- ᴅᴏᴄᴇ: ᴘʀᴇsᴀɢɪᴏ -

Despertó en mitad de la noche, las paredes retumban, las literas vibran fuertemente escuchándose el crujir de la madera; Sooyeon no es la única que ha despertado, otra chica más se despierta encendiendo una vela. Escuchan el agua caer estrepitosa, y luego, el cielo vuelve a rugir, la habitación tiembla otra vez, parece que en cualquier momento el cielo caerá a pedazos. Nunca le había una tormenta de esa magnitud; otra chica se despierta empezado a rezar, a pesar de estar bajo tierra pueden escuchar a los perros ladrar asustados.

— Esto no es bueno —. Dijo una.

— Es un mal augurio —. Escucha a otra — Alguien va a morir, está lluvia no es buena señal.

Escuchó a Emma reír pero su risa cayó de inmediato ante la sacudida de un estrepitoso trueno haciendo nuevamente las paredes retumbar. Sooyeon se tapó las orejas con ambas manos ante el estruendo. La habitación estaba fría, muy fría para ser normal; una de las chicas tomó una bata para cubrirse y salir, varias le hablaron para que se detuviera, si salían en la noche serían reprendidas por el ama de llaves al descubrirlas, sin embargo argumentó que no podía permanecer más ahí abajo con el riesgo de que pueda inundarse y quedar atrapadas en el medio. Claro, en cuanto explicó, todas sin excepción se cubrieron para salir.

No estaba del todo equivocada, en el pasillo el agua estaba acumulándose, apenas el agua alcanzaba los dos centímetros, nada serio en realidad, sin embargo la tormenta no parecía que fuera a acabar pronto. Por lo contrario, tomaba inclusive mayor fuerza, así que la situación podría empeorar. Las doncellas subieron las escaleras apuradas tratando de ser sigilosas, todos en una fila caminando en puntas, una vez arriba, el vestíbulo se iluminó debido a uno de los relámpagos con los que venía acompañada la tormenta, y luego un fuerte estruendo que hizo vibrar los enormes ventanales, tan fuerte fue que Sooyeon juro que estaban a nada de que el vidrio reventara. El viento ruge con gran ferocidad azotando los ventanales, es todo solo el presagio, aún no llegan al verdadero corazón de la tempestad.

— ¡Niñas! ¿Qué hacen fuera de su habitación? —. El ama de llaves aparece con una vela también cubierta con una bata de seda — ¿Acaso no saben de las reglas?

El lugar vuelve a iluminarse por los rayos que caen fuera, las ráfagas azotan como látigos llenos de furia contra las ventanas. Escuchan como uno de los arboles fuera cae. Sooyeon tiene miedo ante la magnitud de la tempestad, busca con la mirada a Emma quién solo le da una sonrisa llena de malicia cortando con el contacto visual al caer en la penumbra, una ventana se ha abierto y el viento a apagado las velas.

— Se ha empezado a inundar abajo —. Explica una con temor ante volver a quedar en completa oscuridad.

La vieja enciende la vela nuevamente, uno de los cocineros se asoma también despertado por la tormenta, se dirige a cerrar la ventana. Esta tempestad no puede traer nada bueno, el joven se ofrece a revisar que el amo Choi este bien luego de enterarse de la situación, a lo que se retira con un candelero en mano. Sooyeon esta ansiosa, la lluvia golpea con fuerza, el rugir del viento, las gotas que golpean con gran ímpetu , es como el anuncio de una inminente tragedia. El ama de llaves se acerca a ella tomándola de uno de sus brazos con fuerza, no ha escuchado.

— Te hablo, ve a revisar a la señorita Woonyung, y escóltala para acá con Jia —. Ordenó — Asegúresen que la señorita este bien.

Se le entregó un candelero para las dos; ambas doncellas se pusieron en marcha caminando por los pasillos de la mansión un tanto temerosas debido a la niña luz fuera de la que su vela puede ofrecer, ninguna se dirigió la palabra en todo el trayecto, solo caminaban una detrás de la otra, Jia, su compañera, soltando uno que otro chillido ante los truenos de la tormenta, llegó incluso a tocar el brazo de Sooyeon por el miedo, de entre todas, se ha percatado que Jia es la mas afectada, parece temerle fuertemente a las tormentas, no es algo que le importe. En menos de lo esperado, han llegado a la habitación de la futura esposa del amo Choi, Sooyeon se hace a un lado para que sea Jia quién llame a la puerta.

