33.- Sus complicadas historias de amor
Dos semanas han pasado y me siento tan vacío, nada es capaz de aminorar el dolor de mi corazón, pasan los días con una monotonía que me asusta, Alina está viviendo actualmente con mi madre y yo voy a verlas todas las mañanas, ya que al día siguiente del funeral de papá mi hermana se metió a su habitación y se puso una de sus camisas, lloro por horas y ahí fue cuando nos dimos cuenta que no podía estar sola y mamá tampoco, lo único bueno del asunto es que han dejado las peleas sin sentido y se hacen compañía, lloran juntas, yo no puedo hacerlo porque mi deber es consolarlas, no ponerme como ellas; claro que me he dado mis espacios para llorar y está tarde quería hacerlo, ir un rato a la tumba de mi padre pero Fernando me cito en su oficina.
Vine con la esperanza de que me diera buenas noticias pero es todo lo contrario, no hay avances, nada nuevo que nos sirva de algo, al contrario parece que tenemos una gran perdida en nuestro equipo, ojalá estén equivocados y sólo sea un contratiempo lo que impide que se comunique.
—¿No hay algún error Fernando? —se hunde en su silla y se frota la cara con ambas manos, como si quisiera despertar de una pesadilla—. Angélica es bastante lista, nos aseguro que todo estaría bien.
—Eso mismo le dije a Cristopher pero no entiende y está como alma que lleva el diablo —me lo imagino, no sé cómo le haré para decirle a Aarón que no hay noticias de su hermana—, la desesperación lo está volviendo loco, teme lo peor y sino hay noticias pronto irá a buscarla.
—Pero se expondría mucho —además él es necesario aquí, infiltró a Angélica porque el nunca pasaría como doble agente y ahora me sale con estas cosas, no puede morir por ningún motivo y si hay que amarrarlo para que se quede quieto lo haremos.
—No le importa, ¿y sabes que? Por la manera en la que está creo que se enamoro de ella —ya salió el peine, aunque lo dudo un poco, Cristopher nunca la miro de una manera que delatara sus sentimientos—. Mira no es que sea un problema para nosotros, pero para la investigación y para ellos si, son agentes de la DEA, aceptaron está misión porque a ambos les convenía y todo hasta ahí se oía maravilloso, Angélica entreno, se preparó y si en el proceso sentimientos surgieron valió madres, ya que al estar infiltrada pueden pedirle cualquier cosa para demostrar su lealtad y estará en problemas porque el es su esposo, irán por él y si ella también lo ama obviamente no podrá pasar la prueba y nos condenarán a todos; pero eso Betito no es lo peor —creo que el agente Smith no es tan profesional como no los prometió—. Angélica hizo uso de sus encantos y ayer un doctorcito vino a preguntarme por ella. Son dos hombres los que la buscan con desesperación, son dos hombres los que nos pueden echar a perder todo.
Me cuesta admitirlo pero Fernando tiene razón, hicieron mal en enamorarse porque sus vidas están en juego y también las de nosotros, lamentablemente así es y aunque no quisiera darles esa carga ya la tienen, ellos se echaron este paquete sabiendo lo que conllevaba y ahora no pueden joder todo. Ojalá Angélica encuentre la manera de solucionar esto, aunque por ahora me conformaría con saber que está viva.
Cuando regrese espero ella y Cristopher puedan vivir en paz su historia de amor —o con el doctor que dice Fernando que también vino a buscarla—, que pueda disfrutar de una vida tranquila al lado de su hermano.
Mientras tanto ya veré la manera de brindarle un poco de apoyo a Cristopher, quiero hablar con él y decirle que no debe de preocuparse, no por ella —ya que algo en mí interior me dice que está bien—, ni por sus sentimientos. Así es la vida de terrible. En ocasiones el amor nos llega sin aviso, nos causa dolor porque no nos permite estar con la persona que queremos y los sentimientos por más que luchemos no desaparecen, son intensos, erráticos, se atenazan y no te sueltan.
—Por ahora hay que concentrarnos en nuestros negocios —le paso las carpetas con los reportes de ventas, no entiende mucho de finanzas pero sabe lo suficiente para darse cuenta de que le estoy ganando al buitre oportunista de su tío.
