Capítulo 10

Tenía la cabeza revuelta de pensamientos y podría asegurar que si mi cerebro tuviera estómago hubiera vomitado hace tiempo.

Aiala estaba acurrucada en el pecho de Alessandro mientras lloraba incontrolablemente, tenía su cabello enmarañado y el jean que antes era blanco había tomado el color café verdoso del pasto. Los chicos y yo intentábamos calmarla pero no daban resultado nuestros intentos, Aiala estaba bastante devastada.

Podía recordar perfectamente su llamada en la mañana diciéndome que todo había salido mal con sus padres y que me necesitaba más que nunca, no dude en citarla en el parque junto con los chicos a penas saliéramos de clases para hablar todo con más calma, pero era evidente que la calma era lo que menos estaba presente.

—Déjame ver si entendí, le dijiste a tus padres sobre tu homosexualidad esta mañana antes de ir al instituto ¿Verdad?— Interroga Alessandro y recibe un pequeño asentimiento de cabeza por parte de Aiala. En cierta parte supe que era mejor que les hubiera dicho en la mañana a como habíamos acordado, al menos no tenía que soportar tanta incomodidad de su casa por tanto tiempo.

—Entonces ellos reaccionaron bastante mal y empezaron a discutir entre ellos y contigo ¿Si?— Vuelve a preguntar Alessandro y esta vez me permito interrumpir para no incomodar más a mi amiga.

—Vale, ya está más que claro que entendiste. Ahora deja de interrogarla— Escupo con disgusto y Alessandro levanta sus manos en señal de rendición.

Dirijo mi mirada hacia Emmanuel quien tiene la mirada perdida, como pensando en todo y en nada a la vez. Sonrío a medias al verlo de esa manera, su perfil era demasiado perfecto para ser real, tuve la pequeña tentación de poner mi mano en su mejilla y luego pasar mis dedos por sus pecas pero me retuve debido a que no era el momento.

Anoche todo había sido un poco raro y hermoso a la vez, después de nuestro abrazo solo conversamos unos minutos ya que no debía hacer molestar mas a mi mamá y él lo entendía. Acordamos que todo estaba bien entre nosotros y se fue dejando un beso en mi mejilla como hacíamos siempre que nos despediamos. Aún no podía confesarle nada porque no tenía certeza de que Aiala hubiera cumplido su palabra, así que decidí esperar.

El resto de la noche transcurrió normal hasta que en la mañana recibí la llamada de Aiala llorando, en el instituto no le pregunté nada sobre el tema, ella estuvo callada la mayor parte del día hasta que llegó la hora de encontrarnos con los chicos y en ese momento si se derrumbó por completo.

—No puedo quedarme en mi casa, al menos hasta que las cosas no se solucionen. Me quedó clara la decepción que sintieron mis padres al contarles todo— Musitó Aiala entre sollozos.

Me sentía mal por ella, incluso me arrepentí de haberla presionado para que hablara con sus padres. Debía esperar hasta que Aiala estuviera segura y no forzar sus decisiones; pero era Eileen Calwell, siempre que podía arruinar las cosas, lo hacía.

—Estuve pensando una solución respecto a eso— Habló en este caso Emmanuel y se ganó varias miradas de curiosidad y confusión.

— ¿Qué pretendes ahora Jhasil?— Lo cuestiono y él me da una sonrisa ladeada provocando que varias cosas se revuelvan en mi interior.

—Aiala puede quedarse en nuestras casas, al menos por un tiempo. Si las cosas no se solucionan en ese tiempo y me voy puede quedarse en mi casa a hacerle compañía a mi mamá— Propone con una sonrisa en sus labios. No pude evitar sentir una punzada de dolor cuando mencionó lo de su viaje, pero lo disimulé bastante bien.

—Claro, no es mala idea. Solo que se te olvida el hecho de que no podemos decidir por encima de nuestros padres— Menciona con ironía Alessandro y agita las manos en el aire, yo rio por sus gestos y puedo jurar que Aiala también lo hizo.

Nos quedamos unos segundos en silencio analizando la propuesta de Emmanuel, claramente no era mala idea pero Alessandro tenía razón en que no podíamos decidir por encima de nuestros padres.

Vaya, le estaba dando la razón a Alessandro. Eso era nuevo.

Por otro lado estaba mi media hermana quien no dudaría en intentar hacerle la vida imposible a Aiala por su orientación sexual, aunque en estos momentos de la vida no había otra solución para ayudar a Aiala. Ella necesitaba nuestro apoyo así no lo expresara abiertamente.

Tendríamos que enfrentar juntas a Maléfica así fuera por un tiempo.

—Hablaré con mis padres— Pronuncié con firmeza y Aiala saltó de los brazos de Alessandro para estrecharme con fuerza contra sus brazos, a la vez pronunció muchos "Gracias" y besó mi mejilla infinidades de veces.

—Haremos lo mismo— Dijeron Emmanuel y Alessandro al unísono, los dos se miraron y se rieron provocando que Aiala y yo nos uniéramos a ellos. De pronto de la nada todos estábamos riendo sin razón alguna.

