57.- La verdad no peca pero si incómoda

Fernando está fuera de peligro pero aún está sedado y ya que me aseguraron que no despertaría en un rato me di el tiempo para venir a hacer algo que me va a dar un poco de ánimos.

Ramiro ha llevado el caso conforme a la ley, no hay nada que indique que quiera sabotear a Fernando y eso me alegra porque quiero seguir confiando en él, lo necesito como el amigo que por años me ha acompañado en mi carrera.

Se espera que está noche salgan a la luz los reportajes que teníamos pendientes, son sólo como medida de precaución para evitar que Octavio salga de aquí rápido, serían unos estúpidos si lo sacan, puede que no esté confirmado lo de los fraudes pero los cargos por secuestro e intento de asesinato son más que irrefutables, lo agarraron con las manos en la masa y de eso ya nadie lo va a salvar. 

Pero antes de ese show mediático tengo que ver si puedo conseguir algo que me ayude a llegar hasta Angélica y Cristopher, no tengo noticias desde hace casi una semana, no quiero perder las esperanzas de encontrarlos, son muy importantes para esta investigación.

Entro a los separos en donde lo han mantenido cautivo estos dos días y se ve justo como me lo imaginaba, está acabado, sabe que de aquí no va a salir tan fácil.

—Buenos días —le digo y se levanta para venir a verme, seguro creyó que no me iba a parar aquí, está tan sorprendido como asustado—. No me vea con esa cara, si bien que sabía que yo iba a ser yo quien lo condenara. No tiene idea del inmenso placer que me produce verlo encerrado. 

—Yo te pude dar placer de muchas otras formas —maldito asqueroso, lo único que me provoca es vomitar pero no le daré el gusto de hacerme enojar—, mejor dime, ¿cómo está mi hija y mi sobrino?

Debe sentirse como la mierda que es ya que él fue quién le disparó a Marisela pero Marisela se siente una mierda por traicionarlo así que supongo que están a mano, ella se irá una larga temporada a disfrutar de la vida campestre mientras yo me ocupo de limpiar toda la porquería que seguramente nos va a salpicar.

—Marisela está odiándolo como no tiene una maldita idea —esa mentira algún día se me caerá pero no me interesa, lo que me importa es que está rata sufra lo más posible—, ahora está muy lejos no la va a volver a ver en un largo, largo tiempo y Fernando está muy bien, muy pronto podrá salir del hospital para venir y hacerle pagar por lo que le hizo a Luisana. 

No voy a mencionar a su madre porque algunos tienen la ligera sospecha de que la muerte de Esperanza Corona, la madre de Fernando solo fue una mentira para sacar a su sobrino de sus casillas pero yo sé que lo hizo, no tendría ningún caso inventar eso cuando sabía que solo con de Luisana tendría para que Fernando se convirtiera en una bestia.

—Mírate, defendiendo a la legítima esposa de tu novio —aunque no estuviera con Fernando la defendería porque yo era su amiga y la quería mucho pero este monstro no necesita detalles de mi relación con ella, sin embargo le gustará saber la buena nueva. 

—De mi prometido, nos vamos a casar —se queda con la boca abierta cuando ve mi anillo, esa es justa la reacción que quería, ahora tengo todo el poder que este anillo y el apellido de los Escalante me pueden dar y por eso regrese por el al despacho, necesito todo lo que pueda para meterle miedo y me de lo que quiero.

—Bienvenida a la familia —saca su mano a través de los barrotes y alcanza a agarrar mi brazo, nada más no grito porque si lo hago me van a sacar y dudo que me dejen entrar de nuevo—. Solo te voy a advertir algo preciosa, Fernando nunca dejo de amar a Luisana, era inolvidable y ni tú, ni con toda tu hermosura y ese carácter que atrae a los hombres vas a poder ocupar su lugar —padre de Marisela tenía que ser—, nunca serás como ella, nunca te va amar como la amo a ella y tú nunca le darás un hijo como que le dio ella.

En lo de los hijos le voy a dar razón, no pienso tener un niño hasta que esté maníaco este encerrado de por vida, en lo del amor no creo que lo conozca y por eso no sabe nada acerca de los sentimientos de Fernando hacia mi y no me va a importar lo que diga, mientras lo sepa yo es más que suficiente.

—Las palabras de un criminal como usted no me afectan —me suelto y doy unos pasos atrás—. Además señor Escalante yo vine a otra cosa, en representación del licenciado Fernando Escalante Solórzano he venido a decirle que queda fuera de la sociedad del despacho, el cual ahora dirige la licenciada Kate Bustamante y también en su representación he de decirle que llevaré todo el proceso en su contra, apoyada del despacho Lazcano, otro de los más importantes de México.

