Problemas

Antonio entró a mi apartamento sin decir una palabra. Siguió mis pasos lentamente.

—Sigue, siéntete como en tu casa —Recogí un poco el desorden que había dejado antes de salir. Me sentía muy incómoda con la ropa que llevaba, y para hablarle totalmente segura autoritaria tenía que sentirme bien con mi aspecto, al menos—. ¿Te molesta si me doy un baño corto primero? Llevo mucho rato corriendo.

—Si te sientes más cómoda no tengo ningún problema —De verdad estaba cumpliendo sus promesas, nunca lo había visto tan amable.

Lo dejé instalado en mi sofá después de ofrecerle vino y fui corriendo a mi habitación para arreglarme un poco; me sentía ansiosa por saber de qué quería hablar conmigo.

Después de la rápida ducha, me puse ropa cómoda y discreta, pero elegante; no quería darle ninguna tentación.

—Eres rápida —dijo Antonio cuando me senté frente a él en mi sala, no quería compartir el sofá, debía poner toda la distancia física posible entre los dos.

—Te dije que era un baño corto —Quería salir de la situación lo antes posible, por lo que fui un poco cortante con él—, así que te escucho, ¿de qué quieres hablar exactamente?

Su mirada pasó de ser brillante y animada, a llenarse de sombras. Apagó el televisor y se acomodó en su lugar, como buscando la mejor posición para abordar el tema que quería tratar.

—Escucha Sofí, sé que en este momento piensas que soy el peor perro del mundo, pero quiero que sepas que mi intención no es hacerle daño a nadie, mucho menos a Lily o a ti. A ambas las aprecio mucho.

«¿Nos aprecia? ¿Eso es todo?»

—A mí solo me interesa que no le hagas daño a Lily. Ella está muy ilusionada contigo y su relación, sé que sufrirá mucho cuando sepa que eres casado.

—Por eso no se lo he podido decir, porque no la quiero lastimar.

—Pues ya es un poco tarde ¿no crees? Entre más tiempo pasen juntos, más difícil será para ella olvidarte cuando vuelvas con tu esposa.

—¿Quién dijo que no estoy con mi esposa? ¿O que voy a volver con ella?

—No entiendo —Ni siquiera Antonio tenía claros sus sentimientos, me sentí mal por él en el fondo; pero iba a ser implacable en mi empeño para que terminara su relación con mi amiga —¿Qué vas a hacer entonces?

—¡No sé! Lo que siento por Lily no es cualquier cosa, pero todavía amo a mi esposa —Hizo silencio un momento, luego prosiguió —, también siento cosas por ti.

—Antonio, vamos a abordar los temas punto por punto —Quise ignorar la última frase para no confundirme yo también ni darle pie a que pensara otras cosas—. Debes aclarar tus sentimientos, yo quiero ayudarte, pero mi prioridad es Lily. Creo que lo mejor que puedes hacer es terminar tu relación con ella. Entre más pronto mejor. Ya luego pensarás lo que haces con tu esposa.

—¿Y contigo?

—¿Y conmigo que? —Tragué saliva.

—¿Qué hago con lo que siento por ti?

—¿Qué sientes por mí? —A pesar de que no quería tocar el tema con él, había llegado el momento de aclarar lo que sentíamos los dos, como los adultos que éramos, así que acepté tocar ese tema.

—Te deseo, desde que te conocí. Al principio fue algo sutil, pero cada día se ha hecho más fuerte, no lo puedo evitar. Dime qué piensas, por favor.

—No voy a negar que me atraes, pero estoy saliendo con Matías, tu hermano —Hice énfasis en la última palabra para dejar claro que entre nosotros no podía pasar nada.

—Es verdad, ¿Cómo vas con eso?

No quería hablar con él demasiado sobre ese tema, primero porque no era de su incumbencia, y segundo porque ni yo misma tenía claro cuál era el estatus de nuestra situación. Llevaba varias semanas sin hablar con él; en realidad no podía decir que lo nuestro fuera una relación, o de que alguno de los dos sintiera amor. Tenía que aceptar que lo nuestro murió antes de comenzar, y en este momento no teníamos nada.

—Antonio, pronto me iré de vacaciones con Lily, me parece el momento perfecto para que le confieses la verdad y terminen su relación, así cuando estemos de viaje, yo tendré la oportunidad de estar con ella, consolarla y tratar de calmar su sufrimiento, que sé que va a ser muy fuerte.

—¿Y le vas a confesar que tú sabías la verdad desde el principio?

No había pensado en eso. Cuando Lily supiera que yo no le había contado lo de Antonio en el mismo momento en que lo supe, se iba a enojar conmigo. Bastante. Pero tenía que hacerle entender el por qué de mi decisión de no contarle; para mí era importante que ella sintiera que yo no me estaba entrometiendo en su relación. Antonio tenía que ser el que terminara esa relación, no yo.

—Si tengo que sincerarme con ella, lo haré; pero por favor tú no le digas que yo sabía que eres casado.

—Sofi, eres una buena amiga. Tal vez la mejor amiga que cualquiera quisiera tener.

Ya había escuchado dos veces esa apreciación, aunque yo no estaba de acuerdo. Sin embargo, no pude evitar sonreír ante sus palabras. Él me devolvió la sonrisa. No sé por qué, pero un escalofrío recorrió mi cuerpo, me puse nerviosa y decidí tratar de terminar con esa conversación teniendo claras las acciones y responsabilidades de cada quién.