Nuevamente volvíamos a ser los cuatro indestructibles versión barata y fea, pero lo importante es que estábamos juntos y a mi parecer el resto podía irse al carajo.

El cielo estaba empezando a tomar los colores rojizo y naranja, la brisa de otoño estaba empezando a hacer presencia en la ciudad y para mi mala suerte no llevaba un abrigo o chaqueta para cubrir mis brazos descubiertos, después de todo no era amante de ellos.

Emmanuel estaba a mi lado acompañándome en total silencio, íbamos camino a mi casa ya que él quería hablar con mi padre. Habíamos dejado a Aiala junto a Alessandro, acordamos que estaría en casa de cada uno al menos por dos días y ella aceptó sin rechistar.

—Es increíble todo lo que puede suceder en tan solo días— pronuncia Emmanuel con cierta gracia en su voz. Yo asiento con la cabeza y suelto una risa nerviosa.

Me estremezco cuando siento una brisa fuerte pasar por nosotros y me maldigo internamente por no traer nada para cubrirme. Noto como Emmanuel me mira de reojo y se burla de mí, segundos después se quita el saco que llevaba puesto y lo sostiene con uno de sus antebrazos, por un momento creí que me lo prestaría para cubrirme pero en lugar de eso me dijo:

—No creas que te lo daré para que te cubras. Sabías que es temporada fría y aún así fuiste lo suficientemente terca como para no traer algo para cubrirte— Se encoge de hombros y continúa caminando.

—Pero claro, estamos hablando de Emmanuel "el para nada caballeroso" Garcia— Escupo con desagrado y recibo una sonrisa llena de cinismo de su parte.

¿Cómo podía gustarme? Ni yo misma le hallaba respuesta a esa pregunta. Era mentiroso e incluso grosero en ocasiones, pero todos teníamos momentos. Detrás de esa fachada de "Idiota con cerebro del tamaño de una pasa" se escondía alguien tierno y vulnerable y me esforzaba por ver esa faceta de él, además en ocasiones congeniamos bastante bien.

Sabía que debía cumplir mi trato con Aiala, después de todo ella lo había hecho y yo no podía faltar a mi palabra. Tenía que tomar mis pantalones, sujetarlos fuerte y armarme de valor para confesar mis sentimientos.

No sabía si él sentía lo mismo que yo, aunque vamos siendo sincera ¿quién en su sano juicio se resistiría a este bombón de nombre Eileen Calwell? Todos a ser sincera. Tenía cara de ardilla aplastada y vomitada por una serpiente, además de cuerpo de cerdo en navidad, pero tenía bonitos sentimientos y eso era lo que realmente importaba, al menos para mí.

No, no tenía baja autoestima. Nada más me gusta reírme en ocasiones de mi apariencia para no dejarme afectar por malos comentarios de otras personas. Mi lógica era la siguiente, si me reía de mí misma era imposible que los comentarios de otra persona me afectaran ya que sabía que virtudes y defectos tendría y así las opiniones de los demás me valdrían un brócoli.

—Extrañé decirte que eres patética— Bromea Emmanuel y yo formo una línea recta con mis labios como si aquello no me causara gracia aunque si lo hacía. Estábamos a pocas cuadras de mi casa y tenía que decirle a Emmanuel ahora o nunca, al menos tenía la posibilidad de huir y esconderme en mi cuarto en caso de que me rechazara. Todo encajaba perfecto.

—Definitivamente eso fue lo que menos extrañé de ti— Le seguí el juego mientras creaba una escena en mi cabeza para decirle que me gustaba. Respira Eileen, respira.

—Entonces si me extrañaste— Murmura lo suficientemente alto para que yo escuche y yo me encojo de hombros. La sonrisa de Emmanuel se ensancha permitiéndome ver su dentadura y a la vez un hoyuelo en su mejilla izquierda.

Dios, ser tan guapo debería ser ilegal.

—Eileen yo...—Comienza a hablar pero yo lo interrumpo bruscamente.

Aquí vamos Eileen, es ahora o nunca.

—Me gustas, Emmanuel— Pronuncio suave y lento para que él logre entender. Su rostro pasa de una expresión de diversión a una de confusión y sorpresa. Sus ojos me miran atentamente buscando alguna señal de broma al igual que Aiala lo hizo.

Vi como abrió la boca para decir algo pero la cerró al instante, se había quedado anonado por mi confesión y yo pude sentir la vergüenza invadirme, pasaron varios segundos en que ninguno dijo nada y empecé a lamentarme por habérselo dicho, tenía que prepararme mentalmente para lo que se venía. Estuve a punto de decirle que lo olvidara y entrar a mi casa para echarme a llorar en mi cuarto, pero lo que dijo después me dejó seca la garganta.

—También me gustas Calwell.

Nota de autora:

Holaa, nuevo capítulo, Espero les guste tanto como a mi. Me ayudarian mucho si votan y comentan qué les pareció. 

Sin más que decir, nos leemos luego.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top