- ᴄᴜᴀᴛʀᴏ: ᴀɴ̃ᴏʀᴀɴᴢᴀ -

— Mientras más culta y educada seas, más valor tendrás, ¿Entendido?

La joven asintió volviendo su atención al libro de historia del arte, apenas tenía quince años en ese entonces, sin embargo desde los cuatro sus padres le obligaban a estudiar desde que se levantaba hasta que se iba a acostar, dándole de varias clases de diferentes cosas para que aprendiera de diversos oficios y tuviera más habilidades que cualquier otra chica de su estatus y incrementará así si valor, como ellos decían. Era algo ilegal debido a su condición, no debían tener acceso a tanta información y mucho menos que su hija estudiara y aprendiera diversas habilidades. Una mujer de su clase a lo máximo que podía aspirar era a ser ama de llaves.

Sooyeon era consciente de que si alguien se enteraba toda su familia podría ir a la horca, estaban jugando con algo muy delicado todo por tener un futuro mejor, un deseo muy egoísta y ambicioso, habían tenido de una gran suerte de que su segunda hija haya heredado de rasgos socialmente atractivos, y era por eso mismo que tanto apostaba por ella a que lograría cortejar a algún noble y hacerlos subir en esa maldita pirámide en la que toda la población estaba encasillada.

En un principio, ella estaba tan de acuerdo con ello, que no cuestionaba nada respecto a su educación, incluso comenzaba a ser una arrogante y cínica menospreciado a quienes pertenecían a su misma clase mientras se auto halagaba de su inteligencia y belleza nata que solo eran el resultado de un constante estudio.  Nada es un regalo, todo se ganaba con esfuerzo y sacrificios, pero ellos no iban a admitirlo.

— Madre — llamó a la mujer que se apuraba en planchar la ropa de gente de mayor estatus, está le sonrió con gran dulzura ante su llamado parando con su labor — Seré la esposa del próximo dirigente de esta nación, es una promesa. Nadie pisará de nosotros.

Su hermana que iba pasando por la sala, solo rodó los ojos, era tan insoportable la actitud y confianza que había adquirido la menor, odiaba a su hermana, pero más a sus padres por haberla moldeado de tal forma, tan egocéntrica. La mujer de mediana edad sonrió por la determinación que tenía su joven y favorita hija, era su mayor tesoro.

— Por supuesto mi hija, tú serás la mujer de ese hombre porque eres mi hija y la favorita de Dios.

Sooyeon volvió a sonreír para volverse a centrar en el libro haciendo de sus respectivas anotaciones, era tan egoísta en aquel entonces, era tan arrogante, una persona completamente vacía.

— ¡Fuera de aquí, escoria!

Un chico golpeó contra su hombro mientras pasaba por la calle, perdió el equilibrio y terminó por caer al suelo en medio de un charco de agua sucia mientras que ella solo se hizo a un lado un tanto sorprendida de lo repentino que fue. Observó a las personas que lo había arrojado, eran los trabajadores de una de las dulcerías más prestigiosas en el poblado, en dónde no cualquiera tenía autorización para entrar. Los señores rieron aún mofandose del chico, uno inclusive le escupió encima y volvieron al interior del local.

Había escuchado de varias personas que había sido expulsadas de establecimientos debido a su clasificación en la pirámide de estatus, pero solo eran eso, relatos, jamás en su vida le había tocado presenciar uno hasta ese momento, la habían mantenido encerrada tanto tiempo en su burbuja de la hija perfecta que esto le parecía tan irreal. Dudó en sí continuar con su camino haciendo el tonto o ayudar al pobre chico que seguía en el suelo tirado maldiciendo en voz baja.

Quizás mostrarse amable con el chico le daría beneficios, solo imaginar que cuando fuera la mujer del próximo líder de la nación e investigarán de ella, daría con testimonios de ayudando a gente de incluso la clase más baja. Una farsa.

Se acercó e hizo una mueca de desagrado al notar la esvástica azul en el brazo  del chico, entonces retrocedió, quizás era mejor seguir caminando y apurarse con el mandado antes que ayudar a esa cosa. Sí, esa persona aún en el suelo era una cosa ante sus ojos.

— ¿Tan asqueroso soy? — preguntó el chico quedando sentado en el suelo.

Empezó a sacudirse sin mirar a la joven. Ella se quedó quieta en la misma posición, agarró con fuerza la canasta que colgaba en su antebrazo y esto él lo notó lo que le causó gracia. Acomodó la boina en su cabeza mientras mostraba una sonrisa amplia llena de ironía, en sus mejillas aparecieron unos hoyuelos que encontró encantadores a pesar del lodo que había sobre estos.