—Antonio, por favor dime cuándo vas a hablar con Lily. Nosotras viajamos el próximo lunes, por favor habla con ella antes de que viajemos.

—Está bien, te prometo que lo intentaré. 

—Intentarlo no sirve —interrumpí—, por favor prométeme que hablarás con ella.

—Está bien, te lo prometo. Sé que no será fácil pero lo haré.

Respiré aliviada mientras él me miraba fijamente. De repente me pidió algo de beber y fui a la cocina a  servir un poco de vino para los dos. Al acercarme a Antonio y pasarle la copa, la recibió con una amable sonrisa que nunca había visto en él y la dejó sobre la mesa. Cuando iba a volver a mi asiento, me agarró la muñeca y me jaló un poco para disminuir la distancia entre los dos. Me hizo una seña para que me sentara a su lado en el sofá, y aunque me resistí un poco, al final cedí, como hipnotizada por su mirada.

—Quiero confesarte algo, Sofi —dijo con una expresión solemne—. Todo el mundo, incluido mi hermano, piensa que soy un mujeriego sin remedio que no tiene ningún remordimiento por los constantes engaños hacia su esposa, pero eso no es verdad. Acepto que he tenido muchos romances extramaritales, pero no lo he hecho por ser un adúltero. Soy consciente de que no hay excusa para el engaño, pero la verdad es que mi esposa tiene un problema con el alcohol, y eso ha dañado mucho nuestra relación. He intentado convencerla de ir a rehabilitación, pero ella se ha negado, de hecho no reconoce tener un problema, piensa que estoy exagerando. Sé que este es el momento en que nuestra relación debería ser más fuerte, pero no soy bueno lidiando con este tipo de situaciones y he conocido personas, mejor dicho mujeres, que se han convertido en una válvula de escape para mis problemas. 

No supe qué contestarle por un momento.

—¿Tu familia sabe del problema de tu esposa? —Fue lo único que se me ocurrió preguntarle.

—No, hemos sido muy reservados. Sobre todo porque Claudia sabe disimular muy bien sus comportamientos. Nos dimos un ultimatum ¿Sabes? Le dije que si no trataba sus problemas la dejaría. Ella me dijo que haría lo mismo si no paraba mis aventuras. Lo que me preocupa es que solo por eso decida tratarse.

—No te entiendo, lo que quieres es que de todas formas se trate ¿cierto?

—Sí, claro, pero primero debe aceptar sus problemas; el alcoholismo es solo una consecuencia de algo peor: su depresión. Claudia ha intentado en dos ocasiones acabar con su vida. Por eso eso he decidido permanecer a su lado a pesar de todos nuestros problemas —Su voz se quebró.

Sus revelaciones fueron como una cubeta de hielo vertido sobre mi cabeza. Su rostro triste y sus ojos enrojecidos a punto de llorar me conmovieron hasta lo más profundo de mi corazón. Al que hasta hace unos momentos había visto como un perro sin sentimientos, ahora lo veía como un cachorrito confundido, con el corazón roto. Como algo instintivo, me acerqué a él y lo abracé. Al principio permaneció inmóvil, pero luego me devolvió el abrazo y comenzó a sollozar.

Me sentí muy mal por él, y como siempre, no sabía que decir para hacerlo sentir mejor. Él fue el primero en romper el silencio.

—Es mi primer amor. Cuando nos casamos estábamos muy enamorados, y éramos muy felices; hasta que su mamá enfermó de cáncer. Ellas tenían una relación muy cercana y Claudia lo tomó muy mal. Renunció a su trabajo, y se dedicó cien por ciento a su mamá. La acompañaba a sus tratamientos, en sus cirugías; la verdad eso también ayudó a que nuestra relación se debilitara, sin embargo yo traté de pasar tiempo con ella, aunque fuera poco, pero su estado de ánimo no permitía que tuviéramos muchos momentos alegres o románticos. Yo me concentré mucho en mi trabajo y ella siguió atendiendo a su madre. Te juro que hasta ese momento yo había sido fiel y comprensivo, hasta que tuve una horrible pelea con ella porque sentía que yo no la apoyaba lo suficiente. Estuvimos enojados casi por dos semanas, pero yo era incapaz de separarme de ella. Aún no sé que hacer, porque quiero mucho a Lily y no quiero lastimarla —Se apartó de mí y volteó su cara, tratando de ocultarme sus lágrimas—. Debes pensar que soy un bastardo aprovechándome de los problemas de los demás para justificar mis aventuras.

Aunque ese pensamiento sí se me pasó por la cabeza, finalmente se me partió el corazón al verlo de esa manera.

—Escúchame Antonio —Tomé su rostro entre mis manos para obligarlo a mirarme a los ojos—, no voy a justificar tus decisiones, pero tampoco las juzgaré. No soy quién para darte consejos, pero debes pensar en lo que es mejor para todos, sobre todo para ti. Si tanto amas a tu esposa, deja de tener aventuras y concéntrate en ella; convéncela de que lo mejor para su familia es que ella trate su adicción. A las mujeres nos gusta que nos demuestren lo que sienten por nosotras.

Antonio buscaba algo en mi mirada, desesperadamente, pero no supe decifrar qué. Ambos guardamos silencio por lo que parecieron varios minutos, y lo único que podíamos escuchar era el latido de nuestros corazones. Sin previo aviso, Antonio me agarró el rostro con ambas manos y me besó.

Debo confesar que fue el beso más apasionado que me han dado nunca.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top