31.- Mi pecado más grande

Una hora y ya está todo listo para la presentación, sólo espero que Vanessa y el profesor Roberto estén listos, bueno por lo menos mi mujer si lo está, ha trabajado muy duro y ella es la más ilusionada con esta exposición, es un tema que le gusta mucho y por lo tanto va todo para que sus alumnos lleguen a apreciar la importancia de esto, lo da todo para que funcione. 

Entro a mi oficina para terminar de preparar mis notas y apenas doy un paso dentro y veo una mujer sentada en mi escritorio. Marisela Escalante, nunca podré decírselo a Vanessa pero me agrada, en la noche de la fiesta también me presento a unos profesores de universidades del norte del país, no consideraría trabajar por esos rumbos pero fue una charla muy amena, como hace mucho no la tenía con nadie. 

Conversamos acerca de las virtudes teologales, un tema poco común para una fiesta, para cualquier aspecto de la vida en realidad y todo salió cuando hablamos de la fundación.

Cómo Marisela lo dijo.

“Sin esos tres principios no podríamos sostenerla; empecemos por la fe, se define como la luz para poder entender las cosas de Dios, ahora sabemos que no podemos meter temas de religión o a un Dios porque es una fundación laica, yo lo definiría como la capacidad del ser humano para seguir adelante, se manifiesta en las almas: en el sacrificio, el dolor, en los momentos de prueba, cuando se requiere de humildad y de un mayor desprendimiento de nosotros, cuando todo parece más obscuro. Ahora la esperanza, en mi opinión se desprende de  la fe, ya que confiamos firmemente alcanzar la felicidad eterna. Muchos dicen que es ingenuidad e idealismo. Hay quien nos dice que la esperanza es algo egoísta pero en la vida la mayoría de las cosas lo son. Por último la caridad que es lo que se supone que practicamos aquí, darle a las personas lo que necesitan más lo que lo que quieren, ya que si les damos lo que quieren, ¿cómo aprenderán de las dos anteriores? Se supone que hacemos esto sin esperar nada a cambio y eso es una mentira. Hacemos esto para que el día de mañana sean personas que puedan devolver está ayuda, lo hacemos para que aprendan de estás tres virtudes y las apliquen.”

Me sorprendió que hiciera un análisis tan sencillo y al mismo tiempo tan consistente, fue definitivamente la razón por la cual cambio mi percepción de ella. Es más que la niña mimada y egoísta que venden, sólo necesitan darle una oportunidad, ella misma debe hacerlo y enmendar sus errores.  

—Señora Escalante que sorpresa —se levanta y viene a darme un beso en la mejilla, no debería permitir que se me acerque de esta manera pero me da pena decírselo—, ¿a que le debo el honor?

Le indico que pase al sillón, en el escritorio siento que voy a regañarla como lo haría con uno de mis alumnos y no es apropiado. Esta tarde Marisela se ve hermosa, como siempre pero creo que hay más luz en sus ojos, además ahora sí ya se le nota el embarazo, creo que por eso la veo así de bonita, porque así es como deseo ver a mi Vanessa embarazada, cuando me de la noticia yo podré darle la sorpresa que le tengo preparada desde hace meses. 

—Antonio para ti soy simplemente Marisela —nos sentamos juntos y de su bolsa saca dos carpetas con el logotipo de la fundación y me las entrega—, vengo a molestarlo ya que me comentaron que usted y Vanessa serán parte de las campañas de alfabetización y me tomé el atrevimiento de traerles los programas de estudios, si bien pueden preparar la clase como gusten esto es lo más adecuado según la doctora Carrasco.

No le doy ni una mirada a las carpetas porque quién prepare las clases será Vanessa, yo estoy haciendo algo por mi cuenta pero no quiero que nada salga mal así que prefiero dejarlo en sus manos expertas.  

—Mas tarde lo comentaré con mi mujer, ella sin duda sabe más que yo de esto —levanta las cejas con un fingido asombro.

—Siendo tú tan listo lo dudo mucho —que dejé de dudarlo o la simpatía que siento por ella se desvanecerá.

—Somos buenos en nuestros distintos campos, lo mío son las lenguas, el latín, el griego y el sánscrito me apasionan, mientras que Vanessa simplemente ama enseñar, ha trabajado con muchos niños —así empezó y poco a poco ha ido evolucionando, se hace más fuerte día a día. 

