Capítulo 31

*Una semana después* 01-Mayo- 2020

Creía que pasar la asignatura de Russel era lo más difícil a lo que me había enfrentado y no solo por lo estricto que era el erudito, sino también por la complejidad de sus temas y de los trabajos a entregar. Claro, creí eso, hasta que me tuve que enfrentar al doctor Davis —mi oncólogo— y la famosa "TEP".

Según lo explicado por el doctor, me administrarían algo llamado "marcador" por una vena, eso permitiría ver con más claridad las secciones que le preocupan al doctor, además tendría que entrar a un escáner —o algo así— y con otros aparatos se proyectarán imágenes tridimensionales que explicarán mi estado actual. Sí, era bastante para procesar.

— ¿Queda todo claro? —cuestionó, Davis. Llevaba ya bastante tiempo sentada en esa silla, tanto así que logré visualizar los poros abiertos del doctor.

—Queda claro. —Mentí. No lo había entendido todo, algunas partes sí, en especial aquella en donde decía "con esto sabremos si el medicamento actual está funcionando o no". Aun así, agradecía el hecho de que este procedimiento también se les explicaría a mis papás, o si no, tendría que durar otra hora escuchando nuevamente todo.

—Siendo así, ya puedes retirarte y avisarle a tus padres que ya pueden entrar. —Finalizó con una sonrisa y yo me levanté del asiento para luego soltar un suspiro de alivio. Mi trasero ya debía estar casi inexistente a estas alturas.

Habíamos quedado en que me mantendrían al tanto de todo acerca de mi enfermedad, por esa razón había recibido primero yo la gran charla; sin embargo; después de la primera media hora, me arrepentí por ello. ¡No pude ni siquiera levantarme a estirar las piernas!

Una vez me despido del doctor, salgo del consultorio, aviso a mis padres y me dirijo a oncología para así despedirme de la pelinegra de nombre Chloe. Era una de las pocas personas que hacía más entretenido mi día, como había quedado prohibido ir a la escuela —al menos por el momento— y como aún seguía castigada, lo más interesante de mi día era: limpiar, "sesión fotográfica" y charlas con Chloe en cada sesión.

Al llegar a la sala de oncología, encuentro a la pequeña hablando con una enfermera, quien se rie de las ocurrencias de la pequeña. Tenía bastante imaginación y jamás tenía pelos en la lengua. Lo había descubierto por el par de semanas en que habíamos convivido.

—Nos vemos la próxima semana. —Me despido de la pequeña una vez llego a ella.

—Chao. Y no olvides escuchar lo que te dije: Tus gustos musicales son horribles. Salvo por el poderosísimo Ed. Sheeran. ¡Ve a casa plebeya! —comentó con bastante entusiasmo y yo no pude hacer mas que negar con la cabeza.

Repito: esta niña no tenía nada de pelos en la lengua.

—Lo que tú digas —respondí después de un rato y luego salí del lugar.

Caminaba por los pasillos con una paz inexplicable, a pesar de no haber recibido alguna buena noticia y no sabía si eso era bueno o malo. Ya no importaba, lo que sí importaba es que realmente me sentía muy bien.

Desde la última llamada con Emmanuel logré entender que lo que tiene que ser, será. Aplicaba también para el linfoma, había llegado al límite de cuestionar el porqué de las cosas, así que ahora solo me dedicaba a una cosa: esperar. Ya no me importaba si el resultado era bueno o malo, para mi estaba bien.

Tomé la decisión de esperar en las afueras del hospital a mis papás, la tarde estaba soleada, así que no habría mayor problema por ello. Me dirigía al pequeño muro que se encontraba cerca, para así sentarme a esperar, pero mi sorpresa fue notable cuando vi a la distancia a Alessandro, quien tenía las manos dentro de los bolsillos de su chaqueta de cuero.

Se veía imponente y daba la impresión de ser un chico malo, mantenía una expresión seria y a la vez caminaba con elegancia. Y digo caminaba porque una vez estuvo cerca de mí, un desnivel en el suelo hizo de las suyas, provocando que Alessandro tropezara y casi cayera al suelo.

Fue inevitable no reír, había sido realmente gracioso y no paré de reír ni siquiera cuando el ruloso se incorporó y llegó a mí.

—Deja de reírte —comentó con seriedad—. Perdí mi flow gracias al suelo. —Se queja y luego se cruza de brazos. Lo miro de reojo en intento reprimir una risa, pero no lo logré. Recordar el momento me daba mucha risa.

—Como sea, ¿qué haces aquí? —pregunté aun entre risas.

—Pedí permiso a tus padres para hacer algo, así que en marcha —informa y comienza a caminar hacia una dirección desconocida.

—Estoy castigada —mencioné, viendo como se alejaba. Alessandro se detuvo y me miro, para luego decir "hoy no lo estas"—. ¡Pretendes que camine quién sabe cuánto y más en mi condición! Eres un desconsiderado. —Me crucé de brazos y negué con la cabeza, fingiendo estar indignada.

Sin siquiera pensarlo, Alessandro se acercó a mi y sin hacer mayor esfuerzo me subió a su espalda, dejando toda la delicadeza de lado.

—Después de hoy, eso ya no va a importar. Sostente y no hagas que me arrepienta de hacer esto —afirmó. Yo hice lo que me pidió, después de todo no estaba entre mis planes caminar.

— ¿Cómo puedo olvidarlo? Eres todo un caballero —ironicé y luego solté una risa seguida de un suspiro.

—Jamás pensé decir esto, pero... —hizo una pausa y luego continuó—: comienzo a disfrutar cuando ríes, pequeña amargada.

