Eres lo mejor que me pasó.

Era sábado por la mañana, qué bello día, un día en donde por primera vez Ouma estaba ansioso de que comenzara, sintió el calor del sol poniéndose en su ventana, era una sensación tan fascinante, acarició sus cobijas sintiendo la textura, vaya... Qué suaves eran. Cada pequeño detalle era increíblemente hermoso, jamás había sentido esto cuando podía verlo.

Se oyó la puerta abrirse, Ouma sonrió al oír acercarse quien tato alegraba sus días, sintió la mano más suave en su mejilla.

Saihara: Buenos días.

Ouma: Contigo siempre son buenos.

Hace ya varias semanas que Saihara se había confesado a Ouma, esos días ni las malas caras ni los murmullos ponían triste a Ouma, porque sentía como Saihara lo abrazaba, como su voz se sentía como si fuera la única persona en ese lugar, simplemente era perfecto, tenía a la persona más maravillosa del mundo, se sentía afortunado, por primera vez.

Se levantó mientras Saihara le daba su ropa, Saihara se salió del cuarto ya que respetaba a Ouma, no tenía ni el más mínimo interés en verlo si Ouma no quería. Saihara realmente se sentía bien, el ver a Ouma sonreír hacía que quisiera verlo así todos los días de su vida.

Ouma terminó de vestirse y llamó a Saihara, este entró. Tenían planeado ir al parque donde Saihara lo había visto por primera vez.

Salieron de la casa como siempre, Ouma estaba tomando el brazo de Saihara, este le decía si había algo en el camino, si había alguien pasando, realmente era una gran ayuda.


Llegaron y Ouma sintió el aroma del helado que siempre vendía un amigo de su fallecido padre, se agachó para sentir el pasto húmedo, caminó con Saihara vigilando que no hubiera nada enfrente, siguió tocando el pasto hasta que sintió una flor, se sentó enfrente de esa flor, tocó los pétalos con delicadeza, era algo realmente especial. Saihara se sentó a su lado, Ouma puso su cabeza en el hombro de Saihara.

Ouma: Aún recuerdo el pasto, su color verde claro, las rosas rojas, el helado de varios sabores, mis padres... Sonriendome mientras miraba el cielo azul... Ahora siento cómo si estuviera viendo con el tacto, me siento querido. Todo gracias a ti, el chocar contigo fue lo mejor que me pasó.

Saihara: No tienes idea de lo feliz que me hace esas palabras, te dije que podían ver más allá de la vista, te dije que jamás te dejaría, porque te amo, Kokichi Ouma, te amé desde la primera vez que te vi.

Ouma se puso enfrente de Saihara y con sus dedos paso cada centímetro de la cara de Saihara.

Ouma: Eres en verdad lindo.

Saihara: Nadie es más lindo que tú.

Ouma: Era lo mejor que me pasó.

Saihara acarició la mejilla de Ouma después acercarse a sus labios y besarlo, una sensación de lo más hermosa, Ouma sentía el corazón de Saihara latir rápidamente cuando puso la mano en el pecho de este, sentía el calor de su mejilla, el temblar de sus labios mientras la brisa pasaba.

Un día realmente maravilloso.

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