Capítulo 8
Entré a mi cuarto desconcertada intentando explicar lo que acababa de suceder, pero no lo lograba. Empiezo a creer que mi vida está tomando un giro inesperado y que esto no será lo mas raro o desconcertante que me sucederá. Después de todo soy Eileen Calwell, la desgracia y yo somos familia.
Lo único que me alentaba a sentirme mejor era saber que era mi último año y que podría decirle adiós a todos esos problemas de adolescente y decirle hola a los problemas universitarios. ¡Que emoción!
Definitivamente ser adolescente era complicado y me preocupaba pensar que si así era cuando joven sería peor en mi vida adulta, después de todo quedaba poco para cumplir la mayoría de edad y para que mis padres dijeran "Fue un gusto tenerte en nuestro hogar, pero es hora de formar el tuyo" o como diría Emmanuel, "mandarme de patitas a la calle".
Inconscientemente me encontraba pensando en Emmanuel y me maldije por lo bajo, estaba molesta con él pero no podía negar que lo extrañaba y eso que a penas habían pasado unos días de nuestra pelea, no podía ni imaginarme como sería cuando se fuera a estudiar a Londres; estaba empezando a plantearme el perdonarlo y disfrutar el mayor tiempo con él antes de que se fuera, pero inmediatamente descarto la idea cuando recuerdo que tuvo el descaro de mentirme en mi propia cara.
Podría ser idiota, pero tenia dignidad y definitivamente esta no valía la pena perderla por Emmanuel.
Alejo todos los pensamientos de mi cabeza y nuevamente me concentro en estudiar. Así transcurre el resto del fin de semana, entre estudio, comida y ciertos descansos, el domingo en la noche pongo la alarma para despertar temprano al día de los exámenes y me acuesto intentando librarme del cansancio mental y físico.
[...]
Despierto gracias a los rayos del sol que entran por mi cuarto, el silencio y la paz que se siente en este momento no podría cambiarla por nada, estoy totalmente descansada y renovada teniendo en cuenta lo sucedido en los últimos días, hasta la felicidad estaba empezando a entrar por mis poros y la sensación de que hoy será un gran día también me invade.
Estiro mi mano con pereza hacia la mesa de noche y tomo mi celular para ver la hora. ¡Siete y media de la mañana! Mierda.
A esta hora debería estar en el instituto y no acabando de despertar, maldigo internamente y comienzo a asearme rápidamente. Tenía solo quince minutos para llegar al instituto a tiempo y presentar los exámenes o de lo contrario reprobaría.
Salgo del baño y tomo lo primero que sale de mi closet para vestirme rápidamente, cuando termino bajo para desayunar, mi papá no está y mi mamá aun duerme lo que quiere decir que tendré que correr al instituto para llegar a tiempo y que el desayuno tendrá que ser de mi propia mano. Como un poco de cereal y salgo a paso apresurado, cuando estoy en la calle comienzo a correr y veo la hora nuevamente 7:45 am. Debía correr mas rápido para al menos solo tener dos minutos de retraso, pero era inútil si quiera intentarlo, yo era una lenta de mierda y el instituto estaba a diez minutos de mi casa.
Maldita seas Eileen, debes tomarte en serio las clases de Educación física para salir de estas situaciones.
Ralentizo mis pasos cuando veo que voy llegando al instituto mientras me maldigo internamente. Veo nuevamente la hora y esta vez comienzo a maldecirme en voz alta.
—Ocho en punto no está mal, ¡está muy mal! —Jalo mi cabello frustrada mientras voy en busca del salón donde presentaré los exámenes. ¿Por qué me sucedía esto a mí? Adiós al gran día que creía que iba a tener.
Llego al salón normalizando mi respiración agitada y rezo mentalmente para que me dejen entrar y presentar los exámenes, no me había preparado días para terminar reprobando. Lo peor de todo esto es que todos los estudiantes del ultimo grado estaríamos revueltos para así evitar que habláramos durante los exámenes, durante este tiempo no podría quejarme de mi desgracia porque nadie me escucharía.