Que le quede bien claro que no vamos a descansar hasta que la justicia haga lo suyo, también que se enteré de una vez que no hay abogado que pueda en contra de nosotros, ninguna de sus artimañas o tranzas lo van a sacar del agujero al cual lo van a trasladar en unas horas, debería comentárselo pero eso será una sorpresa. 

—Dos enemigos a muerte unidos por el bien, que conmovedor —lo es pero jamás entendería nada de esto. 

—Octavio las puertas están a punto de cerrarse y en la cárcel no hay ventanas así que está es la única oportunidad que tiene para que le vaya mejor —una oportunidad es la que le ofrezco y nada más—. Dígame en donde está Heriberto Félix y parte de mi furia la dirigiré a él, ¿en dónde se encuentra? 

—Prefiero tener de enemigos a los mejores abogados de México que a Heriberto, apréndete esto Paola, la libertad no me va a servir de nada si el me encuentra para matarme —nadie dijo nada de libertad, sólo una considerable reducción de su sentencia, aunque de igual manera va a pasar lo que le quede de vida encerrado—. Mejor te recomiendo que tú y los tuyos se escondan de él, yo sé que él puede ayudarme más que ustedes. La justicia que tanto defiendes no sirve de nada.

—Lo veremos —me doy la vuelta para salir.

Octavio Escalante acaba de perder la única oportunidad que tenía para que su vida no fuera un completo infierno. 

Hay muy pocas cosas que odio en la vida además de los hospitales, esos desde que tengo memoria han ocupado el primer lugar pero en el última semana hay algo que ha generado un rencor más fuerte y son los cristales, esas barreras transparentes que sólo están ahí para hacerte creer que puedes tocar algo pero cuando estiras la mano te das cuenta de que todo es una completa mentira.

Vengo de ver a mi hija y está bien, la infección está cediendo de a poco y según la pediatra es posible que una semana pueda llevármela de aquí, por lo menos me dieron buenas noticias pero cuando subí al tercer piso, a terapia intensiva el panorama empeoró terriblemente. No me dan esperanzas con Alberto, dicen que es probable que el golpe de la cabeza le dejé secuelas bastante graves, la inflamación aún no baja, eso tiene que pasar para que nos den un diagnóstico más conciso, lo único que los médicos hicieron bien fue extraerle la bala de los pulmones, de eso parece estar saliendo muy bien.

—Despierta por favor —murmuro tocando el maldito cristal—, sólo hazlo y me podré ir en paz.

Antonio me dijo que si era lo mejor irnos, por seguridad más que nada pero me pidió que no me adelantará a hacer cosas, cree que voy a arrepentirme de las decisiones que tome pero no es así, es la decisión más sensata de mi vida, sólo necesito el tiempo para que mi hija pueda volar y si es posible ver qué Alberto despierte. Sólo tengo dos meses porque eso fue lo que le prometí a Antonio, así que no tengo más tiempo y si no despierta tendré que irme, quedándome con la incertidumbre por no sé cuánto tiempo.

Si llegarán a decirnos que Alberto sufrió muerte cerebral no creo capaz a su familia de mantenerlo así por mucho tiempo y tampoco creo que él quisiera estar vivo de esa manera, si fuera mi decisión por más que me doliera yo lo desconectaría.

—¡¿Que haces aquí?! —justo lo que necesitaba para hacer mi día más terrible— Después de todo el daño que has hecho como te atreves a poner un pie aquí.

En los meses anteriores había tenido mucha suerte de no toparme a Priscila Ruiz de frente, sí, nos encontramos en medio de una fiesta pero ahora estoy atrapada con ella en un hospital, a la mitad de un pasillo en donde nadie me va ayudar, detrás de ella viene Alina pero no puedo contar con ella, respeta a su madre y supongo que también me respeta lo suficiente para no intentar meterse en lo que le tengo que decir a esa mujer.  

—¿Me quiere hablar a mi de daño? Enserio Priscila, ¿no se cansa de culparme por cada cosa mala que le pasa a sus hijos? —se acerca a mi como si pudiera intimidarme pero la niña que se hacía pequeña ante su mirada ya no existe— No quiero, no si quiero, voy a decirle todas las verdades que su hijo no se atreve —Alberto jamás le levantaría ni un poco la voz—. La única que nos hizo daño fue usted, condeno a Alberto cuando se lo ofreció a Marisela cuál trozo de carne, usted lo aparto de mi, de la mujer que amaba, me lo quito para arrojarlo a una vida de miseria y que decir de Alina, quizá usted no la aparto como tal de mi pero siempre la hizo menos, siempre creyó que estaba a la sombra de Marisela cuando es mil veces mejor.

Yo no me voy a callar. Ahora estoy enojada con el mundo y decepcionada de la vida, lo único que quiero es salir corriendo pero no puedo porque aquí hay dos cosas que me detienen y para colmo viene esta mujer a provocarme, escogió el peor momento de la vida porque lo único que me libera es gritar y a Priscila tengo que gritarle muchas cosas, todas las que se merece.

