Doctor Michaelis Sebastian Michaelis y tu +18
Dedicado a All_you_need_is_jump
Espero que te guste :)
Doctor Michaelis Sebastian Michaelis y tu +18
Cómo explicarlo de una manera simple... estoy secuestrada en mi propia casa por mi novio.
- Sebastian... ¿no crees que ya es suficiente de estar estudiando anatomía? – Sebastian alzó la vista de su cuaderno y sonrió con simpleza – bueno, para ser exactos, la mía – volvió a sonreír
- ¿prefieres que estudie la de otra chica? – imbécil.
- Sabes que no me refiero a eso – dejó el cuaderno en el escritorio y se acercó a mi –t-tengo frío Sebastian
- Yo te caliento – sus manos comenzaron a acariciar mi cintura desnuda y sus labios estaba a milímetros de mi cuello.
- T-t-tengo que ir al trabajo – sentí como sonreía sobre mi cuello
- No tienes si no quieres – siempre era lo mismo, me terminaba convenciendo.
Después de casi dos horas, finalmente llegamos a nuestro trabajo.
- ¿Cuál piso te toca hoy? – me preguntó Sebastian mientras buscaba nuestro lugar de parqueo
- Me toca la unidad de cuidados intensivos - Sebastian sonrió -¿Qué es tan gracioso?
- Hoy estoy encargado de pediatría – gruñí – estaré viéndote desde la ventana – sonreí
- No me vayas a distraer Michaelis – parqueamos y nos quitamos el cinturón de seguridad
- Tú eres la que siempre me distrae, my lady – y besó mis labios.
Era un hecho innegable que Sebastian y yo éramos pareja desde hace más de 10 años. Prácticamente desde que iniciamos la carrera de medicina, en el baile de graduación fuimos los reyes y esas mamadas. Nos graduamos con los mismo honores y el profesor de Anatomía decía que éramos buenos en su materia porque practicábamos el uno con el otro, lo cual no está del todo errado.
- ¿cómo está mi esposo, doctora? – tragué saliva.
- Aún sigue muy delicado, aumentamos las dosis del medicamento. Esperaremos a que se mejore – la mujer sollozó – créame señora, haré lo posible para salvar a su esposo- la mujer logró tranquilizarse un poco.
- Doctora Meyer – alcé la vista y Sebastian estaba en la entrada. Se veía jodidamente atractivo en su bata - ¿tiene un segundo? – asentí y me excusé con la señora.
Salimos al pasillo.
- ¿qué sucede Sebastian? – el sonrió y me arrastró hasta un cuarto donde solíamos reunirnos a tomar café- ¡Joder! No me asustes de esta manera ¿qué sucede?
- Tengamos un bebé – tragué saliva
- S-S-S-Sebastian apenas estamos iniciando nuestra carrera y – el negó
- No importa – acarició mi mejilla – es normal que quiera tener una familia con la mujer que amo con toda mi alma – sonreí.- cásate conmigo – sus labios se estamparon en los míos y suavemente bajó mis pantalones
- E-e-espera – Sebastian parecía algo ansioso - ¿s-sucede algo?
- Esto sucede – señaló su pantalón, y negué con una sonrisa
- No tienes remedio
Besé a mi novio. Sebastian me respondió y bajó su pantalón igual, para luego hacerme entrelazar mis piernas alrededor de su cadera y así facilitarle la entrada.
Sebastian me penetró suavemente para que pudiera entrar por completo. Mordí mi labio inferior para evitar soltar un gemido. Sentía como si me estuviese derritiendo por dentro. Sebastian comenzó a penetrarme suavemente mientras besaba mi cuello y luego mis labios. Una de sus manos bajó hasta mi clítoris y comenzó a acariciarlo. Mierda él sabía cómo volverme completamente loca.
- Te amo – gemí en su oído y sus embestidas aumentaron de velocidad y fuerza.
- Y yo a ti te adoro – mi clímax se aproximaba, hacía tiempo que no experimentábamos esta adrenalina. Sentí como un líquido se escurría por la cara interna de mi muslo y como Sebastian dejaba de embestirme. – creo que lo hice adentro – sonreí
- ¿acaso no querías un hijo? – besé sus labios antes de organizarme.
Tomamos nuestro café y compartimos un par de besos, para luego salir y ver a nuestros compañeros sostener una pancarta.
- ¿s-sucede algo? – ellos sonrieron y hasta que leí la pancarta.
- Dejaría usted de ser la Doctora Meyer, para volverse la Doctora Michaelis – vi a Sebastian arrodillado con una cajita de terciopelo negro - ¿te casarías conmigo? – las lágrimas rodaron por mis mejillas, yo simplemente asentí, me había quedado sin palabras.
- C-claro que si, doctor Michaelis – dije cuando finalmente pude recobrar mi voz.
- ¡qué envidia, Michaelis! – dijo uno de nuestros compañeros.
- ¿Qué es lo que más deseas en estos momentos? – me preguntó mientras repasaba la fusta que le regalé hace un año por cada curva de mi cuerpo
- Quiero que el doctor Michaelis me castigue – esto es tan vergonzoso -¿me desatarás? – el negó con una sonrisa infantil – si no te amara tanto – sus labios se estamparon contra los míos y alzó mi pierna, para luego penetrarme lentamente –S-S-S-Sebastian – acercó sus labios a mi cuelo y lo mordió suavemente.
- Eres completamente mía – y me penetró finalmente.
- Desde hace 10 años que soy tuya tontito – Sebastian sonrió inocentemente y me abrazó, para luego desatarme y colocarme contra el vidrio de la habitación del hotel que él había reservado.
Sus manos se posaron en mis caderas. Me empiné ligeramente para permitirle un mayor acceso a mi vagina. Vi a Sebastian en el espejo y vi como sonreía mientras entraba en mí.
Solté un gemido y luego sentí como azotaba mi trasero con su mano derecha. Maldita sea, como me encanta que lo haga. Siguió penetrándome fuertemente, el lubricante de mi vagina rodaba libremente por mis muslos, no parecía detenerse. Sebastian era el único que podía hacer que esto ocurriera.
- M-m-más – rogué. Sebastian apretó aún más mis muslos, para luego voltearme y cargarme.
- Te amo – sonreí y sentí como me penetraba nuevamente
- Y-yo a ti Sebastian – volvió a embestirme con fuerza. solté un gemido y Sebastian mordió uno de mis pechos.
Enredé mis manos en su cabello y de vez en cuando lo apretaba. Mi orgasmo estaba muy cerca.
- S-Sebastian
- L-lo sé... yo igual – y entonces, ambos llegamos al tiempo. Estábamos bañados en sudor, Sebastian tenía su respiración inusualmente agitada y con una sonrisa nos dejamos caer en la cama.
Recostó su cabeza en mi pecho y acarició mi abdomen.
- Espero que nadie nos haya escuchado – el soltó una carcajada que solo escondía algo de mí.
- Por decirlo de alguna manera... nadie está en este hotel en estos momentos – parpadeé un par de veces.
- ¿a qué te refieres Michaelis? – el me miró y con una sonrisa simple me dijo
- A que el hotel es completamente nuestro por una semana – gastando el dinero de forma indiscriminada – así que... ¿a cuál habitación quieres ir después?
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