—Señorita Calwell, llega quince minutos tarde ¿Tiene alguna explicación? —El maestro Russel de lenguaje sale del salón y se cruza de brazos luciendo imponente, aunque siendo sincera me causaba un poco de ternura porque no era muy alto. Lo que si me daba escalofríos es que detrás de esa facha de "Tierno" se escondía un tipo capaz de humillarte públicamente sin necesidad de recurrir a la violencia ni a la burla. Era un guapo y maldito erudito.
—Lo sé. Tuve ciertas calamidades —Me excuso y él niega con la cabeza para luego apoyarse cómodamente en el marco de la puerta del salón.
—Yo también tendré ciertas calamidades para dejarla presentar los exámenes señorita —Me dice serio y con voz autoritaria aunque sé que está muriendo de risa por dentro por mi desgracia.
—Claro —Pronuncio y desvío mi mirada con desinterés esperando una decisión por parte de él.
—Si quiere pasar tendrá que darme algo válido para permitírselo —Levanta una de sus cejas y acomoda sus lentes. Suspiro y lo maldigo internamente. Prometo por todos los dioses de este planeta que jamás me volverá a pasar esto y menos con el erudito del maestro Russel.
—Exposición durante las próximas tres clases sobre el tema, lo sé —Repito las palabras que dijo el día que se presentó con nosotros.
—Bienvenida a su clase —Se ríe y me cede el paso.
Cuando entro al aula las miradas de la mayoría se posan en mi y yo agacho la cabeza avergonzada, logro escuchar un "Retrasada" por parte de Jasmine cuando me siento en mi lugar, le habría enseñado mi dedo medio de no haber sido por la mirada del maestro encima mío. Finalmente decido ignorar su comentario y me enfoco en el folleto que está sobre mi mesa, si era rápida terminaría los exámenes a tiempo, después de todo nada mas eran 50 preguntas entre todas las materias. Podía hacerlo.
Pasan aproximadamente 20 minutos y logro terminar los exámenes a tiempo. Gracias al cielo y a todas las fuerzas que allí habitan.
— ¿Qué sucedió contigo hoy? —Me cuestiona Alessandro una vez que salgo del aula. Al parecer medio instituto se enteró de mí llegada tarde. Ya sabía yo que no tenía nada de suerte y menos de ser bruja para predecir cosas buenas o malas.
—Desperté tarde —Me encojo de hombros y él ríe.
—Para eso están las alarmas Eileen —Menciona entre risas.
—Claro que lo sé. Si no soy idiota como tu —Niego con la cabeza y Alessandro intenta refutarme, pero recibe una mala mirada de mi parte, era obvio que si lo era pero él no tiene porque saberlo. Continuamos caminando en silencio hasta que una duda empieza a rondar en mi cabeza.
— ¿Cómo te enteraste? —Lo cuestiono, pero rápidamente llega a mi cabeza la respuesta.
—Jasmine —Decimos al unísono y negamos con la cabeza.
Ella definitivamente era una perra sin corazón y no se molestaba en ocultarlo. Cada día hace que quiera quitarle la estúpida sonrisa de la cara, pero por mi salud mental me reprendo al solo pensarlo.
Me concentro en mis pensamientos mientras camino junto a Alessandro hacia la cafetería y de pronto algo hace clic en mi cabeza. Saco el celular de mi bolsillo con rapidez y me doy un facepalm cuando me doy cuenta de lo pendeja que puedo llegar a ser.
Evidentemente había programado una alarma para despertarme, pero había puesto 6:30pm en vez de 6:30am. Claramente Eileen Calwell era la prueba viviente de que se podía ser inteligente y un idiota a la vez.
—Que idiota soy —Me lamento en voz alta y Alessandro se ríe de mí, algo que suele hacer normalmente.
—Yo pensaba que era el único —Se ríe más fuerte y se gana una mala mirada de mi parte. Como aún tenia el celular en la mano Alessandro logró ver mi error y siguió riéndose de mí hasta que llegamos a la cafetería.
Quería golpearlo, pero siendo sincera si los papeles fueran diferentes yo actuaria igual que él. Como diría Vladimir a la idiotez darle buena cara.