—Además escribe y muy bien —baja la mirada, es que obviamente le da pena admitir que ella tiene talento. 

—Debería decírselo —no espero que algún día sean amigas eso sería demasiado absurdo pero por lo menos terminaremos con las tensiones cada que coincidamos.

—Dudo que me crea —en eso yo podría ayudar pero ellas necesitan dar el primer paso—. Hay demasiado dolor de por medio, demasiado resentimiento, ¿me va a negar que me odia?

—¿Usted a ella no? —odio mentir y por eso evado la evidente respuesta.

—Le tengo miedo —lo sabía, porque es lo que yo siento respecto a Alberto—. A que eso no lo esperaba —sonríe y es la primera sonrisa sincera que le veo—. Es que la historia no me favorece; pongamos los antecedentes. Su esposa estaba perdida de amor por mi marido, la familia de él cae en desgracia y tiene que darme su vida para salvarlos dejando a la persona que ama —ahora también tiene poder explicativo, siempre es bueno conocer todos los ángulos de una historia y sin duda el de ella es el que menos analizamos—. Hasta ese tramo de la historia queda como hecho que yo me metí en la bonita historia que tenían, por lo tanto yo soy la mala y ellos los buenos que tuvieron que tomar decisiones dolorosas, ahora le pregunto ¿quién es la verdadera víctima? Porque estoy segura que si yo no hubiese amado a Alberto también lo sería, una víctima terrible y desafortunada, me pondrían en el mismo lugar que a ellos pero siempre tiene que haber un malo y me tocó perder —se lleva una mano al vientre y después de un suspiro continua—. Mi más grande pecado es sentir amor por un hombre que ya había entregado el corazón; aunque también he cometido mis errores, llevé a cabo actos muy bajos, los mismos que intento justificar por el miedo y la desesperación, por querer proteger a mis hijos. Ellos son lo único real en mi vida de juguete, mi Alexandra y mi Jerónimo.

—¿Ya sabe que es un niño? —quiero cambiar de tema, antes de que mi empatía siga evolucionando y tenga que explicarle a Vanessa que apoyo a esta mujer tanto como a ella.

—No, lo siento, desde el momento en el que supe que estaba embarazada lo sé —me gusta mucho más este poder sobrenatural—, es cómo saber que el sol saldrá.

—Lo único que otros dirán que es cierto es la muerte —ya que el sol algún día se apagará también.

—Demasiado sombrío y terrible, cierto pero nunca lo queremos creer —supongo que lo ve así porque apenas han pasado dos semana desde la muerte de su suegro—, vemos la muerte como algo casi místico, siempre nos toma por sorpresa. 

—Las edades de oro, ¿sabe mucho de mitos? —espero me responda que si porque podríamos tener una gran plática y olvidarnos por un rato de nuestros problemas personales.

—No disfruto mucho de la lectura de estos pero mi hija suele hablarme de ellos y no me gusta en absoluto no saber de lo que me habla —eso es bueno, siempre debemos poner interés en las inquietudes de quienes amamos.

—Entonces es el destino que la trajo aquí este día, hoy estaremos dando conferencias acerca de esto, Vanessa y yo daremos un tema —mi deber tendría que ser invitar a si hija pero por la hora ella debe estar en clases—. El paso del mito al logos

—Esos son temas de filosofía —y está se vale de muchos mitos para ser explicada. 

—Así es, nosotros haremos la introducción y otro de nuestros colegas se encargará de llevar la conferencia hasta llegar al tema central —y quién insistió en participar fue mi esposa, ella ama dar clases de diferentes temas, así crece profesionalmente y demuestra que puede con más de lo que actualmente hace—. Será algo un poco tedioso pero por lo menos para nosotros es un tema bastante interesante.

Me enamore de Vanessa estudiando estos temas, viendo cómo amaba aprender de ellos, explicando la vida a través de ellos. Por eso que nunca me niego a dar una clase a su lado, siempre es gratificante recordar la manera en la que me atrapó, aunque tiene sus contras, al principio de esto siempre estaba Alberto presente como un fantasma entre los dos, un maldito lastre del que me costó mucho trabajo deshacerme y sólo para regresar a lo mismo; de nuevo estamos aquí y todo su mundo parece querer meterse en nuestro matrimonio, para eso va a necesitar que me muera o que el mundo deje de girar porque Vanessa me ama a mi, me respeta y a nuestro matrimonio.