Mi hermana como siempre se lució con su trabajo, a causa de la muerte de mi padre estuvimos a punto de cancelar el desfile para presentar la nueva línea de ropa y accesorios pero ella se negó, dijo que lo haría por papá, por cumplir la promesa que le hice. No miento cuando digo que los diseños que presentó son los mejores que ha hecho —incluso Marisela compro algunas cosas alegando que eran para Alexandra—, todo es completamente precioso y a una semana está casi agotada, no nos damos abasto con la producción y que decir de los accesorios, en este época en donde todos buscan algo para regalar, los accesorios de plata se están vendiendo como pan caliente por todo México y vamos de maravilla con las exportaciones a Europa.
Si no fuera por el luto estaría feliz. Pero por él, poco a poco voy sacando todo y la verdad es que el trabajo me ha impedido tirarme a morir. El trabajo, mi hermana y mis hijos; las dos últimas semanas han estado muy agitadas, ayer por ejemplo fui con Marisela al ginecólogo. Nuestro bebé esta en perfectas condiciones, muy sano y grandote, aunque mi esposa no quiso que le dijeran el sexo, dijo que ya lo sabía y que si estaba equivocada prefería enterarse cuando lo tuviera en sus brazos. Le pido a Dios y todos los santos que le cumplan su ilusión, o de lo contrario que nos protejan de su enojo.
—Los reportes de ventas son demasiado buenos —esta vez ya me sonríe—. Nos está yendo mejor de lo esperado. Felicidades —de debajo de su escritorio saca una de sus botellas de whisky y me sirve un poco—. Betito ahora, ¿cómo vas con el tema de nuestros hijos?
Cuando la bomba exploté y nosotros tengamos que quedarnos a apagar el fuego, tenemos asegurado que nuestros hijos no sufrirán ningún daño. Hace unos días hablé con María y con los escoltas de Alina, ellos me prometieron que en cuanto demos la orden se irán a un lugar seguro, me prometieron que los cuidarían con su vida y eso espero porque nosotros no creo que podamos.
—También está listo el lugar a donde irán si las cosas se ponen difíciles, Mauricio —esa es una de las principales razones por las cuales regreso a la ciudad, para ayudarme y me temo que solo le cause problemas con su esposa y sus padres. Se lo compensaremos cuando todo termine—, los guardaespaldas y María ya tienen el lugar idóneo,
—Tu cocinera es un ángel —sonríe aún más ampliamente, yo lo observó y él lo advierte y sin perder el animo me ve de la misma manera— ¿Soy o me parezco?
—Es que te miras distinto —le contesto bebiendo de mi vaso.
—¿Me miró? Que tu madre no te escuché hablar así —si con eso la hago reír me doy por bien servido—. Que te digo Betito, me siento mejor y a pesar de estar en medio de todos estos problemas estoy muy contento, gracias por notarlo pero lo que yo noto es que no has dormido, necesitas descansar.
Lo intento todas las noches pero las preocupaciones y unos ojitos verdes no abandonan mi mente. Desde aquel día en el cementerio no he podido descansar bien y debería sentirme mal pero el beso que le di me lleno de energía, saber que aunque sea por unos instantes Vanessa me correspondió fue algo que me hizo querer vivir de nuevo, aunque lo que pasó después si me dejó muy avergonzado. Un par de horas después de ese incidente y en esta misma oficina Paola me reitero que no me quería cerca de su hermana, dijo que aunque ahora podía entenderme nada había cambiado, ella seguirá defendiendo el amor de Vanessa por el gachupín.
—Eso intento todas las noches Fernando —le contesto y el cambia su semblante, lamento ser yo quien le quite la felicidad—. Pronto todo va a mejorar, todo estará mejor.
—¿Lo dices por mi prima? —para sorpresa de él no, no me da ni una sola molestia, está muy tranquilita con su trabajo y con nuestro bebé.
—Todo lo contrario —le digo y si se sorprende.
—Pero eso no cambia tus sentimientos —ya sabía que quería sacar este tema, ya lleva días queriendo hablar de Marisela—. Alberto ya tengo listos los papeles de divorcio, sólo vamos a esperar unos meses.
—Yo no te los he pedido —no me gusta que tome decisiones tan importantes por mi.
—Después de lo que pasó aquel día en el cementerio me dejaste muy claras tus intenciones —me responde un poco irritado—, se lo gritaste a Vanessa, quieres recuperarla y te prometí que no te iba a juzgar pero tampoco voy a permitir que le sigas haciendo daño; pese que Marisela no es mi persona favorita sigue siendo mi sangre, me ayudó y a mí hija en los momentos más difíciles, además ya suficiente daño le voy a hacer cuando meta a mi tío a la cárcel.
