Capítulo 19

Dolía, una simple acción como lo era el respirar dolía. No sabía si en este momento había algo más que dolor y tristeza en mi corazón, tampoco deseaba averiguarlo. Me sentía vacía y jamás me imaginé lo sensible que podía llegar a ser hasta que me encontré a mi misma llorando y aferrándome a algo que ya no existía. Mis esperanzas.

—Iré a casa a ver cómo va todo con tu hermana —informa mi papá interrumpiendo mis pensamientos yo solo asiento con la cabeza y este se despide de mi y de mi mamá antes de salir de la habitación.

Había tenido que pasar la noche en el hospital y el día de hoy me harian el último estudio para confirmar mi enfermedad. Mis papás se encargaron de informarle a Aiala lo sucedido y estuvieron a punto de hacer lo mismo con Emmanuel, pero me negué. Él no podía enterarse al menos no por el momento.

Eran las tres de la tarde y yo me sentía agotada aunque lo máximo que había hecho en todo el día había sido levantarme para ir al baño. Mis energías habían sido agotadas después de llorar gran parte de la noche, al final terminé por resignarme intentando aceptar lo que estaba sucediendo.

—Señorita, en unos minutos se le va a realizar la biopsia, necesitamos que esté lista —informa una enfermera que entra a la habitación. Mi mamá, quien no se había movido del hospital en toda la noche asintió con una media sonrisa y le agradeció a la enfermera.

Me levanté de la camilla con notoria inconformidad y acomodé la bata azul rey que cubría mi cuerpo, además me puse unas pantuflas que se encontraban en el suelo, el tener que hacer todo esto hacía mas desagradable la experiencia. La mirada de mi mamá se mantuvo en mí hasta que la interrupción de alguien capto su atención.

—Pequeña amargada, espero te vaya bien. Aiala dijo que vendría en unas horas, también te desea lo mejor —esta vez es Alessandro quien se hace presente en la habitación. Lleva puesto un pantalón de sudadera color gris y una camiseta como la frase "Stupid love" del mismo color. Me sorprende su aire fresco y relajado. Incluso en las peores situaciones se veía bien.

—Gracias —susurro y luego entro al cuarto del baño sin dirigirle la mirada a mi mamá o a él. No estaba preparada para aceptar las miradas de compasión o lástima.

Cierro la puerta del baño con pestillo y luego dirijo mi mirada al espejo que se encuentra en una de las paredes de este.

No me sorprendo al ver mi reflejo en el espejo, mi cabello estaba desordenado, mis ojos rojos y un poco hinchados, además tenía una expresión triste en el rostro. No comprendía como las personas que se enteraban de que tenían una enfermedad terminal se tomaban las cosas tan bien, yo a duras penas y podía levantarme de la cama y ni una sonrisa salía de mi boca.

Probablemente porque eran fuertes, en cambio yo, era débil e inestable tanto física como mentalmente y lo peor de todo es que fue siempre así y lo descubrí cuando ya no podía hacer mucho para cambiarlo.

—Eileen es hora —me llama mi mamá desde el otro lado de la puerta. Suelto un suspiro y luego intento acomodar mi cabello con mis dedos, pero al ver que este se mantiene igual lo dejo tal cual salgo del baño casi con el mismo aspecto con el que entré. No era que tuviera ganas de seguir intentando para cambiarlo.

—Sígame por favor —ordena la misma enfermera que entro hace unos minutos y luego sale de la habitación dándome pocos segundos para prepararme mentalmente.

Cuando salimos al pasillo una brisa hace que me estremezca, la enfermera camina a paso apresurado dándome a entender que tiene prisa, bufo por lo bajo y la sigo en total silencio. Hay bastantes personas en todo el hospital y no puedo evitar sentirme incomoda cuando las miradas de las personas me repasan.

Finalmente llegamos a una habitación y la enfermera me invita a entrar para luego irse por el mismo camino por el que vinimos. Tomo la perilla de la puerta y me tomo unos segundos antes de entrar.

—Hola Eileen ¿Lista? —pregunta un doctor en cuanto entro a la habitación. Me sobresalto en cuanto escucho la grave voz, sin embargo recupero mi compostura y suelto un suspiro.

Repaso con mi mirada el lugar antes de contestar. La habitación es igual o mas blanca que en la que me encontraba, hay varios aparatos de los cuales no se el nombre, una camilla pequeña y hay un pequeño escritorio con dos sillas ubicado en el fondo de esta.

—Eso creo —contesto finalmente y me encojo de hombros, el doctor sonríe permitiéndome ver una sonrisa con frenillos en ella, a pesar de estos luce linda, luego me invita a sentarme en una de las sillas del escritorio. Lo pienso unos segundos y luego me acerco a paso dudoso, al adentrarme mas al lugar mas incomodo me parece.

—No hay porque temer, puedes confiar en mi —me dedica otra sonrisa y yo solo asiento con la cabeza, este suelta un suspiro y luego continua hablando.

—Me presento, soy el doctor Withelbed, complicado lo sé. Puedes llamarme Cameron, entiendo que estés incomoda con todo esto así que intentaré ser breve. Te haré unas preguntas de rutina y luego haré la biopsia. Puedes hacer todas las preguntas que quieras si así lo deseas —informa y yo intento captar toda la información. Aclaro mi garganta y luego me dedico a hablar.

— ¿Cómo se realiza el proceso de la biopsia? —cuestiono y me cruzo de brazos, luego miro al doctor y me permito analizarlo con la mirada.

Tiene el cabello rubio y lacio, algunos mechones más oscuros que otros, sus ojos son color verde y tiene los labios gruesos además de que una ligera barba adorna su rostro. Es bastante guapo y además debe tener como veinte años.

