11.- ¿Así de fácil?
Voy camino a la terraza en donde me encontraré con Vanessa, está justo a un costado de la catedral metropolitana, hace años que no voy pero es de los restaurantes favoritos de Alina, me trae tantos buenos recuerdos.
Una vez que salí del colegio tuve que ir a la oficina y terminar todos los pendientes que tenía para poder estar con ella sin ninguna preocupación y también le pedí a Lucia que no me pasará ninguna llamada, espero que en el tiempo que estoy fuera no pase nada malo.
He estado esperando mucho tiempo este día, pero al verla en la mañana no me sentía listo y tuve miedo, creí me una vez que me viera me mandaría inmediatamente al diablo como el día de su boda, por eso recurrí a la directora del colegio, a ella la engañe diciéndole que estaba evaluando algunas opciones para cambiar a mi hija de escuela y me la creyó, me dio un tour, al pasar frente a dónde estaba impartiendo clase tuve que fingir sorpresa, le dije que era una antigua amiga mía, y sola me día toda la información que quería, elogiando por supuesto el historial profesional de Vanessa como profesora en varios colegios de elite en Sevilla. Cómo era de esperarse me ofreció la posibilidad de hablar con ella, antes de nuestra grosera interrupción se encontraba recitando. Verla dar clases fue algo que siempre quise ver, -yo lo experimente pero cuando no era profesional- es algo que le apasiona, los ojos le brillan mientras ve a sus alumnos. Me alegra tanto que haga lo que le gusta, su más grande deseo siempre fue dejarle al mundo personas que lo entiendan, personas que pudieran ser algo más que simples ejecutivos sacando cifras, acumulando dinero, ella desea personas que tengan ambición por algo más que el poder.
Voy retrasado cinco minutos pero una vez que entro la veo sentada en la barra, trae puesta la misma ropa que en la mañana, un vestido vino que le llega por debajo de las rodillas, luce tan hermosa que me corta la respiración, se ve tan elegante, si mi madre la viera ahora tendría que retractarse, ahora es como Marisela, toda una señora. Me quedo unos segundos más admirándola y veo como se lleva una copa de vino a los labios, está un poco tensa y cuando advierte mi presencia bebe el contenido enteró de su copa y le indica a la persona que está detrás de la barra que rellené.
Camino lento, no miro hacia ningún lado y ella no me ve, se está obligando a ver hacia otro lado, fija su vista en la persona que está frente a ella, diría que viene con él pero está de espaldas y no creo que le este poniendo mucha atención, es un idiota por no hacerlo.
-Señor Quintana llega retrasado -no entiendo porque insiste en llamarme así.
Cuando la conocí por cortesía tuve que decirle señorita Rocha pero inmediatamente después de que desparecieran los profesores le pedí que me llamara por mi nombre, no era ningún señor y no aspiraba a serlo pronto, la vida me dio una bofetada, me dejó ser feliz unos meses para después tirarme por quince años.
Ahora intento levantarme ya consciente de que es muy tarde para recuperar a Vanessa, ella se casó, está haciendo su vida pero aún puedo recuperar lo que mi padre quería para mí, estoy luchando de la manera que conozco por recuperar el patrimonio de mi hermana, para que ella no tenga que preocuparse nunca más, lucho para poder dejarle algo a mi hija que sea enteramente mío, algo que no me avergüence tener porque trabaje por ello.
Seré el señor Quintana en el momento que me sienta bien conmigo.
-Por favor Vanessa, basta de eso quiero hablar contigo y quiero que sea como antes, que me llames así me duele -levanta las cejas asombrada y le da un sorbo más a la copa.
-Entre nosotros Alberto, nada puede ser como antes, no somos los mismos, no soy la misma y ya no te será tan fácil hacerme daño -es tan doloroso lo que me dice y está tan enojada que no entiendo cómo es que no está gritando.
En mi opinión fue mala idea escoger un lugar tan público y concurrido para personas que nos pueden identificar fácilmente, pero era lógico que no se encontraría conmigo en su casa o en un lugar en donde no pudiera escapar fácilmente.
