Capítulo 17

Tomo el celular de la mesa de noche a mi izquierda y veo la hora. Eran las tres de la madrugada y yo no podía dormir debido a la sudoración excesiva de mi cuerpo. No era la primera vez que me pasaba, habían pasado tres noches seguidas en que me levantaba por la misma razón y ya me estaba preocupando por ello.

— ¿Qué me sucede? —Murmuro y paso las manos por mi cara llena de sudor. Me levanto con inconformidad de mi cama y enciendo la lámpara que se encuentra en la mesa, la luz tenue alumbra mi cara y aprovecho para verme en el espejo del tocador.

Mi cabello está despeinado y algunos mechones se pegan a mi cara debido al sudor. Algo no estaba bien conmigo, lo sabía, pero tampoco podía alarmar a mis padres por lo mismo, al menos no por ahora.

Me quito la parte de arriba de mi pijama quedando totalmente desnuda de la cintura para arriba, tampoco me sorprende el ver el moretón ubicado en la parte izquierda de mi torso. Este se había formado debido a la picazón que me daba en la zona y todas las veces en que me rasque, lastimándome en el proceso.

Debía tomar cartas en el asunto antes de que todo esto empeorara, iría a una farmacia en la mañana antes de ir a la escuela y pediría alguna crema para parar la picazón que ya estaba haciéndose insoportable.

—Todo va a estar bien Eileen —me repito en voz baja y nuevamente me pongo la camisa de mi pijama. Quito las sabanas de la cama debido a que estaban empapadas de sudor y busco unas limpias para ponerlas y al menos intentar dormir.

Al día siguiente me levanté con rapidez y me arreglé para luego bajar y meter las sábanas sucias en la lavadora, tuve la suerte de que mis papás no estaban en casa y así no me harían preguntas al respecto. Un cuestionario era lo que menos me convenía en estos momentos.

—Maldita sea —bufé cuando sentí la picazón en mi clavícula, me rasco impacientemente, sin embargo la picazón no desaparece. Siento mi piel arder debido a la intensidad con la que había rascado mi piel, al ver mi clavícula noto que está irritada, muerdo el interior de mi mejilla y luego hago mi rutina de la mañana rápidamente para poder ir a la farmacia.

A penas terminé de desayunar me dirigí a la farmacia más cercana, tampoco podía tardar si quería llegar temprano al instituto, aunque tenía casi veinte minutos de ventaja.

—Hola, quisiera saber si hay algún medicamento para la comezón insoportable —le pregunto a la chica rubia que se encontraba detrás del mostrador, esta me mira curiosa y yo me pongo nerviosa al instante, sin embargo me relajo cuando esta me regala una sonrisa de boca cerrada.

— ¿Hay irritación en las zonas en donde esto sucede? —apoya sus codos en el mostrador y me mira impaciente. Yo asiento con la cabeza recordando el estado de mi clavícula. La chica me devuelve el asentimiento y desaparece de mí vista en busca de algún medicamento para mí. Me quedo esperando por lo que parece una eternidad, pero solo fueron unos minutos.

—Esta crema te ayudará a reducir la comezón. Si el problema persiste te aconsejo que acudas a tu dermatólogo —dicho esto me entrega una pequeña caja de color blanco en donde supongo está la crema.

—Gracias —le agradezco pago el medicamento, luego salgo del lugar y me dirijo a un callejón solitario en donde aplico la crema en mi clavícula, suelto un suspiro de tranquilidad cuando noto que la comezón se hace más tolerable y sin más me dirijo al instituto.

Así me mantuve por varios días, la crema ayudaba a que la comezón fuera más tolerable, sin embargo no hacía que esta desapareciera. Los moretones se fueron expandiendo por todo mi torso y espalda. Contaba con la suerte de que no se habían expandido por mis brazos y piernas o de lo contrario ya se me haría difícil ocultarlo.

Como los chicos tenían cada quien sus problemas, no notaban cuando desaparecía por varios minutos en el baño en donde revisaba las heridas de mi cuerpo y en donde aplicaba la crema, cada vez en mayor cantidad.

No había hablado con mis padres porque también tenían sus problemas con la llegada de mi media hermana y si hablaba con los chicos podía suceder lo mismo, lo que menos quería era que se preocuparan por mí. Además de todo tenía mis propios problemas y estas pequeñas cosas no debían importarme o eso creía yo.

*Actualidad*

—Y esa es la historia del moretón —concluyo y miro mis manos entrelazadas en mis piernas, el auto estaba estacionado y las miradas de todos estaban puestas en mí. No había tenido mas remedio que contar lo que me sucedía, aunque no niego que sentí alivio cuando lo hice, después de todo ya había ocultado esto por mucho tiempo.

—No debiste ocultarlo Eileen, el tamaño de ese moretón no es normal y no quiero ni imaginar cómo están los otros —me reprende mi papá y yo mantengo la mirada gacha. No sabía qué responder y él tenía razón.

