37.- Con tus besos furtivos

La soledad y el silencio de esta oficina no me gusta, me entristece el mero hecho de estar aquí sentado, y la espera no lo hace mucho mejor. No entiendo que tendría de malo pedirle a Marisela que también remodele esta oficina, es demasiado lúgubre. Las paredes son de un azul muy frío y las estanterías están llenas de carpetas verdes, lo único bonito aquí son los pesados muebles de color chocolate. Sobre su escritorio hay algo de color, unos cuantas hojitas autoadhesivas y también hay dos marcos de fotos, en las dos aparece Joanna, en una con Kate y otra chica rubia, mientras que en la otra también se encuentra ella pero con diez años y la mujer que la acompaña debe ser su madre. En comparación, se ve más feliz con sus amigas.

Me aburro de analizar la imágenes y me levanto para ver por la ventana, veo a los chicos que están metiendo el mobiliario que se rentó especialmente para el día de hoy, tantas personas y ninguna es ella.

Vine al orfanato por dos cosas, la primera verificar el estado de Aarón y saber si necesita cualquier y la segunda, hoy empiezan las campañas de alfabetización y Vanessa estará aquí, necesito por lo menos verla de lejos. No tengo mucho tiempo así que si no le veo ya encontraré la manera de acercarme después, miro mi reloj y justo cuando estoy por salir para ver porque tardan tanto entra Joanna Carrasco. 

—Bien señor Quintana, Aarón viene en un momento —me dice después de darme la mano.

—¿Cómo lo está tomando? —casi un mes y medio aquí encerrado, sólo he venido un par de veces y Cristopher solo una, él en realidad no debería venir, sería peligroso para Aarón por la investigación que si hermana está llevando a cabo, viviendo aquí solo puede delatar la ubicación de Aarón. 

—Se adapta —me dice quitándose los lentes—, no es fácil estar con personas que no son tu familia, rodeado de desconocidos y paga ser así lo está llevando muy bien.

—Debe ser mucho mejor que la vida que llevaba —sí, tenía a su hermana pero lo que le esperaba era un futuro era aterrador, al crecer se convertiría en un asesino.

—Lo es —me responde y ambos nos ponemos de pie cuando la puerta se abre y entra la personita que vine a ver—. Aarón, saluda al señor Quintana.

Se acerca a mí y me abraza, es un niño algo pequeño para tener trece años, a simple vista se ve de diez. Se encuentra bien física y mentalmente a pesar de las circunstancias, Angélica lo mantenía lo mejor posible pero siempre estaba aislado, creció en las sombras y por eso la primera vez que salió al mundo tenía mucho miedo, cuando los conocí me partió el corazón saber que el único apoyo de este niño es una chica que estaba condenada a un terrible destino.

—¿Mi hermana? —y esa es la pregunta que todos queríamos evitar.

—Sabes que está en una misión especial —le dice Joanna sentándose con él en uno de los sofás—, fue ahí para liberarte. 

No sé si sea bueno o malo pero él conoce al cien el trabajo que está haciendo Angélica, por eso cada que tiene oportunidad pregunta por ella, y cada vez es más difícil ocultar las respuestas.

—Pero me encerró aquí —se la pasa la mayor parte del tiempo contradiciéndonos, Joanna lo comprende pero tampoco le gusta mucho su actitud rebelde. Lo dejamos pasar solo porque toda la vida ha tenido que estar a la defensiva y esa conducta es un poco difícil de erradicar.

—Por tu bien —me siento a su lado y le doy la caja de chocolates que le gustan, Cristopher se los envío—, muy pronto estarán los tres juntos —claro si el agente Smith de verdad se enamoró de su hermana.

Para Aarón, Cristopher es su héroe, lo ve como el hombre que los salvó del peligro y muy en el fondo sé que lo ve como el padre que les arrebataron, pero con su profesión lo mejor sería que se alejará de ella, o sufrirán otra pérdida cuando el tenga que hacer algo peligroso, su empleo está lleno de riesgo. Mi consejo para Angélica sería que una vez que todo termine, tome a su hermano y se vaya lejos de aquí. Ella tendrá la oportunidad de ser otra persona.

—¿Lo promete? —destapa la caja y se lleva el primer dulce a la boca.

—Sabes que no puede hacerlo Aarón —le regaña Joanna.

—Es cierto pero puedo prometer que yo siempre voy a cuidarte —que más quisiera que llevarlo a mi casa y darle un lugar como mi hijo pero lamentablemente yo tengo metido al mismísimo diablo en mi casa.