-Pero yo no quiero eso -murmure débilmente.
Es cierto que no hablar con ella fue lo peor pero el plan inicial era decirle todo una vez que las cosas con mi padre estuvieran más tranquilas, pero me explotó en la cara porque al intentar llamar solo recibí más amenazas, después reproches de Alina, Marisela pasaba todo el tiempo junto a mi, molestando con los preparativos de la boda y cuando ví una pequeña oportunidad ya era tarde, se había marchado a España.
-¿Entonces qué? ¿Qué hacemos aquí? Vamos a hablar como si fuéramos amigos que no se ven hace años. Anda cuéntame con lujo de detalles que es lo que ha pasado desde que nos dejamos o mejor dicho desde que te comprometiste -toma su bolsa y de ella saca un sobre blanco que en algún tiempo debió ser amarillo, me lo da y el nombre que hay en el me saca un susto y al ver el contenido me siento tan mareado que empiezo a querer vomitar-. Empieza por favor desde el maldito día que esto llego a mi casa.
-Mamá fue quien lo envío, ella fue capaz de... -sabía que tenía una mente maligna pero esto ya es otro nivel.
Tendré un sería plática con ella, ya me vale madres si después va a decírselo a Marisela. Es mi madre y de cierta manera entiendo su necesidad de protegerme pero eso no le daba ningún derecho a herir de esta forma tan rastrera a Vanessa, ¿en donde está su educación, sus supuestos modales? Esto es un acto despreciable y me da mucho asco, ahora sin duda puedo entender mejor lo que paso y las reacciones de Paola, todo está tomando más sentido y hace mucha más culpa caiga sobre mi. Debo pedir disculpas por ella, se comportó de un modo muy inmaduro para su edad.
-Claro que fue ella y no fue la única, tu amada esposa también me la hizo llegar -por supuesto, las dos son cómplices desde siempre, ahora no tendré ningún remordimiento al llamarle la atención a mi madre-, creían que el mensaje no me había quedado claro, lamento no mostrarte pruebas pero destruí el otro sobre en medio de mi histeria -al fin la voz se le quiebra un poco y me deja ver a la Vanessa que conocí.
Esa persona que no es todo orgullo y fortaleza, me deja ver su lado humano, el lado que sufre por mi cobardía; yo no puedo hablar con la persona finge no conocerme, sé que lo hace para evitar el dolor, pero no puede ser ella está tarde. Si queremos sanar las heridas primero tenemos que sacar todo lo que las pueda seguir contaminando.
-Lo siento, lo siento muchísimo te juro que no quería que nada de esto pasará, pero la situación me rebasó y cuando ví solo tenía una opción y no supe cómo decírtelo, no después de lo que pasó unas noches antes entre nosotros -hace una mueca de desagrado al escuchar eso-, no tuve el valor y hasta ahora sigo sin tenerlo pero dejarte fue la peor equivocación de mi vida. Siempre he deseado lo mejor para ti y eso evidentemente no es a mi lado, ahora sé que ya lo tienes todo y por esa razón es que tengo el valor para... no lo merezco pero necesito que me perdones, soy la persona mas egoísta que existe al decírtelo así, pero si tú no me perdonas yo no podré ser feliz nunca.
-Que lastima que necesites el perdón de alguien para eso, que lastima de verdad Alberto, ahora solo dime porque te tengo que perdonar -se recarga en la barra y mira al hombre que está detrás de mi-, ¿por acostarte conmigo sabiendo que me ibas a abandonar? ¿por mentirme y llenarme de ilusiones? ¿por no darme la oportunidad de elegir? Eso es lo que más me jode Alberto, me quitaste la oportunidad de elegir, yo no podría asegurarte que te hubiera esperado el tiempo necesario, pero podría haberte ayudado, sin embargo preferiste quitarme mi elección y con eso me dejaste a merced de todos, me quedé sola ante la humillación de tu madre, de tu esposa y de todos tus conocidos, y eso que aún no menciono la vergüenza que sentí con mi familia, gracias a ti tuve que irme trece años hasta que supere lo sucedido.