—Lárgate de aqui y deja de decir estupideces —para empezar todo lo que digo es cierto y en segundo este hospital está a mi entera disposición porque están en mis manos, ellos tienen más que perder si tratan de moverme de aquí. 

—La verdad no peca pero si incomoda, ¿no es así? —a una persona doble cara como ella debe dolerle mucho más, sobre todo ahora que su favorita decidió salir corriendo, no vino ni siquiera a preguntar por él. 

—Igualada —sonrió un poco al escucharla tan enojada—. Soy una señora a la que nunca vas a poder igualar.

—Dios me libre —no necesito ser como ella, no quiero en mi vida que me comparen con una persona como ella—. Señora mi madre, ella si es una mujer que se merece el título pero usted, es una hipócrita, se queja y se lamenta cuando si hay una responsable en lo que le pasó a su hijo fue usted —es muy fácil de provocar y ya la he llevado a su límite, se atreve a levantarme la mano pero la detengo a mitad del camino, si mi padre no me puso una mano encima nunca menos ella—. No lo intente, porque le juro que me olvidó de su edad y se lo regreso.

Últimamente tengo ganas de golpear a todo el mundo pero es que me están provocando y no soy manca, algún día tenía que defenderme y odió que sea golpes pero no me están dejando otra opción, dudo que Priscila quiera sentarse a platicar tomando un café y galletitas, eso nunca va a pasar, ella nunca lo va a entender y yo nunca la voy a perdonar, esto es así de simple. 

—Basta mamá —Alina nos conoce a ambas ya sabe que no la estoy amenazando en vano—, ve a ponerte el traje de circulación para que veas a mi hermano.

—Lárgate de aquí —como si fuera hacerle caso—, no te quiero ver cuándo regrese o mando a llamar a seguridad para que te den el lugar que te corresponde.

—Este es mi lugar —se lo debo a su hijo y no quiero que me pese después en la conciencia—, si quiere moverme de aquí será con grúa.

—¿Qué dirá tu marido de esto? Mírate, no dejas de estar aquí de arrastrada —aprieto los puños a mis costados, no quiero darle una cachetada que va a terminar tirada hasta el otro lado del hospital—. Él pobre debe estar terriblemente arrepentido de casarse contigo.

En eso lleva un poco de razón, Antonio debería estar con ganas de morir del coraje y quizá hasta debería prohibirme estar aquí parada, debería obligarme estar a su lado pero me entiende, antes de ser mi esposo era mi mejor amigo y conoce bien a bien mis sentimientos y mi manera de actuar, está respetando está decisión y entiende el trato que le ofrecí, lo acepto y cada uno va a cumplir a cabalidad.

—No lo conoce y no tiene idea de la clase de persona que es —pero no quiero que se acerque a él—, de la manera en que me ama, podría soportar cualquier cosa por mi

—Eso no significa que deba hacerlo —sabe como matarme y acaba de hacerlo, una vez más deje que me ganará.

—Mamá ve a ver a Alberto —lo bueno es que siempre tengo a mi amiga para defenderme, la extrañaba tanto. 

—Escúcheme, no se equivoqué conmigo, no estoy aquí porque desee recuperar a Alberto —ya no me pertenece aunque todos, incluido él digan lo contrario—, sólo me interesa que despierte y después no me va a volver a ver. 

—Lo dudó mucho, eres como la peor de las plagas, siempre regresas —esta vez nada es seguro.

Se da la vuelta y va por dónde vino aunque me pese tendré que irme, esa mujer es su madre, ella más que nadie tiene el derecho de verlo, lo sé porque lo mismo me pasa, sólo puedo ver a mi hija una o dos veces al día. 

—Olvídala, eso hago yo —me dice Alina, viene a darme un abrazo, justo lo que necesito, después del día tan feo que estoy teniendo me alegra que regresará y parece que ya no está tan enojada conmigo—, ¿cómo estás, y tú hija? Quería venir a verte pero también tenía que llevar a las niñas a la hacienda, fue todo muy rápido.

Me imagino que mientras yo daba a luz ella iba en camino ahí, además no estaba feliz conmigo, con la idea de mi hija pero ojalá ya lo haya superado, quiero que me ayude con su madre, sólo hasta que me vaya y después quiero seguirme comunicando con ella, ahí a dónde voy casi no tengo amigas pero eso es lo quiero, estar lejos de todo, voy a cambiar todo por criar a mi hija tranquila. 

—Roxanne está mejor y en una semana podré llevármela de aquí —por pura seguridad debería dejarla más tiempo pero mi hija necesita el calor de su hogar para sanar—. Pero tú dime, ¿qué te pasó en la hacienda? Se te ve diferente, te sentó muy bien la vida en el campo.