Da tres golpes consecutivos sin respuesta una, esperan un poco hasta que vuelve a repetir la acción, nuevamente, no hay nada. El pasillo es iluminado por un rayo y poco después retiemblan las paredes, Jia vuelve a chillar. Sooyeon rueda los ojos haciendo a un lado a su compañera, golpea la puerta con fuerza y al no volver a obtener respuesta, la abre.

Todo es oscuridad hasta que un relámpago ilumina la enorme habitación de Woonyung unos escasos segundos, suficientes para ver su interior.

Sooyeon soltó el candelero, la vela se apagó en cuanto tocó el suelo, escuchan el metal resonar en eco por el pasillo hasta callar, y luego el sonoro grito lleno de horror de parte de Jia, la vio arrastrarse al extremo contrario de la puerta, pegándose en la pared mientras seguía gritando con gran pavor, al punto de que parecía que se desgarraría la garganta. Sooyeon solo contuvo la respiración cayendo casi desvanecida al suelo. Empezó a hiperventilar, Jia seguía gritando horrorizada hasta rasparse, se llevó ambas manos a la cara jalando la piel alrededor de sus ojos, Sooyeon se acercó tratando de calmarla, pero tampoco podía, sus manos tiembla, su mundo el da vueltas, perdiendo el equilibrio, quiere vomitar, su corazón late desenfrenando hasta oprimir su pecho.

Su boca esta seca, Jia sigue gritando mientras rasguña sus brazos, pasó saliva de manera escandalosa, el suelo parece moverse. No pasó mucho para que uno de los sirvientes apareciera con tremendo escandalo. Las miró confuso, Sooyeon levantó su brazo de poco en poco, y con su dedo índice señaló al interior de la habitación.

La noche volvió a ser iluminada por los relámpagos. El sirviente palideció. Jia ocultó su rostro en Sooyeon, el hombre agacho la cabeza persignándose.

— Avisaré al señor Choi —. Dijo para proceder a retirarse.

A todo esto Sooyeon seguía completamente perdida, fuera de sí, su vista se posó sobre los pálidos pies descalzos de Woonyung colgando unos centímetros por encima del suelo.

Woonyung se había colgado esa misma noche de tempestad.

No pasó mucho tiempo cuando se escuchó gente venir por el pasillo, la luz de las velas acercándose se hizo más y más intensa. Beomgyu ha llegado, acompañado del ama de llaves y otros tres sirvientes, entre ellos el que fue a avisar.

El amo Choi se para en seco frente a la puerta, el ama de llaves se da la vuelta empezando a llorar incontrolablemente. La joven vuelve a alzar su vista, pasando de la figura del amo cubierta por un largo camisón de seda, y luego con la figura delante de él: Una joven hermosa siendo sostenida por una sabana blanca atada al techo, parece simplemente dormir, su largo cabello negro cae como cascadas, haciendo ondas, sus labios siguen aún rosados, su piel es pálida, tal como un muerto.

Beomgyu desvió la vista apretando los puños, y en un hilo de voz habló:

— Ba-bájenla.

Entre dos de los sirvientes tomaron el inerte cuerpo de la joven, desatando la sabana de su cuello; la acostaron en el suelo y con la misma sabana con la que se quitó la vida, la cubrieron con gran pesar. La ama de llaves sigue sollozando arrodillándose junto al cuerpo de la joven, destapa su mano para acunarla entre las suyas.

— Aún esta tibia, mi niña.

Beomgyu se apoyó en el marco de la puerta tomando una fuerte bocanada de aire y luego, solo se dio media vuelta perdiéndose en la oscuridad del pasillo.