Nosotros teníamos planeado irnos juntos a España, no fue fortuito que le hubieran otorgado la beca tan rápido, en nuestros planes solo estaba quedarnos un máximo de cinco años, y vendría cada que hubiera un fecha importante, navidad y cosas así, cuando me llegó el informe descubrí que ella no piso suelo mexicano hasta la fecha de su regreso definitivo, eso me destrozó, no podía creer que se alejará a ese punto de las únicas personas que tienen en el mundo por la vergüenza que sentía y que sé que aún muy el fondo la siente.
-Lo lamento, pero tienes que creerme cuando digo que lo estoy pagando -ambos hacemos lo posible para parecer serenos pero ya hay varias personas mirándonos con curiosidad, deben preguntarse porque la preciosa mujer que está frente a mi no deja de beber de su copa, deben preguntarse el porque de su tristeza, ellos deben asumir que la culpa es mía y tendrán toda la razón-, lo he pagado cada día desde que no te tengo.
Levanta su mano y pasa su dedo índice por el borde de la copa, puedo ver lo que había querido estado ignorando, su anillo de compromiso y su argolla de matrimonio, las dos brillan tanto y sé ven hermosos, como experto en joyas sé que es un corte marquesa, el diamante central es más grande y a su alrededor hay una hilera de pequeños diamantes y por el brillo no puedo dudar de autenticidad, no es el tipo de anillo que yo le hubiera dado, yo hubiera escogido algo mucho más sencillo, pero único, un ópalo tal vez, un diamante es algo común en anillos de compromiso y es algo demasiado ordinario para una mujer como ella.
-En ese caso todo queda perdonado -su sonrisa me parece tan fuera de lugar y es tan real que me está matando.
-¿Así de fácil? -pregunto incrédulo, un mesero se acerca de verdad me alegra que lo haya hecho-. Un whisky por favor, doble.
Me sirve y Vanessa también ordena que le sirvan más vino, como era de esperarse es un vino español, ya va adquiriendo las costumbres de su maridito, espera hasta que el joven de aleje y de nuevo voltea a verme mientras yo me tomo todo el contenido de mi vaso.
-¿Fácil? ¿No te parece que ya hemos sufrido demasiado para alargar está agonía? Ya estamos grandes para andarnos con rodeos y no podemos perder más tiempo. Yo ya no puedo Alberto, no ahora que me conseguí una nueva vida, tan nueva que aún huele a auto recién sacado de agencia y me hace feliz, más feliz de lo que nunca lo fui y no quiero que nada la manche, no quiero que estas viejas rencillas la afecten, no me conviene, ahora estaré dando entrevistas y ese tipo de cosas. Me veré envuelta alrededor de personas que buscan el negrito en el arroz, cualquier cosa que me pueda perjudicar -empiezo preguntarme que hay de fascinante en el tipo a mi espalda porque no deja de dirigir su vista a él-. Además en unos días iré a comer con tu hija y Camila, no creo que quieras que ellas lo sepan, yo no quiero arruinar la perfecta vida que llevan con algo así, y también está tu hermana a la que quiero como si fuera mi sangre. Por ellas y por mi estabilidad emocional te perdono. Todo atrás y bien enterrado.
Por años espere este momento y no me satisface para nada, no me libera como yo lo esperaba, no me da paz mental, no me da consuelo y no me hace feliz.
Estoy decepcionado, mis esperanzas dependían de este momento y ahora me siento más muerto que antes, más vacío. A mí alrededor la vida sigue su curso normal, pero en mi interior algo se sigue haciendo pedazos, algo ahí dentro sigue sangrando y parece imposible detener la hemorragia.
-¿Sabes? -logre decir después se unos segundos- Eso no me quita la carga que tengo encima.
La miro a los ojos y derribo toda la barrera de fortaleza que se había hecho, ahora esta comprobando que no soy feliz, que no le miento cuando hablo de mi pesar, una lágrima baja por su mejilla y obligó a mi mano a quedarse quieta, no puedo tocarla o ella armaría un escándalo.
