Ouma despertó, pero sus ojos seguían viendo oscuridad... Sus manos buscaban la sensación de Saihara pero no la encontró, sintió como su corazón se destrozó, ¿acaso en serio había soñado todo lo que vivió? No, estaba seguro que era real, tenía que ser real.

Oyó la puerta abrirse.

Ouma: ¿Saihara?

Kaede: No...  Yo...

Miu: Y-y yo...

Kaito: Y yo.

Shirogane: Y yo.

Amami: Yo también.

Gonta: Gonta también está.

Kirumi: Yo igual.

Tenko: ¡Y yo!

Himiko: No se olviden de mí.

Angie: Atua nunca te olvidada.

Ouma: ¿Qué hacen en mi casa...?

Shirogane: Ouma-kun... Estas en un hospital...

Miu: Te encontraron desmayado...

Kirumi: Junto a Saihara.

Ouma: ¡¿Saihara?! ¡¿Está bien?!

No hubo respuesta.

Ouma: No se queden callados... Por favor... No... No quiero pensar que murió, ¡digan que está bien! ¡Diganlo!

Rantaro: El doctor nos dio permiso de venir todos porque te quitarán las vendas.

Ouma: ¿Qué? ¿Qué?

Kaede: Parece que... Alguien donó sus ojos para ti...

Ouma: No... No, no me digan que... No puede ser... Él no, no...

Intenté levantarme pero no me dejaron, no quería ver, no quería, solamente quería sentir a Saihara-chan, solamente quería oír su voz, quería que estuviera a mi lado.

Después me dijeron que vino el doctor a quitarme las vendas, oí los pasos hasta que no escuché ninguno, sentí las manos quitando las ventas... Eran suaves, abre los ojos. Abrí lentamente mis ojos.

Y ahí lo vi, tan lindo como me lo imaginé.

Ouma: ¿Saihara-chan...?

Saihara: Te dije que jamás te iba abandonar, ahora puedo volver a ver ese brillo tan hermoso que tanto deseé ver otra vez.

Lo abracé con cuidado porque aún tenía la herida de bala, podía al fin mirar ese rostro que tanto amé aunque no lo pudiera ver.

1 año después.

Kaede: Mira esto Amami.

Rantaro: ¿Hmmm? Una invitación a la boda de Saihara y Ouma.

Kaede: Me alegra que me hayan perdonado, fui una tonta.

Rantaro: Al menos tu arrepentimiento es genuino, bueno, ¿vemos qué nos ponemos para ese día?

Kaede: Claro, amor.

Uno piensa primero en el físico de una persona para gustarle, yo primero vi su corazón, sentí sus latidos y viví con él sin pensar que era el amor de mi vida y sobretodo quien me ayudó aprender que no se necesita ver para amar.

Fin