Organizado
Entré a su oficina tratando de parecer segura y tranquila, pero no recordaba la última vez que estuve tan nerviosa. Conociendo a Antonio, cualquier cosa podía pasar en esa reunión.
Él se veía concentrado en su celular, pero tan pronto vio que entré, levantó la cabeza y me sonrió. A veces lo detestaba, pero no podía dejar de sentir algo por él en mi corazón. Tenía que tener una razón para actuar como lo hacía, ¿quién era yo para juzgar?
«No, Sofía, debes ser radical »
Me senté en una de las sillas que habían frente a su escritorio. Antonio cerró su portátil y dejó su celular en la mesa.
—Antonio, creo que sabes de lo que he venido a hablar —Fui directa al grano.
—Claro que lo sé —Sonrió—, pero antes de que digas algo, quiero decirte que hoy voy a verme con Lily para terminar nuestra relación.
Vaya, eso cambió todo lo que tenía preparado decirle.
—¿Por qué decidiste hacerlo ahora?
—Voy a arreglar las cosas con mi esposa.
Me alegraba por él, de verdad, pero me sentía mal porque muy en el fondo sabía que esa mujer no le convenía. Después de la manera en que me abordó en San Andrés, estaba segura que Claudia era una mujer impulsiva que le daría muchos problemas a Antonio. Pero si algo tenía claro, era que eso no era de mi incumbencia.
—Me parece que estás tomando la decisión correcta, Antonio. Un matrimonio es el compromiso más difícil de romper, por eso hay que luchar por él hasta el final.
—Tienes razón Sofi. Sabía que lo entenderías.
—Es lo que quise desde un principio, que entraras en tus cabales.
Sonrió. Este nuevo Antonio era sorprendente, era como el hombre que me había imaginado que era desde que lo conocí.
—Lo sé. No lo esperaba pero has sido una excelente amiga para mí, así no lo parezca, he escuchado tus consejos y ahora voy a ponerlos en práctica.
♠♦♣♥
El día transcurrió en calma, pero al llegar a mi apartamento lo único que me apetecía era meterme en la tina un rato, escuchando el relax hecho música con la banda Cigarettes after sex.
Había ido en el turno de la tarde a visitar a Matías, y la conversación con el médico no podía ser más alentadora. Ya le habían hecho todos los exámenes a su columna. El pronóstico era tan alentador que al día siguiente le quitarían la medicación para tratar de sacarlo del coma inducido.
Me puse eufórica cuando escuché esas noticias. Decidí que a la mañana siguiente iría a la oficina más temprano, de esa forma podría dejar todo organizado para tomarme la pausa que me permitiría acompañar a Matías en su recuperación. En ese momento era mi única prioridad.
Los dedos ya se me estaban arrugando con el agua tibia, así que decidí que era el momento de irme a vestir. Acababa de empezar a secarme cuando sonó mi celular.
—¿Aló?
—Hola Sofi —Escuché la voz de Lily al otro lado de la línea— ¿Interrumpo algo importante?
—Para nada, solo salía del baño. Cuéntame...
—Solo quería saber cómo sigue Matías.
—Pues creo que todo está mejorando —contesté sin entusiasmo porque no entendía de dónde venía esa preocupación, Lily no era de las personas que recordara preguntar por los parientes enfermos de sus conocidos, pero en seguida traté de restarle importancia—, es posible que mañana despierte.
—¡Ay Sofi, no sabes cuánto me alegra esa noticia!
—Sí, gracias —Sabía que era una estupidez preocuparme por el repentino interés de mi amiga pero no pude evitar tener un mal presentimiento.
—Mira Sofi, estoy segura que todo saldrá bien y la recuperación de Matías será muy pronta. Cuenta conmigo para lo que necesites.
Sí, me sentía muy mal por estar dudando de mi amiga. Ella podría ser egoista y narcisista, pero también podría ser empática si se lo proponía.