En estos días, sobre todo la primera semana después de la muere de Jerónimo Quintana creí que ella lo vería, que acudiría corriendo hasta el para apoyarlo y no fue así, para mí buena suerte no lo hizo pero no creo que fuera por falta de ganas. Ella se sentía culpable, ese día Paola llegó en la madrugada a darle la noticia y por la mañana cuando se retiro mi chula entro en una especie de crisis nerviosa. Sus habilidades de profeta no le fallaron, eso la golpeó muy duro y al día siguiente llego a casa con una extraña fiebre y vómitos que se han repetido constantemente, por la mañana lo hizo de nuevo pero es tan terca que no quiere ir a un hospital, dice que si entra no va a salir.

No sé qué haré con ella, en estas dos semanas he querido darle la sorpresa que le tengo preparada pero siempre surge algo más importante, está mañana por supuesto la conferencia y por la tarde va a ir a comer con su hermana y sus amigas; yo no la juzgo por tener tanto trabajo, yo estoy igual, cuando ella tiene tiempo libre yo me la paso dando asesorías, nunca parecemos coincidir y eso me preocupa, no quiero que perdamos la magia inicial de nuestro matrimonio, hace un poco más de un mes estábamos disfrutando como nunca de nuestra etapa de luna de miel, hace unos días festejamos el aniversario de cinco meses y nada, ella ahora está muy ocupada como para frustrarse por no conseguir quedar embarazada pero yo solo pienso en eso todos los días. Estoy en el punto en el cual creo que un bebé solucionará las cosas cuando no es así, los que le tenemos que echar ganas somos nosotros y eso lo hablaré más tarde con ella, no puedo seguir pensando que el mundo a mi alrededor se derrumba, no puedo dejar que Alberto gane camino, que aproveche el poco tiempo que pasó con ella, yo no le abriré más la puerta para que termine de colarse. 

—Es muy evidente cuando le gusta algo, cuando ama algo —se inclina hacia mi y esto es muy peligroso, no era mi intención llegar hasta aquí—. Sus ojos se iluminan, fue lo primero que me fascinó de ti, cuando vi las fotos de tu boda, tu mirada llena de amor fue lo único que pude ver.

No voy a negar que la mujer es hermosa, interesante e inteligente pero yo tengo ojos para una sola mujer, es así desde que le entregué mi corazón hace diez años y aunque me unen muchos sentimientos a Marisela jamás consideraría engañar a Vanessa.

Le tomo por las brazos y la regresó a su lugar, no quiero ser grosero pero la confianza ya excedió un límite, además estoy seguro de que ella en realidad no quiere esto; su dolor y despecho guían sus acciones, lo único seguro que siente hacia mi es fascinación y capricho, lo único que creo que ella desea es un poco de amor y yo no puedo ofrecérselo.  

—¿Qué está pasando aquí? —justo lo que necesitaba, mi esposa nunca toca y por eso entra libremente a mi oficina.

—Chula —esta muy enojada, sus mejillas de inmediato de colorean y se queda mirando a la mujer que sigue sentada en mi sillón, me levanto y voy a su lado para sostenerla por si siente ganas de saltar sobre ella—, Marisela vino a dejarnos los programas de estudio para las campanas de alfabetización.

—Eso lo haría Kate más tarde, comeremos juntas —si se cancela mejor, ahora tengo muchas más cosas que explicar y arreglar—, por ahora ¿qué hace aquí señora Escalante? ¿Qué necesita de mi marido?

—Tranquila Vanessa solo vi las carpetas y me tomé la molestia —se levanta y como si nada hubiese pasado sonríe, levanta su barrera para no salir dañada—. No le veo el caso molestar a la licenciada Bustamante si tiene mejores cosas que hacer, ella es muy importante para ir repartiendo programas de estudio. 

Viniendo de ella que es la encargada de la remodelación de toda la institución suena un poco mal, todas las personas que ahí laboran son importantes y todas juegan un papel fundamental para que esa organización siga funcionando, es cierto que personas como Kate tienen mucho más trabajo pero eso no le quita mérito a Vanessa que va a hacer de manera gratuita lo que le da de comer, va a regalar su trabajo para mejorar la vida de personas que lo necesitan y eso también es un acto hermoso.