Desde hace días siento que nos observa, que ya sospecha algo y trató de que no note mi nerviosismo, todo lo disfrazó con el asunto de las ventas en la empresa. En dos meses será la próxima junta de consejo, en dos meses las empresas Quintana pasarán a ser completamente mías. Todo será mío y sólo quedará la parte más difícil, que es meterlo a la cárcel.

El teléfono de la doctora Carrasco suena y no sé ve feliz al checar el mensaje, algo raro ya que siempre intenta sonreír, por el bien de todos siempre lleva una actitud amable.  

—Aarón puedes regresar con los demás —niega y permanece sentado—. Ve a jugar y no tengas miedo, nadie puede adoptarte pero tienes que parecer convincente, no queremos que sospechen ¿o si?

Sale después de ofrecerle un chocolate a la doctora Carrasco, ella lo toma y le da unas palmadas en la espalda cuando sale de la oficina.

—¿Por qué le ha dicho eso? —no me voy a deslindar de la promesa que le hice a su hermana pero el niño tiene que estar consiente de la posibilidad de estar con otra familia.

—Angélica me lo pidió, que le recordara eso cada que personas con ganas de adoptar vinieran —sospecho por el tono que uso que Angélica no es mucho de su agrado—. Dijo que solo se iría de aquí con ella.

—Sabe, yo lo adoptaré si no la volvemos a ver —asiente poniéndose de nuevo sus lentes y checando una de sus miles de carpetas.

—Kate me tiene al tanto de la investigación —me angustia el hecho de que tantas personas estén al tanto del caso—, estoy consiente de muchas cosas.

—En ese caso no la molesto más —me levanto y voy a seguir esperando a Vanessa por ahí, quizá en el estacionamiento—. Sé que hoy tiene el asunto de las campañas de alfabetización.

—Exactamente y además la remodelación —deja su carpeta y me indica que salga—, es un desastre todo pero ahora tengo que ir a hablar con su esposa, ¿me acompaña? 

—Vamos —sirve que veo que este tranquila, suele desesperarse con los sus trabajadores y eso no le hace bien ni a ella y ni a mí bebé.

Salimos y mientras vamos en camino me va explicando un poco de las clases que se impartirán hoy, antes de llegar con Marisela se detiene un momento en la cocina para revisar cómo va la comida para los niños, para toda la gente que recibirán hoy y cuando pasamos por el estacionamiento, veo desfilar por la entrada un montón de carros de lujo.

—Ya están llegando los profesores y también vienen algunos estudiantes como parte de su servicio social —eso ya lo sabía, las universidades privadas nos mandan bastantes chicos para que nos ayuden, los más famosos por aquí son el grupo del doctor Linares, siempre hacen de las suyas. 

—La mayoría se encontraban el en evento de beneficencia —al parecer este también es un montaje, hay unos cuantos reporteros, la mejor amiga de Marisela, Romina y también Melissa Gutiérrez, amiga de la licenciada Bustamante, que es también la ganadora de la exclusiva de los reportajes que Paola tiene planeados para que a nadie le quedé duda la rata que es Octavio Escalante.

—Así es, este año nos enfocamos en las escuelas y en el proyecto de Marisela, vamos a terminar el año muy bien. Muchas gracias —por fin sonríe, el éxito de todo esto es gracias a ella, no a nosotros que solo hacemos publicidad gratis—. Debe darse el crédito por esto. Usted lo financio

—A veces lo olvidó —o eso intento, tengo la consciencia asquerosa por involucrar a la fundación en mis negocios, todo lo hice para que él buitre oportunista de Octavio no sospeché nada. 

—No lo haga —me dice con la voz más dulce que he escuchado en semanas—, tiene un corazón muy noble para ocultarlo.

—No lo tengo —si supiera la verdad, si conociera los por menores del trató en el que metí a esta fundación me daría una patada en las bolas—. No merezco absolutamente nada.