Así que es por eso, oficialmente quien lleva el caso ante las autoridades es Paola, ya que para Fernando en cualquier instante puede generarle —todavía más— un conflicto de intereses.
—Eso significa entonces que no llevarás mi divorcio —quiero evitar lo más posible el tema de mis intenciones con Vanessa porque aún no tengo planeado como haré para que me ame de nuevo.
—No, lo hará uno de mis colegas, cuando tengan bien redactado el documento con acuerdos que beneficien a todos te los haré llegar. En cuanto a Vanessa —eso me interesa más, ya que a Marisela le daré todo lo que me pida sin necesidad de berrinches o demandas—, llevan días siguiéndola y hemos confirmado que nadie está tras de ella pero eso no significa que puedas lanzarte al ruedo. Mi recomendación es que esperes unos meses, primero hay que acabar con mi tío y después serás dueño de tu vida y si quieres hacer un papalote de ella será cosa tuya.
—Está bien le daré un tiempo unos meses de aquí hasta la firma de los contratos, yo no la buscaré pero si me la encuentro no respondo —y con la vida que tenemos me la encontraré varías veces más.
—Sólo no causes problemas y ya no la dañes más —suena su teléfono, lo levanta y es su secretaria, ella hace pasar el otro asuntito que tenemos pendiente. Marcelo entra a la oficina con su habitual sonrisa y también como siempre con lentes de sol y una gorra, aunque así no pasa desapercibido—. ¿Se te ha perdido el sol? —le pregunta Fernando levantándose para saludarlo.
—Siempre tan elocuente licenciado Escalante —se abrazan y luego viene hasta mí y me abraza de la misma manera—. Alberto, siento lo de padre y lo poder estar ahí, tengo que seguir escondido
—Unos meses más —le digo para que no se desanime mucho.
—O unos años más —me contesta con una sonrisa demasiado triste—, hablando de eso ya es hora de ir por los papeles que nos hacen falta, ella no estará feliz pero es mejor tenerlo todo listo para cuando llegue el momento, es mejor tenerlo todo desde ahora y así evitar que se vea involucrada.
Su antigua ex novia es de quién habla, cada día tenemos más personas a las cuales proteger y no nos estamos dando abasto; al paso que vamos tendremos que contratar toda una agencia de escoltas.
—No lo hará, mi novia —como se llena la boca de decirlo cuando ella ni siquiera le ha dicho que si formalmente pero es más que un hecho que están juntos y por ahí corren rumores que indican que pronto será la nueva señora Escalante, eso no creo que lo tomé muy a bien mi esposa pero si así fuera a Fernando y Paola no les importa en lo más mínimo si ella está de acuerdo—, la licenciada Rocha la conoce y se hará cargo.
—Gracias —suspira y del bolsillo de la chaqueta saca un sobre y se lo pasa a mi hermano—, ¿puede hacerme el gran favor de entregarle está carta? En ella le explico porque desaparecí.
—Hombre que me vas a hacer llorar —guarda la carta en una de sus carpetas— y de paso a ella.
—Ella no lloraría por mi —se parece tanto a mi—, se enojara cuándo los vea.
—Ustedes y sus complicadas historias de amor, me van a matar un día —los tres comenzamos a reír y nos detenemos cuando la puerta se abre—. Padre —mi hermano se sienta correctamente y evita ver a Marcelo, no debe ser visto por el mayor de los Escalante.
—Alberto, ¿cómo estás hijo, tu madre y tu hermana? —me levanto para saludarlo y Marcelo aprovecha para hacerse chiquito en un sillón.
—Vamos saliendo adelante —le respondo y hago que Marcelo se levanté y lo llevo frente a el—, tío Fernando le presento a Daniel Montero un viejo amigo, de toda nuestra confianza —le cambio el nombre para evitar problemas.
—Un gusto —le estrecha la mano y sólo se ríe de su camuflaje. Fernando le cede el lugar a su padre y después los cuatro tomamos asiento—. Bueno quería hablar con mi hijo de su nueva pareja, de lo que sigue para ella y que mejor que estén sus amigos para ser testigos de ello, así no quedará duda de mis buenas intenciones.
—¿De lo que sigue? —pregunta Fernando enfocando la vista en su padre.
