucho que le molestara.
—¿Es que no entiendes la gravedad de la situación, imbécil? Esto es serio, y no puedes simplemente ignorarlo.
Taehyung dejó escapar un suspiro exasperado.
—Estoy casi seguro de que ayer escuché las mismas palabras que tú, Jeon. Pero, si te soy sincero, no me importa si nos casamos o no. Así que… ¿Por qué debería preocuparme?
El Sol se tragó todos los insultos hacia el mayor. Sabía que si comenzaba una discusión, Kim Taehyung no lo escucharía.
Jungkook colgó el teléfono, sintiéndose aún más frustrado y atrapado en esta situación. Sabía que debía encontrar una solución, pero hacerlo con un Taehyung tan apático no sería fácil. Por primera vez, Jungkook se dio cuenta de que la hostilidad entre ellos podría no ser el mayor obstáculo en su camino.
El desinterés comenzaba a tornarse preocupante. Jungkook comprendía que no podía permitirse rendirse. La situación le afectaba de lleno, y estaba decidido a luchar contra viento y marea para cambiar su destino. Una determinación ardiente iluminó sus ojos mientras se preparaba para lo que vendría a continuación. La atmósfera en la habitación de Jungkook se cargó de tensión y frustración, como una tormenta latente. Su mirada se perdió en el techo, reflexionando sobre el dilema que lo acechaba. A pesar de la indiferencia de Taehyung, sabía que no podía retroceder.
Con resolución, Jungkook se levantó de la cama y se vistió con determinación. Al abandonar la habitación, se preparó mentalmente para enfrentar cualquier obstáculo que se cruzara en su camino.
El Sol salió de la casa y se dirigió a su automóvil, con la mente enfocada en encontrar a Taehyung, sin importar su paradero.
Jungkook recorrió las calles de la ciudad, la frustración se entrelazaba con una larga historia de odio que se remontaba a su infancia. Taehyung siempre había demostrado ser un verdadero insensible.
Revivió en su mente las veces en las que había sido objeto de burlas, desde los juegos infantiles en la escuela hasta las peleas adolescentes. La sensación de no ser suficiente, de no estar a la altura de las expectativas del gran Kim, había sido un motivo constante de discordia entre ellos.
Jeon Jungkook cargaba un rencor profundo y arraigado. Los recuerdos de aquellos momentos de humillación y frustración se unían al resentimiento que había crecido con el paso de los años.
Jungkook había luchado incansablemente a lo largo de su vida para demostrar que era más que suficiente. Se esforzó al máximo para que todos comprendieran que no era inferior a nadie, y Taehyung personificaba sus mayores inseguridades.
Estaba decidido a enfrentar a cualquiera que se cruzara en su camino, ya que entendía que esta batalla era personal y que había esperado mucho tiempo para tomar el control de su destino.
Finalmente, llegó a su destino: un gimnasio, el lugar donde la Luna solía ejercitarse. Jungkook estacionó su automóvil y avanzó con determinación hacia el recinto. Al entrar al gimnasio, la música llenaba el aire, y las personas continuaban con sus ejercicios, sin prestar demasiada atención a su llegada. Taehyung se encontraba en medio de su rutina, ajeno a la llegada del Sol.
Jungkook se aproximó a Taehyung, cuyo rostro mostró sorpresa al ver a su rival. Recordaba claramente que la Luna no necesitaba entrenar debido a su don natural de belleza. Sin embargo, el orgullo y el narcisismo de Taehyung eran insuperables, y siempre buscaba mejorar aún lo que ya era perfecto.
"Estúpido Kim", murmuró Jungkook para sí mientras ambos se quedaban mirando en silencio. La rivalidad entre ellos era palpable, y el gimnasio se llenó de una atmósfera cargada de emociones reprimidas.
A pesar del profundo odio que sentía, Jungkook no tenía intenciones de provocar una pelea. Se encontraba allí con un propósito claro y esperaba que Taehyung lo entendiera, a pesar de lo poco probable que pareciera. La Luna, en cambio, lo observaba con una mezcla de sorpresa y desdén, descontento por haber sido interrumpido en pleno entrenamiento y menos aún por alguien a quien consideraba el niño consentido de los Jeon.
El Sol extrajo con rapidez un papel y un bolígrafo de su abrigo, escribiendo unas palabras sin emitir sonido. Luego, le ofreció el papel a Taehyung. El mensaje era claro y directo: "Estacionamiento trasero". Jungkook esperaba que la Luna estuviera dispuesto a escuchar y considerar su solicitud.
Taehyung tomó el papel con indiferencia mientras el menor se daba la vuelta y salía del gimnasio sin pronunciar una sola palabra. La Luna concluyó su rutina de ejercicios con calma, dirigiéndose hacia el estacionamiento trasero con curiosidad mezclada con cierta indiferencia. El Sol lo esperaba junto a su auto, y a pesar de la tensión persistente entre ellos, ambos sabían que no era el momento adecuado para pelear.
Una brisa suave acariciaba sus cabellos en la tranquila mañana mientras se miraban en silencio, y en el aire se percibía la curiosidad y la incertidumbre. La rivalidad aún ardía entre ellos, pero algo había cambiado.
Ninguno de los dos estaba seguro de qué esperar a continuación, pero quizás, solo quizás, algo más estaba comenzando a emerger. Se enfrentaban a algo más que su enemistad.
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