—Querida Polly Pocket, Emmanuel se acerca hacia nosotros y por lo que sé no quieres saber nada de él, así que te aconsejo que corras antes de que sea tarde —Ironiza y pone su mano en mi hombro como diciéndome "Te apoyo" aunque viniendo de él era una burla al igual que sus tontos apodos.
Pronuncio un "Que te den" para luego enseñarle mi dedo medio y alejarme de él; me dedico a buscar a una heterocroma ya que necesitaba explicaciones sobre lo que había sucedido el fin de semana. No quería presionarla a contarme, por eso había dejado el tema el fin de semana, ahora no podía porque la duda me carcomía y estaba mas sola que un alma en el desierto, una compañía no me haría mal.
Sonrió cuando la veo entrando a la cafetería mientras se quita la chaqueta de cuero que lleva puesta. Me permito admirarla unos segundos mas, después de todo no podía negar que era hermosa y que sin duda resaltaba entre muchas chicas y no lo decía solo porque era mi amiga, si no porque era cierto.
—Hola —La saludo tímidamente cuando me acerco y recibo una sonrisa no tan amplia de su parte.
—Hola —Responde y se amarra la chaqueta a la cintura dejando a la vista su camiseta holgada con la frase "The queen of the world".
— ¿Qué tal los exámenes? —Logro pronunciar y luego tomo una bocanada de aire para intentar ordenar mis pensamientos.
—Estuvieron bien. Me enteré que llegaste tarde —Responde con gracia y yo empiezo a formular toda clase de insultos hacia Jasmine en mi mente. Si el diablo era malo, ella era su madre.
—Medio instituto lo hizo. Pasaron bastantes cosas este fin de semana —Le anuncio e intento que se de cuenta de mi indirecta bastante directa.
—Ya veo —Dice en un hilo de voz y yo intento responderle, pero ella continúa —. Respecto a lo del sábado, lo siento —Rasca su nuca con nerviosismo y yo niego con la cabeza y le dedico una sonrisa. No quería que se disculpara, no debía hacerlo, un beso entre chicas es bastante normal en esta época; solo quería que me dijera que la impulsó a hacerlo.
—No te disculpes. Solo dime ¿Por qué...? —No pude terminar de formular la pregunta porque ella se detuvo en seco y me interrumpió bruscamente.
—Creo que algo está mal conmigo, por eso me disculpo —Dice en un hilo de voz y no puedo evitar sentir pena por ella. Veo como sus ojos empiezan a cristalizarse y pongo mi mano en su hombro en señal de aliento.
—Nada podría estar mal contigo Aiala —Susurro e intento buscar su mirada pero ella lo evita.
—Soy lesbiana —Farfulla y yo sonrío tiernamente. Lo sabía, lo deduje después de horas pensando, solo quería escucharlo de su boca. Sabía que ella se sentiría mal y que su beso solo había sido para comprobar si lo era realmente, no había malas intenciones con aquel beso, solo dudas. También sabía cómo debía actuar después de que me lo confesara, necesitaba mi apoyo y yo no me negaría en dárselo.
—No hay nada de malo en eso Aiala. Sé cómo piensan tus padres al respecto y por eso te sientes así, pero como una vez le dije a Alessandro "rompe las reglas si quieres ser feliz" —Le animo y ella posa sus ojos sobre los míos, cautivándome con ellos.
—No es fácil —Se lamenta.
—No te dije que es fácil. La vida te golpea fuerte, pero tu tomas esos golpes, los conviertes en un escudo de valentía y sigues con la cara en alto —Menciono finalmente y lo que hace después me toma por sorpresa.
Me abraza dándome a entender que se encuentra mejor y yo esbozo una sonrisa de alivio y felicidad.
Nota de autora
Bueno, ¿Qué podría decir de este capítulo? No hubo mucha emoción, pero lo que sucedió aquí afecta a la trama en general así que ajá.
Por otro lado quisiera hacerles algunas preguntas sobre el mismo:
¿Qué les pareció?
¿Se esperaban lo de Aiala?
¿Les ha sucedido algo similar a lo de Eileen y la alarma? Debo confesar que a mi si.
Sin más que decir, los quiero, muchas gracias por seguir aquí y por apoyarme. Besos y abrazos desde Colombia.
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