Contrario a la noche, el día era un silencio sepulcral, Sooyeon no paraba de repetir la imagen de Woonyung colgando del techo en su mente, al cerrar los ojos estaba ahí, en la oscuridad, a donde fuera, el cuerpo la seguía. Entrelaza sus manos apoyando su barbilla en ellas aun con la mirada perdida, no ha logrado conseguir dormir desde lo sucedido, ni ella ni nadie quién vio el cuerpo. Suspiró con pesadez. Emma se acercó a ella con una taza de té caliente, a lo que le sonrió de manera corta como gesto de agradecimiento.

— ¿Estas mejor? —. Pregunta.

Negó, solo ve el cuerpo de Woonyung y los gritos de Jia se repiten en un ciclo sin fin, cree que todo ha pasado tan rápido, en unas horas será el entierro, y espera que con ello se vayan esos recuerdos. Cierra sus ojos un momento queriendo descansar, pero no lo logra, volviendo a suspirar notablemente agotada, es como si su fantasma le asechara.

— Te lo dije, nunca fallo en mis promesas.

— ¿Qué cosa? —. Pregunta Sooyeon sin comprender.

Ve a Beomgyu pasar vestido completamente de negro siendo seguido por dos de sus sirvientes que parecer tratar de llamar su atención, lo sigue con la mirada, hasta que lo pierde de vista en uno de los pasillos, casi a la vez que suena de un portazo. Emma también lo ha seguido con la mirada, ambas voltean a verse, una sonrisa juguetona aparece en el rostro de la pelirroja.

— Te dije que desharían de Woonyung, ahí lo tienes. Ha sido todo un escándalo y apenas son las ocho de la mañana.

— ¡¿Qué...?!

— No hagas tanto drama, yo no la he obligado a atarse una sábana en el cuello, fue su propia decisión —. Dice calmada — Solo la hice sentir acorralada. Como sea, muy trágico su final, incluso para mí, quién iba a decir que sería capaz de quitarse la vida con tal de llevarse su secreto a la tumba.

Sooyeon la mira completamente aterrada, deja el té de lado levantándose dispuesta a marcharse, no sabe a donde ir, la lluvia no ha parado desde anoche, ya no es una tormenta, ahora solo es una llovizna suave y calmada, parece ser que la tormenta si era el anuncio ante la llegada de la muerte, un presagio de lo sucedido. Emma se para tras de ella, provocando exaltación en la joven.

— Estas demente, yo no quería esto, ¿sabes? Cada que cierro los ojos solo veo el cadáver de... ¡Ella! No puedo sacarme de la cabeza los gritos de Jia, tampoco el rostro triste del amo Choi, a dónde vaya me persiguen —. Empezó a sollozar, a lo que su voz se quebró — No puedo dejar de pensar en esto, ¿Cómo puedes decir eso sin sentir remordimiento? Estas admitiendo que ha sido tu culpa su suicidio y parece que no genera peso en ti... Pero es que tu no viste su cuerpo anoche y como Jia...

— Cállate —. Interrumpió — Me siento algo decepcionada de ti, es decir, ve hasta donde has llegado por tal de buscar a un hombre. Creí que estabas dispuesta a todo, ya veo que me equivoqué de persona.

— ¿Eh?

Emma se encogió de hombros restándole importancia al asunto. Estaba por marcharse cuando Sooyeon la tomó del hombro con fuerza.

— ¿De qué hablas ahora?

— Tranquilízate, no cargues en tu consciencia con su muerte... Si no hubiera intervenido, estoy segura que hubiera tenido el mismo destino —. Explicó — Lo que sí, piensa bien si me quieres de tu lado, creo que ya sabes hasta donde puedo llegar.

Se zafó de su agarre marchándose, dejándola sola. Ahora su cabeza tenía más a que darle una y otra vez vuelta, esta incrédula, llena de miedo, culpa y arrepentimientos. Vuelve a sentarse tomando sus sienes, esta agotada, solo desea dormir y que todo esto pase, ¿Qué es lo que ha hecho? ¿Qué tanto es culpa suya?

No lo sabe con certeza.

— Te maldigo por haberme abandonado, Soobin -. Susurró para si misma volviendo a sollozar.

Realmente cambio mucho este capitulo, y me gusta más como quedó. Antes parecía que la muerte de Woonyung solo fue por deshacerme del personaje, pero ahora creo que si genera más peso en la historia.

Espero que también les estén agradando los cambios ^^

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