Capítulo 9.
—Muévete.
—Muévete tú.
—Estás ocupando toda la cama.
—Saca tus pies.
—Tengo frío; me estás quitando todo el edredón.
—¡Ya basta!
Presiono las manos contra el pecho de mi hermano e intento alejarlo de mí pero él se aferra casi como una garrapata a mi cuerpo, sus brazos y piernas rodean mi cuerpo mientras ríe.
Son pasadas las once de la noche y desde que subimos a mi habitación no hemos dejado de discutir. Mi cama es pequeña para los dos y Evan se empeña en estirar sus brazos sobre mi rostro.
—Ya basta, Evan... —me quejo. Mi cuello se estira cuando él intenta besarme la cara sólo para molestarme— ¡Evan!
—¡Déjenme dormir!
Los golpes se escuchan al otro lado de la pared. Scott ha estado gritando para que guardemos silencio. Las paredes en esta casa son demasiado delgadas y hasta el más mínimo ruido recorre todos los cuartos.
—¡Es Natalie quién no puede mantener la boca cerrada! —grita de vuelta mi hermano mayor— Ven aquí, hermanita. Ven y abraza a tu hermoso hermano mayor.
—¡Evan por favor!
Mi hermano ignora mis suplicas pero en menos de lo que puedo darme cuenta, termino riéndome por las cosquillas que me causa su barba contra la mandíbula. Suelto gritos que resuenan en el cuarto y estoy segura que sólo es cuestión de tiempo para que papá o Scott vengan a hacernos callar por lo escandalosos que somos.
La puerta es abierta y lanzo una mirada rápida. Apenas puedo moverme porque Evan me está apretando contra su pecho y me cuesta respirar.
—¡Yo también quiero unirme a la fiesta! —grita Noah y se lanza de un salto sobre nuestros cuerpos.
—¡Mamá! —grito con todas mis fuerzas.
Escucho voces en el pasillo y mi hermano faltante es quién se para en el umbral. Él está enojadísimo, lo sé porque aprieta sus manos en puño. Yo estoy en la orilla de la cama, la mitad de mi cuerpo cuelga en el aire y mis manos se aferran con fuerza a la camiseta de Noah. Él y Evan han comenzado una pequeña batalla de palmetazos.
Por supuesto, caigo de la cama y mi trasero golpea con fuerza el suelo. Las sábanas y el edredón están en el piso. Alzo la mirada y me doy cuenta que mis hermanos ya no están jugando; sus rostros están rojos por el enfado y los golpes que se lanzan son bruscos y con fuerza. Se prendió esta mierda.
Como todas las noches en que se forman estos altercados, papá aparece en mi habitación y tira de la camiseta de Noah hasta que él termina en el suelo, frente a mí. No importa en qué habitación se encuentren mis hermanos, ellos siempre la convierten en un campo de batalla. Aunque, todos debemos agradecer que es papá quién ha venido esta vez y no Dylan. Yo lo quiero mucho pero él me asusta.
—Son más de las once de la noche y ustedes mañana tienen que levantarse temprano para ir a la escuela y yo tengo que ir a trabajar. Así que, si no pueden mantener sus bocas cerradas, los voy a separar y todos estarán castigados hasta el próximo año.
—¡Evan empezó! —Noah y yo gritamos a la vez.
—¡Mentira, papá! —agrega Scott desde la puerta— Fue Natalie la que comenzó a gritar.
Le enseño mi dedo medio y papá me lanza una mirada furiosa. Alzo mis manos en derrota y me coloco de pie, escuchando sus regaños.
Eventualmente, los mellizos y papá abandonan la habitación y sólo quedamos Evan y yo, otra vez.
—Mira el desastre que hiciste. Desarmaste toda la cama, idiota.
—No seas llorona y ven a acostarte —dice. Se arrastra por la cama y toma el edredón para cubrirse hasta el cuello—. Ya está ordenada, ¿ves?
Ruedo los ojos. Tomo mi teléfono que había estado utilizando hace un rato y le exijo a mi hermano que ordene la cama por mientras que yo voy a tomar agua. Él asiente sin hacerme mucho caso y se acomoda mejor, abrazando mi almohada.
Salgo de mi cuarto y bajo la escalera. Enciendo la luz de la cocina y saco del refrigerador el cartón de leche. Me sirvo en un vaso y me siento en un taburete, revisando las notificaciones en mi teléfono. Ingreso a WhatsApp con la ilusión de hablar un rato con Charisma pero su última conexión fue hace dos horas. Resoplo y, sólo por curiosidad, abro el chat de Dave. Él había estado conectado hace unos minutos atrás.
Antes de poder detener mis dedos, le escribo:
Natalie: ¿Insomnio?
Salto del taburete para sacar un par de galletas de la alacena y vuelvo a mi lugar anterior, viendo que él ya me ha respondido.
Idiota: No. De hecho, estoy estudiando.
Natalie: ¿Tienes examen?
Idiota: Sí. 😕
Idiota: ¿Realmente eres tú, Natalie?
Natalie: Sí, ¿por?
Idiota: Sólo por curiosidad.
Idiota: Bueno, en realidad no.
Idiota: Pensé que eras otra persona. Nunca me imaginé que serías tú quien comenzara una conversación.
Río porque yo también estoy sorprendida. Quizás fue el golpe en mi trasero o el hecho de que mi hermano mayor esté aquí. ¿A quién quiero engañar? Ser amable con el idiota por una vez no me hará mal.
Natalie: Creí que ser amable por un rato no te iba a molestar. Puedo volver a ser la misma si quieres.
Idiota: NO ME MOLESTA!!!!
Casi puedo oírlo gritar. Casi.