— ¿Crees que voy a robarte? — preguntó algo ofendido, se terminó levantando, sacudiendo su pantalón, soltó un suspiro casando — Tengo valores a pesar de estar en una de las clases más bajas.

Él era alto, bastante alto, y de alguna forma su altura le intimidó. Ella era apenas una chica de quince años de estatura promedio, había escuchado que aquellos que traían ese pañuelo distintivo en el brazo solían ser criminales, mayoritariamente con la excusa de no tener para alimentarse para aprovecharse de otros.

— Los de tu clase son unos muertos de hambre — soltó con cierto desprecio intentando por parecer ruda.

El chico acomodó unos mechones negros de cabello bajo la boina, sacando un pañuelo de su saco para intentar limpiar el lodo de su cara. Se mantuvo firme y quiso retomar su camino, pero el desconocido la jalo del brazo pegándola en uno de las paredes con él estando a unos escasos centímetros de ella.

El auto negro pasó muy cerca a ellos a alta velocidad, en ningún momento pareció querer desacelerar; el chico tenía la mirada sobre el auto que se alejaba más y más mientras que algunos de los presentes habían soltado un grito de horror por el casi atropello de la joven de no ser por el muerto de hambre como le había llamado.

Sooyeon seguía consternada, su pecho subía y bajaba algo agitada por el suceso tan rápido, el chico se alejó de ella volviendo a mantener su distancia, más gente comenzaba a acercarse a la escena un tanto curiosas, personas de todas las clases. Fue cuando escuchó que algunos comenzaron a gritarle de groserías al pelinegro, y volvió a ser escupido en la cara.

Una mujer de mediana edad se acercó a ella para revisar que estuviera bien, preguntando constantemente si no se había lastimado o algo similar, tocando su frente, Sooyeon seguía con la vista en el chico que seguía siendo objeto de burlas por otros hombres. Apartó a la mujer avanzo algo temblorosa, y tomó al chico de la manga de negra de su saco.

— Aún falta terminar el mandado — dijo dándole la canasta.

El chico estaba algo confundido, pero notó como la gente comenzaba a calmarse. Entonces entendió que era lo que hacía la chica a la que acaba de salvar, tomo la canasta haciendo una reverencia ante ella como se disculpara y ambos comenzaron a caminar alejándose del lugar del incidente.

— Gracias — dijo muy por debajo mientras le seguía manteniendo una distancia prudente ente ambos.

— No me agradezcas, es para no deberle nada a alguien de tu clase — soltó algo altanera.

El chico asintió mientras observaba a la chica, volvió a bajar la mirada acomodando su boina.

Cuando despertó nota la habitación completamente sola, no recordaba en que momento ha caído dormida, siente como si ha pasado mucho tiempo dormida, aún esta cansada, ha tenido largo sueño que le ha parecido tan real, esta agotada a pesar de recién despertar. Se sienta en mitad de la cama mientras se estira, todo esta en silencio, solo el tic tac del reloj colgado en una de las paredes; lleva una mano a su rostro para tallar su ojo, entonces notó la humedad en su rostro.

Se sorprende, no recuerda nada de lo que ha estado soñando, se siente abatida, tan hacía algunas horas corría presa del miedo por una posible muerte, no recordaba más fuera de eso, no sabe en que momento ha acabado en esa cama dormida, no recuerda como ha llegado, mucho menos lo que ha estado soñando, solo queda de esa sensación de vacío, una con la que se ha acostumbrado despertar desde su forzada separación .

¿Cuántas días más iba a despertar de tal manera?

Se vuelve a acostar en la cama tapando su cara con su antebrazo, un sollozo escapó por sus labios, destapa un poco su cara viendo el techo gris de la habitación. Estar varios metros bajo tierra o estar en la superficie era lo mismo para ella, todo se había vuelto de un triste y amargo gris desde su partida, el vacío que se hay en su interior no es más que culpa suya.

— Soobin~

Vuelve a sollozar con más ganas que antes, ya no quería contenerse más, va a llorarle como no ha hecho antes, solo quiere desahogarse de todo eso que se ha estando guardado. No importa nada, añora a Soobin más de lo que puede admitir, y eso le duele profundamente.

Cómo aclaración, cada que esté en cursivas algo, son memorias del pasado, en este caso muy muy pasado jsjsj

Intentaré actualizar un poco más seguido. Estoy emocionada de esta historia, siento que es un poco diferente, o no se que opinen jsjs

Tomen agua.

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