—¿Sabe por qué acepte este puesto aún cuando sabía que yo no era la favorita del patronato? —un hecho que causó un gran revuelo, nadie la conocía y nadie confiaba en ella más que Kate, quién se negó rotundamente a ocupar el lugar de directora y ofreció a Joanna, como a los empresarios les convenía tener contenta a la licenciada Bustamante accedieron y ahora se retuercen de coraje porque Joanna es justo lo que necesitaban—. Kate me lo pidió y yo accedí porque tenía una deuda con ella, me salvó de los maltratos en mi casa y me devolvió a mi familia, me llama hermana cuando solo convivimos unos meses, yo me fui por el bien de mi madre y me negaba a regresar pero nunca perdió la esperanza de recuperarme, en ocasiones creo que solo ayudó con la fundación para que yo regresará, esa mujer también tiene un gran corazón. Lo oculta y eso no me gusta, no me gusta que nadie lo haga porque en ocasiones hay niños como Aarón, como yo, que necesitan de personas como ustedes y si se esconden, ¿cómo podremos encontrarlos? La vida es demasiado corta para quedarnos esperando. 

—Para eso están estos lugares, para eso se insiste en hacer las campañas mediáticas —tienen como principal objetivo de la publicidad pero fuera de eso espero que si alguien necesita ayuda y ve esas campañas se acerque a la fundación, o al orfanato y podamos ayudar, es cierto que nos enfocamos en los niños pero ayudaremos a todo aquel que lo necesite. 

—Tiene razón —ojala no la haya hecho enojar—. Ese es mi trabajo.

Caminamos un poco más y esta vez vamos en completo silencio, creo que Joanna ya se dio cuenta de que no me siento muy cómodo hablando de un reconocimiento que obviamente no merezco y se guarda su opinión porque no quiere incomodar a uno de sus principales benefactores, así que sólo me lleva al edificio en donde se encuentran las habitaciones de los niños.

Fuera de este se encuentra mi esposa con los arquitectos que la están ayudando, veo que como es su costumbre tiro una pared, lo hará más grande y al lado de esa edificación se construirá otro edificio diseñado para el personal. El orfanato, que también es la cede de la fundación se encuentra un poco retirado de la Ciudad de México y por eso se están haciendo dormitorios para el personal de seguridad, administrativo y los voluntarios que gusten quedarse.

—Alberto, Joanna —nos grita Marisela al vernos—, vengan a ver los dormitorios, parecen un sueño —no lo dudo pero si algo tengo bueno es mi vista y esa mujer que acaba de pasar a lo lejos se parece mucho a la ando buscando. 

—Vengo en un momento —le anuncio a Joanna—, tengo que ir un momento al baño, las alcanzo en unos minutos.

—Adelante señor Quintana, yo le aviso a su esposa —otra cosa por la que tendré que disculparme luego es por utilizarla para entretener un rato a mi esposa.

Me apresuró antes de perderla de vista, como la primera vez que la vi entrar a su trabajo trae sus carpetas y su bolsa, no se le ve por ningún lado al gachupín y eso hace que me apresure más. Yo prometí que no la buscaría pero la encontré por casualidad y sola, lo voy a interpretar como una casualidad del destino. 

—Vanessa —se detiene de golpe y no voltea a mirarme así que yo tendré que ir—. He estado preocupado por ti, la última vez no te veías bien.

—Las cosas han cambiado y todo va de maravilla —contesta cortante—, si me permites tengo una clase —no lo permito y este lugar está lleno de salones vacíos en este instante, no me pone mucha resistencia cuando la jalo por el brazo para meterla a uno, le quitó sus carpetas y la bolsa para ponerlas en el escritorio— ¿Ahora que?

—No lo sé —y eso es cierto, sólo vine para verla pero no tengo la menor idea acerca de que decir, de que hacer—, sólo me gusta estar a solas contigo.

—Por favor —dice en medio de carcajadas—, ya dime qué quieres y después déjame ir que estoy muy ocupada

—Te quiero a ti —de nuevo estalla en risas.

—Eso no es cierto —me dice después de un largo suspiro, las carcajadas le robaron el aire—, si me quisieras hace rato hubieras luchado por mi, no habrías esperado a verme con otro; Alberto te espere por años y cuando me canse seguías sin dar señales de vida. Nada vas a ganar con acorralarme cada que nos vemos —eso está por demostrarse, me acerco recordando nuestro primer beso, fue así, sólo me acerque y sin poder evitarlo la beso, sólo que está vez se queda estática sin darme una señal de vida. Nada y cuando se separa de mi estrella su mano en mi mejilla y retrocede, con los ojos llenos de rabia—. Tampoco ganarás nada con esos besos furtivos y es la última vez que lo haces porque la próxima te quedas sin más descendencia. Entiende que no me provocas más que lastima e inclusive asco, un profundo asco ¿por qué crees que vomité en el cementerio? —cierro los ojos, no puedo creerle, no hará que me dé por vencido— Métete en la cabeza que a mi lado tengo un verdadero hombre, uno que si me calienta la sangre, uno que no me prometió las estrellas sino que me llevo hasta ellas, me dio todo lo que en tu vida podrías imaginar.