—No puedo hacerte un análisis porque soy pediatra, pero si puedo recomendarte un dermatólogo de confianza para que te atienda inmediatamente —Habla la mamá de Emmanuel a mi costado, quise negarme pero ya no podía hacerlo, esto estaba fuera de mi control.

—Nos parece una buena idea Marla, te lo agradeceríamos bastante —responde mi mamá y yo trago fuerte. Alessandro no había pronunciado ninguna palabra desde que culminé mi historia, tampoco es que pudiera opinar sobre el tema.

—No —digo en un hilo de voz y luego aclaro mi garganta para continuar. —No se si recuerden que aún no hemos desayunado, puedo ir al doctor mañana, por ahora solo quiero comer —pronuncio y me sorprende la firmeza en mi voz.

Mis papás se dedican una mirada y luego dirigen su mirada a mí, me revuelvo en el asiento y luego muerdo mi labio en espera de una respuesta.

—No pasa de mañana la visita al dermatólogo —determina mi papá y luego entra de nuevo al auto. Yo suelto el aire que no sabía que estaba conteniendo y luego asiento con la cabeza.

Nos quedamos en silencio y luego dirijo mi mirada a Alessandro quien tiene una expresión preocupada en su rostro, llamo su atención chocando mi codo con su brazo y este me mira fijamente, esto me hace estremecer un poco sin embargo no pierdo la firmeza de mis palabras.

—Estoy bien, no te preocupes —susurro y le regalo una sonrisa cálida, él me responde con un asentimiento de cabeza y luego fija su vista al frente. Nunca lo había visto de esa manera así que me causa un poco de inconformidad verlo actuar así, sin embargo no digo nada mas y me dedico nuevamente a ver por la ventana.

Minutos después llegamos a lo que parece ser un restaurante, todos salimos del auto y vamos en busca de una mesa para desayunar, Alessandro se ofreció a pagar lo que él pidiera ya que no había sido invitado sin embargo mi papá se negó y pago el desayuno de todos e incluso pidió algo para mi media hermana.

— ¿Cómo les fue en los exámenes chicos? —nos cuestiona la mamá de Emmanuel y luego toma un sorbo de su humeante café. Yo mastico con rapidez el pedazo de fruta que tengo en la boca y me dispongo para hablar, pero antes de poder hacerlo Alessandro se adelanta.

—No fue mucho lo que tuve que pagarle a los maestros para que me aprobaran—bromea y todos soltamos una pequeña carcajada. Siento como una punzada de dolor atraviesa mi cabeza cuando río así que me detengo mi carcajada de golpe, nadie lo nota así que disimulo el dolor palpitante que comienzo a sentir.

La conversación se mantiene de esa forma, en medio de anécdotas y varias cosas a las cuales no logro prestar atención debido al dolor de mi cabeza.

— ¿Tu que quieres estudiar Alessandro? —logro escuchar que dice mi mamá, el dolor se hace insoportable así que me levanto de la silla y me excuso para ir al baño. No puedo decir que no noté la mirada preocupada de Alessandro porque no fue así, la mirada verdosa del moreno me acompañó hasta que me perdí en el pasillo que daba al baño.

Al llegar allí respiro con pesadez y apoyo las manos en el lavabo, miro mi reflejo en el espejo y sonrío al ver que no parece para nada que estoy muriendo de dolor por dentro. Abro la llave del lavabo y mojo mi cara con el agua que sale de este, me alarmo un poco al notar el calor de mi piel.

Tenía fiebre, pero no podía arruinar este momento de tranquilidad que se estaba presentando. Debía disimular mis síntomas al menos hasta que llegáramos a casa.

Lavo mi cara con suficiente agua y me miro al espejo nuevamente, practico mi sonrisa en el espejo y luego salgo del baño con las manos en los bolsillos de mi suéter. Poco a poco me acerco a la mesa en donde están todos y noto con Alessandro sonríe aliviado cuando me ve, provocando que la mirada de todos en la mesa se pose en mí. Yo sonrío como practiqué en el espejo y luego camino con paso seguro hacia la mesa para terminar mi desayuno que se encuentra casi por terminar.

<<Lo más probable es que el dolor de cabeza se deba al hambre y no a otra cosa>> me digo a mi misma, poco a poco voy llegando a la mesa, pero cuando estoy a unos cuantos pasos de llegar a ella me desplomo en el suelo.

Mi mirada se nubla y mi respiración se hace pesada. A lo lejos logro escuchar como me llaman por mi nombre, sin embargo no logro descifrar quién es.

<<Mantente despierta Eileen, ya viene la ambulancia>> Luché con todas mis fuerzas para mantener la conciencia, para seguir escuchando esas voces desesperadas que me decían que respirara y que me mantuviera despierta, sin embargo mi pecho se oprimió evitándome respirar y mis ojos se cerraron fundiendo de negro todo lo de mi alrededor.

Nota de autora:

Bien, fue difícil publicar este capítulo, pero aquí está. ¿Qué tal les pareció? A mi me gustó bastante :3

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