6.- Inhala, exhala
Antes de que mi madre baje gritó, tiró cosas, empujo a Paola, vuelvo a gritar estoy tan enojada con él, maldita sea me jure que si un día lo volvía a ver iba a contenerme y no dejar que mis frustraciones salieran a la luz y al verlo me vine abajo, me desmaye. ¿Por qué tenía que aparecer precisamente hoy? Escogió el peor día, hoy se supone debe ser el día más feliz de mi vida y vino a quitarme la paz, no entiendo porque insiste en quitármelo todo.
Mamá baja e intenta tranquilizarme, me toma por los hombros y me obliga a mantenerme quieta, susurra cosas en mi oído, intento que las lágrimas se queden dentro, no voy a llorar más por él, no mis lágrimas ya no le pertenecen, yo no le pertenezco y me tengo que ir, la persona que amo está esperando por mi.
—Vámonos —ni yo creo que la voz tan firme sea la mía—, Paola llama a Antonio y ponlo en altavoz, inventa cualquier cosa pero no le digas lo que pasó, yo lo haré cuando sea prudente.
—Vanessa, ¿qué quieres que le diga? —genial, aquí viene uno de sus estúpidos sermones que por ahora no necesito— ¿Qué tuviste un ataque de pánico? ¿Qué te estás arrepintiendo?
—No lo digas ni de chiste, si no puedes hacerme el favor tendré que hacerlo yo misma —abre la boca para protestar pero no sé lo voy a permitir—, sólo quiero escuchar su voz y saber que él está bien, él es mi fuerza y lo ha sido por muchos años, ahora lo necesito y necesito comprobar que él no se va a desmoronar como yo, si él está firme entonces yo también lo estaré.
—Yo te vi muy firme mientras les dabas un autógrafo a esas niñas malcriadas —vale madres esto solo me va a traer más problemas y no los quiero y tampoco los necesito—, y también cuando lo mandaste al demonio, siendo sincera por un segundo creí que te irías con él.
—Paola ya basta, como chingas con eso cada que tienes oportunidad —me acerque unos pasos a ella para encararla—, para ti todo lo que hago está mal, que si lo mando al demonio, que si lo trato bien. Dime entonces, ¿qué es lo que debo hacer? Dime, ¿debí tratar mal también a las niñas? A la hija de Luisana que ningún daño me ha hecho, ¿o debí hacerle pagar a la hija de Alberto por sus errores? ¿debí desquitarme con ella por lo que me hizo Marisela? Ellas son solo niñas que te aseguro no saben que la historia que tanto les gustó es la de sus padres.
—¡Ya basta las dos! —grita mamá poniéndose entre las dos— Este día no es para pelear por esto, las cosas ya pasaron de una manera y nadie puede regresar atrás y cambiar nada. Vanessa entiende que tú hermana solo quiere protegerte de él y Paola por favor ya dejemos atrás los problemas, tu hermana sabe que es lo que debe de hacer y no hay necesidad de que le digas que es lo que está bien, ella nunca ha cuestionado ninguna de tus acciones y aún así siempre te apoya; yo llamaré a Antonio, no te preocupes. Todo está bien —marca el número y después de unos segundos contesta.
—Buenos días querida suegra, ¿pasa algo con mi chula? —suena tranquilo y feliz, eso es justamente lo que necesito que me infunda paz— Por favor dígame si hay algún problema —los ojos me arden y las manos me tiemblan y aunque no quería hablar con él no me resisto y le quitó el teléfono a mi madre.
—No lo hay, sólo quería asegurarme de que tú no lo tenías —digo y el deja salir un suspiro de alivio que me reconforta tanto.
—Vanessa, por favor no me saques esos sustos, ha estado a punto de darme un paro —a mí me dará si el día sigue así de emocionante.
—Lo siento Antonio, no sabes cuánto necesito verte de una maldita vez, no sabes cuánto te necesito en estos momentos, no sabes cuánto deseo ser de una vez por todas tu mujer, paso algo que… —no puedo decírselo, no ahora, él conoce mi historia y jamás me atreveré a ocultar algo así, pero se lo diré una vez que la fiesta terminé— Te amo, mucho, mucho, mucho.
—Ya mi chula, yo también te amo mucho, mucho, mucho. Eres lo mejor que me ha pasado y lo mejor que me pasará —esta vez dejo que las lágrimas fluyan por mis ojos, la felicidad me inunda el pecho mientras que la desesperación y la tristeza desaparecen por su causa.
Sé que he elegido el mejor hombre de la tierra, me da tanta paz y me la entrega sin pedirme nada a cambio y juro por Dios que no dejaré que nadie me quite eso, Alberto está muerto para mí y voy a obligar a mi corazón que lo entienda. Voy a obligar a este terco corazón el mismo que se aferró por años a un imposible a que entienda que el único que tiene espacio en el es Antonio Márquez del Real, él es único que puede habitar ahí dentro y es él único que se lo merece, si ame a Alberto y llore lágrimas de sangre por él pero ya basta, no puedo seguir así y habrá que darle un buen final o de otra manera no lo voy a entender, pero que quede bien claro que yo no lo buscaré, ¿quiere mi perdón? ¿quiere darme una explicación? Está bien dejaré que me las de, todas las malditas palabras que se le den la gana pero él vendrá a mi y él me buscara, por mi parte ya fue suficiente.