Idiota: Realmente no me molesta 😊
Hundo la galleta dentro de la leche y la devoro. Realmente me encanta comer las galletas de chocolate de esta manera.
Idiota: ¿Quieres jugar a las 20 preguntas?
Natalie: Pensé que estabas estudiando.
Idiota: Lo estoy pero, me he tomado un descanso para comer. ¿Aceptas?
Natalie: 20 son muchas.
Idiota: Que sean 10 entonces.
Natalie: 5 y es mi última oferta.
Idiota: Eso es trampa pero acepto porque me gusta esta nueva Natalie.
Agradezco que él no está cerca de mí en este momento porque todo mi rostro está ardiendo casi como si tuviera fiebre. Tomo el vaso con leche y lo presiono unos segundos en mis mejillas, buscando que de alguna manera baje el calor que estoy sintiendo.
Por favor, Natalie, es el idiota con quien estás hablando. EL IDIOTA.
Natalie: Muy bien, comienza.
Él se tarda un rato en formular su pregunta así que yo aprovecho de comer un par de galletas y beber mi vaso de leche. Cuando el vaso está vacío, lo dejo en el fregadero y apago la luz de la cocina para dirigirme a oscuras hasta mi habitación.
Una vez allí, suelto un bufido al ver a Evan acostado en medio de la cama, totalmente dormido. Dejo el teléfono sobre la mesa de noche e intento empujar el cuerpo de mi hermano hacia el lado. Gruño porque él no se mueve ni siquiera un centímetro y yo realmente quiero acostarme.
—Evan... —picoteo su brazo con mis dedos—. Evan, muévete. Necesito acostarme yo también. Evan...
—Déjame dormir... —él pide en un gruñido y esconde el rostro en la almohada.
Enfadada, me meto como puedo a mi cama e intento empujar la anatomía de mi hermano hacia el lado. Luego de varios minutos de lucha, él se acuesta de lado y yo puedo acomodarme mejor. Apago la luz de la lámpara y tomo mi teléfono para chatear un rato.
Idiota: ¿Has pensado lo que quieres estudiar en la universidad? Por si quieres ir, claro...
Aprieto mis labios, pensando. Aún no he pensado qué es lo que quiero estudiar una vez que salga de la escuela. No me he informado mucho al respecto ni he ido a visitar universidades. Por supuesto, mis padres no saben absolutamente nada de esto porque se volverían locos.
Relamo mis labios y cuando estoy escribiéndole una respuesta, un peso muerto cae sobre mi abdomen. Mi corazón se detuvo por un segundo pero volvió a latir con rapidez cuando recordé que Evan estaba durmiendo junto a mí. Su brazo me aprieta y yo protesto, pidiéndole en un susurro que me suelte pero él sólo balbucea y se apega más a mí.
Natalie: Realmente no estoy segura qué voy a estudiar. Normalmente planeo bien mis días pero no quiero tomar una decisión apresurada al momento de elegir qué carrera estudiar. Lo único que sé es que será una carrera que realmente me apasione.
Idiota: ¡Muy bien! :)
Natalie: Charisma me comentó que estudias fotografía profesional... ¿Por qué decidiste estudiar eso?
Idiota: Desde muy chico me gusta fotografiar. Cuando terminé el colegio tenía muy claro lo que quería hacer y no dudé ni un momento. Me gusta el arte y creo que la forma en la que mejor puedo darle vida es a través de las imágenes.
Natalie: Oye, eso es muy intenso. Viniendo de alguien como tú es casi admirable.
Idiota: ¿Gracias?
Natalie: De nada. Y eso cuenta como pregunta, te quedan tres.
Idiota: Dejaré que me ganes sólo por esta vez.
Río y mi hermano a mi lado gruñe, diciéndome que me calle.
Natalie: ¿Realmente tus padres murieron el año pasado?
Idiota: ¡No! 😅 Sólo estaba jugando contigo. Ellos viven en Dakota del Norte. ¿Realmente te lo creíste?
Froto mi ojo y ruedo los ojos.
Natalie: Por supuesto. No es algo muy común que alguien bromee de esa manera con la falsa muerte de sus padres.
Idiota: Uhm, sí. Tienes razón.
Idiota: Mi turno; ¿tienes hermanos?
Natalie: Sí. Cuatro hombres, yo soy la menor. ¿Qué hay de ti?
Idiota: Sólo uno. Yo soy el menor, ¿esto será el destino que intenta decirnos algo?
Natalie: No lo creo.
Idiota: Veo que tu humor no cambiar, ¿eh?
Idiota: Cambia*
Miro la hora.
Natalie: Son casi las una, ¿qué más quieres? Tengo sueño.
Idiota: No te vayas aún 😟
Natalie: ¿Por?
Idiota: No quiero que mañana volvamos a la realidad. Ya sabes, seguir discutiendo y esas cosas.
Natalie: La próxima vez que nos veamos intenta andar trayendo una bolsa de papel, así no podré verte la cara y mi humor será buenísimo. 😝
Idiota: Qué graciosa. Déjame reír: JA-JA-JA.
Natalie: Ya me voy a dormir. Buenas noches.
Idiota: Ídem.
Natalie: Éxito mañana. Ojalá apruebes.
Idiota: ¿Estás deseándome suerte para mi examen? 😏
Natalie: Ya se acabaron las preguntas, Idiota. Buenas noches.
Idiota: Buenas noches, Nat.
Me desconecto del chat y activo la alarma para poder despertar mañana temprano.
Esa noche, sorpresivamente, sueño con un par de ojos marrones y un chico de risa ruidosa que me irrita pero que, en el sueño, me hacía sentir bastante bien. Ew.
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