Cursi
Mensaje de: Antonio Villa
¿Por qué te ves tan triste viendo televisión? Ábreme la puerta, tengo unas cuantas ideas para quitarte el aburrimiento.
Me quedé helada revisando la pantalla de mi celular. ¿Cómo sabía Antonio que estaba aburriéndome como una loca, viendo al fabuloso Capitán América por enésima vez?
Mensaje para: Antonio Villa
¡Alerta de acosador! ¿Cómo sabes lo que estoy haciendo? Me estás asustando.
Mensaje de: Antonio Villa
Es en serio, ábreme.
No sabía por qué pero tuve el impulso de abrir la puerta de mi apartamento, a pesar de que sabía que no había nadie al otro lado esperando para entrar. Mi sorpresa no pudo ser más grande al ver a Antonio parado en mitad del pasillo esperando a que lo invitara a pasar. Qué se me hubiera aparecido un fantasma me habría impresionado menos.
Como un acto reflejo lo invité con mi mano a pasar, pero las palabras no salían de mi garganta. Antonio se sentó en mi sofá, su mirada de suficiencia no tenía límites. De repente, un miedo terrible recorrió mi espalda, al darme cuenta de que en realidad no conocía a ese hombre y perfectamente podía ser un violador o un asesino. Oh mi Dios, ¿a quién había dejado entrar a mi casa?
«Es el novio de tu mejor amiga, deja la paranoia».
—Lily está esperándonos en el carro, cámbiate y vamos a cine —Antonio debió leer las expresiones en mi rostro y trató de calmar el ambiente. Todo mi cuerpo se relajó y pude empezar a formar palabras que cualquier ser humano sería capaz de comprender.
—¿Por qué no subió ella?
—Está maquillándose, dijo algo sobre estar más pálida que una yuca y que no podía permitir que la vieran así; a mí me pareció que se veía hermosa —Encogió los hombros y volteó los ojos.
—Lily es así, siempre glamorosa —dije con una sonrisa—. ¿Qué vamos a ver en el cine?
—En realidad no tenemos ningún plan, tal vez escojamos la película más cursi para burlarnos de las pésimas actuaciones.
—¡Qué buen plan! Estoy lista en cinco minutos.
Corrí a prisa hasta mi cuarto, empecé a arreglarme con lo menos arrugado que encontré y maldije mi desorden al no encontrar mis zapatos favoritos. La verdad no me apetecía hacer de violinista, pero estaba tan aburrida que estar en un cine con una pareja apasionada me parecía un súper plan; solo quería salir de mi casa, y todos los demás ya tenían planes ese viernes mientras yo me había resignado a vegetar un buen rato frente al televisor.
Terminé de peinarme y me pinté los labios rojo pasión. Era lo único que me hacía resaltar un poco cuando estaba con Lily; mis labios eran más carnosos que los suyos, pero en realidad lo demás era menos atractivo.
—Listo, las películas cursis nos esperan —Sorprendí a Antonio viendo unas fotos que tenia colgadas en la pared.
—¿Estas son Lily y tú? —Señaló la foto de dos niñas pequeñas riendo como enloquecidas, con las caras untadas de masa de pastel; en el fondo se veía una cocina bastante sucia, llena de la misma harina.
—Fue nuestro primer fracaso como reposteras —Sonreí ante el bonito recuerdo.
—Qué lindas. ¿Sabes? Su amistad es hermosa, me habría gustado tener una igual. O haberlas conocido cuando tenía once años.
Me enterneció su comentario. Me quedé mirando la foto, analizando sus palabras. En realidad nuestra amistad era tan fuerte que no podía imaginarme un día sin Lily en mi vida. Habíamos superado tantas crisis, celebrado tantos triunfos, hecho tantos planes y recorrido tantos caminos juntas que nos hacíamos llamar hermanas. De repente sentí unas inmensas ganas de sonreír, y las dejé tomar control de mis labios. Antonio veía con admiración mi sonrisa y pasó un brazo sobre mi hombro.
Este gesto, aunque parecía inocente, me puso incómoda y me hizo recordar que no estaba siendo una buena anfitriona.
—Tengo Coca-Cola, jugo de fresa o agua ¿Qué te apetece?—Lo mejor sería poner nuevamente distancia entre nosotros, antes de que me hiciera sentir mal de nuevo.
—Coca-Cola por favor.
Fui a la cocina y le serví algo de la bebida con mucho hielo. Quería salir de ahí rápido para ir a encontrarme con Lily, no me pareció apropiado estar sola con su novio en mi apartamento, así ella estuviera abajo esperando. Es más, que estuviera abajo esperando lo hacía incluso más incómodo.
—Me gustan tus labios —Me miraba fijamente. No me gustó el comentario, lo sentía como un piropo bastante inapropiado aunque fuera una frase que trató de sonar inocente.
—¿Qué? —Fue lo único que pude decir.
—El rojo te queda bien —Trató de bajarle el tono y restarle importancia. ¿Tal vez yo estaba mal interpretando todo y él solo quería ser amable?. Dejó el vaso encima del mostrador y me tomó de la mano.
—Lily debe estar impaciente, no la hagamos que se imagine cosas sucias de nosotros.
Lily estaba parada fuera del carro hablando por celular. Cuando nos vio terminó la llamada y corrió a abrazarme.
—¿Qué tal la sorpresa? —Mi amiga exudaba felicidad por todos los poros del cuerpo.
—Le encantó. Te lo dije —Antonio se acercó a ella, la tomó por la cintura y la besó apasionadamente antes de abrirle la puerta para que se subiera en el asiendo del copiloto.
Era lindo verlos juntos, me encantaba ver a mi amiga feliz. El sentimiento incluso me hizo olvidar que la oportunidad que yo hubiera querido tener con Antonio se hubiera ido al traste en el momento que ella apareció en frente de él. «Uno más, uno menos», pensé.
Acostada en mi cama, después de haber suspirado más de una vez con Cartas a Julieta, no podía dejar de pensar en lo que Antonio había dicho de mis labios. No fue tanto la frase, sino la forma en que la dijo, mirándolos intensamente, como cuando un niño ve los regalos debajo del árbol de navidad pero todavía no puede destaparlos. El resto de la noche, con él en el medio de mi amiga y yo, me sentí muy incómoda. El roce ocasional de su rodilla con la mía, el toque accidental de nuestras manos cuando cogimos las crispetas, su aroma tan cerca, sus comentarios sobre la película, solo su presencia ahí había hecho que mi cuerpo se tensara tanto que me dolía el cuello. Maldije el momento en que acepté tocar el violín a su lado, pensando en que habría pasado una mejor noche viendo otra vez al Capitán América, así ya me supiera de memoria sus diálogos.
Mensaje de: Antonio Villa.
Gracias por esta noche. Me divertí más de lo que esperaba ¿Repetimos el próximo jueves?
Estaba a punto de responder cuando recordé que Lily estaría fuera de la ciudad por trabajo desde el jueves en la mañana y regresaría el sábado en la tarde.
Mierda.
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