—Te veo en el altar —después de unas cuantas cursilerías más le cuelgo y levanto mi ramo que había permanecido en una esquina de la sala, sólo y haciéndose feo, lo tomo y lo arreglo lo más que puedo.
Papá llega y evitamos decirle todo el drama que se armó, papá no soporta la mención de Alberto, lo odia tanto o más que Paola —como desearía hacer lo mismo—, hace años el insistía en que Alberto debía recibir una buena madriza por lo que me hizo y aún si se contuvo y me apoyo para que me fuera del país.
Pase muchos años sintiéndome desgraciada y una idiota, cuando regrese jure que ya no sería aquel animalito asustado que andaba con la cabeza gacha, le jure a papá que ya era una mujer hecha y derecha, que si una vez más algún idiota se atreviera a intentar recordarme lo sucedido yo levantaría la cabeza para sonreírle y decirle que se había equivocado de persona, que la nueva yo no tenía esa mancha en su vida, él dijo: demuestra que no pueden contigo y tápales la boca con cada uno de tus logros, demuestra que eres más que ellos, que has logrado más a pesar de que no lucharon en las mismas condiciones.
Quince años de mi vida me han costado conseguirlo, primero tener confianza en mi y dejar de compadecerme, ahora me siento lista y el día que quieran nos veremos las caras. Me enfrentaré a todos ellos y se arrepentirán de todo, sobre todo Alberto, se va a revolcar de coraje y yo tendré que alegrarme.
Vamos por la carretera y Paola intenta sacarme conversación unas cuantas veces pero ahora no quiero, ella es mi hermana y la amo con la vida pero siempre me trata como a una estúpida debilucha y en parte por ella es que me fui del país, más tiempo me hubiera costado recuperarme si ella hubiera estado presente recordándome mi estupidez. Pensé: si mi hermana que es sangre de mi sangre me ve así, ¿cómo me verán las demás personas? ¿qué dirán ellas de mi? ¿cuántas palabras hirientes encontrarán para describirme?
Sí, debo admitir que fui una cobarde que no sabía cómo lidiar con aquello, no podía preséntame en la universidad y ver a Alberto, no podía quedarme en la ciudad y de pronto encontrarme a Marisela, no podía quedarme e ir pasando por la calle y que me bombardearan en cientos de revistas las imágenes de su boda —si es que no me las hacían llegar a mi casa—, todo era demasiado abrumador.
Y en España fue lo mismo por mucho tiempo, solo esperaba que alguien llegará y me mostrará algo que tuviera que ver con él, cuando llamaba a mis padres esperaba que me dieran noticias suyas, pero la única noticia relacionada con él fue la de la muerte de Luisana en un accidente automovilístico, ese día reuní todas mis fuerzas y llame a Fernando Escalante, su pobre marido y al igual que Alina intento convencerme de que Alberto tuvo buenas razones para hacer lo que hizo, sin embargo no quise escucharlo, sólo le di mi más sentido pésame y le colgué, unos días después conocí a Antonio.
Él entró a mi vida con una gran sonrisa, con toda esa luz que lo caracteriza, sin saberlo me curo, curo cada una de mis heridas, me sano y saco de dentro de mi todo el resentimiento que me estaba consumiendo, todo aquello que me envenenaba el alma y me enseñó a perdonar, a ser fuerte y Alberto debería agradecerle ya que gracias a él estoy dispuesta a perdonarlo.
Aún encuentro rara la manera en la que me enamore de él, siempre fue mi incondicional, todo empezó con simples encuentros en la biblioteca, luego en cada pasillo, juntos en una clase, llamadas para quedar para desayunar o comer, visitas en mi departamento para repasar algunos apuntes, cuando nuestra amistad ya era más sólida nos íbamos de fin de semana a la hacienda de sus padres o a cualquier lugar que nos permitiera desconectarnos de las presiones, íbamos juntos a fiestas con nuestros demás compañeros y el baile, yo amo los bailes con ritmo y la música que te invita a cantar, pero él me enseñó la belleza de las piezas clásicas, me enseñó a tocar el piano y hay un día que nunca me sacaré de la mente.