Le pasó las carpetas para que lo recuerde, se pone sus lentes y empieza a revisarlas, durante un minuto se queda leyendo atentamente pero no me agrada nada que empiece a hacer muecas de disgusto.

—Si la información es correcta significa que no tomaron en cuenta mi petición de dar clases un poco más avanzadas —me muestra una de las carpetas y en lo personal no le veo nada de malo, es cierto que son temas sumamente fáciles y que me costará trabajo adaptarme pero lo voy a lograr. 

—¿Por qué hiciste tal petición? Aquí no veo nada de malo —se quita los lentes y suspira algo cansada. 

—Por ti, no quería exponerte a personas que pudieran desesperante y hacer que quisieras dejarlo todo —me le quedó mirando, esperando que sea una broma.

Ahora quien está molesto soy yo, me siento mal porque no quería darme una oportunidad, más cuando me ha visto pedir consejo, me ha visto buscar las actividades que pienso usar de apoyo, es muy injusto lo que hizo. 

Es cierto que yo nunca le he dado clases a niños menores de catorce año,  nunca en la vida lo considere y nunca me llamo la atención, yo doy clases de idiomas y los niños de nueve y diez años no tienen el suficiente conocimiento de la sintaxis y de la gramática que se necesitan para aprender a declinar, para llevar el proceso de romanceamiento, unos cuantos más no podrán identificar como se construyen las oraciones, es más, tengo alumnos de dieciocho años que aún no saben conjugar correctamente y es mi deber primero enseñarles correctamente a hacerlo, explicarles que es la sintaxis y la morfología; aprender de un idioma requiere conocer el propio. Si hago todo eso me considero perfectamente capaz de enseñarles a leer. 

Además este es un gusto que quería darle, varias veces presencié en la hacienda como daba clases y veía la satisfacción en su cara y yo quiero experimentarlo, saber cómo es, ganar experiencia.

—¿Cuándo he abandonando algo en mí vida? —ella misma sabe cuan perseverante puedo llegar a ser—. Vanessa por favor no me consideres tan faltó de carácter, no me voy a romper por dar clases de preescolar, no me voy a romper por dar clases a personas que no cuentan con los recursos que yo, sólo te aviso que daré las clases como mejor me parezca y ahora vámonos, tenemos una exposición que dar.

Sale de mi oficina, creo que del coraje hasta olvidó que Marisela sigue en mi oficina mirando al techo, no debió ser agradable presenciar esto, o quizá si, sólo ella lo sabe. 

—Lamento muchísimo que fueras testigo de eso —viene de nuevo a mi pero está vez si guarda su distancia. 

—No te preocupes, entiendo perfectamente lo que es que te subestimen —le indicó que salga, yo mismo la llevaré a las conferencia.

Al llegar al auditorio veo a mi esposa ya en el estado preparando las diapositivas y aprovecho que está distraída para acomodar a Marisela en un lugar en donde será testigo de todo y no será vista por Vanessa, creo que tengo muchas más cosas que hablar con ella, creo hasta le pediré consejos para saber cómo lidiar con toda con esta situación. Voy hacia el estrado y antes de subir mi esposa me jala y nos mete a un pequeño armario de utilería.

—Antonio —susurra muy nerviosa—, antes de subir por favor déjame decirte que mi intención nunca fue que te sintieras mal, yo sólo no quería exponerte a algo que pudiera causarte algún disgusto, esas personas no son ni remotamente parecidas a las que yo llegue a educar en la hacienda, a las que llevo educando toda mi vida, son mucho más humildes.

—¿Y quién crees que soy yo? —antes que pueda hablar levanto la mano, necesito dejar las cosas bien claras— Que venga de España y que mi apellido sea Del Real no me convierte en un príncipe, soy solo un hombre que dedica su vida a ti y a lo que ama hacer, compartimos este sueño, por los dos estamos bien consientes de lo que se necesita para alcanzar nuestras metas y la mía es que juntos seamos los mejores profesores que ha visto nacer el mundo y sino lo logramos me conformaré con una vida juntos.

—Y te la daré —me contesta y le doy un beso en la frente, prometimos que no nos daríamos muestras de cariño en el trabajo así que cuando llegue a casa me voy a desquitar, aunque esté armario no estaría mal.

Gracias por seguir leyendo.



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