—Solo te conquistó haciendo lo mismo que te apasiona —el la quería y encontró la manera de convencerla de su amor—, con estudio y disciplina yo podría hacer lo mismo.

—Mis antiguos profesores tienen razón en que los mexicanos tenemos un cierto trauma con la conquista —ya tome muchas clases sobre la independencia así que no necesito más—, ¿lo odias solo por ser español?

—Yo no lo odio —y en eso soy completamente sincero, me gano a la buena, para su mala suerte solo me gano una batalla, porque yo lucharé por lo que me reste de vida— pero no va a quedarse contigo,

—Alberto ya no nos puedes separar —la certeza de sus palabras me asusta—, ahora estoy unida para siempre a él.

—Los contratos se pueden deshacer —y tengo al mejor despacho de abogados de mi lado—, existe el divorcio y la anulación del matrimonio religioso.

—Si pero nunca podrás ocultar el hecho de que es el padre de mi hijo —se toca el vientre y luego me sonríe—Estoy esperando un bebé de Antonio, ¿no te alegras por mi? —mi corazón se me cae a pedazos mientras que la observó bien, el vestido que trae es un poco holgado pero aún así se le ve un poco—. No me hagas esa cara que yo siempre te he deseado lo mejor. Sabes, eso que estás sintiendo yo también lo sentí y yo estaba sola, lejos de todo y con el alma rota; aún así veo a tu hija y me alegro por ti, lo mismo será si algún día llegó a ver al bebé que está por nacer.

No lo dudo porque su corazón es muy grande y en el puede que no quepa la envidia y el rencor hacia mis hijos, pero le metimos demasiado veneno en mi contra, me odia y eso no lo soporto. Lo que yo quiero ahora está de más porque no puede cambiar que efectivamente ahora está unida para siempre a Antonio, pero si quiero luchar por esto entonces me toca aceptar la realidad, asimilar que ahora hay alguien más en la vida de Vanessa y es su bebé, ahora es parte de esto y sólo por ser su hijo lo quiero, si algún día la vida decide unirnos nuevamente será con ese bebé, al que querré como amo a los míos, como sé que ella amaría a mis hijos. Al final de cuentas un bebé es una increíble bendición.

—Serás un gran madre —que me perdone si no sueno sincero pero ahora lo único que deseo es llorar. 

—Gracias —susurra—. Alberto, cuida a Marisela, mantenla entretenida o amárrala a un árbol para que no se acerque a mí marido, no quiero hacerle nada.

En primera no la creo capaz de hacerle nada en su estado, pero si le haré caso porque cuando a Marisela se le mete algo en la cabeza es imposible sacarla de ahí, si por alguna extraña razón algo despertó su interés hacia el gachupín me tocará sacárselo de la mente, de la manera que sea ella. No quiero que Octavio tenga otro objetivo con el cual desquitarse.

—Yo me encargo —le pasó su bolsa y sus carpetas, hoy tiene algo mas importante que hacer—. Solo para que conste, que esperes un bebé no cambia mi amor, ese está más allá de cualquier cosa. En unos meses me divorciare de Marisela y veremos quién puede más, si tú orgullo y el supuesto amor que sientes por él o lo que sientes por mi, que es muchas cosas pero no lastima y asco.

La marca que deje ella solo está cubierta con resentimientos, Antonio llegó con pintura y le puso una capa a base de amor, de la promesa de una vida feliz, pero si le rascamos un poquito, ahí en su corazón, debajo de todo, aún me encuentro yo, siempre lo estaré ya que la tinta con la marqué su corazón es indeleble y por más amores que encuentre, por más que le  pintura con la que intenten borrarme les será imposible, nada me sacará de ahí.

—Es una perdida de tiempo —me advierte—, ya no somos los mismos jóvenes que tienen una larga vida por delante.

—En fondo si lo somos —le digo.

—No, lo único somos son dos personas que aún esperan que el viento se lleve las cenizas de sus corazones rotos —se va con una expresión muy sombría en el rostro, ya ni burlarse de mí puede. 

Que sea la causa de la perdida de sus sonrisas nunca será bueno para mí. Ya solo quiero que llegue el momento de ser libre para poder buscar nuestra felicidad. Ojalá sea juntos y si no lo es, esperaré con más ansias la muerte.


Gracias por seguir leyendo.

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