Una buena parte de nuestros compañeros eran latinos, todos nos reuníamos para recordar nuestros países y teníamos un par de compañeros argentinos, a ellos les debo la mejor noche de mi vida, nos retaron a bailar un tango, un baile que es pura sensualidad, yo no sabía en absoluto y Antonio me animo, en frente de todo el mundo me dijo que me enseñaría y cada paso fue tan íntimo y lleno pasión que me nublo la mente y terminamos en el pequeño departamento que compartía con otra estudiante de la maestría, si ella no hubiese estado ahí dios sabe cuántos hijos suyos ya tendría. Al día siguiente los hicimos como si nada, los besos y el baile solo se dieron a causa del alcohol y la nostalgia, nada más. Nos engañamos de esa manera ya que no queríamos perdernos y así seguimos, año tras año fingiendo que solo éramos los mejores amigos, pero siendo sincera la piel no te debe de arder por un simple roce de los labios de tu amigo en la mejilla y a mi me quemaba el cuerpo y me moría porque yo quería que me tomara entre sus brazos, pero él no me tocó, curiosamente después de esa noche insistió en que yo escribiera, que me desahogara de esa manera, él sabía que había algo que aún me dolía e inclusive me hacía llorar por las noches y era que dos noches antes del compromiso de Alberto yo me había acostado con él, cometí la estupidez de meterlo entre mis piernas y entregarle mi tesorito, creo que es de las cosas que más me duelen ya que yo le confíe mi cuerpo, era por lo que más sentía pena, ese hecho hasta el día de hoy me hace sentir como un objeto y es de las pocas cosas que ni escribiendo veinte libros voy a superar.
Pero lo demás salió a flote y quedó para la posteridad, ahora que más personas conocen mi historia me siento un poco asustada de que aten cabos y den con la verdad y es por eso que casi no le he hecho promoción, sin embargo debo admitir que me emocioné un poco cuando las niñas aparecieron en mi puerta para que les firmara sus libros, supongo que la que se los mostró fue Alina y ella también va a recibir un poco de mi furia, pero eso será después.
—Llegamos —dice papá con una gran sonrisa que me contagia.
Y así es cómo realizó uno de mis más grandes sueños, entró a la capilla y después de un pequeño retoque y un brindis con mi madre y hermana dejo atrás los resentimientos y todo lo negativo, llegamos a la entrada de la capilla y ya todo lo veo claro y hermoso, el olor de las flores llena el ambiente, pero lo que más me alegra es que Antonio ya está dentro, antes de entrar tengo que esperar unos minutos más, papá me da un beso en la mejilla y me dice que todo estará bien y que me ama. La felicidad lo eclipsa todo y me embriaga, me anestesia y aquellos sentimientos que tuve al ver a Alberto hace apenas unos minutos se desvanecen y el pasado queda atrás.
Suena la marcha nupcial y las puertas se abren.
Respira —me digo—. Inhala, exhala, son solo unos pasos. Inhala, exhala, no pierdas la sonrisa. Respira una vez más, dos o tres, contrólate, míralo está igual de feliz que tú. Inhala, exhala, las lágrimas en sus ojos son porque luces preciosa. Respira, deja el aire y todo lo demás fluya. Inhala, exhala, la felicidad ya está contigo.
La ceremonia transcurre tranquila y en paz, ningún sobresalto, nadie que desee impedir nuestra felicidad y pobre del que se atreva porque se las vera conmigo, con mi padre y Paola.
Y llega el momento.
—Antonio, ¿recibes a esta mujer como tu legítima esposa?
—Sí te recibo a ti, Vanessa Rocha Marín, y te acepto como mi esposa. Porque quiero compartir todos tus tiempos, tanto los buenos como los malos; serte fiel en lo pequeño, para también serlo en lo grande, alentarte sin empobrecerte, y aconsejarte sin imponerme; cuidarte cuando estés enferma y también cuando estés sana. Pero más que nada, porque quiero elegirte y amarte como hoy, todos los días de mi vida, porque mi amor por ti es más fuerte que la muerte.
—Vanessa Rocha Marín, ¿recibes a este hombre como tú legítimo esposo?
—Sí te recibo a ti, Antonio Márquez del Real, y te acepto como mi esposo. Porque quiero compartir todos tus tiempos, tanto los buenos como los malos; serte fiel en lo pequeño, para también serlo en lo grande, alentarte sin empobrecerte, y aconsejarte sin imponerme; cuidarte cuando estés enfermo y también cuando estés sano. Pero más que nada, porque quiero elegirte y amarte como hoy, todos los días de mi vida, porque mi amor por ti es más fuerte que la muerte.
—El Señor confirme con su bondad este consentimiento vuestro que habéis manifestado ante la Iglesia y os otorgue su copiosa bendición. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre. Puede besar a la novia.
Se acerca a mi tan rápido que apenas puedo dirigirle una sonrisa, uno mis labios a los suyos y ahora mi mundo se reduce a él, a nada más y el estruendo de los aplausos me saca un susto cuando regreso a la realidad.
Toma mi mano y me conduce por el pasillo principal hasta la salida y una vez ahí los abrazos no se hacen esperar. Todo están perfecto que me parece irreal y solo su voz me ancla a la tierra.
—Hasta que la muerte nos separe —me dice antes de dirigirnos a la ceremonia civil.
—Y aún después de ella.
Cuándo estamos destruidos damos por hecho que la felicidad no llegará, tendemos a creer que seremos desgraciados para siempre y así será si no pones manos a la obra y sales a buscar tu felicidad, puede llegar inmediatamente o tomarse su tiempo pero algo es seguro siempre llegará y en ese momento tu vida cobrará un nuevo sentido.
Gracias por seguir leyendo.
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