En otro tiempo estaría incontrolable al ver a su hermano tal y como está en este momento pero ahora está serena, le duele pero trata de mantenerse fuerte y que bueno porque ahora que su madre está sola, ella es la única que puede ver por ella, no sé si este cambio de dió de la noche a la mañana, o si cambió desde que nos dejamos de hablar pero me alegra que este madurando.

—Conocí a alguien pero fue solo una aventura —no lo creo porque debería ver sus ojos, nunca había visto tan brillantes sus ojos, alguien la cautivo enserio—. Pero como cada hombre que conozco, este está traumado con su ex y además trabaja para ella así que mejor no, yo no me meto con personas que ya encontraron a su verdadero amor.

—A algunas les va bien —mi esposo en otras circunstancias sería un buen ejemplo—. Ahí están Paola y Fernando, están juntos pese a todo, amándose como locos. 

A punto de casarse para mí sorpresa, mi hermana me lo dijo recién entrada la mañana, sólo entro a mi habitación a despedirse pero no pude evitar ver el anillo en su mano y no le quedó más que contarme, Fernando se lo pidió antes de que Octavio mandara por ellos, ahora solo espero que su prometido se recupere pronto, ojalá puedan terminar pronto con este problema y casarse. En el fondo siempre supe que mi hermana también soñaba con una boda, siempre lo ha negado pero si no lo quisiera, en primera se hubiera negado y en segundo no se hubiera puesto tan triste cuando mamá me quería regalar su vestido de novia, cuándo eso paso el teatrito de mujer que odia los compromisos se le cayó frente a mis ojos. 

—Ahora solo quiero que mi hermano despierte, es lo único que deseo realmente —yo también, ya después le daré la noticia de mi mudanza, primero quiero que recuperamos al cien nuestra amistad—. Yo no podría sola con mamá, la empresa y sus hijos que aunque tengan a su madre, estará enfocada en otras cosas, en Jerónimo que es un bebé, Alexandra necesita una figura de autoridad y ni Marisela, ni yo somos las indicadas para ayudarla a terminar de crecer.

En efecto Alberto tiene demasiadas cuentas pendientes en esta vida, tiene demasiadas personas por las cuales despertar y responsabilidades que tiene que cumplir, hizo muchas promesas también, prometió estar ahí siempre para Marisela, para su hermana y para su madre así que no puede morir. Lo tiene totalmente prohibido. 

—Ya verás que pronto va a abrir los ojos, cuando lo haga volverá a darte órdenes —también para protegerla y velar por ella hasta que el verdadero momento de morir llegue.  

—Despertara y ya no tendrás que culparte por lo que pasó y podrás hacer una vida feliz junto a tu marido —pensé que no lo sabía y por eso estaba aquí conmigo, debería querer matarme porque su hermano puede morir.

—¿Quien te lo dijo? —me sonríe débilmente y toma mi mano— Debes odiarme. 

—Me lo dijo Mauricio, en realidad se le salió decirme —siempre fue muy despistado y ahora que está enamorado supongo que está mucho más perdido que antes—, eso ahora no importa y no te odio, nunca podría hacerlo; tengo que confesarte que en la última semana he tenido demasiado tiempo para pensar, todo lo que estoy y no estoy haciendo con mi vida, quiero darle un sentido pero antes de eso yo tengo que pedirte una disculpa, tu llamabas para intentar arreglar las cosas y yo siempre te hacía sentir mal, no te lo merecías.

—Eso también ya quedó atrás, y si te hace sentir mejor te disculpo —me acerco para darle otro abrazo, me está apretando un poco fuerte pero está bien, así sé que es real—. Alina eres como otra hermana para mí y tenerte en mi vida la ha hecho menos gris.

—Vamos a hacer un trato —me separó de ella para verla a los ojos—, tu y yo nunca más vamos a pelear por culpa de mi hermano o cualquier otra persona, de ahora en adelante nuestra amistad es independiente de todo lo demás. 

—Un trato —ambas sonreímos y creo que es hora de que conozca a mi hija, la parte más importante de mi—. Sé que quieres ver a tu hermano pero tú mamá va a entrar y no te dejarán pasar hasta dentro de un rato, mientras —y también para evitar más peleas— vamos a los cuneros, tengo que presentarte a mi hija. 

Asiente y vamos juntas a verla, aún la tienen en la incubadora, me dejan cargarlo de vez en cuando y por suerte para Alina en esta ocasión fue así, la tuvo un rato entre sus brazos pero me parece que de sólo de verla su perspectiva de las cosas cambio totalmente, pero no hay que olvidar que la persona que conoció también influyó en este cambio, no me quiere decir su nombre pero quién quiera que sea y en dónde quiera este le mando muchas bendiciones, y le pido a Dios que la ayude a estar junto a él, se ve que le hace mucho bien.

Gracias por seguir leyendo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top