—Estoy segura que sí, amiga —sonreí como una boba, como si ella pudiera verme.
—Si quieres puedo acompañarte mañana a visitarlo.
—¿Y tu trabajo?
—Aún no se me terminan las vacaciones, y para serte sincera, estoy más aburrida que Yahoo. ¿Déjame acompañarte, si?
—Okey, esta bien, mañana paso por ti —reí ante su frase.
Al colgar, vi que tenía una notificación de Instagram. Al abrirla me sorprendí al ver que Antonio me envió una foto de él cenando con su esposa. El mensaje adjunto a la foto decía:
Gracias por todos tus consejos 😘
Me alegró sinceramente que Antonio estuviera encaminando su vida de la manera adecuada. Una sonrisa se dibujó en mis labios al pensar que tal vez podríamos ser buenos amigos, de todas formas era mi cuñado y tendríamos que seguirnos viendo a menudo.
Decidí responder a su mensaje.
Me alegra que seas feliz con tu esposa.
Dos segundos más tarde, tenía una notificación en mi Whatsapp.
Mensaje de Antonio:
Quiero que seas muy feliz con mi hermano, se merecen estar juntos. ¿Vas a ir a verlo mañana? Tal vez nos podamos ver.
En ese segundo recordé que Lily me acompañaría, pero no sabía cuál era su relación con Antonio.
Mensaje de Sofía:
¿Ya hablaste con Lily?
Mensaje de Antonio:
Sí.
Mensaje de Sofía:
¿Y? ¿Quedaron bien las cosas?
Bueno, soy consciente de que era una pregunta estúpida, pero tuve que salir de dudas. Si ya habían terminado, Lily me habría llamado llorando y yo estaría consolándola; si no habían hablado, no sería buena idea que me acompañara a la clínica.
Dios, estaba harta de estar en medio de ese embrollo.
Mensaje de Antonio:
Sí, Lily es una mujer madura y entendió todo muy bien. Quedamos de amigos.
¿Qué? ¿Lily madura? Okey, me sentí mal por pensar así de mi amiga pero, por favor, la conozco desde que éramos unas niñas. En las cuestiones del corazón Lily no era ni cuerda ni madura. Había una pieza del rompecabezas que no me estaba encajando.
♣♦♠♥
Lily se subió a mi carro y lo dejó impregnado del perfume que tanto me gustaba. Esa mañana noté que estaba muy bonita, radiante, como si se hubiera quitado un peso de encima. Si había hablado con Antonio, esta no era la forma como yo esperaría que reaccionara.
Decidí invitarla a desayunar par hablar claro con ella; no quería repetir mis errores del pasado.
—Bueno Lily, quiero hablar contigo de algo importante —anuncié cuando la mesera se retiró después de haber tomado nuestro pedido.
—¿De Antonio, verdad? Si es por eso, no te preocupes. Ya hablé con él y hemos quedado como amigos, nada más.
La misma versión de Antonio; igual no dejaba de sorprenderme.
—¿Segura que todo está bien? —Desconfié.
—Si no lo estuviera serías la primera en enterarte —Hizo una breve pausa—. Entiendo que esta no es una reacción muy "mía", pero créeme que estoy lista para que mejores personas lleguen a mi vida. Creo que por fin entendí a lo que te referías cuando decías que me merecía a alguien mejor. Después de todo Antonio es un mentiroso, y los mentirosos siempre reciben su merecido.
Esa última frase no me gustó. No fue por sus palabras en sí, sino por la manera en que su rostro cambió al decirlas, pero pensé que eran imaginaciones mías.
Desayunamos en calma, riéndonos por tonterías, hablando de todo y nada. Al subir a mi carro, sentí una inmensa felicidad, como si las cosas por fin fueran a desenredarse.
Ahora reconozco que solía ser una persona que siempre esperaba lo mejor. Pero lo mejor sucede muy pocas veces.
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