-Ya no puedo hacer más por ti -dice con la voz firme, una fachada para no llamar la atención-, absolutamente nada, por la simple y sencilla razón de que no te debo nada. Me duele saber que no eres feliz, me duele pero es quizá lo que mereces, no solo destruir mi vida, también porque estás destruyendo la de Marisela por seguir con ella sin amarla y terminarás por destruir la de tu hija si no empiezas a madurar Alberto, vives una puta farsa pero es porque así lo has querido, porque vives esperando a que los demás resuelvan por ti.
¿Qué de cierto hay en esas palabras? Muy poco ahora, hace unos meses tal vez hubiera dicho que sí, me hubiera afectado más porque era la verdad, hubiera llorado y me hubiera quedado callado pero esta vez ya no, ya cambié y como dice ella tal vez estoy madurando porque ya no estoy dispuesto a que nadie más decida por mí, ya no estoy dispuesto a que alguien más tome las decisiones importantes.
-Eso está cambiando -le contesto con la misma frialdad con la que ella hace sus acusaciones.
-Que felicidad -se levanta y se me queda mirando con otra sonrisa-. Espero no sea muy tarde para sus seas feliz, ¿pero sabes que? En este preciso momento es temprano aún para presentarte a mi marido -eso casi hace que tire el vaso para evitarlo lo dejo sobre la barra-. Antonio puedes venir, ya terminamos de hablar.
El hombre que estaba detrás de mí se levanta y se coloca a un lado de Vanessa, se sonríen y con eso mi hemorragia interna crece, fluye como un río, ahora entiendo su actitud tan serena y porque sus constantes miradas hacia atrás. No quería alterarlo, hice bien en no tocarla.
-Antonio Márquez, un placer -¿para quien? Para mí obviamente no, siento un tipo de repulsión hacia este gachupín, supongo que son celos-. Se siente bien señor Quintana, se ve un poco aturdido.
-No te preocupes por Alberto siempre fue muy intolerante al alcohol, unas copas y ya anda en las nubes -eso siempre fue cierto, nunca he tenido el aguante que ella para beber.
-No sé preocupen por mi -me escuché decir-, estoy bien.
-Si nos disculpas Alberto tenemos algunas cosas que hacer -toma su bolsa y me deja el sobre sobre la barra-, la docencia es un trabajo que nos absorbe mucho tiempo.
-Entiendo -yo me quedaré un ratito más siendo miserable-, Vanessa por favor se prudente con las niñas, por ahora no es conveniente hablar con ellas, ya llegará un tiempo mejor y entonces yo se los diré.
-No te límites, habla con total libertad -le sonríe de nuevo a su esposo, él se ve igual de incómodo que yo con la situación, eso hace que me desagrade un poco menos-. Antonio sabe absolutamente todo y por eso estaba detrás de ti, él me pidió que viniera y que intentará perdonarte, me lo ha pedido desde antes de que volviera a México. Siempre fue una parte esencial de en mi proceso de sanación.
-Chula no creo que sea necesario que el señor Quintana...
-Alberto -ya estoy hasta la madre del ser el señor Quintana-, dígame Alberto por favor.
-No creo que sea necesario decirle todo esto a Alberto, no lo atormentes más -y con eso la repulsión desaparece, es un hombre prudente y empático, cualidades que aprecio.
-Tienes razón, ya todo acabo por fin -Vanessa toma su mano y se aferra a ella.
-Nos retiramos, si algún día volvemos a coincidir espero sea en mejores circunstancias, no se preocupen por la cuenta ya está pagada -que agradable sujeto.
Asiento y estrecho su mano, me alegra que se tengan la confianza para esto, Marisela jamás tendría la fortaleza, ella solo de ver a Vanessa se pondría mal. Se alejan y ella regresa, se para frente a mi y duda, hay algo más que quiere decir o hacer, está vez ya sin la protección de su esposo.
-Alberto, mucha suerte -me da un beso en la mejilla y después como una niña que se aleja de sus padres regresa con él y tomados de la mano van a estrenar su nueva vida.
Es hora de que también vaya por la mía.
Gracias por seguir leyendo.
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