—Va a ser socia de este despacho —los únicos socios son ellos dos, mi suegro, Marisela y unos cuantos colegas de suma confianza, en síntesis pura familia—, claro una vez que sea tu esposa.
—Ella no lo querrá y dudo mucho que se quiera casar conmigo —yo también, ella es un alma completamente libre y ser parte de la familia de mi hermano no será nada fácil considerando el historial con Vanessa—. Hay que esperar un poco papá.
—Sólo dime que no es por Luisana —no debió mencionar el nombre ahora que estamos tan cerca de la fecha del aniversario de su boda, ese es uno de los días más complicados para Fernando, siempre se pone muy mal y nunca quiere ver a nadie, debo decirle a Paola para que no la tomé por sorpresa.
—No, Paola y yo no estamos dándole prioridad a lo nuestro —su padre se le queda mirando esperando una explicación del porque no se está aplicando—; desde hace un tiempo estoy en un caso peligroso, justamente de los que me pediste que no me metiera.
—Sin tantos rodeos, ¿qué has hecho? —mi hermano nos mira y entendemos perfectamente lo que quiere, es hora de la verdad, aquí también puede terminar todo.
Va directo a su caja fuerte y empieza sacar papeles, después va por la puerta que da directo a la oficina de Paola —sus oficinas están conectadas y por eso la quería ahí—, regresa todavía con más papeles y después levanta el teléfono del escritorio.
—Marta, localiza al agente Smith y dile que lo necesito urgentemente —cuelga y abre el primer expediente—. Es acerca de mi tío Octavio padre, hace aproximadamente tres meses un hombre apareció en mi casa y cuando hablamos me presento a una chica que es prima de Heriberto Félix, el narcotraficante más buscado de México, se unió a la DEA y me pidieron ayuda para investigar a mi tío, me entregaron todos estos documentos, no me preguntes de dónde pero consiguieron los balances de varias de nuestras empresas y todas ellas actualmente sirven como lavadoras de dinero, con ellas también apareció este hombre —señalo a Marcelo y le indica que se quite su disfraz—. Míralo bien y dime que no lo reconoces.
—Montreal —susurra mi tío después de reconocerlo—, eres el hijo de Daniel Montreal y Atenea Arámbula.
—Si —dice después de tragar saliva— y lamento mucho decirle que el responsable de la muerte de mis padres fue su hermano Octavio, me lo dijeron las personas que los mataron creyendo que yo también perecería esa horrible noche.
Y casi no lo logra, estuvo casi un año en coma y después muchos años en recuperación, ha perdido media vida por la ambición de mi suegro y sigue perdiendo tiempo, por eso le urge que todo quede demostrado cuánto antes.
—Es una acusación muy grave la que haces —esta reacción es lógica y tenemos que convencerlo o se irá en nuestra contra—, quién acusa está obligado a probar.
—Y aquí están las pruebas —dice Fernando pasándole los expedientes—, yo tampoco quería aceptarlo pero todo es cierto. Solo las empresas Quintana y este despacho están limpios… y tengo la ligera sospecha de que también tuvo que ver con la muerte de mi esposa. Nos dijeron que fue un accidente, pero entre los balances financieros estaban los de las empresas Montoya y son de los más maquillados que he visto en mi vida.
Cuando Luisana murió todo paso a nombre de Camila y Fernando quedó como albacea, mi hermano no podía hacerse cargo de esas empresas y por eso se las vendió a mi suegro. Es un maldito pero no quisiera creerlo capaz de mandar a matar a la esposa de su sobrino. Eso sería un trauma más para Fernando y si hija.
«Abriré de nuevo la investigación de su muerte y si descubro que tuvo algo que ver, yo mismo lo mató —mi tío se levanta y toma todos los reportes, los analiza y nos quedamos en silencio por unos minutos—. Papá di algo por favor.»
—Detén esto —le dice con la voz dura—. Tenemos que a hablar con tu tío, debe de tener una buena explicación.
Yo lo sabía, no nos creería.
—No papá, no vamos a ponerlo sobre aviso y si es inocente no tendrá nada que temer cuando el momento le llegue —y así es exactamente como quería ver a mi hermano, fuerte delante de su padre.
Nos llevará tiempo pero mi tío de aquí no sale sin convencerlo de la rata que tiene por hermano. Saldremos de esta y después iré por lo que siempre he querido.
Gracias por seguir leyendo.
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