[...]

— ¡Comprarás una moto! Claro, así no tendrás que cargarme nunca más. —Exclamé, observando el lugar.

Era bastante amplio, tenía muchas motocicletas de diferentes marcas y colores, además de otras cosas como repuestos. Lucía como, una tienda de motos.

—En realidad, la comprarán mis padres para mi cumpleaños —contestó con una sonrisa y luego se dedica a observar el lugar.

Río al ver como masajea su espalda, como si me hubiera cargado mucho tiempo. El moreno duró aproximadamente cinco minutos conmigo en su espalda y luego decidió pedir un taxi. Nos habíamos mantenido en silencio después del ultimo comentario, hasta ahora.

Yo no supe qué responder y Alessandro tampoco me presionó para que lo hiciera. Así que supongo, estábamos bien.

—No creo que una motocicleta sea muy segura —intervine—, pero es tu decisión, así que escoge rápido y vamos a casa.

En serio creía que las motocicletas eran peligrosas, por eso me libraba de adquirir una. Solo esperaba que Alessandro escogiera rápido.

—De hecho... —titubeó—. Esperaba que tu escogieras, tómalo como agradecimiento por venir conmigo hasta aquí y como regalo de cumpleaños. —Propone y yo le doy una mala mirada. ¡Acaba de decirle que las motocicletas no me llamaban la atención!

—Primero, cumplo en octubre. Segundo: ¡trajiste a la persona menos indicada para esto! A duras penas sé escoger mi ropa interior —explico, señalando con mis dedos cada uno de los puntos.

—Bueno, entonces cierra los ojos y con tu dedo señala una, la que señales al ultimo, será —propone.

Estaba poniendo una decisión importante en mis hombros, sin embargo, asentí e hice lo que el moreno me indicó. Cerré mis ojos y con mi dedo índice señalé a alguna parte del lugar. Pasados unos segundos abrí los ojos y me encontré con un Alessandro sonriendo con ¿orgullo? Mi ceño se frunció y dirigí mi mirada hacia el lugar que había señalado, allí se encontraba una motocicleta de color negro y de una marca totalmente desconocida para mí —a decir verdad, todas las marcas de motocicletas lo eran—.

A pesar de haber visto la motocicleta, no lograba entender a qué se debía la expresión de Alessandro.

—Esa motocicleta llamó mi atención desde que entramos al lugar —comentó con alegría y mi ceño se frunció aún más. ¡Todo este tiempo supo lo que quería y me hizo decidir!

Estuve a punto de refutarle, pero este se alejó para ir hacía el encargado del local y pedirle la motocicleta. Me quedé en mi lugar asimilando lo que había dicho Alessandro y a la vez tomando respiraciones para calmar el dolor pulsante que se encontraba entre mi clavícula y mi cuello.

Aproveché que Alessandro estaba distraído y le eché un vistazo al lugar del dolor. Mordí mi labio preocupada ya que el moretón que tenía ahí era bastante grande y no solo eso, si observaba un poco más podía notar como una pequeña bola sobresalía de la misma. Toqué para comprobar si dolía, y sí. Dolía como los mil demonios.

—Listo, la cuenta corre por mis padres y dentro de unos días tendré mi motocicleta nueva —dijo Alessandro una vez llegó a mí.

—Alessandro... —dije en un jadeo y señalé el espacio entre mi cuello y mi clavícula, esté abrió sus ojos sorprendido.

—Eileen, esto es grave. Tenemos que ir al hospital —intervino después de unos segundos.

— ¿En serio, Alessandro? Si no me lo dices, ni se me pasa por la cabeza. —Solté con sarcasmo y este no pudo evitar reír, aunque al instante cerró su boca. No era oportuno hacerlo en un momento como este.

—Lo siento —susurró y juntos comenzamos a caminar hacía la salida.

Gracias al cielo que Alessandro consiguió un taxi rápidamente y emprendimos camino hacía el hospital. Estábamos sentados uno junto al otro en total silencio, inconscientemente puse mi cabeza sobre el hombro de Alessandro y susurré:

—Yo tampoco llegué a creer que tu risa fuera tan agradable para mis oídos...

[...]

Dicen que la vida está llena de momentos felices y tristes; puedo afirmar que a pesar de todo, mi vida estuvo más llena de momentos buenos que malos. Aun si me encontraba en el final, seguía creyéndolo.

Y sé que no puedo comprender muchas cosas de la vida, como el por qué aquel chico susurraba preocupado que no me fuera o el porqué de mi enfermedad o de las mentiras de Emmanuel y los secretos de papá. Sea cual fuera cada una de las respuestas, estaba bien. Finalmente lo estaba.

Fin.

Nota de autora:

Bueno, finalmente hemos llegado al final de esta historia. Por eso había tardado en publicar, pero aquí estoy de nuevo, espero de verdad les haya gustado la historia, más abajo estaré dando los agradecimientos y todo eso, los quiero.

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¡Mentiris! La verdad es que me fui por un tiempo a otro lugar y no tuve conexión, pero ya volví. A pesar de ello, la palabra fin en esta parte si marca algo y es algo asi como "el fin de la primera parte" y no, no es otro libro, si no el fin de la parte 1 del mismo libro, lo que viene son nuevas etapas algunos  personajes así que espero que lo disfruten mucho, hay mas revelaciones, drama,  amor, secretos, dolor, entre otras cosas. Preparense para lo que se viene que ta' potente. 

Por otra parte espero que hayan tenido una hermosa navidad y año nuevo, estos dos capítulos son mi regalo jejeje. 

¿Qué creen que se viene?

Nos leemos pronto, los quiere, Paulina.

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