—Mira, esto depende para que tipo de enfermedad se vaya a hacer, en este caso me informaron que es linfoma por ende será para los ganglios linfáticos. Estos se encuentran en todo el cuerpo, pero es más fácil localizarlos en las axilas, el cuello y las ingles. Por decisión de tus padres se acordó que se haría la extracción de un ganglio en las axilas. Entonces, te acuestas en la camilla, se adormece la zona con anestesia local y con una pequeña aguja se empieza a hacer la extracción. Además habrá un pequeño monitor llamado ultrasonido que facilita la visualización del ganglio y por ende la extracción del mismo, este proceso dura aproximadamente 20 minutos y no duele —explica y yo quedo en silencio procesando toda la información, parpadeo repetidas veces y el doctor de nombre Cameron suelta una pequeña carcajada lo que me saca una pequeña sonrisa.

—Vaya —logro pronunciar, aun seguía procesando la información.

—Bastante información lo sé. ¿Te parece si te hago las preguntas de rutina y luego iniciamos la biopsia? Puedes seguir haciendo preguntas mientras hacemos el proceso —propone y yo asiento con la cabeza.

El doctor hace las preguntas de rutina y luego comienza el proceso de la biopsia, me asusto un poco cuando veo la aguja pero me relajo cuando el doctor me da una sonrisa tranquilizante. Definitivamente ya me caía bien.

— ¿Hay efectos colaterales? —cuestiono para luego sentir un pequeño pinchazo en una de mis axilas. Gracias al cielo estaba depilada o de lo contrario moriría de vergüenza

—Es muy poco probable que los haya. Normalmente puedes hacer tu rutina normal después del proceso o un día después. En casos muy poco vistos esta zona sangra, si esto sucede solo debes ejercer presión en ella, si el sangrado continua debes acudir inmediatamente al doctor. Pero, como te digo estos son casos excepcionales así que no tienes porque preocuparte —contesta mi pregunta y continúa haciendo la biopsia.

Me distraigo viendo el ultrasonido y como en él se ve la fina aguja dentro de mi cuerpo. No se cuanto tiempo me quedo viendo la pequeña pantallita, pero mi vista se aleja de ella en cuanto el doctor habla nuevamente.

—Eso fue todo, mandaré esta muestra a patología y tus padres podrán recoger los resultados en una semana aproximadamente —informa mientras guarda la pequeña muestra en un tarrito plástico, luego me pone una gasa en el lugar en donde realizo la biopsia.

—Gracias —susurro y me levanto de la camilla para quedar de pie frente al doctor mientras jugueteo con mis dedos.

—Si sientes un pequeño malestar puedes tomar paracetamol y como recomendación te digo que mantengas la zona seca durante dos días. Fuiste muy valiente, puedes retirarte —finaliza y me señala la puerta de la habitación con gentileza.

Bufo por lo bajo y luego salgo de la habitación sin despedirme del doctor, me había tratado como una niña pequeña y además me había echado de la habitación, con estoy ya dejaba de caerme del todo bien.

Camino a paso lento por el pasillo del hospital intentando encontrar la habitación en donde me había quedado todo este tiempo. Resoplo cuando descubro que estoy perdida y de que no hay modo de que encuentre esa habitación.

¡Ese doctor tenía que estar loco! ¿Cómo me dejaba a mi suerte en un lugar así? Al menos pudo llamar a una enfermera para que viniera por mí y me llevara a la habitación. ¡Maldito Cameron de apellido raro!

—Eileen —escucho mi nombre a lo lejos, busco con mi mirada a la persona que me llamó y suspiro aliviada cuando veo el rostro sonriente de Alessandro.

A paso apresurado me acerco a él y sonrío ampliamente cuando lo tengo frente a mí, su mirada me repasa de arriba para abajo y noto como suspira aliviado.

—Que bueno encontrarte, estaba perdida —rompo el silencio y el moreno suelta una carcajada y menea la cabeza en negación provocando que los rizos de su cabello se muevan con su cabeza.

—Cosas que solo le suceden a Eileen parte uno —bromea y yo le golpeo el hombro con mi puño, su sonrisa se ensancha mas y por alguna razón me transmite paz y tranquilidad.

Le pido a Alessandro que me lleve a la habitación y juntos comenzamos a caminar en total silencio hacia ella, hasta que rompo el silencio.

—Alessandro... —lo llamo.

— ¿Si? —cuestiona y me mira a los ojos.

—Gracias —susurro y agacho la cabeza avergonzada. Segundos después la mano de Alessandro se posa en mi mentón levantando mi cabeza para que lo mire.

— ¿Por qué? —habla en el mismo tono que yo y me insiste con su mirada verdosa para que continúe hablando.

—Por estar para mi incluso cuando ni yo misma estaba —finalizo. Alessandro me dedica una sonrisa, pero no una lobuna o cínica, me dedica una sonrisa llena de apoyo y felicidad.

Sin que lo espere este me abraza, acogiéndome en su pecho y transmitiéndome la misma sensación de paz de hace unos minutos.

—Estaré para ti incluso cuando no lo desees, seré tu karma pequeña amargada —susurra en mi oído y me estrecha aún más fuerte.

Fue entonces, en medio de un pasillo de hospital, con los brazos de Alessandro apretándome contra su pecho y en una tarde oscura que me permití ver más allá de lo superficial. Fue ahí cuando logré ver al verdadero Alessandro, no al idiota que se burlaba de todo lo que decía, no. Vi al Alessandro que estaba por enseñarme el lado bonito de la oscuridad. 

Nota de autora: ¡Doble actualización,! Corran a leerla.

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